¿Por qué triunfó la serie Hanzawa Naoki?

Sociedad Cultura

La serie de televisión Hanzawa Naoki, emitida en el canal TBS en 2013, narra la historia de un singular empleado de banca en su lucha contra el poder dentro y fuera de su corporación en relación con la recuperación de un préstamo astronómico. Aunque la serie terminó a finales de septiembre, batiendo récords en sus índices de audiencia, la frase más característica de su protagonista (Yararetara yarikaesu, bai-gaeshi da!, “Si me atacas lo pagarás caro. ¡Lo pagarás el doble de caro!”) causó una gran impresión en los espectadores. ¿Pero qué tiene esta serie para haber entusiasmado tanto a los espectadores? Analizándola, descubrimos también algo sobre el Japón actual.   

El éxito televisivo de una serie sobre el mundo empresarial

Los artículos oficiales de la serie de televisión, agotado en la tienda de la TBS en Akasaka, Tokio. (Fotografía cortesía de Nikkan Sports/Aflo)

La serie está basada en la obra de uno de los escritores de “novelas de negocios” más representativos del Japón actual, Ikeido Jun: Oretachi baburu nyūkō-gumi (Nosotros, los que creamos la burbuja económica, 2004) y Oretachi hana no baburu-gumi (Nosotros, los que nos maravillamos con la burbuja económica, 2008). Ambas novelas describen las luchas internas a las que se vieron sometidos los empleados que entraron en el mundo de la banca durante la época de la burbuja económica (entre 1986 y 1991). Los personajes de la serie son empleados de unos 40 años, que comenzaron a trabajar hace aproximadamente 20 años, y que ocupan cargos administrativos dentro del banco, lo que los convierte en una generación de directivos que sostiene la estructura de la empresa.

La trama de esta serie es sumamente simple: durante la primera mitad la acción tiene lugar en Osaka. Allí Hanzawa es jefe de la sección de créditos en una sucursal del banco, donde es obligado a cargar con la responsabilidad de un crédito impagado de quinientos millones de yenes concedido por el director de la sucursal. Hanzawa, movido por la indignación, se las arregla para recuperar los quinientos millones de yenes mientras se enfrenta al director de la sucursal.

En la segunda mitad, la acción se traslada a Tokio, donde Hanzawa ha ascendido hasta el puesto de subdirector de la sección de ventas número dos en las oficinas principales de la capital. En esta ocasión, trata de sacar a la luz las maniobras de uno de los directores ejecutivos para emitir préstamos ilegales. A esto se suman las luchas de poder dentro de la entidad, en la que entra además la Agencia de Servicios Financieros, sacando a relucir los trapos sucios del banco.

Aunque la serie retrata el entorno en el que trabajan empleados de banca, su lealtad a la organización y su manera de pensar es muy cercana a la del resto de salaryman de cualquier otra empresa japonesa. Una espiral en la que se mezclan la ambición, la envidia y el resentimiento. Como en cualquier otro centro de trabajo, hay jefes horribles y puñaladas por la espalda entre compañeros en la dura competencia por el éxito. Esa es la realidad.

En cualquier país o cualquier organización existen promociones injustas, y los empleados intentan no llevar la contraria a sus superiores.

Sin embargo, es posible que para un trabajador de una empresa internacional en occidente sea difícil de asimilar el concepto de shukkō (“trabajador en destino provisional” o “enviado en comisión de servicios”). Normalmente ser transferido por obligación de la empresa a una compañía filial o a una compañía asociada es algo negativo, un descenso de categoría. El propio trabajador transferido también lo considera una expulsión de la empresa.

¿Este éxito de audiencia representa un cambio de rumbo en el mundo empresarial?

En la serie, uno de los jefes intenta transferir a Hanzawa, que se enfrenta con él, a una empresa asociada del banco en Tailandia. Su plan termina saliendo mal, y acaba siendo él mismo transferido a ese destino. La serie también retrata a un compañero de Hanzawa en una situación miserable en ese mismo destino. Finalmente, el presidente del banco ordena que el propio Hanzawa sea transferido a una empresa filial de valores, al haberse convertido en un “elemento peligroso” tras exponer las maniobras corruptas del director general.

Es preocupante ver la obediencia de los empleados de una empresa hacia este tipo de órdenes, que reciben sin rechistar y sin hacer ni siquiera un amago de lucha contra la dirección de la empresa. Tampoco se les ocurre acudir a los juzgados, ni intentan abandonar su organización para buscar otras salidas profesionales en alguna otra compañía.

En el siglo XXI, este tipo de empleados abnegados y conservadores suponen un lastre más que una ayuda si estas organizaciones quieren seguir la senda de la economía global. Sin duda estos empleados y estas empresas que no luchan no podrán sobrevivir en la dura competencia del mercado internacional.

No cabe duda de que una mayoría de salaryman que trabajan a diario en empresas japonesas se encuentran entre los fervientes seguidores de la serie Hanzawa Naoki. Pero en ese fervor también reconocen que ellos no son como el protagonista de esta historia. De hecho, es probable que el éxito de audiencia de esta serie sea un reflejo del largo camino que le queda a Japón por recorrer para adaptarse a los nuevos estándares globales.

(Traducido al español del original en japonés escrito por Nagasawa Takaaki)