70 años después de la guerra: la declaración del primer ministro Abe Shinzō

Política

Un día antes del 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial que se celebró el 15 de agosto de 2015, el primer ministro Abe Shinzō pronunció un discurso con motivo de esta fecha histórica.

Esta declaración revela la visión del Gobierno de Abe sobre el papel de Japón en la Guerra y las siete décadas que el país ha vivido como una nación pacífica, utilizando un vocabulario que muchos consideran imprescindible en un discurso para una ocasión como esta—“dominio colonial”, “agresión” y, lo más importante, “profundo arrepentimiento” y “disculpa”— reiterando que la posición expresada por los Gobiernos anteriores “se mantendrá inamovible en el futuro”.

Los anteriores Gobiernos también hicieron declaraciones para señalar los aniversarios más importantes. En agosto de 1995, el primer ministro Murayama Tomiichi pronunció un discurso por el 50 aniversario del fin de la Guerra en el que admitió que Japón, “a través del dominio colonial y la agresión, causó un tremendo daño y sufrimiento a las personas de numerosos países, particularmente a las de las naciones asiáticas”. Diez años más tarde, en agosto de 2005, la declaración del primer ministro Koizumi Jun’ichirō repitió en gran medida los pasos de la declaración de Murayama.

El primer ministro Abe, mientras tanto, comenzó su discurso enfatizando los caminos que Japón ha recorrido en el pasado, y los que recorrerá en el presente y el futuro: “debemos reflexionar fríamente sobre el camino que nos llevó a la guerra, el camino que hemos tomado desde que esta terminó, y la era del siglo XX. Debemos aprender de las lecciones de la historia para nuestro futuro”.

A finales de febrero el primer ministro ordenó la creación de un panel consejero encabezado por Nishimuro Taizō, presidente de Correos de Japón, para que le ayudara en la redacción de esta declaración. El 6 de agosto este grupo hizo público su informe definitivo, que expandía el concepto de “agresión”, reconociendo que Japón “causó mucho dolor a varios países, especialmente en Asia, a través de una guerra temeraria”.

La declaración de Abe en el 70 aniversario se basó fundamentalmente en este informe, buscando especialmente el uso de cuatro palabras clave que aparecieron en otras declaraciones durante las últimas dos décadas: “dominio colonial”, “agresión”, “arrepentimiento” y “disculpa”.  Yendo más allá en la cuestión del vocabulario, la declaración de Abe incluyó la palabra 悔悟 (kaigo, “arrepentimiento” o “contrición”) para aclarar la posición histórica de Japón. Está por ver, no obstante, cómo serán evaluados estos términos en el contexto menos acentuado de disculpa en el que aparecieron.

El primer ministro Abe puso de manifiesto la historia de pacifismo de Japón desde que la Guerra llegó a su fin y su posición diplomática pacifista con vistas al futuro una vez terminó con la parte histórica en su discurso. “No debemos repetir jamás la devastación de la guerra”, afirmó. “Incidentes, agresiones, guerra—no debemos recurrir jamás a ninguna forma de amenaza o uso de la fuerza como medio para resolver conflictos internacionales”. Con estas palabras destacó las intenciones de su país de llevar a cabo una diplomacia positiva orientada a una “Contribución Proactiva a la Paz”.

Durante el turno de preguntas para la prensa después de la declaración, Abe hizo comentarios sobre la falta de avances positivos en las relaciones de Japón con China y Corea del Sur. El primer ministro expresó su esperanza de que China “acepte la declaración con el espíritu con el que ha sido ofrecida”, esperando la oportunidad de celebrar una tercera reunión bilateral con el presidente chino Xi Jinping.

En cuanto a Corea del Sur, el primer ministro hizo una referencia velada a la cuestión de las “mujeres de solaz”, afirmando que: “No debemos olvidar que hubo mujeres tras el campo de batalla cuyo honor y dignidad fueron seriamente dañados”.

El primer ministro Abe añadió unas palabras que sin duda esperaba que sus oyentes tomasen en profunda consideración: “Nuestro país causó un daño y un sufrimiento inconmensurable en personas inocentes. La historia es dura. Lo que se hizo no puede ser deshecho. Todas y cada una de estas personas tenían una vida, un sueño y una familia a la que querían. Cuando miro directamente esta evidente realidad, incluso ahora, me quedo sin palabras y la más grande de las penas invade mi corazón”.

En la siguiente página ofrecemos la traducción de la declaración del primer ministro Abe Shinzō.

Declaración del primer ministro Abe Shinzō

Viernes, 14 de agosto de 2015En el septuagésimo aniversario del fin de la Guerra, debemos reflexionar fríamente sobre el camino que nos llevó a esta confrontación, el camino que hemos tomado desde que esta terminó, y la era del siglo XX. Debemos aprender de las lecciones de la historia para nuestro futuro.Hace más de 100 años, amplias colonias, principalmente en manos de las potencias Occidentales, se extendían a lo largo del mundo. Con su abrumadora superioridad tecnológica, las olas del dominio colonial llegaron hasta Asia en el siglo XIX. No hay duda de que un consecuente sentido de crisis condujo a Japón a alcanzar su modernización. Japón creó un Gobierno constitucional mucho antes que otras naciones asiáticas. El país conservó su independencia a lo largo de esos años. La guerra ruso-japonesa fue un estímulo para muchas personas bajo el dominio colonial en Asia y África.Después de la Primera Guerra Mundial, que enfrentó al mundo, los movimientos para la autodeterminación tomaron fuerza y pusieron freno a las colonizaciones que estaban en marcha. Fue una guerra terrible que acabó con 10 millones de vidas. Con un profundo deseo de paz, la humanidad creó la Sociedad de Naciones y desarrolló el Tratado General de Renuncia a la Guerra. Allí surgió entre la comunidad internacional una nueva idea para proscribir la guerra misma.Al comienzo también Japón caminó junto a otras naciones. No obstante, con la llegada de la Gran Depresión y la creación de los bloques económicos de las naciones Occidentales con sus economías coloniales, la economía de Japón sufrió un duro golpe. En estas circunstancias, la sensación de aislamiento de Japón se profundizó y el país trató de superar su estancamiento diplomático y económico mediante el uso de la fuerza. Su sistema político nacional no sirvió de freno para detener dichos intentos. De esta manera, Japón perdió la perspectiva de las tendencias generales en el mundo.Con el incidente de Manchuria, seguido por su retirada de la Sociedad de Naciones, Japón se transformó paulatinamente en un país que desafiaba el nuevo orden mundial que la comunidad internacional quiso establecer después de grandes sacrificios. Japón tomó el camino equivocado y avanzó por la senda de la guerra.Y hace 70 años, Japón fue derrotado.En el septuagésimo aniversario del fin de la Guerra, me inclino profundamente ante las almas de todos aquellos que murieron tanto aquí como en el extranjero. Quiero expresar mi más sentido pesar y mis eternas y sinceras condolencias.Más de tres millones de nuestros compatriotas perdieron sus vidas durante la guerra: en el campo de batalla preocupados por el futuro de su patria y deseando la felicidad de sus familias; en países remotos después de la guerra, en el calor o el frío extremos, sufriendo el hambre y la enfermedad. Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, los ataques aéreos sobre Tokio y otras ciudades, y las batallas en tierra en Okinawa, entre otros eventos, se cobraron sin compasión muchas vidas entre los ciudadanos corrientes.También entre los países que lucharon contra Japón se perdieron innumerables vidas de personas jóvenes con un futuro prometedor. En China, en el sudeste asiático, en las islas del Pacífico y en otros lugares que se convirtieron en campos de batalla, numerosos ciudadanos inocentes sufrieron y cayeron víctimas de las batallas así como de las dificultades tales como la seria escasez de alimentos. No debemos olvidar que hubo mujeres tras los campos de batalla cuyo honor y dignidad fueron seriamente dañados.Nuestro país causó un daño y un sufrimiento inconmensurable en personas inocentes. La historia es dura. Lo que se hizo no puede ser deshecho. Todas y cada una de estas personas tenían una vida, un sueño y una familia a la que querían. Cuando miro directamente esta evidente realidad, incluso ahora, me quedo sin palabras y la más grande de las penas invade mi corazón.La paz que disfrutamos hoy existe sobre estos grandes sacrificios. Y ahí se asienta el origen del Japón después de la guerra.No debemos repetir jamás la devastación de la guerra.Incidentes, agresiones, guerra—no debemos recurrir jamás a ninguna forma de amenaza o uso de la fuerza como medio para resolver conflictos internacionales. Debemos abandonar la dominación colonial por siempre y respetar el derecho a la autodeterminación de todas las personas alrededor del mundo.Japón hizo esta promesa arrepentido profundamente por la guerra. Con ella hemos creado un país libre y democrático, acogido al imperio de la ley, y reiterando la promesa de no recurrir a la guerra nunca más. Al tiempo que en silencio nos enorgullecemos del camino que hemos tomado como una nación pacifista durante setenta largos años, nos mantenemos decididos a no desviarnos jamás de este firme recorrido.Japón ha expresado en repetidas ocasiones sus sentimientos de profundo arrepentimiento y sus sinceras disculpas por sus actos durante la Guerra. Para manifestar estos sentimientos a través de acciones concretas, hemos grabado en nuestros corazones las historias de sufrimiento de nuestros vecinos de Asia: aquellos en los países del sudeste asiático como Indonesia o Filipinas, y Taiwán, la República de Corea y China, entre otros; y nos hemos dedicado insistentemente a la paz y a la prosperidad de la región desde el final de la Guerra.Esta postura, manifestada por anteriores Gobiernos, se mantendrá inamovible en el futuro.No obstante, por más esfuerzos que hagamos, el dolor de aquellos que perdieron a miembros de su familia y los dolorosos recuerdos de aquellos que se vieron sometidos a un inmenso sufrimiento por la destrucción de la guerra nunca sanará.Por tanto, debemos tener en cuenta lo siguiente.El hecho de que más de 6 millones de japoneses repatriados consiguieran llegar a casa a salvo después de la Guerra desde varias partes de Asia y el Pacífico, y se convirtieran en la fuerza motriz de la reconstrucción en el Japón de posguerra; el hecho de que cerca de 3.000 niños japoneses abandonados en China fueran capaces de crecer allí y pisar de nuevo el suelo de su país de nacimiento; y el hecho de que antiguos prisioneros de guerra de los Estados Unidos, el Reino Unido, los Países Bajos, Australia y otras naciones hayan visitado Japón durante muchos años para seguir rezando por las almas de los fallecidos en la guerra en ambos bandos.¿Cuántas emociones encontradas han debido tener y qué grandes esfuerzos han sido necesarios por parte de las personas de China que se vieron sometidas a todos los sufrimientos de la guerra y entre los exprisioneros de guerra que experimentaron sufrimientos indescriptibles causados por el ejército japonés para ser, en cambio, tan tolerantes?Debemos dedicar nuestros pensamientos a reflexionar sobre esto.Gracias a esta manifestación de tolerancia, Japón pudo volver a la comunidad internacional durante la posguerra. Aprovechando la oportunidad que nos brinda el septuagésimo aniversario del final de la Guerra, Japón desea expresar su sincera gratitud a todas las naciones y a todas las personas que llevaron a cabo cada esfuerzo para la reconciliación.En Japón, las generaciones nacidas después de la guerra componen ahora más del 80 % de la población. No debemos permitir que nuestros hijos, nietos e incluso las futuras generaciones que llegarán, que no tienen nada que ver con la guerra, estén predestinadas a disculparse. No obstante, nosotros, los japoneses, a través de las generaciones debemos mirar cara a cara a lo ocurrido en el pasado. Tenemos la responsabilidad de heredar el pasado con toda humildad y transmitirlo en el futuro.Las generaciones de nuestros padres y abuelos fueron capaces de sobrevivir en una tierra devastada en la más absoluta de las pobrezas después de la guerra. El futuro que nos trajeron es el que ha heredado la generación actual y el que pasaremos a la siguiente generación. Junto a los incansables esfuerzos de nuestros predecesores, esto ha sido solo posible a través de la buena voluntad y la ayuda que nos han prestado superando el odio un amplio número de países como los Estados Unidos, Australia, y las naciones europeas contra los que Japón luchó fieramente como enemigos.Debemos transmitir esto de generación en generación en el futuro. Tenemos la gran responsabilidad de albergar las lecciones de la historia en el fondo de nuestros corazones para crear un futuro mejor, y de esforzarnos todo lo posible por la paz y la prosperidad de Asia y el mundo. Grabaremos el pasado en nuestros corazones, cuando Japón trató de romper su estancamiento mediante la fuerza. Con esta reflexión en mente, Japón continuará sosteniendo firmemente el principio de que cualquier disputa debe ser resuelta de manera pacífica y basada en la diplomacia del respeto por el imperio de la ley y no en el uso de la fuerza, y tratará de lograr que otros países en el mundo hagan lo mismo. Siendo el único país que ha sufrido la devastación de las bombas atómicas durante la guerra, Japón cumplirá con su responsabilidad en la comunidad internacional, con el objetivo de alcanzar la no proliferación y finalmente la abolición de las armas nucleares.Grabaremos el pasado en nuestros corazones, cuando la dignidad y el honor de muchas mujeres fueron seriamente dañados durante las guerras del siglo XX. Con esta reflexión, Japón desea ser un país que esté siempre junto a esas mujeres con el corazón herido. Japón liderará al mundo en la creación de una era del siglo XXI en la que los derechos humanos de las mujeres no sean vulnerados.Grabaremos el pasado en nuestros corazones, cuando la formación de bloques económicos hizo que las semillas del conflicto germinasen. Con esta reflexión, Japón continuará desarrollando un sistema económico internacional libre, justo y abierto que no será influido por las intenciones arbitrarias de ninguna nación. Ampliaremos la ayuda a los países en vías de desarrollo, y conduciremos al mundo hacia una mayor prosperidad. La prosperidad es la principal base de la paz. Japón hará esfuerzos aún mayores para luchar contra la pobreza, que también es un caldo de cultivo de la violencia, y ofrecerá oportunidades para que todas las personas del mundo tengan servicios médicos, educación e independencia.Grabaremos el pasado en nuestros corazones, cuando Japón terminó desafiando el orden internacional. Con esta reflexión, Japón mantendrá firmemente ideas esenciales como la libertad, la democracia y los derechos humanos como valores inflexibles y, trabajando codo con codo con los países que comparten estos mismos valores, ondeará la bandera de la “Contribución Proactiva a la Paz”, contribuyendo a la paz y la prosperidad en el mundo más que nunca.Con el octogésimo y nonagésimo aniversario y el centenario del final de la guerra por delante, estamos decididos a crear este Japón junto al pueblo japonés.

14 de agosto de 2015
Abe Shinzō, primer ministro de Japón

(Fotografía del encabezado: el primer ministro Abe presenta su discurso el 14 de agosto de 2015. © Jiji.)

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