Los motivos del boom de Hashimoto

Política

Hace mucho tiempo que mi tierra natal, Osaka, no se convertía en el centro de una polémica.

Me estoy refiriendo al escándalo provocado por el gobernador de la prefectura de Osaka, Hashimoto Tōru, que dimitó de su puesto para presentarse a las elecciones a la alcaldía de Osaka, que se llevarán a cabo el 27 de noviembre. Aunque no se sabe el resultado de las elecciones en el momento de escribir esta columna (*1), el hecho de que gane o pierda no es relevante; lo que me interesa es el boom que ha provocado Hashimoto, y las razones del mismo.

Las razones del entusiasmo

Hashimoto dando un discurso en la calle después del anuncio público de las elecciones.

La promesa pública que abanderó Hashimoto es el "Plan de la Metrópoli de Osaka". Éste consiste en en integrar la administración municipal de la ciudad de Osaka, actualmente bajo la jurisdicción de la prefectura de Osaka, a la de la prefectura para suprimir el doble mando de la administración pública y establecer una nueva administración unificada bajo las órdenes del gobernador, exclusivamente.

La ciudad de Osaka, por ordenanza gubernamental, goza de cierta independencia asegurada y constituye el 50% de la economía de toda la prefectura de Osaka; se podría decir que se trata de una invasión de la autoridad municipal por parte de la prefectura de Osaka. Por supuesto, las reacciones del entorno político y económico establecido de la zona han sido tremendas. La polémica llegó hasta tal punto que los medios de comunicación sacaron noticias sobre escándalos de los parientes de Hashimoto. Por otro lado Hashimoto tiene un fuerte apoyo de su electorado entusiasmado.

El señor Hashimoto no es político profesional, que digamos. Es abogado de carrera, y se hizo popular como comentarista en un programa de televisión; en enero de 2008 se presentó a las elecciones para gobernador de la prefectura de Osaka, con el apoyo del mundo político y económico local y los medios de comunicación, y ganó. Su postura política es de derechas, liberal en lo que a economía se refiere. Recibió el aplauso de los electores y las críticas de los políticos y funcionarios de la prefectura por sus recortes presupuestarios espartanos. Lo siguiente que abanderó fue el “Plan de la Metrópolis de Osaka”. En apariencia se trata de una ampliación administrativa con motivo de mejorar el rendimiento, y por lo tanto un castigo al ayuntamiento, que es un paraíso para funcionarios en mayor medida que la prefectura; pero por otro lado insinúa la construcción de una base de independencia tomando en cuenta que en el futuro se va a fortalecer la administración de las autonomías a nivel nacional.

En realidad las autonomías de Japón, por serlo, no tienen autonomía fiscal. Están limitados sus derechos de recaudar impuestos y emitir bonos, y por lo tanto su fuente de ingresos; de modo que la prefectura funciona gracias al apoyo del gobierno central. Es decir, las autonomías no tienen un poder de decisión sustancial aunque exista un sistema de concentración de poder. El señor Hashimoto, en una entrevista el año pasado, dijo: "creo que la razón por la que este país no funciona bien es que no está claro dónde caen las responsabilidades. No se sabe si la responsabilidad de que el país tenga tanta deuda es del gobierno central o de los gobiernos locales."

Cuanto menos la gente de Osaka siente que el señor Hashimoto se está rebelando contra la situación actual, en la que el gobierno central mueve los hilos de las autonomías. Han existido planes similares en otros lugares, pero por lo que yo sé sólo en Osaka el pueblo se ha entusiasmado tanto. Osaka tiene razones propias para ello.

”El Sueño de Osaka”

Aunque es difícil de creer viendo la trágica situación actual, Osaka era el centro de la economía japonesa hasta hace sólo 70 años. Originariamente, la zona alrededor de la bahía de Osaka y las áreas colindantes conformaba el centro de poder clásico de la Corte Imperial de Yamato (nombre original de la actual Sakurai, en la Prefectura de Nara; también usado para nombrar la región, y designar a todo Japón.). A finales del siglo XVI se construyó, en el lugar de la actual Osaka, una ciudad cercana a Nara y Kioto, lugares que habían funcionado como centro de poder hasta ese momento, y esa ciudad se convirtió en el centro de transportes, de actividad económica y financiera, y el origen de muchas manufacturas. Después de la Era Meiji Tokio se convirtió en la capital, pero la importancia de Osaka no cambió, y durante la modernización nacieron muchas empresas en la zona.

Lo más importante es que en esta tierra nació la tendencia capitalista moderna en el Periodo Edo, durante el cual el resto de Japón aún mantenía su sistema feudal. Osaka estaba bajo el control directo del gobierno central (el llamado bafuku), pero el movimiento de personal, de productos y de dinero era básicamente libre, y se daba más importancia a las personas que generaban las ganancias que a la jerarquía feudal, y la tónica general era fomentar la innovación. Osaka había adoptado este adelanto intelectual hasta el punto de que en 1730 se creó el primer mercado de arroz a plazo del mundo, el Dōjima Kome Kaisho.

También se reunió gente que buscaba tener éxito. Aunque estuvieran empezando de cero en el comercio ambulante, eran capaces de hacer fortuna en una generación aportando esfuerzo y talento. Todos los japoneses saben que hubo un "sueño de Osaka", en el que los empresarios eran más importantes que los funcionarios. Gente con independencia, autosuficiente. Se trataba de un barrio bendecido y emprendedor, en el que se decía que "si los de arriba no se entrometen, podremos seguir prosperando".

Sin embargo esa fogosidad se extinguió a finales de los años 40, tras la reforma económica bajo el control del gobierno durante la Segunda Guerra Mundial. Se detuvo la actividad de los mercados, se cerró el glorioso mercado Dōjima Kome Kaisho; las finanzas, la manufactura y la industria informática también pasaron a ser controladas por el gobierno. En la posguerra este sistema de control se mantuvo con fuerza; las empresas ahora se reunían en Tokio, el centro de ese control. Los conglomerados financieros, como Nomura, Sumitomo o Nihon Seimei, también trasladaron sus sedes a Tokio, así como los grandes medios de comunicación: Asahi Shimbun y Mainichi Shimbun.

Sobre todo se hizo evidente la debilitación del espíritu empresarial. Que yo sepa, en los años 50 no aparecieron empresarios innovadores en Osaka, salvo el señor Nakauchi Isao, que provocó una revolución de la industria minorista mediante un nuevo sistema de distribución de productos, siguiendo el modelo de venta a gran escala, y el señor Ando Momofuku, que inventó el ramen (fideos chinos) instantáneo, ahora una comida diaria en todo el mundo. El "sueño de Osaka", ahora ya un sueño del pasado, quedó aplastado bajo el control económico del poder central de Tokio.

Aún así, la prefectura de Osaka tiene el tamaño económico de un país como Suiza o Suecia; y sin embargo muestra una gran decadencia actualmente. Se puede decir que este esquema es paralelo a la pérdida de fuerza de Japón.

La posibilidad de un despertar

El señor Hashimoto, que nació en una familia humilde y consiguió su estatus actual sin ayuda, hablando a título personal y de forma independiente, recuerda a la antigua gente de Osaka. Y ese mismo hecho emociona a sus conciudadanos. Por supuesto, la evaluación como político del señor Hashimoto no está exenta de críticas. ¿Es un revolucionario o un demagogo? Hay muchas posibilidades de que sea un demagogo, pero no importa; lo importante es que su actuación ha estimulado la consciencia de la gente de Osaka: qué es lo que hemos perdido.

(7 de noviembre, 2011)

Foto: Jiji Press Ltd.

(*1) ^ El 27 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones, en las que el señor Hashimoto derrotó ampliamente a su rival, el actual alcalde Hiramatsu Kunio, y resultó elegido como nuevo alcalde.

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