Las aportaciones del Dr. Erwin von Bälz a Japón y Alemania

Sociedad Cultura

Con motivo de la celebración del 150 aniversario de la relación bilateral entre Japón y Alemania, se ha vuelto a fijar la vista en los intercambios académicos que ambos países vienen desarrollando en los últimos años. De entre todos ellos, llama inevitablemente la atención la figura de los alemanes que fueron empleados en Japón en la era Meiji (1868-1912) en calidad de asesores y profesores. Estos asesores y profesores contribuyeron a la modernización de Japón en todos los campos durante la era Meiji, y se puede decir también que fueron los pioneros del intercambio académico entre Japón y Alemania que continua aun hoy en día.

Probablemente, el más conocido de ellos es el médico Erwin von Bälz (1849-1913), el cual influyó grandemente en el desarrollo de la ciencia médica japonesa. No sólo estuvo trabajando como profesor en la Escuela de Medicina de Tokio (la actual Facultad de Medicina de la Universidad de Tokio), sino que también es famoso por haber desempeñado el cargo de médico personal (oficialmente, médico de la Casa Imperial) del emperador Meiji y del príncipe heredero, que más tarde sería el emperador Taishō.

El nacimiento de un estereotipo: “los japoneses no temen a la muerte”

Muchos de los empleados extranjeros regresaron a Alemania al finalizar su contrato de trabajo, tras varios años; sin embargo Erwin von Bälz continuó desempeñando su actividad en Japón durante veintinueve años.  Además del trabajo que se le encargó, llegó a sentir un gran interés por Japón y escribió numerosos ensayos y libros sobre Japón y los japoneses, lo que ha contribuido en gran medida a la formación de varias de las imágenes que el mundo se ha creado de Japón.(*1)

Por ejemplo, Bälz, en 1904, en el marco de la guerra ruso-japonesa, publicó en un periódico alemán un breve artículo presentando la visión de la vida y la muerte de los japoneses titulado: Ueber den kriegerischen Geist und die Todesverachtung der Japaner (El espíritu bélico de los japoneses y su desprecio a la muerte).(*2) Bälz murió en 1913; sin embargo su ensayo fue reimprimido durante la década de 1930, período en el que se dio la alianza militar entre Japón y Alemania, con el fin de embellecer y glorificar la guerra en ambos países. El título de la reedición fue abreviado: Ueber die Todesverachtung der Japaner (Los japoneses desprecian la muerte), y la imagen del “samurái que no teme a la muerte” se popularizó con renovado vigor. En plena guerra, el régimen nazi del momento retomó la idea de que los alemanes también tenían que aprender los valores que ejemplificaban sus aliados japoneses, un hecho incompatible con los propósitos de Bälz, ya que él odiaba la dictadura.(*3)

Su contribución a la difusión del judo en Alemania

Bälz también es conocido por ser el primero en presentar a los alemanes las artes marciales japonesas. Como médico, le llamaron la atención los beneficios médicos de las artes marciales y reconoció los puntos que tenían en común con un tipo de gimnasia que gozaba de buena popularidad en la Alemania de aquella época, por lo que consideró las artes marciales como válidas para la creación de un cuerpo sano. Bälz, tras su regreso a Alemania, publicó en 1906 Das Kano Jiu-Jitsu (Jiudo), (Kanō [Jigorō]-ryū jiu-jitsu “judo”) que ha contribuido enormemente a la difusión del judo en Alemania. Hasta el día de hoy sus libros son leídos por la gente del mundo de las artes marciales alemán; en el año 2010, el libro de Bälz titulado Nihonjin no karada kyōiku (La educación física japonesa) fue reimprimido y comentado por el artista marcial e investigador Heiko Bittmann.

Evaluación de los beneficios médicos de los baños termales de Kusatsu

Bälz es bien conocido por otro de sus logros: presentó las aguas termales de Japón al mundo, y más concretamente valoró los benéficos médicos de las termas de Kusatsu, prefectura de Gunma. En la era Meiji, poco a poco se hizo popular el estudio científico de las aguas termales en Japón y Bälz también se unió a la investigación. A él le llamaron especialmente la atención los baños termales de Kusatsu y presentó dichas termas al mundo. Bälz empezó a frecuentar Kusatsu a partir de 1878. En su diario se encontró la siguiente anotación fechada en septiembre de 1904: “Kusatsu, además de tener unas termas incomparables, goza del aire de montaña más puro de todo Japón y su agua es ideal para beber”.

Su estudio sobre las virtudes de las aguas termales de Kusatsu fue anunciado en una revista científica alemana y su diario fue publicado en alemán, japonés e inglés, lo que propició que Kusatsu se hiciese conocido en todo el mundo; aún hoy en día Bälz es querido y respetado por sus habitantes por haber sido uno de sus benefactores. Kusatsu, en el marco de las celebraciones del centenario de su fundación como pueblo y con el objetivo de transmitir a la posteridad la relación entre los baños termales de Kusatsu y el Dr. Bälz, inauguró en el año 2000 el "Museo Conmemorativo Bälz".(*4)

Su numeroso legado nació tanto en el mundo científico donde prosperaban intercambios académicos como en el ámbito universitario que estaba ampliamente abierto a intercambios internacionales. Para el Japón moderno, que valora la tecnología como un recurso muy importante, es vital generar un ambiente de estudio abierto para que las personas competentes como Bälz puedan desplegar sus habilidades.

(Escrito el 25 de mayo de 2012)

(Traducido al español del original en japonés)

(*1) ^ Bälz también fue miembro de la OAG (Asociación Alemana para el Estudio de la Cultura Oriental, fundada en 1873 y que aún continúa su actividad) y en el boletín de la institución fueron publicados muchos de sus artículos; actualmente se pueden leer sin costo en Internet en japonés y alemán.

(*2) ^ En el año 1906 también se publicó en japonés bajo el título de Nihonjin no sensō-teki seishin (El espíritu bélico japonés).

(*3) ^ En el diario critica con dureza la política de Guillermo II de Alemania, ya en el periodo imperial, por ser "dictatorial".

(*4) ^  Se puede consultar el sitio web de los baños termales de Kusatsu en: japonés, inglés, chino y coreano.

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