Irán prepara su regreso y un viejo amigo le espera

Política Economía

El 14 de julio de 2015 se alcanzó un acuerdo en las negociaciones entre Irán y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) más Alemania respecto al programa de energía nuclear iraní, y comenzaron los preparativos para levantar las sanciones económicas internacionales contra Irán. Japón, que ha participado en las sanciones desde 2006, ha comenzado también a allanar el camino. Hasta el momento Japón no se ha mostrado tan decidido como las naciones europeas, pero está claro que el restablecimiento de relaciones económicas con Irán, país que posee la cuarta reserva de petróleo más grande del mundo y supuestamente la mayor reserva de gas natural del planeta, resultaría de enorme importancia para el país, ya que podría conseguir un fiable proveedor de crudo y ello le ayudaría a garantizar su propia seguridad energética.

La reanudación de los intercambios económicos eliminará el bloqueo político y diplomático que ha aislado a Irán, uno de los pocos países estables de Oriente Medio, y podría restablecer su fundamental presencia diplomática y económica en la región. En este artículo repasaré las novedades internacionales que han sucedido tras ese citado acuerdo y la historia de los lazos entre Japón e Irán para echar luz sobre el rumbo deseable de las relaciones bilaterales entre ambos países.

El papel de Europa

Tras el cierre del acuerdo de julio, los países europeos restablecieron los contactos con Irán de forma inmediata. El 20 de julio el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, junto con representantes del mundo empresarial, viajó a Irán para conseguir un pronto restablecimiento de las relaciones económicas entre ambos países. Entre las personas que acompañaron a Gabriel, que hablaron de su deseo de ayudar a Irán a reconstruir su infraestructura industrial cuando se levantasen las sanciones, se encontraban representantes del fabricante de automóviles Daimler y de la compañía de ingeniería Siemens. Las exportaciones de Alemania a Irán, que llegaron a los 2.300 millones de euros (310 mil millones de yenes) en 2014, pueden llegar a doblarse en dos años tras el levantamiento de las sanciones.

Francia respondió también con entusiasmo. El ministro de Relaciones Exteriores y Desarrollo Internacional francés Laurent Fabius viajó a Irán el 29 de julio en la primera visita de un ministro de Relaciones Exteriores francés a ese país en 12 años. Fabius describió su visita como una prometedora oportunidad para restablecer relaciones con Irán en una amplia gama de campos económicos y diplomáticos.

En sus declaraciones, Fabius alabó a Irán, subrayando que Francia tenía una antigua fascinación por la cultura persa y compartía el interés iraní por su legado cultural, su ciencia y sus ideas ancestrales, y añadió que los estudiantes iraníes suelen obtener buenas cualificaciones en las universidades francesas. Fabius anunció también que algunas de las principales empresas galas, como los fabricantes de automóviles Peugeot, Renault y la empresa petrolífera Total, tendrían la intención de volver a operar en Irán y que Francia estaba dispuesta a aumentar su ayuda económica a Irán en muchos campos. Tal como sugiere el interés de Daimler, Peugeot y Renault, Irán, el mayor productor de automóviles de Oriente Medio, es un mercado muy atractivo para la industria automovilística mundial.

La perdurable importancia del petróleo

La indutria petrolífera ha fijado también su mirada sobre Irán. En especial gigantes europeos del sector como BP, Royal Dutch Shell y Total, que suspendieron sus operaciones con Irán cuando entraron en vigor las sanciones económicas. Irán posee la segunda reserva de crudo más importante del mundo, estimada en 158 mil millones de barriles, solamente superada por Arabia Saudita. Incluso cuando se incluyen las reservas de petróleo de esquisto, Irán sigue ocupando el cuarto lugar mundial en reservas. En cuanto al gas natural, BP calcula que Irán posee las reservas más voluminosas del mundo. Los estimados 34 billones de metros cúbicos de gas natural de Irán, la energía equivalente a 240 mil millones de barriles de petróleo, constituye un 18 % de las reservas de gas natural de la Tierra.

Esto significa que Irán es capaz de satisfacer la demanda de gas natural no solo de sus vecinos Turquía y Pakistán sino también de Europa. La mitad del gas natural líquido que se consume en el Reino Unido está importado de Qatar, que comparte yacimientos de gas con Irán, al igual que el 90 % del gas consumido en Bélgica. Puesto que las relaciones entre Europa Occidental y Rusia se han tensado tras las acciones de Rusia en Siria y Ucrania, es normal que Europa vea con buenos ojos la posibilidad de importar gas de Irán. Lo mismo puede decirse de India, donde el desarrollo económico está provocando un aumento constante del consumo energético. India espera ahora importar gas natural de Irán a través de un “gasoducto de la paz”, una canalización a gran escala que, si se finaliza, discurriría directamente a través de su ancestral rival en la región, Pakistán.

Según el cuarto y el quinto plan de desarrollo oficial de Irán, sus yacimientos de gas de Pars Sur, Pars Norte, Ferdowsi y Golshan debían producir 70 millones de toneladas de gas natural licuado entre 2005 y 2010. Pero debido a los efectos de las sanciones económicas, este objetivo no pudo cumplirse. Pero incluso con las sanciones en vigor, algunas empresas de otros países se implicaron en la producción de gas que igualmente se llevó a cabo, como Sinopec de China, Polskie Górnictwo Naftwoe i Gazownictwo, la empresa de crudo y gas controlada por el estado en Polonia, y Petrofield de Malasia. Es evidente que el levantamiento de las sanciones permitirá a Irán producir un volumen mucho más alto de gas natural licuado que en el pasado.

El final de las sanciones económicas a Irán será recibido con los brazos abiertos por muchos países en vías de desarrollo. Por ejemplo, Pakistán, que genera la mitad de su electricidad a través del gas natural, ha tenido dificultades para satisfacer sus necesidades de energía e infraestructuras porque, entre otras cosas, los fondos del Banco para el Desarrollo Asiático con sede en Filipinas para el “gasoducto de la paz” fueron suspendidos debido a las saciones económicas lideradas por Estados Unidos contra Irán. El fin de las sanciones permitirá a Pakistán construir más centrales termoeléctricas propulsadas por gas para solucionar su necesidad crónica de más electricidad. Cuando disponga de más energía, Pakistán experimentará un aumento de su actividad industrial, y conseguirá también nuevos ingresos de las nuevas canalizaciones que atraviesen el país de camino hacia China e India.

Irán y Japón

Mientras en todo el mundo se reflexionaba sobre la perspectiva de un Irán libre de sanciones económicas, el 27 de septiembre el primer ministro japonés Abe Shinzō se reunió con el presidente iraní Hassan Rouhani en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Abe explicó a Rouhani que empresas japonesas operarían en Irán y que Japón esperaba contribuir al desarrollo económico iraní. Rouhani dijo que tras el acuerdo referente a su programa nuclear, Irán tenía la intención de buscar una mayor cooperación en muchos sectores, y solicitó una cooperación sustancial de Japón en campos como la energía, el transporte, el medio ambiente, la cultura y la atención médica.

El entusiasmo de Rouhani por tener una mayor interacción económica con Japón se basa sin duda en parte por la favorable disposición de Irán hacia Japón en lo que respecta a la constante acumulación de lo que podríamos denominar activos históricos de Japón.

Mehdi Qoli Hedayat (1863-1955), primer ministro de Irán (entonces conocida como Persia) de 1927 a 1933, durante la dinastía Pahlavi, escribió un diario de viaje de sus impresiones sobre Japón, país que visitó a finales de 1903. Hedayat quedó prendado del austero modo de vida, la rectitud moral y el énfasis en la educación que observó en Japón. “Japón es un país de Asia”, escribió, “pero a diferencia de nosotros, no están dormidos”.(*1)

En 1951, después de que el primer ministro Muhammad Mussadeq incautase y nacionalizase la Compañía de Petróleos Anglo-iraní, un embargo liderado por los británicos excluyó al petróleo iraní de los mercados internacionales. Sin embargo, la compañía petrolífera japonesa Idemitsu envió un petrolero al puerto iraní de Abadan para adquirir crudo. Mussadeq, que invitó a los representantes de Idemitsu a su casa, les dijo que la grandeza de los japoneses merecía la admiración de todos los iraníes y que estaba maravillado del valiente espíritu de los japoneses. Dijo que aunque Japón había perdido la reciente guerra, estaba convencido de que un día volvería a levantarse. Por último, Mussadeq expresó su esperanza que los iraníes y los japoneses avanzarían de la mano como socios asiáticos.(*2)

En Irán, al igual que en gran parte de Oriente Medio, se valora mucho el sentido de decoro japonés, la recuperación y el resurgimiento de Japón tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial, y sus avanzadas capacidades tecnológicas. Son activos que tendrán una importante influencia en el impulso de las relaciones económicas entre ambos países cuando las sanciones contra Irán queden finalmente levantadas. El hecho incontestable de que no se haya producido ninguna fricción política  real entre ambos países a pesar de la existencia de las sanciones puede llegar a convencer a Irán que Japón puede ser un socio económico fiable.

Escrito originalmente en japonés por Miyata Osamu y publicado el 26 de octubre de 2015. Foto principal: el presidente de Irán Hassan Rouhani saluda al ministro de Relaciones Exteriores japonés Kishida Fumio en Teherán el 13 de octubre de  2015; foto gentileza de AP/Aflo.

(*1) ^ Okazaki Shōkō, Chūtō sekai: kokusai kankei to minzoku mondai (El mundo de Oriente Medio: Relaciones internacionales y cuestiones étnicas) (Kioto: Seminario Sekaishiso, 1992).

(*2) ^ Pershawanjō no Nisshō Maru: Idemitsu to Iran sekiyu (El Nisshō Maru en el Golfo Pérsico: Idemitsu y el petróleo iraní) (Idemitsu Kōsan, 1978).

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