El caso Olympus y la responsabilidad de los medios de comunicación japoneses

Economía Sociedad

El destape de más de 20 años de cuentas fraudulentas de Olympus ha servido para reabrir el debate sobre la gerencia corporativa en las empresas japonesas. No obstante, lo que hay que preguntarse es si la responsabilidad recae solamente en éstas. El periodista económico Yamaguchi Yoshimasa, primero en informar sobre el caso en la revista FACTA, comparte sus reflexiones sobre lo ocurrido.

Inmediatamente después de la repentina destitución de Michael Woodford como presidente de Olympus el 14 de octubre de 2011, numerosos medios de comunicación nacionales y extranjeros se pusieron en contacto conmigo en busca de información. El motivo era que yo había publicado en el número de agosto de la revista mensual FACTA que, según el propio Woodford, la empresa había llevado a cabo un sospechoso M&A (las M&A son parte de la estrategia corporativa de la gerencia que se dedica a hacer fusiones y adquisiciones de empresas), lo que desencadenó un gran revuelo.

Lo que me sorprendió entonces fue que algunos periodistas de medios extranjeros me dijeran que el caso Olympus era noticia de primera plana en Europa y Norteamérica cada día, hasta el punto de que a veces se informaba sobre sus últimas novedades. A pesar de tratarse de una empresa japonesa, la cobertura en los medios nacionales y extranjeros se había invertido completamente; en Europa, en particular, el escándalo se destapó a pesar de que ésta se encontraba en medio de un problema de incertidumbre financiera.

El proyecto al que las principales revistas hicieron caso omiso

A decir verdad, tras ser el primero en informar sobre Olympus en la revista FACTA, me propuse hacer que las principales revistas a nivel nacional, no sólo las de economía, sino también los principales semanarios de temática general y los pertenecientes a los diferentes periódicos se hicieran eco de lo ocurrido y me pidieran que escribiera para ellos también, ya que así me lo había recomendado Abe Shigeo, redactor jefe de FACTA: "Si pocos medios van tras un asunto de esta magnitud, es posible que se acabe perdiendo. Tienes que publicarlo en otras revistas también."

Sin embargo, el resultado fue lamentable: todas las revistas a las que envié mi proyecto hicieron caso omiso, aunque éste incluía diversos documentos que servían como prueba, y ponía de relieve la posibilidad de que el asunto se convirtiera en un gran escándalo financiero. Excepto unos pocos, el resto ni siquiera se puso en contacto conmigo para decirme que no les interesaba.

A la luz de este mal resultado, Woodford llegó a decirme que le daba miedo que los principales medios de comunicación japoneses no hicieran nada por informar sobre Olympus. Posteriormente, lo vi respondiendo a periodistas japoneses sin distinción alguna; incluso ahora me preocupa qué es lo que piensa en realidad.

Los periodistas se abalanzan sobre Woodford durante su visita a Japón tras destaparse el caso. Respondió a sus preguntas activamente, pero, ¿cómo se sentiría en realidad? (Fotografía cortesía del periódico Sankei Shinbun)

Las autoridades y los medios de comunicación extranjeros dejaron atrás a los japoneses

Aunque no se sabe la razón por la que se decidió no hacer caso al proyecto, dado que depende del criterio de la redacción de cada medio, es fácil hacer una conjetura: se debe a que se arriesgan a ser demandados si el problema no se convierte en asunto público, es decir, por ejemplo, sin que las autoridades iniciaran sus investigaciones oficialmente, no están “autorizados” para publicar. Es posible que también influya el hecho de que Woodford se marchó de Japón inmediatamente después de ser cesado como presidente, por lo que era difícil determinar dónde se encontraba; eso y que para los medios de comunicación Olympus era un cliente de primera categoría que gastaba mucho en publicidad.

Los medios de comunicación japoneses se quedaron muy atrás. Que los canales de televisión poderosos de Inglaterra dispusieran de equipos de noticias y los enviaran expresamente a Japón supuso un contraste. Además, la investigación por parte de las autoridades comenzó tarde en comparación con Estados Unidos e Inglaterra, de ahí que la información se estancara rápidamente; los medios de comunicación japoneses, que en la mayor parte de las ocasiones confían en las filtraciones de los organismos públicos, no pudieron beneficiarse de ello en lo más mínimo. La situación llegó a tal punto que ya en noviembre, mes en el que el caso empezó a recibir una amplia cobertura informativa a nivel nacional, recibí llamadas por parte de dos o tres medios japoneses fuertes en las que se me habló en voz baja de este estancamiento de la información y se me preguntó si podía aportar datos.

La exhaustividad de la información forma parte del control de riesgos en los medios de comunicación

En cualquier sector son los profesionales del mismo los que no sólo se dedican a asumir riesgos, sino también a tratar de disminuirlos. En el caso de los medios de comunicación, disminuir los riesgos no ha de consistir en "hacer la vista gorda y no informar de algo", sino en "recabar la suficiente información como para poder hacer frente a una demanda".

Si le echamos la culpa a los directivos y auditores de Olympus por haber permitido este descontrol en el nivel administrativo más alto, debemos culpar también a los medios de comunicación japoneses por no haber funcionado como mecanismo de control: por no haberse molestado en investigar sobre el asunto y abordar el problema de frente.

¿Individuos con voluntad?

No pretendo ser arrogante. Siendo sincero, pude escribir sobre el problema de Olympus simplemente porque tuve la suerte de encontrar a varias personas dedicadas que me proporcionaron información. Aunque no se conocían entre ellos, todos concidían en que querían mejorar la empresa y que así no duraría diez años más. Todos ellos son individuos con voluntad y conciencia sobre el problema que no han cobrado ni un yen. Aunque los quería invitar a comer para mostrarles mi agradecimiento, todos rechazaron la invitación diciéndome "no hay de qué".

Por supuesto, las personas que me han proporcionado la información tienen una familia y una vida que hay que respetar. Había un gran riesgo de que su propia posición peligrara por haber revelado información interna a un periodista. Su inseguridad estaba totalmente justificada. Recuerdo incluso que un día uno me envió un e-mail al teléfono móvil a las 2 o 3 de la mañana. "Al mirar a mi familia mientras duermen, aumentan mis temores sobre el futuro", decía.

Ahora que se ha ejercido presión para que dimita la administración que había liderado el descontrol de Olympus, quizás se pueda decir que ya se ha producido una victoria. Sin embargo, no se puede denominar una "victoria de la pluma", sino "una victoria de individuos con voluntad."

Hay que preguntarse si los medios de comunicación actuales son suficientes para encomendarles esta voluntad. Además, hay que preguntarse si los periodistas que trabajan en primera línea tienen esa voluntad. El caso Olympus ha sacado a la luz diversos problemas. (16 de diciembre de 2011)

(Traducido al español del original en japonés)

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