Impases y avances en la política de seguridad nacional

Política

El traslado de una base militar norteamericana en Okinawa y otros problemas han venido dificultando la política exterior y de seguridad nacional desde que el Partido Democrático de Japón (PDJ) llegó al poder en 2009. Sin embargo, el autor señala que, dentro de estas dificultades, se están abriendo vías a nuevas posibilidades. ¿A qué se refiere?

Desde que el Partido Democrático de Japón (PDJ) tomó las riendas del gobierno el 16 de septiembre de 2009, hemos asistido a una serie de crisis imprevisibles. Nos preguntamos por qué han sucedido estas crisis. En las elecciones, el PDJ no situó la política exterior ni la seguridad nacional como principales puntos de discusión. Su eslogan fue la “defensa del nivel de vida del ciudadano”. Sin embargo, al frente del gobierno, el PDJ ha encontrado grandes dificultades en asuntos relativos a la política exterior y de seguridad nacional, así como en el campo de la gestión de crisis, a consecuencia de lo cual la confianza que el votante depositó en este partido se ha ido resquebrajando gradualmente. Ciertamente, la política exterior no sirve para ganar votos, pero de su buen o mal manejo dependen directamente la seguridad y las vidas de los ciudadanos. Quien no posea una visión lúcida de la política internacional y no sea capaz de llevar adelante una política exterior adecuada está destinado a perder la confianza popular.

Pasos en falso en la política de seguridad nacional del PDJ

El primer tropiezo en la política de seguridad nacional del PDJ lo tuvo el jefe del primer gabinete, Hatoyama Yukio. Hatoyama causó un roce con Estados Unidos que afectó a la confianza mutua entre ambos países a raíz del problema del traslado de la base militar norteamericana de Futenma (Okinawa). Un debilitamiento de la alianza nipo-estadounidense trae consigo necesariamente una ruptura del balance de fuerzas en Asia Oriental. Incitando a China de esta forma a activar más aún sus planes de expansión marítima, era inevitable que se produjeran, aunque fuera de una forma no intencional, choques entre Tokio y Pekín. En septiembre de 2010 se hizo evidente esta situación cuando un pesquero chino, en aguas de las islas Senkaku (Diaoyutai, en chino), colisionó contra un barco de la guardia costera japonesa. El entorno estratégico de Asia Oriental ha sufrido fuertes sacudidas, pues al impulso dado por el gobierno chino a su expansión marítima, la administración de Obama, a través de su Departamento de Defensa,  ha respondido con una profunda transformación de su estrategia para la región Asia-Pacífico. Cuando el equilibrio estratégico se volvía frágil e inestable, en lugar de mirar cara a cara a la situación real de la seguridad nacional japonesa, Hatoyama se dedicaba a acuñar conceptos tan abstractos como la “Comunidad de Asia Oriental” o la “diplomacia de la fraternidad”. Esto constituyó un gran problema.

Además, han ocurrido desastres imprevisibles, de grandes proporciones, como el Gran Terremoto del Este de Japón, un tsunami que dejó daños sin precedentes, y el accidente en la central nuclear Fukushima Daiichi. Aunque el entonces primer ministro Kan Naoto envió rápidamente a las Fuerzas de Autodefensa a las zonas afectadas, las complicaciones derivadas del gran accidente nuclear fueron minando poco a poco las medidas tomadas posteriormente por su gobierno. Diversos órganos del gobierno central expresaron opiniones contradictorias, que no era fácil conciliar al nivel más alto. Al no conseguirse una plena armonización de las posturas de tales órganos, fluyeron hasta la residencia del primer ministro, por diversas líneas, informaciones y propuestas divergentes, causando una gran confusión.

Una política exterior que avanza hacia el consenso y la madurez

Sin embargo, dentro del estancamiento y la confusión patentes en la política de seguridad nacional, se está abriendo vía a nuevas posibilidades.  

Por ejemplo, las nuevas Líneas Generales del Plan de Defensa, aprobadas por el Consejo de Ministros en diciembre de 2010, son novedosas y marcan un hito en la historia. En lo que significa un abandono explícito del Plan de la Capacidad Básica de Defensa vigente hasta entonces, un plan trazado sobre la premisa de la Guerra Fría, se ha introducido por primera vez el concepto de capacidad de “defensa activa” (véase artículo relacionado en inglés). Con la introducción de este nuevo concepto, se ha logrado un equipamiento más racional de la fuerza defensiva y favorecido un posicionamiento que permite a las Fuerzas de Autodefensa una reacción más efectiva frente a amenazas inciertas. Para trazar este plan, cuatro miembros del gobierno, todos ellos buenos conocedores de los temas relacionados con la defensa nacional (Sengoku Yoshito, Maehara Seiji, Kitazawa Toshimi y Noda Yoshihiko, en aquel momento titulares de la Secretaría del Gabinete y de las carteras de Relaciones Exteriores, Defensa y Finanzas, respectivamente) mantuvieron numerosas reuniones a lo largo de las cuales lograron armonizar posturas. Esto puede ser considerado un ejemplo de éxito de la “iniciativa política” que propugna el PDJ como forma de hacer frente al tradicional dominio de los burócratas. 

Por otra parte, en diciembre de 2011, el secretario en jefe del Gabinete, Fujimura Osamu, dio a conocer en una comparecencia ante los medios que el gobierno se disponía a modificar los tres principios que han venido rigiendo la exportación de armas de forma que se adaptasen al actual contexto internacional (véase artículo relacionado en inglés) (véase artículo relacionado en español).  El PDJ, en su todavía corto periodo de gobierno, ha tomado importantes decisiones conducentes a cambios políticos cuya necesidad se había sentido largamente durante los periodos de gobierno del Partido Liberal Democrático (PLD), pero que la inercia había impedido acometer. La postura del PLD, ahora en la oposición, de no criticar duramente estos cambios es en cierto sentido lógica, aunque no por ello deja de ser digna de elogio.

De gran importancia es el hecho de que, en torno a los fundamentos de la política exterior, estemos en proceso de conseguir un consenso entre el gobernante PDJ y el opositor PLD. Esto es una prueba de que la política de seguridad nacional está madurando. En las democracias avanzadas como Estados Unidos o Reino Unido se observa también ese acuerdo básico entre las diversas fuerzas políticas sobre temas de política exterior, un acuerdo que sustenta la altura diplomática de esos países. Por supuesto, cuando hay un cambio de partido en el gobierno es necesario abordar nuevos retos. Pero cuando se trata de la seguridad nacional, que está vinculada de una forma tan directa con la seguridad y las vidas de los ciudadanos, no debe obrarse a la ligera, dejándose llevar por hechos políticos coyunturales. También en lo que respecta a la política exterior, Japón está convirtiéndose en una democracia madura.

El siguiente reto: el Consejo de Seguridad Nacional

El siguiente paso sería establecer en Japón un órgano similar al Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSC, por sus siglas en inglés), de forma que la jefatura del gobierno pudiera hacer frente correctamente a retos difíciles y grandes crisis. El Consejo para el Reforzamiento de las Funciones de la Oficina del Primer Ministro en Asuntos de Seguridad Nacional, que fue establecido en noviembre de 2006, durante el gobierno de Abe Shinzō, emitió en febrero de 2007 un informe en el que aconsejaba la creación de un órgano de esa naturaleza. En las Líneas Generales del Plan de Defensa redactadas por el gobierno del PDJ  se explicita que se instaurará en la Oficina del Primer Ministro un órgano encargado de armonizar las medidas tomadas por los miembros del gabinete con atribuciones en cuestiones de seguridad nacional, y de aconsejar al Primer Ministro en esos temas, y desde el interior del PDJ, concretamente desde la Comisión de Investigaciones en Política Exterior y de Seguridad Nacional, se ha propuesto también la creación de una versión japonesa del NSC (véase artículo relacionado en inglés). Sin embargo, estas propuestas no se han llevado a la práctica. Tanto el PDJ como el PLD aprueban su creación y además esta figura en las Líneas Generales del Plan de Defensa, pero el asunto parece bloqueado.

En cuanto al ejercicio del llamado derecho a la defensa colectiva,  que comprometería a Japón en acciones bélicas en caso de ser atacado su aliado Estados Unidos, el ex ministro de Relaciones Exteriores Maehara, y el actual titular de la cartera, Genba Kōichirō, han señalado la necesidad de revisar la interpretación constitucional que ha venido haciendo el gobierno, una interpretación según la cual Japón no podría ejercer ese derecho. Pese a ello, no se observa ningún avance al respecto.  Sobre este importante problema no se ha tomado ninguna resolución de importancia desde que Fukuda Yasuo fue nombrado primer ministro, hace cinco años, hasta ahora en que la responsabilidad recae sobre Noda. Las grandes crisis se presentan sin esperar a que se solucionen estos impases. Esperemos que los políticos se decidan a tomar las medidas necesarias antes de que una nueva amenaza se cierna sobre las vidas de los japoneses.

(Escrito el 28 de mayo de 2012 y traducido al español del original en japonés)

Fotografía: Agencia Jiji.

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