El anime japonés después de Miyazaki Hayao

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El director de cine de animación Miyazaki Hayao conmocionó al mundo cuando anunció su retirada tras el estreno de su última película, Se levanta el viento (Kaze tachinu). ¿Qué futuro tiene por delante el anime  japonés a partir de ahora?

Se levanta el viento (Kaze tachinu), película de Miyazaki Hayao estrenada por Studio Ghibli en julio de 2013, había superado para el 11 de septiembre los diez mil millones de yenes recaudados en taquilla. Antes de llegar a conocer esta información, el día 6 de septiembre, el director anunció en una rueda de prensa, en la que se reunieron más de 600 periodistas tanto japoneses como extranjeros, que iba a retirarse.

Se levanta el viento (Kaze tachinu) es una película basada en la figura de Horikoshi Jirō, el ingeniero que se hizo famoso por diseñar el Zero -caza utilizado en la Segunda Guerra Mundial, en su día el mejor avión de su tamaño-; se trata de una historia que retrata a personas que vivieron honestamente tiempos tan duros como los de la guerra, soportando desastres y grandes dificultades. ©2013 Nibariki Co., Ltd - GNDHDDTK

En la rueda de prensa en la que Miyazaki Hayao anunció su jubilación se reunieron más de 600 periodistas (imagen cortesía de Studio Ghibli)

En el extranjero hubo trece países que se lanzaron a cubrir la noticia; cinco en Asia (China, Corea del Sur, Singapur, Taiwán y Hong Kong) y otros ocho en Occidente (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia, Italia, España y Suecia). Nunca se había oído de un director de animación que anunciara su jubilación en rueda de prensa, ni probablemente haya habido hasta ahora ninguna reunión de periodistas de países de tal calado para cubrir una noticia así.

Desde que Studio Ghibli fuera fundado, en 1985, muchas de las películas de Miyazaki, producidas por Suzuki Toshio, han batido récords en los resultados anuales del mundo del espectáculo en Japón. Por otra parte, incluso en la vanguardia del cine internacional, que tradicionalmente siempre se ha considerado un campo difícil para la entrada del cine japonés, resulta evidente que el cine japonés goza de preeminencia y una buena taquilla.

Cae el telón sobre un periodo de Ghibli

Aunque Miyazaki Hayao ha dicho varias veces en el pasado que iba a retirarse del mundo de la animación, en todas esas ocasiones se ha retractado. Sin embargo en esta ocasión la imagen que nos ha quedado tras la rueda de prensa ha sido la de un Miyazaki sincero y honesto, y a su lado Suzuki, el productor, que siempre lo apoya con una expresión amable en el rostro. Al menos no nos quedó la perturbadora sensación de tratarse de un asunto de vida o muerte; una película es un gran éxito si genera 5.000 millones de yenes, y si logra superar los 10.000 llega al nivel de fenómeno social y sale en los medios de comunicación.

Es lógico que muchos periodistas contraatacaran preguntando cuál iba a ser su próximo proyecto, ya que siempre han producido sus películas de esa forma, y esa pregunta era inevitable en la rueda de prensa. Yo tenía la esperanza de que, además del anuncio de la jubilación de Miyazaki, hablaran también sobre los próximos planes de la productora, pero salvo algo de información sobre la obra que están produciendo ahora y será estrenada en verano, no hubo más comentarios.

Otra figura representativa de Studio Ghibli, Takahata Isao, lanzó el 23 de noviembre su nueva película, Kaguya hime no monogatari, y muchos piensan que se trata de la última cinta que Takahata nos ha legado, con sus 78 años de edad. Sea como sea, está claro que el sistema que ha dado luz a tantas obras dirigidas por Miyazaki y Takahata se aproxima a su fin.

La nueva película del director Takahata, La historia de la princesa Kaguya (Kaguya hime no monogatari) quizá sea también la última @2013 Hata jimusho GNDHDDTK

La popularidad de las películas basadas en series de televisión

Ghibli siempre ha gozado de un estatus especial, pero ¿en qué estado se encuentra el mundo de la animación en Japón? A diferencia de la animación para televisión, que se encuentra en crisis, las adaptaciones para la gran pantalla han cobrado popularidad últimamente, y han logrado colocarse entre las diez obras más taquilleras. Además de adaptaciones de series como Pokémon, Doraemon, Shinchan, Evangelion, Detective Conan, Naruto o Pretty Cure, también existen algunas cintas originales, como las obras de Ghibli o las películas de Hosoda Mamoru. Resulta interesante que en casi todas estas películas aparezca una entidad denominada Seisakuiinkai.

En Japón las películas las produce generalmente la susodicha Seisakuiinkai: una organización formada por canales de televisión, agencias publicitarias, editoriales, casas discográficas y otros tipos de negocios. El suyo es un sistema según el cual se van pagando dividendos según las inversiones de cada una de las entidades a medida que la película va generando beneficios. Tras la revisión de la shintakuhō (una ley fiduciaria por la que se regulan los beneficios que producen las obras audiovisuales, entre otras cosas), las películas, como propiedad intelectual que son, pasaron a ser reconocidas de cara a su copyright y su calidad de bienes.

En muchos casos el núcleo de esos conglomerados de producción son los canales de televisión y las agencias publicitarias, así que las producciones tienden a quedar algo enrarecidas; también hay ejemplos en los que el equipo, la parte que trabaja directamente en la producción, es una subcontrata de la Seisakuiinkai, y eso también quiere decir que la ley, que estipula el derecho a la competencia, presta atención a los abusos de poder por parte de la organización. No pocos son de la opinión de que es mejor luchar por una consolidación legal desde el principio de una producción.

La excepción en el mundo del anime japonés: Sazae san y Studio Ghibli

Aunque se habla de números rojos en las series de animación de la televisión, Sazae san se mantiene solvente. Esta obra, creada por el estudio Eiken no ha generado beneficios secundarios en forma de ventas de merchandising (negocios sobre los derechos de los personajes, ventas de juguetes y dibujos basados en cada personaje de la serie, etc.). Es una serie que puede enorgullecerse del hecho de que, desde que comenzara a emitirse en 1969, su popularidad no haya disminuido, y se considera incluso un buen material didáctico con el que los estudiantes extranjeros de japonés aprenden el idioma cotidiano, el japonés vivo que se usa en familia.

Otra excepción son las producciones de Ghibli, un estudio que únicamente produce animación para el cine, y cuyas obras son originales y de una gran calidad. Cada vez que lanzan una película se convierte en un éxito de taquilla que genera beneficios. Por otro lado, el estudio Toei Animation Co. Ltd. cargó con unos terribles números rojos hasta los sesenta, y otras productoras de animación se encuentran en una posición desde la que no podrían existir sin las versiones para la gran pantalla de las series de televisión. Ghibli, por el contrario, sigue siempre el mismo patrón sólido: estrena sus películas, al año siguiente comercializa la versión en DVD, y por último las emite por televisión, y así se ha mantenido en la cumbre de las productoras mundiales de animación. Es una excepción entre las excepciones, un sistema ideal sin igual que no permite que otras productoras se acerquen siquiera a su éxito.

Es hora de buscar un nuevo camino

Como he dicho antes, últimamente se ha insuflado nueva vida al cine con una gran cantidad de obras de animación. Han comenzado a aparecer nuevos directores prometedores, pero el límite de los diez mil millones de yenes de taquilla por obra sigue siendo algo difícil de lograr. ¿Es mejor llevar al cine un manga de éxito o producir una cinta original de un director con visión? El mundo ya tiene la vista puesta en Ghibli, un nombre que de por sí ya significa buena fama, y la rueda de prensa de septiembre, en la que Miyazaki anunció su jubilación, transmitió de nuevo esa realidad.

Precisamente por eso me gustaría decir algo sobre esa rueda de prensa. Ya que pudimos ver a los tres máximos responsables de Ghibli -el productor Suzuki, el presidente Hoshino Kōji y el director Miyazaki- en la misma reunión, me habría gustado que comentaran juntos el futuro de Ghibli. Y creo que el mundo también lo deseaba.

Por otro lado, al observar el estado de las producciones de animación japonesas, pese a que se ven muchos casos en los que las películas se crean dependiendo de un sistema de subcontratación con productoras chinas, coreanas y filipinas, en años recientes los creadores de cada país han logrado irse haciendo con el apoyo necesario cada vez más rápido. Algunos, sin poder aguantar el estar en subcontratación, buscan formas independientes de producción, y aumenta el número de colaboraciones con Japón para lograrla. Existen muchas posibilidades de cara al futuro cercano: coproducciones en igualdad de términos entre los socios, desarrollo de emisiones simultáneas entre cadenas de televisión… El anime japonés recibe atención únicamente como material exportable con una gran influencia, pero quizá en lo sucesivo debamos empezar a considerarlo como una forma de industria cooperativa.

(Artículo escrito el 25 de noviembre de 2013, y traducido al español del original en japonés)

Fotografía del título: el director Miyazaki Hayao anuncia en rueda de prensa que se retira del mundo de la animación (6 de septiembre, cortesía de Studio Ghibli)

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