¿Se acerca Japón a un periodo de gran actividad volcánica?

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Desde que las imágenes del humeante Ontake-san dieron la vuelta al mundo en 2014, las erupciones volcánicas se suceden en Japón: Kuchinoerabujima, Hakone-yama, Sakurajima, Aso-san… ¿Cómo hay que entender lo que está ocurriendo? Charlamos con Nakada Setsuya, vicepresidente del Consejo Coordinador de Previsiones Volcánicas y profesor del Instituto de Investigaciones Sísmicas de la Universidad de Tokio.

Nakada Setsuya NAKADA Setsuya

Profesor del Instituto de Investigaciones Sísmicas de la Universidad de Tokio. Experto en petrología y geología volcánicas. Nacido en la prefectura de Toyama en 1952. Completó una maestría en la Escuela de Ciencias de la Universidad de Kanazawa. Doctor en Ciencias por la Universidad de Kyūshū. Fue ayudante de profesor en la Universidad de Kyūshū y profesor asociado en el Instituto de Investigaciones Sísmicas de la Universidad de Tokio antes de pasar a desempeñar su actual puesto en 1999. Es también vicepresidente del Consejo Coordinador de Predicciones Volcánicas.

Los volcanes japoneses guardaban un extraño silencio

ENTREVISTADOR

Los volcanes japoneses entran en erupción uno tras otro. ¿Cómo interpretar lo que está ocurriendo?

NAKADA SETSUYA

Primero hablaré sobre la perspectiva desde la que debería contemplarse la actividad volcánica. Las erupciones siguen unos patrones. Pequeñas erupciones ocurren continuamente. Pero erupciones gigantes como la que produjo la caldera del volcán Aso-san (Kyūshū) ocurren cada 10.000 años. Aunque durante algún tiempo no se produzcan erupciones, eso no quiere decir que la actividad haya cesado. A su debido tiempo vendrá una erupción que compense por la larga falta de actividad.

Existe una forma de medir la magnitud de una erupción, mediante el índice de explosividad volcánico (IEV), que nos permite conocer la energía liberada a partir de la cantidad de ceniza volcánica expulsada. Se maneja una escala del 0 al 8. Un aumento de un grado representa una energía 10 veces mayor.

Las erupciones de IEV 4 se describen como “cataclísmicas”. Las de IEV 5 y 6, como “paroxísticas” y “colosales”. En Japón, se considera normal que ocurran erupciones IEV 5 algunas veces cada 1.000 años. Las de IEV 4 se repiten cada 30 años.

Durante los últimos siglos, los volcanes japoneses han estado demasiado silenciosos. Tuvimos un IEV 5 hacia 1730 (la erupción del Tarumae-san, en Hokkaidō), y ya no hemos vuelto a tenerlo durante los casi 300 años que han transcurrido. En cuanto a los IEV 4, que son 10 veces menores, tuvimos uno en 1929 con la erupción del Komagatake, también en Hokkaidō, pero ya no hemos vuelto a tener noticia de ellos.

Lo que ocurre, decía, es que los volcanes tarde o temprano entran en erupción y se resarcen por esos periodos de contención. Hay que verlo de ese modo. Las eventualidades de los niveles 4 y 5 son las que debería preocuparnos. Y los vulcanólogos suelen recordarnos que una cosa así puede ocurrir ya en cualquier momento.

No puede decirse que estemos ya en una fase activa

Por ahora, lo que estamos experimentando en Japón son erupciones de magnitud muy pequeña, como la del Aso-san, IEV 1. La del Ontake-san, ocurrida el año pasado, fue también IEV 1. Por muchas erupciones de este tipo que puedan ocurrir, no podremos decir que los volcanes japoneses hayan entrado en una “época de actividad”.

Actividad volcánica tras el Gran Terremoto del Este de Japón (marzo de 2011)

Nov. 2013 Nishinoshima (islas Ogasawara) Erupción sostenida crea nueva isla (continúa proceso)
Jun. 2014 Kusatsu-Shirane-san (pref. Gunma) Se activa alarma de erupción en proximidades de cráter.
Ago. 2014 Kuchinoerabujima (pref. Kagoshima) Pequeña erupción en el Shintake.
Sep. 2014 Ontake-san (pref. Nagano) Liberación de vapor de agua se cobra vidas entre montañeros (63 entre muertos y desaparecidos).
Nov. 2014 Aso-san (pref. Kumamoto) El Cráter 1 del Nakadake comienza pequeña erupción.
Dic. 2014 Azuma-yama (pref. Fukushima y Yamagata) Se activa alarma de erupción en proximidades de cráter.
Abr. 2015 Zaō-san (pref. Yamagata) Se activa alarma de erupción en proximidades de cráter (desactivada en junio).
May. 2015 Kuchinoerabujima (pref. Kagoshima) Erupción explosiva en Shintake. Se decreta evacuación de la isla.
Jun. 2015 Asama-yama (pref. Gunma y Nagano) Erupción muy pequeña en el cráter situado en la cima.
Jun. 2015 Hakone-yama (pref. Kanagawa) Pequeña erupción en zona de Ōwakudani. Se imponen limitaciones al acceso.
Jul. 2015 Meakandake (pref. Hokkaidō) Se activa alarma de erupción en proximidades de cráter.
Ago. 2015 Sakurajima (pref. Kagoshima) Exhortación de desalojo en proximidades por repentina inflación del edificio volcánico (no implicó erupción). Retorna a ritmo habitual de pequeñas erupciones.
Iwō-tō (islas Ogasawara) Se observa serie intermitente de pequeñas erupciones.
Sep. 2015 Aso-san (pref. Kumamoto) Nueva erupción en el Cráter 1 del Nakadake. Se imponen limitaciones al acceso.

Aun así, es cierto que la frecuencia con que ocurren las erupciones más pequeñas ha aumentado a partir de 2014 con respecto a la situación que se daba durante los últimos decenios. Por eso, la sensación es la de que, poco a poco, estamos entrando en una etapa que podría servir de preparación a una erupción de grandes proporciones.

Siglo XVIII: 16.000 víctimas mortales en unos pocos lustros

Pero los volcanes pueden llegar a hacer estragos con pequeñas erupciones.

Grandes desastres de origen volcánico desde el siglo XVIII

Año Volcán Víctimas mortales
1721 Asama-yama 15 Por cenizas, escoria.
1741 Oshima Ōshima 1.467 Por precipitación de rocas al mar y tsunami.
1779 Sakurajima Más de 150 Cenizas, escoria, corrientes de lava, etc.
1781 Sakurajima 15 Por erupción en isla vecina y tsunami.
1783 Asama-yama 1.151 Por flujo piroclástico, avalancha de piedras e inundaciones en los ríos Azuma y Tone.
1785 Aogashima 130-140 Se estima que la población de la isla era de 327. Los supervivientes huyeron a la vecina isla de Hachijōjima.
1792 Unzendake 15.000 Por terremoto y avalancha de detritos volcánicos.
1822 Usuzan 103 Por flujo piroclástico.
1856 Hokkaidō Komagatake 19-27 Por cenizas, escoria, flujo. piroclástico.
1888 Bandai-san     461 (477 según otras cifras) Aldea sepultada por avalancha de detritos.
1900 Adatara-yama 72 Destrucción de la cantera de azufre del cráter.
1902 Izu-Torishima 125 Aislados, perecieron todos los isleños
1914 Sakurajima 58-59 Por erupción y terremoto.
1926 Tokachidake 144 Por avalancha de lodo causada por derretimiento de las nieves a consecuencia de la erupción.
1940 Miyakejima 11 Por bombas volcánicas y corrientes de lava.
1952 Rocas Bayonnaise 31 Erupción submarina (arrecife de Myōjinshō), perecen todos los ocupantes del buque de observación Dai-go Kaiyōmaru.
1958 Aso-san 12 Por cenizas, escoria.
1991 Unzendake 43 Por flujo piroclástico.
2014 Ontake-san 63 Por cenizas, escoria, flujo piroclástico.

Nota: Tabla elaborada a partir de los datos de la Agencia Nacional de Meteorología y otras fuentes.

En el pasado encontramos casos como el del periodo comprendido entre 1779 y 1792, en el que una sucesión de desastres de origen volcánico costaron la vida a más de 16.000 personas, siendo la población mucho menor que la actual. Si comparamos la situación posterior con la de este periodo, nos percataremos de hasta qué punto están silenciosos nuestros volcanes.

Sin pruebas claras sobre la relación sísmico-volcánica

ENTREVISTADOR

  ¿Cómo hay que entender el efecto que tuvo el Gran Terremoto del Este de Japón de marzo de 2011 sobre la actividad volcánica de Japón?

NAKADA SETSUYA

  Se pensará que algo tendrá que ver y de hecho puede que sea así. Pero la relación entre terremotos y actividad volcánica no es tan evidente. Tenemos, por ejemplo, la erupción del monte Fuji de 1707. Comenzó 49 días después de un fuerte terremoto, pero nunca se ha podido demostrar la relación entre ambos fenómenos. Apenas disponemos de casos en que podamos decir que una erupción ha sido causada por una sacudida sísmica del magma.

En el caso del Gran Terremoto del Este de Japón de hace cuatro años, tras el mismo 20 volcanes, la mayoría en la región de Tōhoku, intensificaron su actividad sísmica. Sin embargo, ninguno de ellos ha entrado en erupción hasta el presente. Algo similar ocurre en el Fuji. El 15 de marzo de este año justo bajo su cono ocurrió un terremoto, pero no acarreó erupción. Por lo visto, si no quieren escupir, los volcanes no escupen por mucho que los incordien.

El profesor Nakada Setsuya explica conceptos sobre las pautas que sigue la actividad volcánica.

Erupciones en volcanes alejados de la región de Tōhoku

Entre las causas que pueden hacer que un terremoto desencadene una erupción hay un mecanismo según el cual cuando una falla se mueve debido a un seísmo, la parte de la corteza terrestre en la que ha penetrado el magma se reasienta, de forma que la presión que ejerce sobre el magma varía, y esto hace que los elementos más volátiles contenidos en el magma se desprendan en forma de burbuja, lo cual a su vez eleva la presión del conjunto de la acumulación de magma. Esta sucesión de hechos sí que podría conducir a una erupción.

Si fuera este el mecanismo que opera, la erupción debería haber ocurrido ya, pero el hecho es que, al menos durante los tres años que median hasta el año pasado, no ha sido así. Los volcanes que han entrado en erupción –el Ontake del centro de Japón, el Nishinoshima de las islas Ogasawara y el Aso de Kyūshū– están todos alejados o muy alejados de la región de Tōhoku. Y a estas distancias el influjo que puede tener un terremoto es mínimo. Un corrimiento de algunas decenas de metros en una falla no puede transmitirse hasta un lugar tan alejado como Kyūshū.

Tengo mis dudas sobre si los terremotos originan realmente erupciones. Supongo que si el Fuji entró en erupción tras el terremoto de 1707 fue porque tenía unas ganas incontenibles de hacerlo, y por eso fue inducido a hacerlo.

¿Una anomalía que afecta a toda la corteza terrestre japonesa?

ENTREVISTADOR

  ¿Y conocemos, en alguna medida, cuáles son esos volcanes que, como usted dice, tienen “unas ganas incontenibles”?

NAKADA SETSUYA

 El Miyakejima o el Usu son volcanes que no pueden parar quietos sin entrar en erupción una vez cada ciertas decenas de años. El magma penetra desde abajo y, cuando se ha acumulado una cierta cantidad de él en su seno, es proyectado hacia afuera. Algunos volcanes son así de regulares. En estos casos, una vez ha sido liberado el magma, por mucha agitación que pueda causarles un terremoto, no repiten la erupción.

En el caso del monte Fuji, lleva ya más de 300 años sin darnos disgustos, así que es difícil llegar saber qué pautas sigue su actividad. Pero lo que sí podemos decir es que hasta ahora, aunque han ocurrido muchos grandes terremotos, solo en el caso del terremoto de 1707 parece razonable ver un vínculo entre sismicidad y erupción. En el siglo IX, entre 864 y 866, el Fuji experimentó un periodo de gran actividad durante el cual la gran extensión actualmente ocupada por el bosque de Aokigahara quedó cubierta por la lava. En esa misma época ocurrió un terremoto y podría tratar de establecerse una relación, pero sabemos que la erupción precedió al seísmo en cinco años.

Una observación objetiva nos dice que desde poco antes del Gran Terremoto del Este de Japón de 2011 en la región de Kyūshū se ha elevado la frecuencia de las erupciones. Tuvimos, por ejemplo, la del pico Shinmoedake, en el volcán Kirishima-yama, mes y medio antes del cataclismo.

Más correcto que tratar de vincular la actividad volcánica a los grandes terremotos sería comprender que en la corteza terrestre del conjunto de Japón ocurre algo suficientemente anómalo como para producir el Gran Terremoto del Este de Japón, que la placa está recibiendo una presión tan violenta que cualquier cosa puede ocurrir en el plano sísmico o volcánico.

Sin novedad en el monte Fuji: su actividad sísmica se modera

ENTREVISTADOR

Oímos que el monte Fuji entrará en erupción tarde o temprano y esto nos preocupa. ¿Cuál es su actual situación?

NAKADA SETSUYA

 No ha cambiado demasiado. Cuando observamos un volcán, nos fijamos, primero, en su actividad sísmica, en su diastrofismo (alteraciones de la corteza terrestre) y en su electromagnetismo. Sobre esto último, en los volcanes, cuando un fluido a alta temperatura asciende, la conductividad eléctrica varía. Depende de la temperatura y de sus componentes gaseosos. Así se puede tener una idea de la actividad sísmica y del diastrofismo.

Para medir el diastrofismo se venía utilizando el sistema GPS, pero últimamente lo que hacemos es analizar las mediciones servidas por satélites artificiales. Comparando representaciones tridimensionales del relieve elaboradas a partir de datos tomados con un intervalo de uno o dos meses, se ve con gran claridad qué partes se han elevado y cuáles se han hundido. Por este método, hemos conseguido saber con un impresionante grado de precisión qué cambios ha sufrido el relieve antes de cada erupción. Por ejemplo, en el caso de Hakone-yama, muy activo en junio, hemos podido comprobar las variaciones del relieve en pequeñas unidades de cien metros cuadrados, algo totalmente imposible con la tecnología GPS.

El nuevo sistema tiene una cobertura muy completa y nos sirve todo tipo de datos de los volcanes japoneses. Si la cuestión es enterarse rápidamente de las anomalías que ocurren, desde luego, lo hemos conseguido. Tanto el Sakurajima como el monte Fuji están vigilados permanentemente.

A raíz del gran terremoto del 11 de marzo de 2011, durante algún tiempo, la frecuencia de ocurrencia de seísmos bajo el monte Fuji aumentó ligeramente. Pero ha vuelto prácticamente a los mismos niveles previos al gran terremoto. No encontramos ninguna otra anomalía. En general, por pequeña que sea la erupción que se gesta siempre ocurre algún cambio en la montaña, así que si vigilamos con atención captaremos esos cambios.

Lo que desconocemos es si esa variación preludia una erupción con un día, una semana o dos meses de antelación. Es muy difícil adivinarlo. A diferencia de lo que ocurría antes, cuando los aparatos de observación eran todavía deficientes, ahora no resulta fácil creer que una erupción pueda ocurrir sin que hayamos podido captar antes ningún cambio.

Entrevistador y redactor del artículo: Ishii Masato (Redacción)
Fotografía: Ōtani Kiyohide (Producción)

Fotografía del titular: El pico Shintake del volcán Kuchinoerabujima, en la isla homónima, eleva una impresionante columna de humo la mañana del 29 de mayo de 2015. Imagen captada por un habitante de esta pequeña isla de la prefectura de Kagoshima. (Fotografía: Jiji Press)

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