Luchando contra los tabús desde el cuarto de baño

Sociedad Vida

Japón es conocido por sus váteres high-tech. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en los viejos baños de las escuelas de primaria y en los servicios sanitarios de emergencia para casos de desastres. Un vistazo a las actividades y planteamientos de personas que llevan 30 años trabajando por mejorar estos espacios, adaptarlos a la creciente diversidad social y hacer y contribuir al bienestar del mundo.

Reconocer el problema y aportar soluciones

Hace 30 años, los urinarios públicos japoneses quedaban bien definidos mediante las 5 "K": kurai, kitanai, kusai, kowai, kowarete iru, un poco elogioso muestrario de adjetivos equivalente a “oscuros, sucios, malolientes, pavorosos y siempre averiados”. Para poner coto de algún modo a esta situación surgió un grupo de estudios cuyo nombre tenía algo de utópico: Toilettopia-no-kai. La idea de crearla se originó en un think tank (laboratorio de ideas) para revitalizar las ciudades y barrios llamado Chiiki Kōryū Center, al que yo había pertenecido. Según me dijeron, en torno a esa sociedad se reunió una amplia gama de profesionales: arquitectos, diseñadores, maestros jardineros, médicos, investigadores, funcionarios de los Gobiernos regionales y locales, fabricantes de sanitarios, empresas de limpieza, etcétera, de forma que nunca faltaban puntos de vista en los debates.

¿Por qué se llegó a plantearse este problema de los urinarios? Miembros del think tank que estudiaban el problema de la basura diseminada por las zonas turísticas hallaron que entre los turistas los baños públicos en estado de abandono tenían una pésima fama. El propio personal que realizaba el estudio sobre las basuras supo por experiencia lo desagradables que podían ser estas instalaciones.

Ue Kōo, uno de los fundadores de Toilettopia-no-kai e impulsor de diversas actividades orientadas a la mejora de los baños públicos, señala como una de las causas del retraso sufrido por Japón en este aspecto el tabú que rodeaba todo lo relativo a los váteres y excrementos. Con este tabú no era posible formular los problemas como tales, lo cual, a su vez, impedía que se realizaran mejoras.

Las actividades de mejora de los urinarios públicos, iniciadas en 1984, han ido cambiando en respuesta a las necesidades de cada momento. Durante los primeros 10 años se trató de arrojar luz sobre estas instalaciones, liberándolas del tabú. Durante el siguiente decenio, hasta 2005, se consideró un campo más amplio, incluyendo los baños de las escuelas, los de emergencia para casos de desastre y los situados en las áreas naturales. En el tercer periodo, que se extiende hasta el presente, se está avanzando en un proyecto para establecer mecanismos permanentes que comprometan a la Administración, las empresas y los ciudadanos. Mi implicación personal en estas actividades parte de 1997. En 2009, a fin de dar un nuevo impulso a las actividades del tercer periodo, fundé la organización sin ánimo de lucro Japan Toilet Labo.

No hemos solucionado el problema del estrés

Los váteres japoneses han experimentado una compleja evolución gracias a la introducción del agua corriente, los tratamientos de aguas y otras tecnologías que mantienen los espacios en mejores condiciones higiénicas, lo que ha permitido pasar de las viejas letrinas de hoyo a los váteres de agua, y del estilo japonés de agacharse al occidental de taza, hasta llegar a los modernos váteres con vidé incorporado de agua templada. Hoy en día, la tecnología japonesa está a la cabeza del mundo en este aspecto. Pero en los váteres, la tecnología no lo es todo.

Para conseguir un buen váter es necesario crear el entorno que permita utilizarlo sin sentir estrés, de forma segura, relajada y cómoda, y tal entorno solo puede crearse cuando su importancia es asumida en la vida diaria de la gente por la propia sociedad.

En su labor de creación de entornos sanitarios, Japan Toilet Labo ha dirigido gran parte de sus esfuerzos a los niños, las situaciones de emergencia y el respeto a la diversidad social.

La costumbre de aguantarse conduce al estreñimiento

Los niños japoneses de hoy en día se han acostumbrado a usar los váteres de taza en sus casas y no son pocos los que utilizan por primera vez los váteres tradicionales de agacharse cuando ingresan en la primaria. Muchas de estas escuelas fueron construidas hace ya más de 30 años y tanto sus instalaciones como sus espacios van deteriorándose. Los niños sienten estrés cuando tienen que hacer allí sus necesidades.

La divertida “Aula de la Caca” (unchi kyōshitsu), en la que los niños aprenden sobre los váteres y las necesidades orgánicas.

Según los estudios que hemos realizado, cerca del 40 % de los niños tiende a aguantarse las ganas de defecar mientras están en la escuela. En torno a un 20 % muestra señales de padecer estreñimiento. A fin de reconducir esta situación, estamos implementando el programa de actividades Toilet Carpenters, con el que pretendemos elevar la calidad de esos espacios mediante actividades participativas de limpieza y decoración en escuelas y baños públicos. Además, estamos colaborando en las actividades de la farmacéutica Kobayashi, que hace donaciones de inodoros de taza a las escuelas primarias del país, y llevamos a cabo también, con la colaboración de la papelera Ōji Nepia el servicio itinerante “Aula de la Caca”, mediante el cual divulgamos entre los pequeños temas relacionados con el váter y las necesidades orgánicas.

Si queremos unos niños más saludables física y mentalmente, debemos esforzarnos por crear urgentemente entornos sanitarios que les permitan hacer sus necesidades sin sentir estrés. Aguantarse acaba afectando a su alimentación, sus capacidades físicas y sus estudios. La escuela primaria tampoco da ocasión a aprender sobre estos temas. Junto a la educación alimentaria debería impartirse también una educación sobre el váter y la evacuación.

Izquierda: Foto colectiva de los Toilet Carpenters de la escuela primaria de Kuragano. Derecha: Pintando los exteriores de los baños de dicha escuela.

Una amenaza para la salud de los afectados por los desastres

Para nosotros, los váteres de agua corriente son un servicio básico, pero solo podemos usarlos cuando la electricidad y el suministro, drenaje y tratamiento de aguas funcionan correctamente. Los cortes de electricidad y agua que se producen cuando ocurre un terremoto u otro desastre nos privan de ese servicio básico. Los grandes seísmos de Hanshin-Awaji (Kōbe y cercanías, 1995), Niigata (2004) o el Este de Japón (2011) colapsaron los servicios sanitarios. La gente se vio obligada a usar retretes sucios, malolientes y antihigiénicos.

Se ha comprobado que mucha gente afronta este desagradable panorama moderando la ingesta de comida y líquidos para evitar así tener que ir al baño a menudo. La consecuencia es un debilitamiento inmunitario y físico en general que puede acarrear deterioro de la condición física, agravamiento de dolencias crónicas y, en algunos casos, la muerte. Se ha hallado, por ejemplo, que durante el periodo subsiguiente al gran terremoto del Este de Japón muchas muertes se debieron a la fatiga física y mental acumulada en los refugios o centros de acogida.

Debemos, pues, aprender de estas dolorosas experiencias y extremar las medidas sanitarias sobre baños en casos de desastre. Si nos pertrechamos bien en ese sentido, estaremos también en condiciones de aportar algo cuando ofrezcamos ayuda a otros países. Nuestra organización está aprovechando el know how acumulado y, desde 2012, contribuye a la formación de personal especializado en la creación de entornos sanitarios adecuados, ofreciendo cursillos de gestión sanitaria en casos de desastre.

Prácticas durante un cursillo de gestión sanitaria en casos de desastre.

Una nueva mentalidad para una sociedad más diversa

De cara a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Tokio 2020, nuestra organización puso en marcha en noviembre de 2014 el “Proyecto Servicios 2020 para Agasajar al Mundo”, con el que aspiramos a crear un entorno sanitario agradable para todas las personas, con independencia de su cultura de origen, su sexo o sus posibles discapacidades. Desde el año pasado estamos recogiendo opiniones sobre los problemas que surgen en el uso de los servicios y hasta el momento (noviembre de 2015) tenemos ya más de 2.000.

Por ejemplo, algunos usuarios de sillas de ruedas dicen que si los suelos de los baños están húmedos o sucios sus ruedas también se mojan o ensucian, y a los invidentes que llegan con perros lazarillos les preocupa hacer que estos se echen en suelos mojados. Los váteres con varios botones crean dudas entre invidentes, personas mayores y extranjeros sobre cuál es el botón para hacer correr el agua. Finalmente, las personas transgénero (transexuales) y las que cuidan y acompañan a otras del sexo opuesto vacilan a la hora de usar servicios divididos por sexo.

Panel de discusión del foro que reúne a expertos en salud pública y tratamiento de residuos, invidentes guiados por perros lazarillos, personas del grupo LGBT, extranjeros y usuarios de sillas de ruedas para hablar sobre los servicios sanitarios (Proyecto Servicios 2020 para Agasajar al Mundo).

Durante este mes de diciembre esperamos poder hacer públicos los resultados de este estudio. En 2016 comenzaremos a desarrollar actividades para ir resolviendo los problemas hallados. Además de la mejora de las instalaciones, quizás sea necesario desarrollar nuevos materiales o revisar los mecanismos informativos. Por otra parte, saber cuáles son los problemas que cada ciudadano encuentra en los servicios nos permite estudiar qué debilidades y discapacidades tiene cada uno, lo cual muchas veces es el primer paso para poder aportar una solución. El problema de los servicios nos invita a cambiar nuestra mentalidad y nosotros estamos dispuestos a aceptar ese desafío.

Mejores sanitarios, más felicidad para todo el mundo

Para finalizar, me gustaría decir algo sobre las cuestiones higiénicas que se plantean en los servicios sanitarios de los países en desarrollo. Hoy en día más de 2.500 millones de personas no tienen acceso a estos servicios en condiciones higiénicas. Unos 1.000 millones de personas no tienen otra opción que hacer sus necesidades en el exterior. Según datos de UNICEF, durante 2012 murieron 6,6 millones de niños menores de cinco años, siendo la diarrea la causante del 9 % de esas muertes (580.000 casos). Es un problema literalmente de vida o muerte que hasta ahora solía tratarse al margen de la problemática sanitaria que pudiera haber en nuestro país. Creo que es el momento de considerar ambas cosas a la vez.

Es nuestro deber conseguir que todos los seres humanos puedan disponer de sanitarios seguros y fiables en cualquier situación. No es un asunto tan difícil como podría parecer. Disponemos de buenas tecnologías, hemos acumulado mucha experiencia y nuestras vidas evolucionan a un ritmo increíble gracias al salto cualitativo experimentado en el campo de la información. Ese objetivo es perfectamente alcanzable si concentramos la atención en qué mejoras serían necesarias y ponemos los medios para solucionar de verdad los problemas.

Personas muy diversas procedentes de todos los países del mundo visitarán Japón con ocasión de la Copa Mundial de Rugby 2019 y de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Tokio 2020. Van a ser oportunidades para mostrar al mundo y someter a su evaluación lo que hemos conseguido en materia de ahorro de agua y energía, tecnologías de higiene, limpieza, tratamiento de aguas residuales y aprovechamiento de los excrementos como recursos, así como en los campos del diseño universal, la oferta informativa, el apoyo al usuario mediante voluntarios o el diseño de retretes de emergencia. Una vez sepamos qué valoración merecen los servicios sanitarios japoneses, estamos preparados para seguir trabajando y llevarlos a una nueva etapa de evolución.

(Escrito el 17 de noviembre de 2015 y traducido al español del original en japonés)

Fotografía del titular: “Participantes en el evento “Al baño, con amor”, una de las actividades de promoción eco-activas llevadas a cabo por el Japan Toilet Labo.

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