Los uniformes y la sociedad grupal en Japón

Sociedad Cultura

¿Por qué a los japoneses les gustan tanto los uniformes? Analizamos la presencia de estos atuendos en la moda japonesa, desde los escolares y los de las empresas hasta los “pseudouniformes” relacionados con la búsqueda de empleo o los exámenes de acceso.

Uniformes y “pseudouniformes”

Japón es uno de los primeros países del mundo en el uso de uniformes: desde la escuela primaria hasta la secundaria superior, e incluso en algunas universidades; desde las pequeñas hasta las grandes empresas; desde las salas de exposición vistosas hasta las tiendas pequeñas dedicadas a la venta de telefonía móvil. La envergadura no importa en el archipiélago nipón, que puede presumir de su floreciente cultura de vestimentas regladas. No existe ninguna otra nación donde la oferta sea tan completa y desbordante.

El interés por este tipo de atuendos es tal que se tiende a exigir, de forma unánime, el uso de “pseudouniformes” incluso en situaciones en las que no es necesario. Un ejemplo lo encontramos en los trajes del mismo color y diseño que los estudiantes universitarios llevan a la hora de buscar trabajo. Son negros y esconden la originalidad de quienes se los ponen, de forma que todos parezcan iguales. Desde el punto de vista de su función, se asemejan a un uniforme. Otro ejemplo lo tenemos en los trajes que visten las madres cuando sus hijos se presentan a los exámenes de acceso a la escuela secundaria; lo mismo ocurre con el atuendo que estas eligen para los propios escolares. En ambos casos, podría decirse que se trata prácticamente de un uniforme.

En Japón, por lo tanto, se puede realizar una distinción entre los uniformes de uso obligatorio y los “pseudouniformes” que no lo son. Veamos su razón de ser y la función que cumplen.

Ventajas de los uniformes

Puede establecerse, pues, que los uniformes son la vestimenta que se les exige a las personas que cursan estudios o trabajan en un determinado lugar. Este tipo de atuendo cumpliría cinco funciones, a saber:

1. Distinción

Se puede saber a simple vista a qué centro escolar, equipo o entidad pertenece alguien. En este último caso, el uniforme sirve para que clientes y otras personas ajenas a ese entorno tengan una impresión de aspectos como la labor que se desempeña. Por ejemplo, el uniforme de los enfermeros en los hospitales o el de los empleados de unos grandes almacenes.

2. Estímulo para el orgullo y la motivación

Los uniformes sirven también para aumentar la motivación hacia la labor que se desempeña en la escuela o en el lugar de trabajo y fomentar el orgullo de quienes los llevan. Un ejemplo de esta función lo tenemos en los uniformes rojos que lucen los encargados de la limpieza de los trenes bala, que pertenecen a Tessei, una firma del grupo Ferrocarriles del Este de Japón, y de quienes se habla mucho en los últimos años. El uso de un color fuerte en la vestimenta de las personas que realizan un trabajo modesto e imperceptible, pero importante, sirve para hacerlas más visibles. Además, los trabajadores se sienten orgullosos de su labor y más motivados.

Empleados de Tessei esperan la llegada del tren bala en la estación de Tokio para proceder a su limpieza (imagen cortesía de Tessei).

Los uniformes especiales reservados para los trabajadores altamente cualificados tienen el mismo efecto. Vemos, por ejemplo, que la vestimenta de pilotos y copilotos presenta varias líneas doradas a la altura de los hombros y las muñecas –cuatro en el caso de los primeros y tres en el de los segundos–.

3. Seguridad y comodidad

Es fácil hacerse una idea a este respecto si se piensa en los trabajadores de las fábricas. Las prendas que llevan permiten facilidad a la hora de moverse y trabajar, garantizan la seguridad y protegen el cuerpo del peligro.

4. Atractivos de la marca

Los uniformes pueden contribuir a mejorar la imagen de una firma o establecimiento en calidad de tarjeta de presentación. Así ocurre con el atuendo del personal de cabina de la aerolínea Singapore Airlines, un uniforme inspirado en la indumentaria tradicional de la nación insular que se lleva usando desde 1972. El efecto de este rasgo representativo en la imagen de la marca es considerable.

5. Capacidad de reclutamiento

Son muchos los uniformes con un gran efecto a la hora de contratar personal nuevo. Hay quienes los ven y piensan: “Yo también quiero ponerme esa ropa para trabajar” o “Quiero formar parte de esa entidad”. La vestimenta de quienes trabajan en Disneylandia es un claro ejemplo.

Los distintos uniformes del personal de cabina a lo largo de la historia de la aerolínea ANA durante un acto con motivo del trigésimo aniversario de sus rutas internacionales (imagen, cortesía de Jiji Press, tomada en el Aeropuerto de Narita el 3 de marzo de 2016).

Hemos explicado las ventajas de los uniformes; veamos ahora sus desventajas.

El movimiento por la abolición de los uniformes

El movimiento por la abolición de los uniformes, considerados una muestra de la presión de los centros educativos y los adultos, tuvo su apogeo hará unos treinta o cuarenta años, pero a día de hoy ha perdido fuerza. De hecho, podría decirse que ha desaparecido; y es que ocurre lo contrario: el uso de diseños elegantes que reflejan las opiniones y exigencias de los jóvenes se ha traducido en un aumento del número de personas que desean entrar en una escuela en función de su indumentaria, y no son pocos los colegios cuya reputación ha mejorado, incluso en lo referente a su nivel educativo en algunos casos. La vestimenta reglamentaria contribuye a la imagen como marca.

Existe, por lo tanto, una relación entre los grandes cambios en los materiales y los diseños de los uniformes escolares y el declive de la tendencia a considerarlos como un símbolo del sistema y un elemento sofocante. El desarrollo de las fibras sintéticas ha aligerado la indumentaria y permitido que la piel respire mejor, además de haber eliminado la necesidad del planchado y creado ropa más cómoda. También es posible variar más en el atuendo por la disponibilidad de diferentes diseños y prendas como chalecos, jerséis y blusas, entre otras, que combinar con las piezas básicas.

La diferencia con los uniformes del pasado es abismal: solo había un diseño, eran pesados y difíciles de cuidar. En la actualidad, quienes lucen este tipo de vestimenta sienten un fuerte deseo de disfrutar de la moda propia de su edad. Los cambios en los materiales y el diseño han propiciado también que los uniformes hayan pasado de ser vistos como un símbolo del sistema a convertirse en algo que uno elige activamente.

Uniformes de la firma Conomi, una marca de prendas escolares popular en todo Japón (imagen cortesía de Conomi).

Los uniformes como parte de la atención al cliente

No obstante, no es del todo cierto que este tipo de uniformes vaya a continuar prosperando, como se puede desprender de la indumentaria obligatoria para las mujeres en las empresas. Tras la entrada en vigor de la Ley de Igualdad de Oportunidades Laborales en 1986, se señaló este atuendo como símbolo de la discriminación de género, y las empresas fueron aboliendo su uso movidas también por la tendencia a reducir costes, algo que posiblemente sea inevitablemente también de ahora en adelante.

Como es lógico, el uso de uniformes en las oficinas conlleva gastos y la necesidad de habilitar unos vestuarios. En realidad, esta vestimenta no hace mucha falta en lugares de trabajo en los que no existe un trato directo con los clientes. Con el objetivo de reducir costes, en algunas empresas se ha eliminado la recepción y ya no se cuenta con personal encargado de servir bebidas a los invitados. La abolición de los uniformes es una prolongación de todo esto.

Sin embargo, el uso de uniformes en lugares en los que sí se tiene un trato directo con la clientela constituye un caso aparte. En 2016, el banco Tokyo-Mitsubishi UFJ decidió uniformar de nuevo a los 16.000 hombres y mujeres que atienden en ventanilla en todas las sucursales del país. Bancos como el de Kagawa y el Chūkyō también han resucitado la indumentaria reglada, una medida centrada en las ventajas de los uniformes. Puede decirse que son una parte de la atención al cliente.

Nuevos uniformes del banco Tokyo-Mitsubishi UFJ desde enero de 2016. El concepto: confianza, pulcritud y cercanía (imagen cortesía del banco Tokyo-Mitsubishi UFJ).

Es posible que se den más casos de empresas que deciden resucitar los uniformes, pero solo tras haber estudiado la rentabilidad de la medida, ya que no está exenta de costes. Huelga decir que las firmas que no atraviesen una buena situación económica establecerán una vestimenta reglada en caso de que consideren que su uso tiene ventajas, y la abolirán de ocurrir lo contrario.

“Pseudouniformes”: un reflejo del abandono del pensamiento

Veamos el porqué del interés de los japoneses en los “pseudouniformes” a pesar de que su uso no es necesario:

1. Deseo de evitar el fracaso

La demanda de los trajes para la búsqueda de trabajo o los exámenes de acceso tiene su explicación en el deseo de evitar, en la medida de lo posible, el fracaso antes de que se produzca. A la gente no le gusta pensar que el motivo de su falta de éxito fue la ropa que se puso en un determinado momento, de ahí que se decanten por el mismo atuendo. Los “pseudouniformes” son una muestra del espíritu característico de los japoneses, que buscan evadir los fiascos.

2. Deseo de enterrar la originalidad

Los japoneses no desean llamar la atención y evitan situaciones en las que puedan destacar, una mentalidad relacionada directamente con los “pseudouniformes”. Este tipo de atuendos no desaparecerá si Japón no se convierte en una sociedad en la que se acepta la diversidad y las manifestaciones de la personalidad se consideran naturales.

3. Cambios en el entorno

Los trajes para la búsqueda de trabajo se han vuelto más homogéneos; carecen de variedad. Esto tiene su explicación en el aumento de las tiendas que ofrecen estos atuendos partiendo de la base de que existe un exceso de información sobre qué se debe y qué no debe hacer para tener éxito o fracasar a la hora de buscar empleo. Esto no existía hace dos décadas, cuando los estudiantes elegían las prendas que creían adecuadas para la ocasión en función de sus propias ideas y del boca a boca. En la actualidad, la selección ya se la dan hecha. Resulta difícil luchar contra esta corriente. Lo mismo ocurre con los trajes para los exámenes de acceso, que se han convertido también en todo un negocio. Las empresas japonesas son expertas en crear este tipo de patrones de productos.

Por todo el archipiélago nipón se extiende el ambiente propicio para que la gente simplemente compre determinados artículos sin pararse a pensar, y esto es precisamente un caldo de cultivo para los “pseudouniformes”. Por el momento, la situación no presenta visos de cambiar en Japón, país por excelencia de uniformes verdaderos y falsos.

(Traducción al español del original en japonés redactado el 11 de abril de 2016)

Imagen de la cabecera cortesía de Conomi, firma especializada en uniformes y complementos escolares.

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