De Hiroshima a Ise-Shima: las cumbres del G7

Política

Japón es el país anfitrión tanto de la Cumbre del G7 a celebrar los días 26 y 27 de mayo en Ise-Shima como de la reunión de diplomáticos de dicho grupo que se celebró el pasado abril en Hiroshima. Los ministros de exteriores que se reunieron para el evento visitaron el Parque Memorial de la Paz y expresaron un vehemente deseo de ver un “mundo sin armas nucleares”. La clave consiste en comprobar si los países integrantes del G7 pueden llegar del mismo modo a opiniones conjuntas sobre temas de tanta importancia como la seguridad en los océanos y la economía mundial.

El Secretario de Estado Kerry visita Hiroshima para reforzar los lazos EE.UU.-Japón

A veces una imagen vale más que mil palabras. Un buen ejemplo es la fotografía que se sacaron con ocasión de la reunión de ministros de exteriores del G7 celebrada el 11 de abril en Hiroshima el ministro japonés de exteriores, Kishida Fumio, y el Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, ante el cenotafio en recuerdo de las víctimas de la bomba atómica.

Podemos darnos cuenta de la manera sin precedentes en que las relaciones entre los Gobiernos japonés y estadounidense se han estrechado a través de las nuevas guías de defensa que se acordaron entre ambos países en abril de 2015, y también por el discurso pronunciado por el primer ministro Abe Shinzō, en su visita a Estados Unidos el mismo mes, bajo el título “Una unión de esperanza”. El Gobierno estadounidense se mostró de acuerdo con la idea del actual país presidente del G7, Japón, de celebrar la reunión de ministros de exteriores en Hiroshima, tierra natal de Kishida. John Kerry acudió al Parque Memorial de la Paz, en dicha ciudad, visitó el Museo de la Bomba Atómica, y declaró con vehemencia estar a favor de un “mundo sin armas nucleares”.

La pasada reunión de ministros de exteriores del G7 en Hiroshima marcó época en muchos sentidos. En un mundo dividido entre aquellos países que poseen armamentos nucleares, con el poder disuasorio que conllevan, y los que carecen de ellos, resulta un gran logro que 71 años después de que se arrojara una bomba atómica sobre Hiroshima se reúnan en esta ciudad representantes del G7 para discutir las restricciones futuras sobre dichas armas. En una entrevista para la revista Gaikō (diplomacia), el ministro Kishida relataba lo siguiente.

“Como único país del mundo en haber sufrido un ataque nuclear, Japón tiene una importantísima responsabilidad en los esfuerzos por lograr un mundo sin armamento de este tipo. Por otro lado, tras tres años como ministro de asuntos exteriores me he dado cuenta de que, en lo que a trazar un plan concreto con el que avanzar hacia ese mundo sin armas nucleares se refiere, no se pueden lograr resultados sin colaboración entre los países que cuentan con dichas armas y los que no.”(*1))

El ministro Kishida vivió en Nueva York durante su época como estudiante de primaria, debido al trabajo de su padre. Debido a ello habla inglés con extrema fluidez, y en las reuniones con el Secretario de Estado Kerry habrá podido charlar con él sin necesidad de intérprete. Kishida es una figura internacionalmente conocida tras tres años como ministro de exteriores durante el segundo periodo del gabinete de Abe.

En el grupo de Kishida, con fuerte tendencia del Kōchikai (una de las facciones del Partido Liberal Democrático), hay quien considera que el ministro debería ir pensando en la era post Abe e ir mostrando su independencia, pero Kishida apoya la política exterior del primer ministro, está dedicado a sus esfuerzos prácticos, y para ello se muestra moderado en sus acciones políticas. Es de suponer que es por esto que el gabinete de Abe ha depositado una gran confianza en él. Kishida, que ya ha demostrado su valía a través de unas mejoradas relaciones EE.UU.-Japón y un excelente trabajo con la presidencia japonesa del G7, seguramente verá su posición aún más valorada gracias al éxito de la reunión en Hiroshima.

El marco del G7 aumenta de nuevo su importancia

Al principio del dicurso del país anfitrión, el 11 de abril, Kishida mencionó lo siguiente: “Los países del G7 comparten una serie de valores comunes: la democracia, el imperio de la ley, la economía de mercados, la unidad territorial y, sobre todo, el respeto por los derechos humanos. Podríamos decir que dichos valores constituyen los cimientos sobre los que se construyen la estabilidad y la prosperidad de nuestra sociedad internacional. Sin embargo, el sistema internacional, fundado sobre esos valores comunes, se enfrenta a desafíos nacidos de acciones unilaterales que pueden alterar la situación actual.”

En las palabras de Kishida se puede vislumbrar uno de los problemas más importantes que afectan al mundo hoy día. El sistema internacional se tambalea debido a todo tipo de amenazas; y es por eso que cada vez es de mayor importancia contar con un esfuerzo conjunto de cooperación internacional como el G7, con una serie de valores compartidos.

La inclusión a partir de 2008, por parte del G20, de países en vías de desarrollo en el marco de cooperación internacional comenzó a poner en entredicho el significado de la propia existencia del G7. Y debido al rápido auge de países como China e India, la presencia en el escenario internacional de las democracias desarrolladas pareció diluirse tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008. No obstante, también comenzó a vislumbrarse una sombra en el rápido crecimiento económico de los países emergentes, como China, y las actividades rusas en Ucrania se ganaron una firme condena de Europa y los Estados Unidos, con lo que el optimismo que había reinado hasta entonces en el G20 perdió toda su fuerza.

Es en ese punto que se hace de nuevo evidente la importancia del G7. Para poder establecer un orden internacional estable son indispensables tanto la colaboración entre los países que comparten ciertos valores como la manifestación de su fuerte voluntad de cooperación.

Del mismo modo Kishida confirmaba esa importancia en la reunión de ministros de exteriores de Hiroshima con estas palabras: “Podríamos decir que el eje en torno al cual gira el nuevo sistema mundial consiste en la posibilidad de hacer frente a los problemas que hemos estado discutiendo durante estos dos días. Quisiera enfatizar la importancia de las conversaciones del G7 basadas en esta reunión de Hiroshima, como grupo de países que comparten una serie de valores comunes, para la consecución de la paz y la prosperidad en la comunidad internacional.”

Así, la reunión de ministros de exteriores del G7 ha cerrado con éxito el telón publicando documentos consensuados acerca de temas de calado, con títulos como “Proclamación de los ministros de exteriores del G7 sobre el mantenimiento de la seguridad en el océano”, que regula las acciones de China en los Mares de la China Meridional y Oriental, o “Declaración de los ministros de exteriores del G7 en Hiroshima sobre la no proliferación de armamentos”, que apunta a un mundo sin armas nucleares. También resultan destacables las declaraciones de John Kerry sobre su visita al Museo de la Bomba Atómica de Hiroshima: “Fue una experiencia sobrecogedora”; “Todos deberían visitar este lugar, incluido el propio presidente Obama”. El ministro de exteriores canadiense, Stéphane Dion, comentó: “Es un recuerdo que quedará conmigo; me siento muy agradecido al Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón por haber organizado la reunión de Hiroshima.”

(*1) ^ Kishida Fumio, “Ugokihajimeta Higashiajia kinrin gaikō - Nihon gaikō no ichinen wo tenbō suru (“La diplomacia en el Este Asiático ya está en marcha - una visión sobre un año de diplomacia japonesa”, publicado en el número 35 de la revista Gaikō, 2016, páginas 12-13

Hacer frente a la economía mundial: la clave está en Alemania

Lo cierto es que, entre los países que participan en la cumbre del G7, Japón ocupa actualmente una posición desde la cual puede reforzar el liderazgo internacional. Estados Unidos tiene las manos atadas con sus próximas elecciones presidenciales, y el mandato del presidente Obama termina en menos de un año; en su última participación en la Cumbre le será difícil comprometerse en algo o liderar los debates. El Reino Unido también se encuentra en una situación en la que no puede concentrarse en la diplomacia: el Gobierno ha de lograr el apoyo de la ciudadanía para el referéndum del 23 de junio sobre la permanencia del país en la UE, además de hacer frente a la pérdida de popularidad del primer ministro Cameron tras el escándalo de los Panama Papers.

Además, como resultado de los graves ataques terroristas que Francia sufrió en París por segunda vez, las medidas antiterroristas y la política sobre los refugiados sirios se han convertido en temas imposibles de posponer. Tanto en Italia como en Canadá han jurado el cargo sendos nuevos primeros ministros, que lógicamente poseen menos experiencia en el terreno diplomático que Abe, quien ya ha participado cuatro veces en la Cumbre. La canciller de Alemania, Angela Merkel, que ha asistido ya diez veces, es la única participante que puede ejercer una influencia comparable.

En el tiempo que transcurra hasta la próxima cumbre resulta imperativo para el primer ministro Abe realizar ajustes a su posición, en colaboración con Angela Merkel. Es de prever que en la próxima cumbre el tema de mayor importancia a tratar sea la economía internacional. La clave del encuentro consistirá en saber si el primer ministro Abe es capaz de guiar a los participantes hacia un consenso sobre la necesidad de unas finanzas de movimientos más activos, frente a Alemania, famosa por su adherencia al conservadurismo del sistema financiero.

Si el G7 logra aunar sus opiniones no solo se producirá una fuerte tendencia en la economía mundial, sino que habrá una gran repercusión dentro de Japón, en áreas como el aplazamiento de la subida del impuesto sobre el consumo o la nueva dirección a seguir con el Abenomics. En ese sentido, el liderazgo de Japón como presidente del G7 resulta extremadamente importante.

Así las cosas, el 25 de abril el primer ministro Abe expresó al viceministro de exteriores Saiki Akitaka y a los diplomáticos Sugiyama Shinsuke y Nagamine Yasumasa su opinión de que “Es necesario que demos los pasos necesarios para que Japón pueda demostrar su liderazgo.” El primer ministro Abe visitó, a principios de mayo, cuatro de los países que participarán en la cumbre del G7 -Reino Unido, Francia, Italia y Alemania-. Resultaba imperativo que, durante la visita alemana, el primer ministro Abe conversara con la canciller Merkel para hacerle ver la necesidad de políticas económicas generales que incluyan unas finanzas activas, medidas con las que Japón ya se encuentra comprometido. Esta es la clave del resultado de la cumbre.

Opiniones consensuadas en la cumbre: la habilidad de Abe puesta a prueba

Pero las cosas no terminan ahí. Existe una amplia divergencia de opinión entre Japón y Estados Unidos, por un lado, y Alemania por el otro, en lo que a las actividades chinas en el Mar de la China Oriental y el Mar de la China Meridional se refiere. Los países europeos, en general, tienen una visión bastante relajada y optimista sobre el desarrollo de la economía china y el despliegue militar chino en alta mar. Pero para Japón y Estados Unidos es evidente que los países del G7 deben llegar a hablar con fuerza con una única voz en lo referente a ese tema, para poder mantener la paz marítima de la zona.

No se trata simplemente de que Japón ocupe la presidencia; el país está tratando de mostrar su liderazgo en la comunidad internacional en dos áreas de importancia: una serie de políticas económicas que acompañan a sus iniciativas financieras más activas y el mantenimiento de la seguridad en el Mar de la China Oriental y el Mar de la China Meridional, bajo la idea de que se trata de un mar “libre y estable”. La administración de Abe está durando más de lo habitual en el Japón de hoy día, y al igual que lo hicieron en su momento la de Nakasone Yasuhiro y la de Koizumi Jun-ichirō se encuentra ahora en la posición ideal para crear relaciones de confianza con los otros miembros del G7 y sentar bases firmes y francas, y a través de su agenda diplomática concluir con éxito los debates.

Sin embargo en este mundo cada país mira para sí, y el sistema internacional se tambalea, de modo que lograr llegar a declaraciones conjuntas sobre los problemas que sufre no es tarea fácil. En ese sentido Japón se encuentra en una encrucijada de extrema importancia, tanto para el futuro del sistema internacional como para poder vislumbrar la dirección de la economía mundial y para que Abe siga demostrando la valía de su gabinete.

(Artículo escrito el 27 de abril de 2016, y traducido al español del original en japonés.)

Imagen del encabezado: Tras presentar una ofrenda floral en el Parque Memorial de la Paz, el ministro de asuntos exteriores japones Kishida Fumio (izquierda) y el Secretario de Estado estadounidense John Kerry intercambian unas palabras - 11 de abril de 2016, Hiroshima (Jiji Press)

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