El traslado del mercado de pescado de Tsukiji, un proyecto plagado de interrogantes

Sociedad

Queríamos saber si el popular mercado de pescado de Tsukiji, próximo al centro de la capital japonesa, sería trasladado definitivamente a Toyosu, en la bahía de Tokio. Ahora ya lo sabemos. El traslado se realizará, pero la gobernadora de Tokio, Koike Yuriko, quiere promover, paralelamente, la creación de un complejo comercial gastronómico en el solar que quedará vacío. ¿Conseguirá llevar a buen puerto ambos proyectos? Analiza la situación un buen conocedor del famoso mercado.

Acusada de indecisa por sus adversarios políticos, la gobernadora de Tokio, Koike Yuriko, hizo finalmente públicos el día 20 de junio sus planes para el internacionalmente conocido mercado del pescado de Tsukiji, cuyo previsto traslado a Toyosu se había visto obstaculizado por un problema de contaminación del suelo. Koike anunció que el mercado será trasladado a Toyosu y que el solar que actualmente ocupa será utilizado como centro de transportes durante la celebración de los próximo Juegos Olímpicos y Paralímpicos Tokio 2020, tras lo cual pasará a asumir, ya en 2022, nuevas funciones comerciales. La decisión llegó tres días antes de que se iniciara la campaña para las elecciones a la Cámara Legislativa de Tokio, llevadas a cabo el 2 de julio.

Se trataba, según dijo ella misma, de proteger el valor de Tsukiji, que tiene una larga historia y atrae a muchos visitantes japoneses y extranjeros gracias a su céntrica ubicación, aprovechando al mismo tiempo las amplias instalaciones construidas ad hoc en Toyosu. Pero esta solución ecléctica, concebida para contentar a tirios y troyanos, tiene visos un tanto engañosos. Los dueños de los puestos del mercado y otras personas relacionadas con Tsukiji no parecen tenerlas todas consigo.

¿De quién es la responsabilidad? Ishihara, llamado a testificar ante la cámara

Ante la obsolescencia de las instalaciones y las dificultades que entrañaban los planes para reformar el mercado sin interrumpir su actividad comercial, en 2001 se decidió oficialmente su traslado a Toyosu. Sin embargo, en 2008 llovieron las críticas sobre el proyecto al difundirse que muestras extraídas del subsuelo de Toyosu había arrojado una proporción de benceno 43.000 veces mayor que el máximo permitido por la normativa medioambiental, lo cual hacía del nuevo emplazamiento del mercado un lugar poco indicado para manejar alimentos frescos.

Los terrenos donde se asentaría el mercado habían estado ocupados por instalaciones de la empresa Tokio Gas y el problema de la contaminación del suelo era perfectamente conocido desde la etapa en que se realizó la adquisición. Pero, según reconoció un alto responsable del Gobierno metropolitano, el nivel de contaminación superaba lo imaginable y Tokio se vio obligado a gastar más de 80.000 millones de yenes en diversas medidas de descontaminación.

Para hacer las obras, que comenzaron en 2011, se utilizaron “los criterios y técnicas más avanzados”, según dijeron responsables del Gobierno metropolitano. Tres años después, en 2014, las obras quedaron finalizadas con el concurso de un Consejo Científico formado por expertos y entendidos que avaló, según las mismas fuentes, la salubridad de los terrenos que acogerían el nuevo mercado de Toyosu.

Una vez finalizadas también las obras de construcción de las instalaciones, la fecha de su inauguración quedó fijada para el 7 de noviembre de 2016. Sin embargo, a finales de agosto de ese mismo año, la gobernadora Koike juzgó que la seguridad del lugar no estaba demostrada y pospuso el traslado. La razón alegada fue que la inauguración había sido prevista para una fecha en la que todavía no se disponía de los resultados de las pruebas de aguas subterráneas.

Durante el periodo de aplazamiento se dio a conocer que bajo el edificio principal faltaba la capa de tierra que prescribían los planes de construcción. En su lugar se descubrió un gran hueco a modo de sótano. Esto no hizo sino ahondar todavía más la desconfianza de los empresarios de Tsukiji hacia las autoridades metropolitanas. Por si fuera poco, las pruebas finales sobre aguas subterráneas, cuyos resultados se anunciaron a mediados de enero de este año, mostraron que la proporción de benceno era 79 veces más alta de lo permitido y detectaron también cianuro, una sustancia cuya presencia no se admite en ninguna proporción. Ante estos nuevos datos, ganaron fuerza las posiciones contrarias al traslado.

En este contexto, la gente se preguntaba por qué se habían adquirido aquellos terrenos a sabiendas de que estaban contaminados. Entre marzo y abril, la Asamblea Legislativa de Tokio citó a testificar ante la Comisión de Investigaciones a Ishihara Shintarō, que ocupaba el puesto de gobernador cuando el traslado fue aprobado, y a su vicegobernador, Hamauzu Takeo, así como a los sucesivos directores de la entidad que rige el mercado de Tsukiji. Pero no se obtuvo ningún resultado digno de mención.

“Seguro por encima de la superficie”, argumento a favor del traslado

El destino del mercado de Tsukiji parecía en suspenso, pero la decisión de la gobernadora Koike de proceder al traslado ha encontrado una base en el criterio de Hirata Tatemasa, director del Centro de Estudios de Wakayama de la Universidad Abierta de Japón (Hōsō Daigaku) y presidente del Consejo de Especialistas del Gobierno de Tokio, quien concluyó que sobre la superficie las condiciones son seguras y que incluso las del subsuelo, que incumplen la normativa, pueden ser controladas.

El 17 de junio, días antes de iniciarse la campaña electoral, Koike visitó el mercado de Tsukiji y se disculpó ante los interesados por no haber podido garantizar el cumplimiento de los estándares medioambientales en Toyosu, una condición planteada como indispensable para el traslado. Tres días después, el día 20, anunció en una rueda de prensa convocada en la sede del Gobierno metropolitano que se llevaría a cabo el traslado y que Tsukiji sería objeto de un ulterior desarrollo.

En las elecciones, que habían concitado una gran atención, la nueva formación política liderada por Koike, Tomin First no Kai (literalmente, “Asociación ‘Los Tokiotas Primero’”) consiguió ampliar notablemente su arco parlamentario, que sumado al del partido Kōmeitō, dispone ahora de la mayoría absoluta de la cámara. La figura política de Koike, como sus lemas de “los ciudadanos son lo primero” y “reformar la política de Tokio”, ha creado muchas expectativas. Pero el traslado del mercado de Tsukiji a Toyosu no ha hecho más que superar su primera fase y todavía son muchos los problemas que habrán de ser solucionados.

En primer lugar, hay que tomar nuevas medidas de seguridad en cuanto al suelo. En el espacio subterráneo que ha quedado bajo el edificio, habrá que echar una capa de cemento e instalar un buen sistema de ventilación. Reforzar el actual sistema de desagües para el agua subterránea que aflora es otra tarea que habrá que realizar.

La gobernadora ha insistido en que tomará todas las medidas necesarias para evitar que la mala reputación que ha adquirido el solar de Toyosu acabe afectando a los negocios que van a instalarse en él, un aspecto que preocupaba mucho a los interesados. Pero además de la “declaración de seguridad” que tiene previsto hacer una vez se hayan tomado las medidas adicionales, a mediados de julio todavía no se conocía qué otras acciones concretas podría emprender. En cuanto a la fecha de traslado, será decidida previo acuerdo con los interesados, aunque todo indica que se hará en algún momento del próximo año. Cuando sea inaugurado, el nuevo mercado de Toyosu podrá sacar partido de sus buenos accesos a los aeropuertos de Haneda y Narita, e ir reforzando así sus funciones de congelado, refrigerado y procesado, convirtiéndose en un gran centro logístico que utilice la tecnología de la información y de las comunicaciones.

El nuevo Tsukiji: ¿un castillo en el aire?

Con respecto al solar que quedará vacante en Tsukiji, el Gobierno de Tokio no tiene previsto venderlo. Manteniéndolo en propiedad, lo que pretende es hacer un nuevo desarrollo en un plazo de cinco años, convirtiéndolo en un centro gastronómico con funciones de mercado. Durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Tokio 2020 funcionará provisionalmente como centro de transportes, pero después comenzará su transformación.

La decisión de Koike se hace en consideración a los comerciantes con intereses en Tsukiji que han venido oponiéndose al traslado, pero también en respuesta a las muchas voces que se han alzado entre la ciudadanía a favor de continuar con la tradición de Tsukiji. Pero muchos interesados se sienten confusos ante sus planes y todavía es una incógnita si estos podrán ser ejecutados según lo previsto por la gobernadora.

Como, finalmente, se trata de crear dos mercados, algunos mayoristas de Tsukiji se han posicionado en contra, aduciendo que nadie ha pedido nunca una cosa así. Han dedicado ingentes sumas de dinero a la compra de grandes cámaras de refrigeración y otras instalaciones para afrontar el anunciado traslado a Toyosu. Al menos uno de los mayoristas ha invertido más de 10.000 millones de yenes. No parece posible que cinco años después dicha empresa regrese a Tsukiji.

Las empresas que median entre mayoristas y minoristas también tienen sus dudas. Se preguntan dónde podrán comprar pescado si los mayoristas se van de Tsukiji y señalan que comprar pescado en Toyosu para distribuirlo en Tsukiji no sería un método eficiente. Por otra parte, aunque unos pocos mayoristas intermediarios se queden en Tsukiji y a ellos se sumen nuevos minoristas, su carácter de mercado mayorista no podrá sustentarse y se difuminará la diferencia que actualmente existe entre el núcleo del mercado y el llamado mercado exterior, un cordón de minoristas y restaurantes que atraen una gran cantidad de visitantes.

Otra parte afectada por este proyecto de convertir el viejo solar de Tsukiji en un nuevo parque temático de la gastronomía es la empresa con base en la ciudad de Odawara (Kanagawa) Man’yō Club, adjudicataria del sector de Toyosu que el Gobierno metropolitano había reservado como zona abierta a los turistas, que ahora ve cómo la rentabilidad de su negocio podría verse seriamente afectada si se construye el nuevo Tsukiji.

Man’yō Club planeaba operar en el sector de Toyosu llamado Senkyakubanrai restaurantes e incluso unas termas, pero ahora prevé que, si, tras el paréntesis olímpico, Tsukiji se reinventa como meca gastronómica, a su empresa le será muy difícil atraer suficientes clientes a Toyosu y esto podría comprometer la viabilidad del negocio. Está considerando incluso retirarse del proyecto.

Se supone que durante los próximos meses se irán fijando los detalles del proyecto ideado por Koike para relanzar Tsukiji, pero a fecha de hoy los interesados siguen in albis, pues no se ha dado a conocer ni la fecha exacta para el traslado ni un adelanto del plan maestro que guiará el proyecto.

El problemático traslado a Toyosu del mercado de Tsukiji era el talón de Aquiles de la Asamblea Metropolitana y Koike ha aprovechado inteligentemente esta debilidad para obtener una aplastante mayoría en las últimas elecciones. Pero resta por saber cómo va a compatibilizarse la buena marcha de Toyosu con la supervivencia de Tsukiji. Veremos entonces si sus planes eran serios o una interesada improvisación.

Fotografía del encabezado: las instalaciones del mercado de Tsukiji en una fotografía tomada el 23 de junio de 2017. Sus funciones se trasladarán a Toyosu, en Kōtō-ku (Tokio) y su solar será reconvertido próximamente. (Jiji Press)

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