Editorial 18

Política Ciencia Tecnología

El Consejo de Políticas sobre Ciencia y Tecnología del segundo periodo del gabinete Abe

El 1 de marzo se celebró, por primera vez en el segundo periodo del gabinete de Abe Shinzō, una reunión del Consejo de Políticas sobre Ciencia y Tecnología (CPCT) del gobierno. Dicha reunión, en la que el primer ministro actuó como presidente, tenía como objeto delinear en términos amplios los proyectos de ley y los ajustes generales de cara a la política sobre ciencia, tecnología e innovación. Originalmente las reuniones de dicho Consejo debían realizarse en teoría una vez al mes y durar cerca de una hora, pero bajo el gobierno del Partido Democrático de Japón, especialmente durante la época de los primeros ministros Kan Naoto y Noda Yoshihiko, las reuniones se hacían cada varios meses, y duraban unos veinte minutos. El tiempo que el primer ministro dedica a sus reuniones con el CPCT indica claramente qué importancia concede el gobierno a las políticas sobre ciencia, tecnología e innovación. En ese sentido, Abe, durante la primera reunión, declaró: “El Partido Democrático de Japón no ha aprovechado lo suficiente este Consejo. Me parece importante lanzar el mensaje de que para avanzar en la innovación tecnológica debemos conceder a esto mucha importancia a nivel político.” El mismo hecho de haber realizado esa declaración muestra voluntad política.

En dicha reunión se decidió conceder más autoridad al CPCT y crear un plan estratégico para lograr un mayor desarrollo económico. El primer ministro urgió a que “se considerara tomar medidas para reforzar de manera fundamental las funciones del CPCT. De este modo, el CPCT se convertiría en una torre de control capaz de ejercer una gran fuerza de empuje a un nivel sin precedentes, tanto en cuanto a su autoridad como a su presupuesto.”

Por otro lado, con anterioridad, el 18 de febrero el ministro de Ciencia y Tecnología Yamamoto Ichita presentó una propuesta de reforma de ley para el CPCT durante la Conferencia sobre Competitividad Empresarial (que se celebra bajo las oficinas centrales del Departamento de Recuperación Económica del gobierno japonés, y de la que también es presidente Abe). En dicha reforma desempeñan un papel fundamental las políticas de refuerzo del CPCT, que buscan centralizar en el Consejo los presupuestos para ciencia y tecnología de los diversos ministerios, de los que hasta ahora se había encargado cada uno de ellos. El gobierno piensa conceder al CPCT la autoridad necesaria para asignar los recursos, y considerar cómo reforzar esa torre de control. Además, por lo que dicen, la Comisión de Investigación para Promocionar la Investigación y el Establecimiento de una Nación de Ciencia y Tecnología Innovadoras, del Partido Liberal Democrático, quiere tener listo el plan de reforma del CPCT para finales de marzo, y el ministro de Ciencia y Tecnología tomará en cuenta la propuesta del partido gobernante de cara a establecer el proyecto de reforma del gobierno en la Conferencia sobre Competitividad Industrial de junio.

¿Bottom up o top down?

El problema que se discute cada vez que se habla de la reorganización del CPCT estriba en saber qué tecnologías y políticas de innovación debe impulsar dicho Consejo, qué grado de control sobre los presupuestos para dichos campos debe dársele, si se le debe asignar un presupuesto de 2.000 millones de yenes, de 50.000 millones, de 150.000 millones.

En la base de dicho problema se encuentra la cuestión de si las políticas japonesas de innovación sobre ciencia y tecnología deben seguir, de acuerdo a la situación, un esquema bottom up (de abajo a arriba) o uno top down (de arriba a abajo). No es que uno sea mejor que el otro. Como regla general el bottom up presenta menos riesgos, pero también ofrece menos estrategias. Por otro lado, las políticas de tipo top down son más estratégicas, pero el riesgo también se incrementa. En teoría es posible diseñar un sistema óptimo que equilibre la estrategia y los riesgos, pero en la práctica es extremadamente difícil. Por lo tanto se trata de decidirse políticamente por uno de los dos sistemas, y una vez asumido, si se trata del sistema top down habrá que controlar los riesgos, y si se trata del bottom up no habrá más remedio que esforzarse por mejorar las estrategias. Sin embargo haríamos bien en no olvidar una condición importante: la formulación de políticas y el reparto de los recursos, en el sistema japonés de gobierno, están altamente descentralizados.

Las ambiciosas políticas de refuerzo del CPCT por parte del gabinete Abe

En el gobierno japonés la formulación de políticas individuales, la petición de presupuestos, la implementación de medidas individuales y la ejecución de esos presupuestos se encuentran compartimentadas: cada departamento y sección dentro de cada ministerio decide por su cuenta. Los jefes de departamento y sección, y sus subordinados de los ministerios conocen a fondo las necesidades políticas de su campo, así como a  las contrapartes del sector privado con las que tienen que colaborar. Por ejemplo, el sector de desarrollo de las nuevas energías renovables conoce a la perfección quiénes se encuentran trabajando en este campo en las universidades, organismos de investigación públicos y privados, qué clase de problemas tienen y a qué retos se enfrentan. De este modo la capacidad de formulación de políticas por parte del gobierno aumenta en gran medida, y se reduce el riesgo de que se produzca un error grave en políticas individuales. Sin embargo, en el caos de las políticas individuales es difícil lograr iniciativas estratégicas a favor de metas políticas globales.

¿Qué hacer, entonces? He empezado a pensar que no se puede lograr fácilmente que el CPCT dirija las políticas presupuestarias de los diversos departamentos y sectores de los ministerios, que no es algo que se pueda conseguir sin una clara voluntad política. No obstante, si el primer ministro Abe Shinzō dice que va a cambiar esta situación, supongo que estará bien.

Lo cierto es que también en el Cuarto Plan Básico de Ciencia y Tecnología se han venido realizando esfuerzos para construir un sistema con el que se pueda responder a políticas globales, reuniendo en un paquete las medidas individuales que propone cada sección y departamento de cada ministerio, que más que tomar la forma de un sistema top down tomen la de una alianza voluntaria y toquen temas como la “innovación de vida” (en medicina) y la “innovación verde” (en medio ambiente y energía). En nombre del refuerzo de la torre de control del CPCT la administración Abe tiene planes aún más ambiciosos que estos.

Para que estos planes fructifiquen hay dos cosas que resultan imprescindibles. Una es elegir un asesor de políticas sobre ciencia y tecnología para el primer ministro que logre que éste comprenda y tome decisiones independientes sobre las directrices generales de las políticas en este campo. La otra consiste en reforzar la oficina del CPCT. Actualmente sus oficinas cuentan solo con unos 130 empleados, menos que en su equivalente coreano, pese a que Corea del Sur tiene menos de la mitad de población que Japón. Es necesario reforzar en gran medida esas oficinas para, con ello, reforzar también la cooperación con las organizaciones de investigación y desarrollo, como la Organización de Nuevas Energías y Desarrollo Tecnológico e Industrial (NEDO, por sus siglas en inglés), la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia (JSPS) o la Agencia de Ciencia y Tecnología de Japón (JST). Esto es un requisito indispensable para lograr crear un sistema top down.

Participación en el TPP: salvar la agricultura, no las cooperativas

Para terminar me gustaría decir algo breve en relación al Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). El 15 de marzo el primer ministro Abe decidió que Japón se uniera a las negociaciones del TPP. Quiero valorar este hecho positivamente. He declarado en esta columna, en numerosas ocasiones, la importancia estratégica de la participación japonesa en el TPP. Por lo tanto solo quiero enfatizar los siguientes puntos.

Las políticas económicas de la administración Abe se basan en los pilares fundamentales de las “tres flechas”: una flexibilización monetaria decidida, una política ágil de estímulos fiscales, y una estrategia de crecimiento que atraiga la inversión privada. El TPP es un paso gigantesco en la promoción de las reformas estructurales de la economía japonesa, tales como la reforma de las regulaciones. La Unión Central de Cooperativas Agrícolas (comúnmente conocida como JA-Zenchū) se opone con fuerza al TPP; la agricultura japonesa, independientemente del TPP, sigue en declive. A la hora de pensar en la participación en el TPP, este no es el momento de preservar las cooperativas agrícolas, sino de considerar seriamente la forma de reactivar la agricultura de Japón.

(Escrito el 20 de marzo de 2013, y traducido al español del original en japonés)

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