Cómo encarar la historia ante el 70 aniversario del fin de la guerra

Política

La Primera Guerra Mundial, momento crucial en las relaciones Japón-China

Como queda reflejado en la serie especial de artículos elaborada por Nippon.com, 2014 marca el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. El primero de los dos grandes conflictos mundiales del siglo XX fue parte del proceso por el que Japón se convirtió en un Estado de primer orden en el ámbito de Asia Oriental, pero, por otra parte, enrareció las relaciones entre Japón y China, al heredar Japón directamente los intereses alemanes en la península de Shandong por medio de las Veintiuna Exigencias dirigidas al Gobierno chino y la Conferencia de Paz de París. Puede decirse que fue la época en que se forjaron los arquetipos de los movimientos antijaponeses, que incluyeron boicots a sus productos y ataques a los personajes considerados projaponeses, de la idea de lo que era justo desde una perspectiva de pueblo o nación, y de las formas de violencia encaminadas a la consecución de ese ideal de justicia. En resumen, esta etapa histórica es vista como un momento crucial en el deterioro de las relaciones nipo-chinas.

Desde la parte japonesa se oye decir a veces que durante el decenio de 1920, dentro del orden emanado de la Conferencia de Washington, la política japonesa con respecto a China entró en un ciclo de moderación. Sin embargo, en círculos académicos chinos, se entiende que tal moderación se circunscribió al ámbito de las relaciones internacionales tocantes a China, en las que Japón siguió una política de armonización de intereses con Reino Unido y Estados Unidos, lo cual no fue óbice para que frente a China persistiera en su política de agresión, canalizándola principalmente por la vía económica.

Probablemente las conmemoraciones y aniversarios no son el mejor modo de abordar la historia, pero el hecho es que actualmente, en Asia Oriental, los medios de comunicación y otras entidades están haciendo coincidir con tal o cual aniversario los más variados eventos, lo cual está dando ocasión a que la memoria se reavive y remodele. En un momento como el actual, en que las concepciones y visiones de la historia enfrentan a unos países con otros, el influjo de estas celebraciones no debe infravalorarse.

Una visión de la historia marcada por el denominador común de la “agresión” japonesa

Y si 2014, que ha pasado su ecuador, lleva la divisa del centenario de la Primera Guerra Mundial, 2015, que está ya a la vuelta de la esquina, va a resucitar una historia que, por su calado, exigirá ciertos posicionamientos. Hablamos, como es obvio, de los 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial y, para Japón, de los 50 años de la firma del Tratado de Relaciones Básicas entre Japón y la República de Corea. Lo que caracteriza al problema de las diferentes visiones de la historia en Asia Oriental es que la Segunda Guerra Sino-Japonesa, la ocupación japonesa y su dominio colonial en la región vienen todos en el mismo paquete de la “agresión”. Digo esto porque supongo que tampoco en Europa será normal que el problema del dominio colonial y el problema de la guerra propiamente dicho se fundan en un único problema de visión de la historia.

No obstante, que China y Corea del Sur coordinen posturas frente a estos problemas históricos no se debe solo a que ambas puedan alegar que fueron víctimas de una agresión por parte de Japón. Hay que considerar también el hecho de que el Gobierno Coreano en el exilio, con sede en Chongqing (China), participó en la Segunda Guerra Mundial en el bando aliado, por lo que el Gobierno de Corea del Sur mantiene la postura de incluir a su país entre los vencedores de la contienda.

Durante su visita a Corea del Sur el pasado mes de julio, el jefe de Estado chino, Xi Jinping, remarcó en un discurso pronunciado en la Universidad de Seúl que ambos países comparten una historia de lucha contra la agresión japonesa. Fue una forma de llamar a un frente común en el problema de la interpretación de la historia. Por otra parte, China y Rusia se proponen celebrar el día 3 de septiembre de 2015 actos en conmemoración del 70 aniversario de la victoria frente a Japón. Es una situación que permite prever que se van a dar posturas muy duras frente a Japón en los preparativos de conmemoraciones históricas y se va a desplegar un discurso extremadamente irrespetuoso.

Un abanico de opciones para el Gobierno de Abe

Por supuesto, los efectos de estas “batallas de la historia” son limitados y muchos sostienen que Japón debe mantener el tipo y no inmutarse. El problema es que en el mundo de las relaciones públicas y la propaganda internacional, el refrán que dice “el silencio es oro” no siempre da frutos. Hay que preguntarse qué puntos de vista puede aportar Japón de cara al 70 aniversario del fin de la guerra. Se nos ofrecen algunas posibilidades u opciones. Desde círculos no gubernamentales pueden realizarse las más variadas actividades y expresarse todo tipo de opiniones, así que en este caso me gustaría analizar las posibilidades que se abren a Japón a un nivel puramente gubernamental, que es donde se centra la atención de los observadores nacionales e internacionales.

Una primera opción sería reafirmarse en la línea seguida por el Gobierno hasta el presente. El primer ministro Abe Shinzō dijo en octubre de 2013 ante la Dieta (Parlamento) que el Gobierno seguiría adoptando la declaración de disculpa del ex primer ministro Murayama Tomiichi. En marzo de 2014, también ante la Dieta, dijo que tampoco cuestionaría otra declaración similar, la realizada por el también ex secretario general del gabinete Kōno Yōhei. Aclarar una y otra vez que el Gobierno de Japón no ha revisado esta postura sería la respuesta mínima que cabría esperar. No sería una actitud novedosa, pero a la postre podría resultar muy efectiva si de lo que se trata es de rebatir las críticas que previsiblemente se recibirán.

La segunda opción sería ir preparando ya una serie de explicaciones sobre los puntos en discusión, adelantándose a las variadas críticas que previsiblemente lloverán el año que viene sobre Japón. Se van a sostener diversos discursos sobre el problema de las islas Senkaku y sobre el de las llamadas ianfu (confort women), pero también sobre otros temas, como las atrocidades supuestamente cometidas durante la guerra, las medidas tomadas en la posguerra para cerrar el conflicto o la “derechización” que experimenta la política japonesa actual.

Por supuesto, habrá entre ellas ciertas críticas a las que merezca la pena prestar oídos, pero también será necesario ir corrigiendo los malentendidos y errores de apreciación de la realidad, y sería conveniente, igualmente, explicar la apuesta por la paz que viene haciendo Japón desde la posguerra y sus esfuerzos por llegar a una reconciliación. Hay que aclarar aquí que, por supuesto, no se trata de adoptar una posición monolítica. Se puede hacer todo tipo de declaraciones siempre que se mantenga una cierta coherencia entre ellas y, al mismo tiempo, si la idea es dar una respuesta de este tipo, será necesario también ir analizando detenidamente todos los discursos críticos procedentes del extranjero.

Modelos de reconciliación europeos para nuevas declaraciones

La tercera opción sería que el Gobierno de Abe emitiera una nueva declaración o comunicado. Lo importante sería entonces si esa nueva declaración daría continuidad a la postura no revisionista que hemos recogido en la primera opción, o si se produciría algún tipo de revisión. Si se trata de dar continuidad, cabría mostrar algo que simbolizara un modelo de reconciliación. Por ejemplo, si con China o Corea del Sur resulta difícil, podría tomarse alguna acción que sirviera de símbolo de reconciliación con Estados Unidos, Australia o los países del Sureste Asiático, tomando como ejemplo alguna experiencia exitosa de los países europeos u otras zonas del mundo.

En Japón, a menudo se expresan dudas sobre la posibilidad de una reconciliación. Ciertamente, no parece aconsejable doblegarse ante críticas que están plagadas de malentendidos y errores. Sin embargo, hay otro tipo de reconciliación más activa, que no consiste en aceptar mansamente las críticas, y que puede ganarle a Japón más respeto y más elogios del resto de los países. En caso de proponerse una reconciliación de este tipo, por una parte habría vacilaciones en aplicar a Asia Oriental un modelo propio de Europa, pero por otra parte, si pensamos en que la comunidad internacional estaría pendiente de Japón, tal modelo no podría ignorarse fácilmente.

En caso de que se quiera dotar a esa declaración de un contenido nuevo, que suponga una revisión de la postura mantenida por el Gobierno de Japón hasta el momento presente, sería imprescindible establecer una fase previa de preparación y antes de proceder, ofrecer explicaciones a Estados Unidos y al resto de los países aliados para obtener su comprensión. En cualquier caso habría que tener muy en cuenta qué posibles críticas podría originar esa declaración, y como contrarrestarlas.

También sería posible encarar este septuagésimo aniversario adoptando un enfoque más comprehensivo, celebrando por ejemplo simposios o promoviendo proyectos de investigación en los que se busque una visión de conjunto abordando el tema de la guerra en nuestro mundo contemporáneo a través de perspectivas menos espinosas, como la de la historia global.

Las opciones que he señalado en este escrito son simples ejemplos. Hay otras muchas y también podría pensarse en combinar algunas de ellas. Como he dicho en mis primeras líneas, los hilos de los preparativos del 70 aniversario del fin de la guerra han empezado a moverse. Sea cual sea la postura que se adopte, y aunque no se adopte ninguna postura, en todo caso estos temas deberían empezar a debatirse y decidirse ya. En nippon.com venimos publicando artículos que pueden aportar materiales útiles a la hora de plantearse estos problemas y seguiremos haciéndolo en adelante.

(Escrito el 11 de agosto de 2014 y traducido al español del original en japonés)

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