Las fronteras de la ciencia

Un robot como ayuda para la atención geriátrica

Ciencia Tecnología

El instituto de investigación RIKEN ha desarrollado un avanzado robot, denominado RIBA, capaz de levantar y trasladar suavemente a una persona, ajustando su postura en función de las características físicas del paciente. El RIBA ayudará a Japón a dar respuesta a la crisis de la atención geriátrica ocasionada por el rápido envejecimiento de la población.

Un robot avanzado ayuda a cuidadores y pacientes

“El diseño del RIBA a modo de osito de peluche está pensado para que el robot encaje con facilidad en el entorno de la prestación de cuidados geriátricos y sea aceptado por los ancianos”, explica Mukai Toshiharu, líder del equipo de RTC.

Es probable que las tecnologías innovadoras resulten cruciales para que Japón pueda dar una respuesta satisfactoria a la crisis demográfica provocada por el envejecimiento de su población y su baja tasa de natalidad. Una de las tecnologías ya disponibles es el Robot de Asistencia Corporal Interactiva (RIBA por sus siglas en inglés), el primer robot pensado para cuidados geriátricos. Se trata de un robot desarrollado por miembros del Equipo de Investigación de Sistemas Sensoriales Robóticos del Centro Conjunto RIKEN-TRI para Investigaciones Robóticas Interactivas con Humanos (RTC), creado por RIKEN y Tokai Rubber Industries, Ltd. (TRI).

Mukai Toshiharu, jefe del equipo de investigación, se muestra lícitamente orgulloso del RIBA: “Este robot es la personificación de la ingeniería armoniosa. La creación de este excepcional producto sólo ha sido posible tras la consecución de un equilibrio perfecto entre todos los elementos del robot: desde sus funciones sensoriales, sus mecanismos de movimiento y control, los materiales utilizados, hasta su diseño”.

Los dos brazos del RIBA le permiten levantar y trasladar cuidadosamente a un paciente sosteniéndolo por la espalda y por detrás de las rodillas, como si se tratase de un novio que lleva en volandas a la novia.

Con una tasa de uno de cada cinco ciudadanos mayor de 65 años, Japón se está convirtiendo rápidamente en una sociedad superenvejecida. Cada vez son más las personas que necesitan atención geriátrica a causa de esta tendencia, pero tampoco hay suficiente personal para atenderlas por culpa del descenso de la natalidad. Este envejecimiento de la población no ocurre solamente en Japón: también está ocurriendo en Europa y América del Norte, así como a China, Tailandia y Singapur. No parece aventurado decir que la necesidad de cuidados geriátricos se está convirtiendo rápidamente en un problema común en todo el mundo.

A pesar de esta crisis creciente, la atención geriátrica continúa confiándose casi exclusivamente al buen hacer de los cuidadores humanos. Esto significa que normalmente hacen falta varios cuidadores para levantar y trasladar a una persona de una cama a una silla de ruedas. La repetición de este trabajo físico varias veces al día aumenta el riesgo de sufrir lesiones de columna entre los cuidadores.

Unos movimientos imposibles de conseguir para los robots industriales

El concepto inicial para la fabricación del RIBA fue crear un robot de ayuda para cuidados geriátricos que emplease tecnologías robóticas para realizar tareas físicamente exigentes, como levantar personas. Sin embargo, para un robot, poder levantar y trasladar a una persona no es una tarea sencilla, porque los movimientos que debe realizar son bastante distintos de los que realizan los robots industriales que agarran y levantan objetos.

Además, el peso total que puede levantar un robot es aproximadamente el diez por ciento de su propio peso. Así pues, para levantar a un adulto, el robot tendría que ser tan pesado como un coche o un objeto similar. Un robot tan grande no podría estar en un centro de atención geriátrica. Y, evidentemente, puesto que el robot debería funcionar en estrecho contacto con personas, deberían tomarse una serie de precauciones no solo para que el robot no se cayese o chocase con algo, sino también para prevenir que las personas pudiesen lastimarse los dedos con las articulaciones de las piezas.

Un cuidador humano está siempre presente cuando el RIBA mueve a una persona, para garantizar la seguridad de los pacientes y también para que se sientan más seguros, ya que los confortan con un gesto amable en la espalda y hablan con ellos.

En 2009, después de que su equipo de investigación hubiese superado todos los obstáculos de desarrollo, Mukai presentó el RIBA a los medios de comunicación. En esa conferencia de prensa, el RIBA demostró sus habilidades llevando a cabo la serie de movimientos necesarios para levantar, trasladar y recolocar a una persona de 61 kilos de peso. Fue sorprendente comprobar que el RIBA tenía la capacidad de realizar estas acciones cuando solamente pesa 180 kilos. Dicho de otro modo, el robot es capaz de levantar una cantidad equivalente a un tercio de su propio peso. Mukai explica cómo esto es posible:

“Conseguimos combinar fuerza y un cuerpo ligero gracias a una resina de alta intensidad para los antebrazos y un mecanismo optimizado de movimiento. El empleo de un mecanismo de movimiento asociado ayudó también a reducir eficazmente el tamaño y peso del robot. El uso de dos motores para generar el movimiento de los brazos del RIBA permite realizar los dos movimientos diferenciados de inclinación y torsión. Cuando los brazos deben doblarse y girar al mismo tiempo, el mecanismo de movimiento asociado permite que cada motor se ocupe de su movimiento respectivo. Y ambos motores pueden utilizarse a la vez en tareas que sólo impliquen inclinarse o torsionarse, permitiendo así un importante aumento de la capacidad de carga. Así es como hemos podido hacer unos motores más pequeños sin renunciar las máximas prestaciones. Las articulaciones del RIBA se utilizan para realizar movimientos complejos, y por ello las hemos cubierto también de un material flexible especial capaz de soportar repeticiones de un mismo movimiento”.

Los sensores táctiles mejoran el confort personal

El reto es conseguir que un robot imite el movimiento fluido de un ser humano. Para ello, el RIBA utiliza las tecnologías más avanzadas para realizar movimientos de inclinación y de torsión.

Una característica esencial del RIBA es su capacidad de adaptar el “abrazo” a las condiciones físicas de cada paciente. Los numerosos sensores táctiles del robot le permiten realizar ajustes precisos, como por ejemplo mover el brazo izquierdo cinco centímetros hacia arriba, en relación con los datos del peso del paciente. Estos datos pueden recuperarse más tarde de la memoria del RIBA, y así el robot puede volver a adoptar inmediatamente la misma postura ideal para una persona específica.

Los sensores táctiles son también una herramienta que los cuidadores pueden utilizar paga guiar al RIBA. Por lo general, al entrenar a un cuidador, el entrenador empuja suavemente la espalda de la persona que está entrenando y le pide que se mueva un poco hacia adelante para que avance medio paso. Y el RIBA está capacitado para responder a estas instrucciones instintivas proporcionadas por los cuidadores. Además del tacto, el cuidador puede comunicarse con el RIBA mediante sus sensores especializados de visión y voz.

Los sensores táctiles instalados por todo el RIBA permiten a los cuidadores guiar al robot mediante toques en sus brazos y otras partes. Esta sencillez de uso para los cuidadores es otra característica esencial para conseguir la popularización de un robot de ayuda para cuidados geriátricos.

Inicialmente, estaba previsto que el proyecto de investigación RIBA finalizase en 2012, pero se ha prorrogado hasta 2015. Los principales obstáculos técnicos que deben superar de ahora en adelante se refieren a cómo diseñar el RIBA para que soporte cargas más pesadas y cómo hacer que sus movimientos sean igual de flexibles que el movimiento humano, ideando a su vez un sistema que permita al robot utilizar toda su fuerza. Mukai, como jefe del equipo de investigación, afirma estar decidido a superar todos estos retos, sin olvidar la solución de las cuestiones legales y de costes para que el RIBA pueda empezar a comercializarse a partir de 2015.

El gobierno japonés calcula que la población mayor de 65 años del país habrá superado los treinta millones durante ese año, así que cuanto antes llegue al mercado este robot de ayuda para cuidados geriátricos, mejor.

(Originalmente escrito en japonés por Hayashi Aiko, traducido al español de su versión inglesa. Fotografías de Hans Sautter.)

 

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