[Diapositivas] Las islas Yaeyama, un paraíso mítico

Cultura

Las islas Yaeyama, pertenecientes a la prefectura de Okinawa, son un archipiélago situado en el extremo suroeste de Japón. Allí el tiempo discurre con una tranquilidad que no se halla en las principales islas niponas u okinawenses. Les presentamos una selección de imágenes que captan momentos mágicos, tomadas por un fotógrafo fascinado por este pintoresco lugar.

Las islas Yaeyama son un archipiélago ubicado unos 400 kilómetros al suroeste de las islas principales de Okinawa. Se compone de diez islas habitadas y muchas más sin habitar. Para situarlas basta decir que cuando hace buen tiempo desde Yonaguni, la isla más occidental, se ve Taiwán. Con un aeropuerto que la conecta con Japón continental y con Naha —capital de la prefectura de Okinawa—, la isla de Ishigaki está formada por una única ciudad del mismo nombre y tiene una población de unos 48.000 habitantes. Yonaguni cuenta con unos 1.700 habitantes en un único municipio, y las ocho islas restantes forman el municipio de Taketomi y entre todas reúnen alrededor de 4.200 habitantes. Aunque cercanas unas de otras, cada una de estas islas tiene su propio carácter.

Rituales peculiares conservados desde antiguo

Paseando por la isla de Taketomi se observan numerosas casas tradicionales con tejas rojas de Ryūkyū, hibiscos y buganvillas floridos en todo su esplendor, y resulta evidente que el lugar pertenece al clima oceánico subtropical. La isla de Iriomote, mayormente cubierta por bosque subtropical, es el hábitat de raras especies protegidas como el gato de Iriomote y el águila culebrera chiíla.

En las islas de Yaeyama se siguen practicando numerosos ritos y ceremonias religiosos antiquísimos, como los festivales Hōnen Matsuri, Kitsugan-sai y Shichi. La mayoría de estos actos están relacionados con la agricultura y sirven para pedir cosechas abundantes y para agradecer los frutos de la siembra. Esta fe, que se conserva desde hace siglos, basa sus creencias en la existencia de Nirai Kanai, una tierra situada allende los mares de donde viene el Dios de la Leche todos los años para traer fertilidad y dicha.

Las islas sagradas

Uno de los ritos que se celebran en las islas lo oficia una sacerdotisa llamada Tsukasa en un lugar sagrado llamado Utaki. El Utaki, donde los hombres tienen prohibido acceder, suele encontrarse en algún bosque cercano a la aldea y consiste en un sencillo recinto de arena blanca y piedras naturales, sin grandes templos ni estatuas. En la mayoría de los casos allí se venera a deidades ancestrales antropomórficas consideradas fundadoras del pueblo y a los dioses protectores de la aldea. También se dice que los dioses del Nirai Kanai acuden a ese lugar sagrado, una creencia que ilustra el talante abierto de la fe de los lugareños. Desde antiguo la comunidad de la isla gravita en torno al Utaki y a la Tsukasa, y hoy en día estos elementos siguen conformando el núcleo espiritual de las aldeas. Por eso se prohíbe la entrada a los turistas. Tras el rito se realizan, a modo de ofrenda, espectáculos en los que mujeres y jóvenes ataviados con las coloridas ropas típicas de las Ryūkyū ejecutan vistosos bailes y combates. Tanto los artistas como los espectadores se toman muy en serio estas ocasiones en las que celebran el orgullo de haber nacido en la región de las Ryūkyū.

Un lugar donde fluye un tiempo antiguo

Los isleños suelen organizar su vida diaria en función de la dirección del viento y los movimientos de las mareas, cuyo ciclo marca la Luna. En Okinawa los actos anuales se celebran según el calendario antiguo. En las islas transcurre por un lado el tiempo del calendario nuevo para la vida diaria “corriente”, y por el otro el tiempo ancestral de las Ryūkyū, cruzándose de vez en cuando por un instante estas dos corrientes temporales.

Fotografía y redacción de Yamashita Tsuneo.

Fotografía del titular: El festival Shichi se celebra en Sonai, en la isla de Iriomote. La figura central representa al Dios de la Leche, que trae la fertilidad a la isla.


Actuación de estudiantes de secundaria en el festival Unjami (Shiraho, Ishigaki)


Los búfalos llegaron a la isla desde Taiwán antes de la Segunda Guerra Mundial (Taketomi)


Dos niñas con estuches de sanshin vuelven a casa desde la escuela (Shiraho, Ishigaki)


En los arrecifes de la costa se pescan peces y pulpos (Hatoma)


Un niño de primaria que conocí en Funauki (Iriomote). En la zona solo hay un estudiante de primaria y otro de secundaria.


El Utaki es el lugar sagrado de la isla (Taketomi)


Festival Hōnen Matsuri, en la isla de Kuro. Existe la creencia de que un dios procedente de una tierra lejana y utópica llamada Nirai Kanai visita la isla para traer fertilidad.


Barbería que abre unos cuantos días al mes (Taketomi)


Festival Shichi en Funauki (Iriomote). Actuaciones posteriores a la ceremonia. El sanshin es un instrumento que no puede faltar en la música folclórica de las islas.


Dos barcas-dragón compiten en el festival Hōnen Matsuri de Hatoma.


Un niño barre el camino de arena blanca todas las mañanas (Taketomi)


Ceremonia en que se canta llevando un remo en el festival Shichi de Sonai (Iriomote)


Una estudiante de bachillerato con un sanshin en el festival Hōnen Matsuri de Ishigaki


Scarus ovifrons (Hatoma)


Una casa vieja (Hateruma)


Vista de Hatoma desde el avión con destino a Yonaguni


Festival Shichi de Sonai (Iriomote), designado patrimonio cultural de interés nacional.


Esta aldea de la isla de Taketomi está designada como conjunto arquitectónico tradicional de interés nacional.


Cabrito de dos semanas de edad (Hatoma)


Una niña toca el sanshin con el faro encendido al fondo (Hatoma)

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