[Diapositivas] “Tanchō”: grullas de Manchuria en los paúles de Kushiro, Hokkaidō

Cultura

Desde tiempos antiguos, las grullas de Manchuria, o tanchō en japonés, se consideran en Japón un símbolo de la felicidad y la buena salud por sus colores brillantes y por la creencia de que viven mil años. En esta ocasión, ofrecemos una serie de imágenes de estas elegantes aves durante las cuatro estaciones gracias a la cámara de un fotógrafo natural de la localidad de Tsurui, donde se encuentra el mayor hábitat de ellas.

Las grullas de Manchuria tienen una longitud de 1,5 metros, desde el pico hasta la cola, y un ancho que alcanza los 2,4 metros cuando despliegan sus alas. Con un peso de 10 kilogramos, son las aves más grandes de Japón. Los especímenes de Siberia, China y la península coreana son migratorios, pero las grullas de Manchuria que se encuentran en Hokkaidō son sedentarias, esto es, no cambian de hábitat a lo largo del año. En el pasado también se las podía encontrar en Honshū, la isla principal del archipiélago nipón; sin embargo, en la actualidad viven solo en Hokkaidō. Aparecen en las leyendas del país desde tiempos antiguos y han protagonizado numerosas obras pictóricas. Se trata de un animal familiar para los japoneses, que lo consideran un ave peculiar grabada profundamente en su mentalidad.

El santuario de las grullas de Manchuria

Sin embargo, la caza excesiva y la explotación de los terrenos pantanosos, su hábitat, durante la era Meiji (1868-1912) hicieron que durante un tiempo se pensara que se habían extinguido. No obstante, en 1924 se descubrió que había grullas de Manchuria ocultas en las inmediaciones del cabo Kirakotan, en la aldea de Tsurui, donde se encuentran los paúles de Kushiro, una zona a la que no pueden acceder los cazadores. La noticia de su existencia no solo sorprendió a los habitantes de Hokkaidō, sino también al resto de japoneses. A partir de ahí comenzaron a realizarse paulatinamente esfuerzos para la conservación de estas aves: en 1952 las grullas de Manchuria de los paúles de Kushiro, así como la tierra donde se reproducen, fueron declaradas Monumento Natural Especial. Al mismo tiempo, en la localidad de Tsurui y en la vecina Akan, fueron apareciendo personas que se ofrecían voluntariamente para dedicarse a alimentarlas; la conservación de las aves cobró fuerza.

En la actualidad, se tiene constancia de que existen en Japón unos 1.500 ejemplares, de los cuales cerca del millar se encontraría en Kushiro. Existen en todo el mundo aproximadamente 2.800 grullas de Manchuria; por lo tanto, más de un tercio habitaría en estos paúles. Además, durante el invierno, cerca del 70 % se desplaza a Tsurui. La aldea es, efectivamente, la residencia fija de estas aves a lo largo del año, ya que se reproducen en sus paúles y tienen comida y nidos seguros que no se congelan incluso en la estación invernal.

Podría parecer que los hábitats se han recuperado y que estas aves ya no se encuentran en peligro de extinción; sin embargo, durante la época de reproducción, se concentran demasiadas en los lugares donde se las alimenta, además del problema que representan los daños que las grullas causan a los campos de cultivo cercanos.

El ecosistema de las grullas

Para los oriundos de Tsurui, las grullas de Manchuria no son un ave especial, sino un espécimen más que pueden encontrar cerca con toda normalidad. El autor de este texto se sentía también así durante su infancia; no fue consciente de su importancia hasta ingresar en la escuela secundaria media. Echando la vista atrás, que comenzara a tomar fotografías de estas aves no fue una casualidad, sino algo inevitable.

El objetivo del fotógrafo no se limita a captar imágenes de las grullas de Manchuria: busca retratar escenas que incluyan el ecosistema en el que viven. Estos paisajes del lugar donde nació y se crió con las grullas son posiblemente los primeros que recuerda haber visto en su tierna infancia. Es un autodidacta de la fotografía que realmente no aspiraba a convertirse en fotógrafo; simplemente quería tomar imágenes de su ave favorita.

Desde la segunda mitad de su veintena, acudía regularmente a los paúles donde habitan las grullas de Manchuria, además de dedicarse al negocio hotelero que regentaba su familia. A través de las imágenes en las que capta la belleza de estas aves, desea transmitir a una gran cantidad de personas en todo el mundo la majestuosidad de estas. No hay mayor felicidad que lograr establecer un vínculo entre esto y la protección de estas aves y del medio en el que habitan.

Imagen de la cabecera: Una pareja de grullas gruye al sol en una mañana fría de enero

(Traducción al español del original en japonés)


Las grullas resisten las gélidas temperaturas de una mañana de enero, 27 grados bajo cero.


Una pareja de grullas gruye al sol en una mañana fría de enero.


Una familia de grullas busca alimento entre los árboles escarchados en enero.


Grullas volando por el cielo azul y despejado del norte en enero.


Dos grullas en un río del vasto Parque Nacional de los Paúles de Kushiro en julio.


Danza de cortejo sobre el nuevo verdor de los paúles en julio.


Grulla en una colina desde la que se observan los paúles en julio.


Una pareja de grullas vigila su entorno durante un atardecer de septiembre.


Dos ciervos sika de la subespecie yezo y una grulla de Manchuria cruzan el lago de los paúles en octubre.


Dos grullas se alimentan entre las hojas rojas del otoño en octubre.


Una familia de grullas vuela en la bruma de una mañana de octubre.


Grullas en los nidos de los paúles en una mañana de octubre.


Grullas durmiendo en un río que no se congela incluso bajo las duras temperaturas del invierno en enero.


Grullas regresando a los nidos de los paúles al final de un día de febrero.

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