La nueva vía para la economía japonesa: sectores en crecimiento orientados al exterior

El sistema de distribución de agua de Tokio intenta rivalizar con las “potencias del agua” extranjeras

Economía

La expansión internacional del negocio de la infraestructura está captando gran atención como una de las nuevas áreas de crecimiento económico de Japón. Inose Naoki, como vicegobernador de Tokio y propulsor de la expansión internacional del sistema de distribución de agua de Tokio, nos habla de sus posibilidades y retos.

El sistema de distribución de agua más grande del mundo abastece a trece millones de personas

El consumo de agua, del mismo modo que la red eléctrica, tiene picos y valles. También hay ocasiones en las que se producen rápidas fluctuaciones en poco tiempo. Por ejemplo, el consumo de agua en Tokio desde la medianoche del 29 hasta las tres de la madrugada del 30 de enero de 2011, que en circunstancias normales habría mostrado una línea casi recta en descenso, presentó grandes desniveles. La razón era que esa noche se celebraba la final de la Copa Asia de fútbol en Catar, y el partido decisivo, Japón contra Australia, estaba siendo televisado.

Al mismo tiempo que se hacía el primer saque el consumo de agua descendía drásticamente, ya que la mayoría de la gente estaba pegada al televisor, y no tenían tiempo de usar agua. Sin embargo, justo después del primer tiempo, el consumo de agua saltó hasta los casi 30.000 metros cúbicos por hora. No es difícil imaginar que aquellos que estaban viendo la televisión se levantaron de golpe para ir al baño. Al final, en aquel partido que Japón ganó en la prórroga, hubo un gran pico después de la segunda parte, otro pequeño después de la primera parte de la prórroga, y otro grande después del cierre de la emisión. Imagino que el último pico se debió a que la gente, tras la victoria, decidió relajarse dándose un baño, o brindó repetidas veces.

De cualquier modo, si damos por supuesto que cuando una persona va al baño durante el medio tiempo y tira de la cadena se vacía el depósito, es lógico pensar que no se preocuparan por el agua. Sin embargo, eso no es algo que podamos “dar por supuesto”. Aunque una “emergencia” tal como la emisión por televisión de un partido internacional de fútbol no es algo muy frecuente, la cantidad de agua que se distribuye se controla en cada momento, ajustándose al estilo de vida de los usuarios; incluso ahora mismo. Si ese control minucioso mostrara discrepancias con el uso, no se podría mantener este estado, en el que siempre que abrimos el grifo hay agua.

El sistema de distribución de agua de Tokio abastece a cerca de trece millones de personas. Como área individual, se trata de la red de tuberías a mayor escala del mundo, y si se colocara en una única línea recta su longitud equivaldría a media circunferencia terrestre. Es justamente como el sistema circulatorio humano: se divide desde la aorta, y va reduciendo la cantidad de agua transportada hasta llegar a los vasos capilares. Si la bomba, como un corazón, no funciona bien, el agua no llega a los extremos. Si por el contrario envías demasiada presión donde no hay demanda, las tuberías terminarán por estallar en alguna parte.

Tan solo un 3% de fugas

Es el Centro para la Administración del Agua, de la Oficina del Agua del Gobierno Metropolitano de Tokio, el que se encarga de controlar estos ajustes. Allí se realizan las estimaciones sobre la oferta y la demanda de agua, tomando en cuenta varios factores desde la capacidad de los pantanos y el pronóstico del tiempo hasta las “emergencias”, como el caso del fútbol que se ha mencionado arriba, para estabilizar la cantidad y la presión del agua; y no sólo cuentan con un sistema informático de última generación, sino también con la capacidad humana necesaria, al viejo estilo. Durante las horas de bajo consumo, por la noche, se encargan de separar las áreas y cerrar las tuberías, y usan “estetoscopios” (tubos de escucha) desde la superficie. En el Centro de Administración del Agua hay veteranos que, sólo con hacer eso, pueden descubrir si hay fugas.

Sala de control principal del Centro de Administración del Agua, Oficina del Agua del Gobierno Metropolitano de Tokio.

Las cifras demuestran que el sistema de distribución de agua de Tokio está en la vanguardia mundial. La tasa de pérdidas entre los ríos y lagos y el grifo es de un 3,1%. Sin contar los países en vías de desarrollo, en lugares como Londres o París la tasa de pérdidas es del orden de un 20%. Además, el porcentaje de cobro en Japón es del 99,9%. El hecho de que aquí se pueda conseguir agua potable fácilmente, o de que constituya un negocio, si comparamos con el resto del mundo, se trata casi de una excepción. El sistema de distribución de agua japonés no se puede “dar por supuesto”.

Competir con las “potencias del agua” con el mejor sistema del mundo

Los seres humanos no podemos vivir sin agua. Sin embargo, en los países en vías de desarrollo, la situación respecto al agua es grave. Ya que las instalaciones son insuficientes, los problemas como las fugas y el robo de agua son cosas que pasan a diario. El sistema de cobro también es bastante inadecuado. Con el desarrollo económico de un país y su crecimiento demográfico, es lógico que aumente la demanda de un sistema de distribución de agua seguro y estable. Ahí es donde le toca el turno al sistema de distribución de agua de Tokio, el mejor del mundo. Con esta idea en mente, en 2010 lanzamos el Grupo de Estudio para Negocios en el Extranjero, promoviendo el desarrollo del sistema de distribución de agua de Tokio en el extranjero. El objetivo era crear un modelo empresarial, en el que colaboraran el sector público y el privado, con el que lanzarse al mercado mundial.

Hace mucho que el sistema de distribución de agua de Tokio se reconoce como algo maravilloso. Y se sabe también que se han venido acumulando diversas experiencias y conocimientos útiles de cara al extranjero. Pero lo que ha propiciado todo esto es que hemos invitado a gente del extranjero a nuestras instalaciones de entrenamiento en Tokio, y hemos limitado esa asociación a enseñar las técnicas. Aunque había contribución internacional, no había ningún indicio de negocio.

Investigación de fugas por medio de un tubo de escucha.

El mercado internacional de negocios relacionados con el agua es un campo que se supone en expansión, y que se espera que alcance los 86.000 billones de yenes para el año 2025, y en el futuro llegue a los cien mil billones. Sin embargo, si nos fijamos en Japón, que en teoría tiene las técnicas y los sistemas más avanzados del mundo, muestra un retraso con respecto a las “potencias del agua”: Veolia y Suez, de Francia, y Thames Water de Reino Unido.

Esas compañías han expandido sus negocios por todo el mundo, incluyendo el Sudeste Asiático, con una mentalidad similar a la de la “Compañía de Indias Orientales”, e invertido en instalaciones de suministro de agua a gran escala que permitirán recuperar la inversión en cincuenta años. Por otro lado esa forma de hacer las cosas también está entrando en Japón. Veolia ha conseguido pujar y ganar, con cinco mil millones de yenes, en el concurso para proyecto de una purificadora en el lago Tega, en la prefectura de Chiba, compitiendo con compañías japonesas. Veolia ya ha comenzado, desde este abril, a encargarse de operaciones como las de las distintas plantas purificadoras de la ciudad de Matsuyama, cabecera prefectural de Ehime. Tras nuestra insistencia en promover el modelo empresarial del sistema de distribución de agua, que mantiene la vista fija en el extranjero, hay una profunda sensación de crisis en torno a los avances de las “potencias del agua” en Japón.

No obstante, también es cierto que existen escollos que superar de cara a la promoción del sistema de distribución de agua de Tokio en los mercados extranjeros. Para empezar, en el ámbito legal, los gobiernos locales no pueden encargarse directamente de los pedidos para instalar el sistema en el extranjero. Para superar este límite, se ha fundado una entidad del tercer sector (corporaciones conjuntas en las que invierten tanto el sector público como el privado), Tokyo Suido Services Co., Ltd. (TSS), en la que participó la metrópoli con un 51% del capital, junto con Kubota Corporation, Kurimoto Ltd., y cinco instituciones financieras que cubrieron el resto. En abril se creó Tokyo Waterworks International Co. Ltd. (TWI), bajo el amparo del TSS.

El agua de Tokio, sometido a exigentes procesos de purificación, también se vende en botellas de plástico.

Sin embargo resulta complicado que los gobiernos locales o el tercer sector vayan aceptando los riesgos activamente. Creo que la mejor manera es que las compañías privadas -fabricantes relacionados, casas de comercio e instituciones financieras- sean la cara del negocio, y el gobierno local aporte sus conocimientos y experiencia. Dado que el sistema de distribución de agua de Japón lo han venido administrando los gobiernos locales, las compañías privadas no han podido acumular esa experiencia. Lo ideal sería que en el proceso de colaboración entre el sector público y el privado se transmitiera al privado la experiencia que ha conseguido el público.

Lo que pude ver en la visita a Malasia

Aunque pueda ser algo obvio, no se pueden hacer negocios con agua en un país donde no existe la idea de comprarlo. El primer reto consistía en averiguar qué proyecto era viable, y dónde. Para llevar a cabo esas averiguaciones (un estudio de viabilidad), y también con el motivo de propagar la tecnología y la experiencia del sistema de distribución de agua de Tokio, se ha enviado una misión para el desarrollo internacional, con miembros de la Oficina del Agua de Tokio y del TSS a Malasia, Vietnam, Indonesia, India y las Maldivas.

Reunión con el viceministro de Energía, Técnicas Medioambientales y Agua de Malasia.

En la visita a Malasia de finales de agosto de 2010 yo también participé como líder de la delegación japonesa. Hubo varios motivos por los que decidí visitar primero Malasia. El monto efectivo de la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) de Japón está en primera posición con una gran diferencia; es un país de alto crecimiento económico con un riesgo de inestabilidad política relativamente bajo. Además, tenía muchos problemas relacionados con el sistema de distribución de agua, tales como las fugas y los robos, y por tanto hubo una gran oportunidad de mejorar su situación con la implantación del sistema de Tokio.

Pese a que la tasa de instalación del sistema de distribución de agua en Malasia es del 90%, el 40% es agua que no reporta beneficios. En otras palabras, al sumar las pérdidas físicas del negocio por no recibir el pago, las fugas y el robo, únicamente un 60% del agua en oferta se convierte en beneficios. Y sin embargo no se puede beber el agua que sale del grifo, por supuesto. He visitado hogares privados con una calidad de vida decente para comprobar el uso del agua, y vi que muchos tenían varias unidades purificadoras instaladas que usaban para diversos propósitos. Recuerdo claramente que el dueño de una de esas casas se quejaba del coste de los filtros.

En las casas de Malasia había instaladas varias purificadoras de agua.

A lo largo de esta visita pude volver a comprobar los puntos fuertes de la técnica japonesa, incluso en lo referente a la gran mejora de la capacidad de purificación del agua. A través de intercambios posteriores creo que se hicieron evidentes para los funcionarios malayos los beneficios de introducir el sistema de distribución de agua de Tokio. En el país se ha formado una torsión política entre el gobierno de la capital y el federal, y aunque las negociaciones se han estancado un tanto por ello estoy seguro de que, cuando llegue el momento, las cosas se pondrán en marcha.

Otro lugar en el que también se ha producido un diálogo para lograr avances ha sido Vietnam. Con un rápido crecimiento de la población, la escasez de agua se ha convertido en un grave problema en Hanoi, y el negocio para construir una planta purificadora de agua que abastezca de cerca de 300.000 toneladas de agua a la corporación pública ha entrado en la fase final. Se creará una empresa conjunta entre Tokyo Suido Services y la corporación pública vietnamita, que se dedica exclusivamente a la venta de agua al por mayor; se ha decidido que no se encargarán del cobro de la tarifa, por el riesgo y las dificultades que representa. Debe haber muchas opciones para participar en el negocio del agua.

La AOD debe dejar de “sólo dar”

Me quedó otra fuerte impresión de mi visita a Malasia, por cierto. La misión también visitó el lugar donde se está construyendo el acueducto desarrollado por la AOD de Japón. Es una obra con la que se está excavando un túnel de 45 kilómetros de longitud y cinco metros de diámetro entre la zona norte de Malasia y la capital para transportar agua. El presupuesto total del proyecto es de 120.000 millones de yenes, de los cuales 82.000 millones son un préstamo de la AOD.

Inspección de las obras para distribución de agua financiadas por la AOD.

Aunque es evidente que para Malasia se trata de un proyecto de profundo significado, cuando me hablaron del tema me puse de mal humor. Tuve la impresión de que era la cristalización de las deficiencias de la AOD de Japón. Usando la tecnología de construcción japonesa, hacen un pantano, cavan un túnel, y ahí se acaba todo. ¿Por qué no se les ocurre seguir y construir una planta purificadora de agua? Si la hubiera Tokyo Suido Services podría encargarse del mantenimiento del sistema de distribución de agua. Igual que en Hanoi, de momento podría pensar en dedicarse exclusivamente a la venta de agua al por mayor. Si las “potencias del agua” le echan el ojo, se apropiarán del lugar.

Tal y como están las cosas, como he dicho antes, por no existir la impresión de que se puede hacer negocio, no se llega a nada más. Proporcionar la infraestructura más elemental y decirles “ahora hagan como quieran” es totalmente distinto a crear negocio para Japón en el extranjero (negocio que acarreará beneficios significativos para los países involucrados, claro). Deberíamos empezar a dudar seriamente esa disposición de la AOD japonesa de “sólo dar”.

Abandonar un sistema vertical por uno que integre a “todo Japón”

Pese a que muchas de las partes de una terminal portátil se fabrican en Japón, el producto final se considera hecho en el extranjero. Si sólo vendes las partes por separado, es lógico que pase eso. Aunque se promociona la exportación de los trenes bala japoneses a bombo y platillo, el hecho de que la idea no esté funcionando como debiera se debe a que los fabricantes de ferrocarriles han estado negociando solos en el proyecto. Si se trabaja con la idea de vender el tren como un paquete, que no sólo incluya el tren mismo sino también sistemas de navegación y demás, el valor competitivo crece enormemente; China no habría comprado de Japón únicamente el tren, sino algo más.

Lo cierto es que, incluso en el caso de la tecnología del agua, las mejores partes (los elementos tecnológicos), como los equipos de filtrado, también se han exportado a todo el mundo desde Japón. La forma en que las “potencias del agua”, como Veolia y Suez aprovechan las partes japonesas para inventar paquetes de negocio que vender como productos suyos, no está muy lejos de lo que se hace en otros sectores.

Lo que queremos hacer es establecer un paquete de “todo Japón” que contenga productos de empresas privadas dirigido al mercado internacional del negocio del agua. Si se consigue, Japón recibirá tanto beneficios como empleo. Lo reitero: en Japón existe una tecnología y una experiencia sobre la distribución del agua que no se pueden copiar.

La sensación que se tuvo, en el proceso de expansión al extranjero, es que el mayor obstáculo para el establecimiento de un modelo de “todo Japón” es la “verticalidad ministerial”. Para poder explicar la iniciativa del gobierno metropolitano, los miembros de la Oficina del Agua de Tokio tuvimos que visitar cinco ministerios. Como el organismo que regula la administración del agua es el gobierno local, aunque se trata de la jurisdicción del Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones, es el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar el que se encarga de controlar la calidad del agua. El punto de contacto para la expansión al extranjero está en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y para la promoción de las empresas japonesas en el extranjero está el Ministerio de Economía, Comercio e Industria. Además, para el desarrollo de infraestructura hay que hablar con el Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo... Así están las cosas. Si hace falta visitar cinco ministerios para un solo negocio de agua, no es de extrañar que se diga que existe verticalidad ministerial.

La falta de ideas bajo la expansión fallida en el extranjero

A pesar de ello, mientras se sigue proclamando a voz en grito la importancia de la globalización, ¿a qué se debe que continúen acumulándose los intentos fallidos por llevar a Japón al mercado internacional? Tengo la impresión de que en la raíz del asunto hay un problema en el nivel de pensamiento.

Por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XIX se dio una corriente de panasianismo en Japón, motivada por la amenaza que representaba Occidente. La idea era que se animara a los países subdesarrollados de Asia para que se modernizaran e hicieran frente juntos a Estados Unidos y Europa. Con tan solo un resquicio de tal forma de pensar no sería posible plantearse una cuestión como lo de la AOD que mencionaba antes. Frente a los países de Asia, Japón, que parece arrastrar todavía un sentimiento penitente desde la Segunda Guerra Mundial, sigue preocupado por una cooperación económica sin convicción ni ideas, en la que se encarga sólo de dar.

También hubo una falta de ideas antes de la Guerra. El rígido sistema de desarrollo de recursos humanos fue instrumental en ello. Si tomamos el ejemplo del antiguo ejército japonés, las notas en la Academia Militar Imperial determinaban si una persona podía acceder a la carrera militar universitaria. Alguien que aprobara, aunque fuera por un solo punto, podía llegar a ser general. Lo que se consiguió con ello fue que empezara a aparecer gente incapaz de decidir, cuando se encontraba frente a una bifurcación crucial para el país, empenzando por el “brillante” Tōjō Hideki (general, primer ministro entre 1941 y 1944; condenado como criminal de guerra) y los suyos.

Durante la era Meiji había un sistema de clanes que se denominó “Oligarquía Meiji”, y aunque era necesario tener conexiones para avanzar, también existían promociones especiales. Sin embargo, aquello que deberíamos llamar el “principio de igualdad” de Japón, que apareció después por oposición al tráfico de influencias más flagrante, además de eliminar fechorías por conexiones también erradicó las promociones especiales, algo que era indispensable para la renovación y reactivación del sistema. Aquel largo periodo de paz tuvo una gran influencia en la expansión de esta ideología de imparcialidad, como transfondo histórico. En los tiempos caóticos anteriores a la Guerra ruso-japonesa (1904-1905) la gente era consciente del peligro de no poder mantener el sistema sin promocionar a cualquiera, fuera quien fuera, que “por lo menos pudiera hacer algo”.

Los excéntricos mueven el mundo

La misma situación se repitió tras la Guerra. Tras la confusión posterior, algunos excelentes funcionarios trataron de reconstruir Japón como pudieron. A modo de respuesta surgieron empresas como Sony o Honda. Sin embargo, desde mediados de los setenta la sociedad japonesa empezó a cambiar, de modo que los “brillantes” controlan el sistema desde un nivel superior, hasta el punto de llegar a dominarlo. Al continuar con un sistema en el que alguien con un solo punto más que otro en un examen era mejor, el país quedó lleno de líderes sin liderazgo, como Tōjō.

El año pasado escribí en mi cuenta de Twitter: “Los jóvenes no deben tratar de ser ‘brillantes’, sino ‘excéntricos’”. Por mucho que trate de emular a mi vecino “brillante”, no se me ocurrirán ideas originales, ni conseguiré liderazgo. Creo que el mundo lo mueven los “excéntricos”, algo no relacionado con la brillantez, como Koizumi Jun’ichirō, con el que trabajé, o Ishihara Shintarō, el actual gobernador de Tokio, con quien trabajo.

El sistema japonés, basado en colectivismo, es óptimo para realizar trabajos con gran detalle. Por eso es por lo que la Oficina del Agua de Tokio ha sido capaz de mantener una tasa de fugas del 3,1%, con un control preciso en cada momento. Esta forma de hacer las cosas es precisamente nuestro “tesoro”. Sin embargo, sólo un “excéntrico” puede tener las ideas necesarias para conectar ese “tesoro” con los negocios. En el Japón actual necesitamos líderes que sean capaces de romper con el pensamiento establecido, con la idea de vender el “tesoro”.

No creo que no exista potencial en la sociedad japonesa. Más bien nos encontramos en una situación en la que nadie aprovecha los diversos “tesoros” que tenemos. Tras el reciente terremoto con tsunami, que nos han hecho usar el término “crisis nacional” por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, es el momento de buscar nuestros “tesoros” y comenzar a escribir nuevas historias. Me gustaría poder guiar a la Oficina del Agua de Tokio hacia el éxito, dentro de una de esas historias.

(Entrevista del 24 de abril de 2012)

Entrevistador: Mamiya Jun, miembro del comité editorial de Nippon.com.
Composición: Minamiyama Takeshi
Imágenes de la entrevista: Ōkubo Keizō
Imágenes cedidas por el ayuntamiento de Tokio

Enlace

Oficina del Agua del Gobierno Metropolitano de Tokio, “Nuevas Iniciativas para Contribuciones Internacionales”, disponible en japonés e inglés.

(Traducido al español del original en japonés)

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