11 de marzo: segundo aniversario

Una primavera tardía en Tōhoku (primera parte)

Política Sociedad

Dos años después del gran terremoto y el tsunami que arrasaron la costa noreste de Japón, miles de personas afectadas siguen esperando la ayuda del gobierno para la recuperación. Presentamos la primera entrega del reportaje realizado por el periodista Kikuchi Masanori tras su regreso a las zonas afectadas de las prefecturas de Miyagi e Iwate, dos años después de su anterior visita en verano de 2011.

Ishinomaki: sigue la limpieza de la escuela primaria que perdió a 84 personas

Un paisaje desolador se extiende hasta la lejana línea de costa. Las ruinas del edificio de dos plantas que fue la escuela se alzan solitarias junto a un pequeño monte cuyos árboles se han teñido de marrón óxido. Camiones cargados de tierra y escombros atraviesan la llanura en lo que se antoja una tarea interminable.

El Gran Terremoto del Este de Japón, que aconteció la tarde del 11 de marzo de 2011 y causó cerca de 20.000 víctimas mortales, originó un tsunami gigante que engulló la Escuela Primaria de Ōkawa, situada en la zona de Kamaya de la ciudad de Ishinomaki, en la prefectura de Miyagi. De los 108 alumnos de la escuela, 70 fallecieron y cuatro siguen desaparecidos. Diez de los once profesores también perdieron la vida. Dos años después del desastre, las obras de reconstrucción continúan devolviendo a la zona numerosos rompeolas, diques y carreteras. Sin embargo, las ruinas de la escuela que vieron esa hecatombe de mortalidad infantil sin precedentes siguen llorando su desgracia.

A finales de febrero y principios de marzo de este año recorrí a pie la costa de las prefecturas de Miyagi e Iwate, las zonas más afectadas por el Gran Terremoto. Se trataba de la cuarta visita que realizaba desde marzo de 2011 y habían transcurrido un año y siete meses después de mi última visita. La Escuela Primaria de Ōkawa, cuyo caso investigué en profundidad en mi segunda visita en junio de 2011, es para mí la víctima más representativa del desastre. Y es que, a pesar de la cacareada explicación de que el tsunami fue un desastre natural "imposible de predecir", hay quien tiene la sensación de que las víctimas de la escuela podrían haberse evitado.

"Han pasado ya dos años desde su muerte, pero mi pena no hace más que crecer." —comenta Satō Katsura, madre de una de las víctimas. Su hija Mizuho, alumna de sexto curso, falleció en la escuela a pocos días de su graduación. Satō sigue desconfiando de la actuación de la escuela y del consejo educativo municipal. "Tengo serias dudas sobre el modo en que las autoridades escolares han esquivado toda responsabilidad en la explicación del suceso y los procedimientos posteriores."

En las diversas reuniones celebradas por el consejo escolar a petición de los padres de las víctimas salieron a la luz los terribles fallos cometidos tras el terremoto: en los 50 minutos que pasaron entre el terremoto y la llegada del tsunami, nadie ordenó la evacuación al monte situado detrás de la escuela, que era supuestamente el único lugar seguro más cercano; no se utilizó el autobús escolar aparcado en las cercanías, y el manual de evacuación en caso de tsunami no indicaba la existencia de ninguna zona de evacuación.

La Escuela Primaria de Ōkawa (Ishinomaki), donde la mayoría de los alumnos y los profesores fallecieron a causa del tsunami. Los camiones de limpieza circulan junto a las ruinas de la escuela transportando tierra y escombros.

 

Causas humanas, no naturales

El consejo escolar cambió varias veces su declaración sobre el proceso de evacuación sin emitir ninguna disculpa a las familias de las víctimas en las etapas iniciales. Hasta la fecha no se ha producido ningún despido relacionado con los hechos ocurridos en la escuela.

Satō Kazutaka, padre del alumno de sexto curso Yūki que falleció en la catástrofe, declara: "Hay que averiguar lo que realmente sucedió; se lo debemos a los niños cuyo futuro quedó truncado para siempre".

"Muchas familias de esta comunidad perdieron a todos sus hijos aquel día. Algunos están a punto de rendirse, cansados de la irresponsabilidad que rezuma la actitud de la cúpula escolar. 'Por más que busquemos responsabilidades, nada nos devolverá a nuestros hijos. Solo quiero olvidarlo todo.' —dicen. Sin embargo, la mayoría no nos resignamos a dejar las cosas como están."

Aizawa Yūichirō, periodista que cubrió durante años la actualidad de Ishinomaki para el periódico de la región de Tōhoku Kahoku Shinpō, sigue investigando el caso de la Escuela Primaria de Ōkawa. Según Aizawa, "La escuela no priorizaba la seguridad de los niños. Si atendemos a la inadecuación del manual de evacuación y a la desorganización del proceso de evacuación, está claro que el desastre de la Escuela Primaria de Ōkawa se produjo por causas humanas".

En respuesta a las peticiones de las familias de las víctimas, a principios de este año el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología encargó al fin una investigación independiente a un comité formado por expertos en gestión de desastres y abogados que celebró su primera reunión en febrero. El comité emitió un informe provisional en junio, tras entrevistar a las familias de las víctimas y a los responsables de la escuela sobre el proceso de evacuación y el trato posterior a las familias afectadas. Será necesario realizar una investigación minuciosa para devolver a las familias, aunque sea parcialmente, la confianza en sus escuelas y garantizar que jamás se repita una desgracia de tal magnitud.

Monumento conmemorativo situado frente a la entrada de la Escuela Primaria de Ōkawa

 

Minamisanriku: recuperando el esplendor de la vida

El Centro de Prevención de Desastres de Minamisanriku. Cuando el tsunami lo alcanzó, unas 30 personas se habían refugiado en el tejado. Solo 10 sobrevivieron.

Desde Ishinomaki me dirijo hacia el norte hasta la vecina Minamisanriku. Visité esta localidad por primera vez en marzo de 2011 tras el terremoto, cuando vine a cubrir el desastre provocado por el tsunami que alcanzó una altura de más de diez metros en la zona costera. La cifra de muertos y desaparecidos en Minamisanriku se estima en unos 800.

En el céntrico barrio de Shizugawa, las montañas de escombros que antes se alzaban aquí y allá se han retirado casi por completo. Solo unos pocos edificios rompen la llanura del terreno arrasado; entre ellos se encuentra el antiguo Centro de Prevención de Desastres, donde 42 funcionarios municipales perdieron la vida en el tsunami. El único movimiento en la zona es el vaivén incesante de los camiones de obras que recorren las calles.

Debo avanzar algo más de un kilómetro tierra adentro para llegar a un lugar con algún indicio de vida. Se trata de la Zona Comercial de Minamisanriku Sun Sun, una zona comercial provisional inaugurada en febrero de 2012 que aloja en casetas prefabricadas unos 30 establecimientos entre restaurantes, papelería, salón de belleza y otros comercios. El 25 de febrero de este año la zona comercial celebró su primer aniversario con una feria en honor a la recuperación de la ciudad que atrajo a numerosos visitantes con su oferta de productos autóctonos y de temporada, entre los cuales destacaban las ostras frescas.

La panadería de toda la vida alimenta el espíritu de la comunidad

Yūshindō, una panadería y pastelería tradicional fundada en 1910, durante el período Meiji (1868-1912), es uno de los establecimientos que ocupan la zona comercial provisional. Su propietario Abe Takekazu, cuarto de la saga familiar que regenta el negocio desde su creación, habla emocionado de la reciente reapertura de la tienda.

"Cuando el tsunami se llevó la antigua tienda que tenía en la zona comercial de Shizugawa, perdí casi toda esperanza. Pero en el refugio de evacuación mucha gente vino a decirme las ganas que tenía de poder volver a saborear mis panes, así que pensé que tal vez eso fuera lo mejor que podía aportar: decidí volver a preparar el pan casero que había dejado de hacer diez años atrás y venderlo junto con las pastas".

Al igual que otros comerciantes, Abe perdió a muchos familiares y amigos en el tsunami, pero logró reabrir su negocio gracias al apoyo moral de la fiel clientela que frecuentó la panadería durante años.

Aunque las obras de reconstrucción avanzan a buen ritmo, la ciudad se ha quedado sin gran parte de sus jóvenes. Por otro lado, muchas de las personas mayores que ocupan las viviendas temporales, edificadas sobre un terreno elevado, tienen dificultades para bajar hasta la zona comercial y pasan los días en casa angustiadas por su incierto futuro.

"Aun así, hay bastante gente en la ciudad que come pan como base de su dieta, por lo que mi tienda es muy apreciada. Quisiera colaborar con el resto de los comerciantes para atraer clientela de otros lugares, quizás enviando mercancías en camión u organizando ferias". Con su delantal blanco de panadero de barrio, Abe se despide de mí con este mensaje optimista y una amable sonrisa.

A la izquierda, la Zona Comercial de Minamisanriku Sun Sun. A la derecha, el panadero Abe Takekazu.

 

Matsushima: reconstrucción al fin

Como en cada viaje que he realizado para cubrir la situación de las zonas afectadas por el desastre de marzo de 2011, la ruta me lleva hasta el pueblo de Matsushima, famosa por ostentar uno de los tres mejores paisajes de Japón. Aunque se trata de una de las ciudades que sufrió menos daños, Matsushima perdió a 21 de sus habitantes en el tsunami.

Ōhashi Takeo, el alcalde deMatsushima (prefectura de Miyagi).

Me reencuentro con el alcalde del pueblo Ōhashi Takeo y observo en su rostro una mayor tranquilidad que la primera vez que nos vimos, pocos meses después del terremoto.

"En aquellos tiempos andaba de cabeza atendiendo a las víctimas, pero logramos completar las tareas de recuperación antes de acabar el primer trimestre de 2012. A partir de ahora quiero centrar esfuerzos en la reconstrucción, reparando las carreteras y el puerto, y poniendo en marcha proyectos específicos como la construcción de rutas de evacuación para los ciudadanos."

Como destino de un gran número de turistas extranjeros, la catástrofe de marzo de 2011 brindó a Matsushima la oportunidad de ampliar su relación con ciudadanos de otros países. La familia Paul —Kathleen, Michelle y Eric—, procedente del estado norteamericano de Carolina del Norte, se encontraba de viaje en Matsushima cuando se produjo el terremoto. Los ciudadanos de Matsushima les ayudaron en el terrible caos posterior al desastre e hicieron posible que regresasen a su país sanos y salvos. Una vez en Estados Unidos, la familia Paul reunió la colaboración de sus parientes para establecer el Fondo de Ayuda a Matsushima, que ha donado 33.000 dólares, estufas y electrodomésticos para las víctimas del desastre. Además, el verano del año pasado organizaron una estancia en familias de acogida en Chapel Hill (Carolina del Norte) para diez niños de secundaria de Matsushima. Este verano el alcalde Ōhashi ha visitado Chapel Hill para reforzar el vínculo de amistad que une a Matsushima con este pueblo al otro lado del Pacífico.

"El gobierno debe aumentar el presupuesto"

Según Ōhashi, en los meses posteriores al terremoto el gobierno no reaccionó con suficiente rapidez en el envío de fondos y mano de obra. Por ejemplo, los procedimientos de solicitud de fondos para la reparación de las carreteras eran harto complicados, y el tiempo de espera hasta la aprobación era demasiado largo. No obstante, el pueblo redactó el plan de reconstrucción del desastre a finales de 2011 y, tras la puesta en marcha de la Agencia para la Reconstrucción por parte del gobierno en febrero de 2012, los procedimientos administrativos para la aprobación se han agilizado y los proyectos de reconstrucción al fin se han acelerado.

Aun así, Ōhashi no se muestra muy optimista con las finanzas municipales. En el año fiscal 2011, el gasto público del pueblo ascendió a 9.400 millones de yenes, superando en un 60% el presupuesto anual de 5.000 a 6.000 millones que se empleaba antes del terremoto. El presupuesto de 2012 se elevó hasta los 16.200 millones de yenes, y la previsión inicial para 2013 apunta a una cifra de 19.000 millones. La mayor parte de lo añadido al presupuesto se dedica a financiar la reconstrucción. En noviembre de 2012 había 36 proyectos —construcción de vivienda social, refuerzo de las instalaciones del puerto pesquero, etc.— financiados con fondos asignados por la Agencia para la Reconstrucción.

Ōhashi añade: "Ahora que al fin hemos terminado las fases de investigación y planificación de cada proyecto, estamos listos para empezar las obras. Estos proyectos son cruciales para el desarrollo normal de la vida de todos los ciudadanos, y esperamos que el gobierno siga asignándonos los fondos necesarios para llevarlos a cabo. Al mismo tiempo, desde la administración municipal vamos a dedicar el máximo esfuerzo a la creación de empleo atrayendo a empresas y a turistas de todo el mundo."

A pesar de su atractivo turístico natural, Matsushima se enfrenta a problemas como el envejecimiento de la mano de obra del ramo pesquero y el descenso de la población. En la actualidad el pueblo cuenta con unos 15.000 habitantes. El turismo, que supone una de sus principales fuentes de riqueza, se desplomó tras el terremoto pasando de los 3,6 millones de turistas anuales a los 2,6 millones en 2012.

La administración del primer ministro Abe Shinzō ha aumentado el presupuesto del año fiscal 2013 para la reconstrucción en 600.000 millones de yenes respecto al presupuesto de 2012, alcanzando los 4,38 billones. Mientras que la previsión inicial situaba el presupuesto en 19 billones de yenes para los primeros cinco años, actualmente la cifra asciende a 25 billones. Gran parte de las zonas afectadas por el terremoto ya arrastraban problemas de despoblación y envejecimiento antes del desastre, por lo que no cuentan con los recursos suficientes para autofinanciar su reconstrucción. Así pues, es primordial que el gobierno siga trabajando para afrontar las profundas dificultades que atraviesa el país, como el problema nuclear de Fukushima, y devolver la calidad de vida a las víctimas que aún hoy siguen sufriendo los efectos del terremoto.

(Traducido al español del original japonés redactado el 6 de marzo de 2013. Fotografías de Kodera Kei.)

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