Los Estados Unidos de Trump y Japón

El orden internacional en la era Trump: un siglo después de 1917

Política

¿Qué repercusiones implica el inicio de la era presidencial de Donald Trump y la salida de Reino Unido de la Unión Europea? Lo examinamos en contraste con la transformación del orden mundial que tuvo lugar hace un siglo.

La esencia de la transformación del orden mundial de hace 100 años

2016 fue un año de espectaculares convulsiones a nivel mundial. Los dos hitos que mejor lo simbolizan son la victoria de los partidarios de la salida de la UE en el referéndum nacional de Reino Unido el 23 de junio, y la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses del 8 de noviembre. Recordemos que un año atrás casi todo el mundo predecía vagamente la permanencia de Reino Unido y la entrada de Hillary Clinton en la Casa Blanca; pues bien, las predicciones no se cumplieron.

2017 será un año en que las repercusiones de estos acontecimientos se notarán de forma tangible en el orden mundial. Curiosamente en 1917, hace justo 100 años, también tuvo lugar una colosal transformación del orden internacional a través de la participación de EE. UU. en la Primera Guerra Mundial y de la Revolución rusa. Como resultado EE. UU. y la Unión Soviética se convirtieron en dos superpotencias mundiales ideológicamente antagónicas cuyo enfrentamiento dio una nueva forma al orden internacional, marcando una era que pasó a conocerse como Guerra Fría. Más importante aún: supuso el fin del orden internacional creado por las grandes potencias europeas o concierto europeo. Los tres imperios bajo el régimen de Bismarck —el alemán, el ruso y el austríaco— se extinguieron con la Primera Guerra Mundial.

Para vislumbrar la esencia de las transformaciones de 2017 debemos analizarlas desde la perspectiva de los siglos. Al firmar el acuerdo de paz de la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow Wilson abogó por los principios de autodeterminación de los pueblos y por la fundación de la Sociedad de las Naciones, iniciando la construcción de un orden internacional liberal basado en la democracia y el internacionalismo. Esa tradición fructificó en la Segunda Guerra Mundial con la firma de la Carta del Atlántico por parte del presidente estadounidense Roosevelt y el primer ministro británico Churchill. El mundo en que vivimos actualmente se fundamenta en el orden internacional liberal que en su día defendieron y modelaron Estados Unidos y Reino Unido.

Hasta la fecha el orden internacional liberal ha tenido que afrontar amenazas externas como el fascismo, el comunismo o el terrorismo internacional. Sin embargo, las perturbaciones a las que se enfrentan actualmente EE. UU. y Reino Unido son internas. La sublevación ciudadana ha llevado al poder a Trump, que ataca la concepción liberal, en Estados Unidos, y ha precipitado el abandono de la UE, una asociación fruto del orden internacional liberal, en Gran Bretaña.

Si analizamos los hechos en clave positiva, debemos aventurar que el orden internacional del siglo XX ha caducado y que el mundo necesita una reforma fundamental. Aun siendo así, ni el presidente Trump ni la primera ministra May se han pronunciado acerca de trazar un nuevo orden internacional; parece que su enfoque cerrado y egocéntrico solo abarca problemas nacionales, como la reconstrucción de sus economías, la eliminación de las desigualdades sociales o la creación de empleo.

La Administración Trump, sin estrategia coherente a largo plazo

Tanto para la política estadounidense y británica como para el orden internacional liberal, 2017 será probablemente un año repleto de angustia y caos. Una parte de los partidarios de Trump carga con hostilidad contra los mexicanos, procedentes de un país aliado y vecino de EE. UU., y los practicantes del Islam. Por su parte, los partidarios del brexit tienen un concepto negativo de la UE y priorizan desvincularse de ella y bloquear la entrada a todos los inmigrantes.

Con la formación de la Administración Trump los nuevos cargos irán ocupándose y la base de su política diplomática irá aflorando paulatinamente. Con todo, el ahora gobernante Partido Republicano sufre hondísimas fisuras y muestra choques por las diferencias extremas de puntos de vista entre facciones como America First, el Tea Party, los neoconservadores y los internacionalistas tradicionales. No encuentran el modo de salvar la brecha, en las medidas ante Rusia, entre la postura conciliadora de Trump y la hostilidad de los diputados republicanos más conservadores.

Por otro lado, Trump ha elegido como su asistente al frente del Consejo de Seguridad Nacional —organismo que debe ajustar las diferencias entre las políticas de todos los ministerios— a Michael Flynn, un personaje que no destaca precisamente por su habilidad política.

La diplomacia estadounidense de 2017 podrá satisfacer a la ciudadanía hasta cierto punto mediante el discurso populista del nuevo presidente, pero la falta de rumbo interno del Gobierno conllevará choques entre los diversos puntos de vista, y será difícil hallar una estrategia coherente a largo plazo. También es posible que, al surgir alguna crisis, las declaraciones radicales de Trump en Twitter echen más leña al fuego y distorsionen aún más la armonía entre los ministerios.

Japón como abanderado para preservar el orden internacional liberal

Como aliado de Estados Unidos, en adelante Japón deberá mostrar entereza y flexibilidad: entereza ante la política agresiva y las declaraciones extremistas del nuevo presidente, y flexibilidad para adaptarse a un enfoque distinto al mantenido hasta la fecha. Afortunadamente la Administración Abe viene manteniéndose estable a largo plazo y despliega una estrategia diplomática coherente. Japón debe alzarse más que nunca como líder en pos de la conservación del orden internacional liberal. Es asimismo importante que atienda a las intenciones del nuevo Gobierno estadounidense y las analice debidamente, forjando a la vez una alianza con Estados Unidos para avanzar hacia la paz y la estabilidad mundiales. Solo así cabrá esperar que Estados Unidos vaya recuperando un tono más conciliador y moderado.

Fotografía del encabezado: El presidente Donald Trump habla con los periodistas tras discutir los presupuestos militares con los representantes de la industria armamentística y los altos funcionarios del Departamento de Defensa en su residencia de Palm Beach, Florida. A la derecha del presidente está Michael Flynn, el nuevo asesor de seguridad nacional. 21 de diciembre de 2016. (The New York Times / Aflo)

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