Pegando con fuerza: los nuevos prodigios del boxeo japonés

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Inoue Naoya tras ganar el cinturón de la WBC, con su hermano menor Takuma y su padre Shingo. Cortesía de Jiji Press.

Jóvenes, fuertes y japoneses

El 6 de abril de 2014 el boxeador Inoue Naoya, nacido en la prefectura de Kanagawa, venció al mexicano Adrián Hernández en seis asaltos, haciéndose con el título de peso minimosca del Consejo Mundial de Boxeo (WBC por sus siglas en inglés). En lo que fue una victoria admirable, Inoue abatió y detuvo de manera rápida y con comodidad a su experimentado oponente, que había estado en posesión del cinturón de la WBC durante la mayor parte de estos últimos tres años, y se encontraba defendiéndolo por quinta vez en esta ocasión. 

De hecho, Hernández había ganado casi todos sus 32 combates previos, a excepción de tres, derrotando a 18 oponentes en el camino. Esto convirtió el triunfo de Inoue en algo aún más increíble: no solo ganó su primer título mundial cuatro días antes de su 21 cumpleaños, lo hizo además por KO Técnico en su sexta pelea como profesional, marcando un nuevo récord en el boxeo japonés al desarrollar la carrera más rápida de debutante a campeón mundial.  

Habiendo escalado hasta tal altura tan pronto, ¿cuál será el siguiente paso? Los boxeadores tienden a moverse arriba y abajo con cierta libertad entre los pesos menores, donde las divisiones individuales están separadas por márgenes más delgados en las escalas, por lo que Inoue tiene un gran número de opciones. Pero es un hecho que el joven conocido como “el monstruo” se ha puesto el listón muy alto. 

Este no es un caso aislado en Japón. En febrero de 2011, el boxeador de Osaka Ioka Kazuto, anterior poseedor del récord ahora superado por Inoue, obtuvo la corona del peso mínimo de la WBC poco después de cumplir 22 años, en su séptima pelea como profesional. Intentó posteriormente unificar títulos haciéndose con el cinturón de la Asociación Mundial de Boxeo (WBA por sus siglas en inglés), en posesión de Yaegashi Akira, en su clásico combate de junio de 2012, una pelea que fue asimismo histórica al ser el primer y único combate de unificación entre dos campeones japoneses en la misma división. Aún con 25 años, Ioka, que combina unos puños rápidos y golpes certeros con un considerable dominio de la defensa, ha ganado desde entonces, posteriormente defendido y luego abandonado el título de campeón en peso minimosca de la WBA. En mayo se enfrenta al campeón olímpico de Tailandia Amnat Ruenroeng para obtener el título de peso mosca de la Federación Internacional de Boxeo (IBF por sus siglas en inglés). Si Ioka sale victorioso, estará pavimentando su cuarto campeonato mundial en tres divisiones de peso distintas, un logro que grabará su nombre en la historia del boxeo junto con el de otros triples campeones. 

Por otra parte, tenemos al joven boxeador de Nagoya Tanaka Kōsei, de 18 años, actualmente con un resultado de 2-0 como profesional y señalado como un potencial candidato al título mundial en peso minimosca en su próximo combate. Con una victoria, este adolescente japonés podría igualar el récord del peso superligero tailandés Saensak Muangsurin, que en 1975 se convirtió en su tercer combate en el campeón del Consejo Mundial de Boxeo. 

¿Ascendiendo muy rápido? 

Los boxeadores principiantes por norma general labran su camino en las categoría profesionales que exigen más desarrollo físico mediante una serie de campeonatos de corta duración. Estos tres “niños prodigio”, sin embargo, han alcanzado rápidamente un hueco en los combates de 10 y 12 asaltos. Inoue, en particular, ha realizado su debut en un combate de 8 asaltos, y ha combatido en otro de 12 asaltos después de tan solo cinco enfrentamientos. Los dos primeros combates de este boxeador de Kanagawa terminaron pronto sin posibilidad de poner a prueba su resistencia, pero cuando finalmente logró completar todos los asaltos lo hizo con facilidad, desgastando al experimentado profesional Sano Yuki antes de noquearlo en el décimo y último asalto. 

Tanaka es un boxeador hecho de otra pasta, alto y esbelto, con manos sorprendentemente rápidas, pero tal vez sin la energía suficiente para terminar los combates pronto. Quizás podría haberse beneficiado del hecho de que sus dos primeras peleas, ambas contra oponentes experimentados y de alto rango, fueron hasta el final, permitiéndole alcanzar una noción de lo que significa ser un profesional peleando por un título. 

Todo esto contrasta con la reciente tendencia en el boxeo mundial, en la que boxeadores con una larga experiencia como amateur se convierten en profesionales. Boxeadores como el cubano Guillermo Rigondeaux (que ganó 374 combates y perdió 12 como amateur), o el Kazajistaní Gennady Golovkin (345-5) pulieron sus aptitudes antes de ser liberados en el terreno profesional. 

Uno se pregunta cuál es la motivación de acelerar el desarrollo de estos jóvenes boxeadores japoneses. Tal vez esta tendencia nace del deseo de participar en esta “fiebre del oro” del boxeo que ha surgido después de que la Comisión de Boxeo de Japón (JBC) finalmente autorizara combates para los títulos de la IBF y la WBO el pasado año, duplicando el número de cinturones disponibles. El mercado más lucrativo para los boxeadores japoneses es aún hoy el nacional, y cuantos más campeones tenga Japón, mayores serán las expectativas generadas por la posibilidad de verles combatir entre ellos. Prolongar este ciclo asegurándose de que los títulos se quedan en Japón es un beneficio añadido para el deporte japonés. 

Con actualmente ocho campeones mundiales en todas las divisiones y la posibilidad de añadir algunos más en los próximos meses, esta es sin duda una época muy emocionante para el boxeo japonés. Si esta tendencia se mantiene, podríamos incluso ver a algunos luchadores seguir los pasos de las estrellas del fútbol y del béisbol nacional, que han logrado que sus nombres sean muy conocidos no solo en su país, sino también en el extranjero.  

(Traducido al español del original en inglés)

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