Los escritores españoles se sumergen en el Japón feudal

Cultura

Internet ha hecho más accesibles las barreras geográficas para muchos escritores. En este contexto, muchos nuevos escritores han posado su mirada en Japón y su historia. Es el caso de David B. Gil, cuya primera novela ambientada en el Japón del período Sengoku ha cosechado un notable éxito entre los lectores. Hablamos con él sobre el proceso de documentación, los retos de la autoedición y el creciente interés por Japón entre los lectores y escritores de novela histórica.

David B. Gil David B. GIL

Nace en Cádiz en 1979. Licenciado en Periodismo en la Universidad de Sevilla, posgraduado en Diseño Multimedia en la CEA/Universidad Pompeu Fabra y Master en Dirección de Redes Sociales por la Universidad de Alicante. Ha sido redactor editoral para ECC Ediciones y autor de artículos para las publicaciones de DC Cómics en España y Latinoamérica. Además, ha colaborado con la revista Giant Magazine y las webs especializadas Generación Pixel y Zona Zhero. Anteriormente ha sido responsable de Comunicación y Redes Sociales en diferentes organizaciones políticas y de carácter social, además de redactor y maquetador en varios medios de comunicación regionales y nacionales. En 2012 fue finalista del Premio Fernando Lara del Grupo Planeta por su primera novela, El Guerrero a la Sombra del Cerezo. En 2015 ha sido galardonado también con el Premio Hislibris al “mejor autor revelación” por esta misma novela.  En 2016 publicará su segunda novela, Hijos del Dios Binario, con la editorial Penguin-Random House, y en 2017 Suma Editorial publicará la El Guerrero a la Sombra del Cerezo en papel.

Mishima Yukio, Yoshikawa Eiji o Kurosawa Akira, grandes referentes en Occidente

ENTREVISTADOR  Nos gustaría saber, en primer lugar, por qué decidiste ambientar tu primera novela en Japón.

GIL  Estamos en un momento en el que los referentes culturales de los escritores se han globalizado. Antes los escritores se inspiraban en su ámbito más cercano. En la actualidad hay muchos escritores españoles que han comenzado a escribir fantasía o ciencia ficción, géneros que no eran habituales en la literatura española.

En mi caso, hace 20 años, antes del boom de la literatura japonesa en Occidente, ya buscaba traducciones de Mishima Yukio y Yoshikawa Eiji. Siempre he sentido atracción por la cultura, la literatura y la historia de Japón. Lo que no podía imaginar es que cuando me planteé escribir mi primera novela decidiría ambientarla en el Japón feudal. La historia surgió así, no lo elegí yo. Puede parecer extraño, pero cuando una persona ha dedicado su juventud a leer novelas de samuráis, a ver cine de Kurosawa Akira o de Yamada Yōji, se convierten en referentes culturales habituales.

La época en la que está ambientada la novela, finales del período Sengoku (1467-1603) y comienzos del período Edo (1603-1868), es un escenario de primer orden para una historia, porque tiene de todo: batallas épicas, caballeros andantes, revueltas sociales y religiosas, amores imposibles... Es un escenario tan rico que resulta sorprendente que más autores occidentales no hayan decidido aprovecharlo antes.

ENTREVISTADOR Uno de los grandes referentes occidentales es Shōgun, de James Clavell. Sin embargo no parece que hayan aparecido grandes novelas desde entonces.

GIL  La obra de James Clavell es una gran novela, pero desde el punto de vista de la ambientación y del reflejo del carácter japonés, yo le pondría algunos “peros”. Abusa de algunos tópicos, y en su novela aparecen algunos personajes que se comportan de manera incoherente con la forma de ser de los japoneses. Me sorprendió mucho encontrar a personajes japoneses que se besan, algo poco probable e incluso impensable en aquella época.

Creo que en Occidente hay de nuevo un creciente interés por Japón. Después del “japonismo” que recorrió Europa en el siglo XIX, las referencias culturales que nos llegaron posteriormente desde Japón lo hicieron fundamentalmente desde Hollywood en la década de 1970 y 1980. Creo que nos llegaba una imagen muy simplificada de Japón. En los últimos 20 años, sin embargo, gracias a fenómenos culturales como el manga o autores como Murakami Haruki, o de la gastronomía japonesa, los lectores están empezando a descubrir una versión de Japón más realista, más sutil, con más matices.

Cuatro años de documentación sobre los distintos estratos sociales de Japón

ENTREVISTADOR ¿Cuánto tiempo has dedicado a documentarte para la novela?

GIL Escribir la novela me ha costado unos cuatro años. El proceso de documentación ha sido continuo durante la escritura. Por ejemplo, uno de los capítulos se desarrolla en una posada en la ruta del Tōkaidō. En los libros de historia no te describen cómo eran las posadas, ni la comida que se servía en ellas. Ha sido muy difícil encontrar datos sobre lo cotidiano en aquella época. Para ello he tenido que buscar fuentes españolas y traducidas al inglés, y cuando ha sido necesario he recurrido a amigos japoneses.

He tenido la suerte de haber conocido a japoneses que me han ayudado con traducciones o con listas, por ejemplo, de nombres femeninos que se utilizasen a finales del siglo XV. Ellos han mostrado una gran amabilidad buscando la información.

El contexto histórico lo conocía bien porque llevo durante toda mi vida leyendo libros de historia y novelas sobre dicha época. Sin embargo esa es la macroestructura. El conocimiento de lo cotidiano, los detalles, eran más difíciles de conseguir desde España, aunque hoy Internet facilita algunas cosas.

La vida de las clases populares retratada en el ukiyo-e

ENTREVISTADOR Tu novela describe la vida de varias clases sociales: un comerciante, un campesino, un ashigaru, un samurái, un médico vagabundo, entre otros. ¿Tuviste dificultades para reflejar la vida de personas tan diferentes?

GIL Al leer otras novelas y ver algunas películas siempre me ha dado la sensación de que el Japón de aquella época se reducía a los samuráis, a los shinobi y a los grandes señores feudales, cuando realmente esa era la minoría social de la época. En el Japón anterior al período Edo había una gran conflictividad social. Es cierto que los samuráis era la clase dominante, los que impartían el orden y la justicia. Pero si un escritor quiere contar una historia que muestre cómo fue esa época, no puede centrarse únicamente en la clase dominante, hay que mostrarlo todo. Ese fue todo un reto.

Para escribir sobre los bajos fondos, los barrios del puerto, me fijé con atención en el ukiyo-e, especialmente en Hiroshige. Aunque la mayoría de las xilografías en las que me fijé son posteriores al período en el que se enmarca la novela, lo cierto es que estos barrios no habían cambiado sustancialmente.  Esa fue mi inspiración visual. Luego también leí manga de Koike Kazuo, como Lady Snowblood, donde se habla mucho del mundo de la prostitución y de los bajos fondos. No obstante, el manga también hay que saber interpretarlo.

Sendas de Oku, una de sus obras de referencia

ENTREVISTADOR ¿Tienes alguna obra de referencia especial, o alguna obra a la que tengas una especial estima?

GIL De las obras occidentales sobre Japón me quedaría con el cómic Usagi Yojimbo, de Stan Sakai, un autor estadounidense nacido en Japón. Es un cómic extremadamente fiel a la hora de ambientar el Japón de aquella época, aunque sus personajes sean animales antropomorfos. Stan Sakai hizo una gran labor de documentación para esta obra, y al final de cada número solía publicar un extenso artículo explicando cada detalle, tanto lo que pudo, como lo que no pudo mostrar en la historia.

Respecto a los autores japoneses, aparte de todos los ya citados, he de decir que una influencia fundamental, sobre todo a la hora de reflejar los ambientes rurales, fueron los haikus de Matsuo Bashô, en especial obras como Sendas de Oku (Oku no Hosomichi).

La autoedición, una oportunidad para los nuevos escritores en tiempos de crisis

ENTREVISTADOR Para un autor novel debe ser muy complicado editar una obra.  ¿Cómo lograste lanzar tu novela y cómo analizarías la acogida del público?

GIL La novela está autopublicada en Amazon, aunque esa no fue mi primera opción en ningún momento. Yo terminé de escribir la novela a comienzos de 2012. La industria editorial española vivía una doble crisis, la que ya arrastraba desde hace muchos años y la actual, que ha provocado que el consumo de productos culturales haya bajado mucho. Era evidente que un autor nuevo como yo lo tendría muy difícil para publicar en esta situación. Lo que hice fue presentar mi novela al Premio Fernando Lara, el hermano pequeño del Premio Planeta. En estos concursos hay un comité de lectura que tiene que “cribar” las obras que le llegan. Eso me aseguraba que al menos alguien de la editorial hojearía mi obra.

Mi sorpresa fue que mi novela no sólo llegó al jurado, sino que fue elegida finalista de este certamen. A partir de entonces tenía varias posibilidades. Antes de la crisis, las novelas finalistas del Premio Fernando Lara eran publicadas, cosa que no ocurre ahora. Planeta, que tendría los derechos de publicación durante un año, me ofreció únicamente la posibilidad de publicarla en formato digital. Yo no estaba de acuerdo con esta opción, ya que me cerraba las puertas a publicarla con otra editorial tanto en papel como en formato digital. Pasado un año envié la novela a otras editoriales, que si bien llegaron a asegurar que les gustó, me confesaron para mi pesar que la novela era de una temática inusual para el mercado español, y que a eso se le sumaba que yo era un autor aún desconocido. Para estas editoriales, publicar una novela así es una decisión muy arriesgada.

Decidí finalmente, después de dos años de espera, ponerla a la venta en Amazon. La novela ha tenido una gran acogida entre los lectores. Comenzó a acumular reseñas muy positivas en la página (actualmente más de un centenar), y algunos medios de comunicación comenzaron a ponerse en contacto conmigo para entrevistarme.

Esto es complicado, porque Amazon es un desierto, y un autor como yo es un grano de arena en toda esa extensión. Normalmente los autores que consiguen vender mucho en Amazon son los que anteriormente han publicado con grandes editoriales y arrastran a su público.

ENTREVISTADOR ¿Recomendarías este tipo de autoedición a más autores que empiezan ahora?

GIL Es una buena opción para ver tu obra publicada y valorar cómo la acoge el público. Pero es muy difícil ganarse la vida publicando en Amazon. Es también complicado publicando en papel, pero al menos el escritor cuenta con la distribución y promoción de una editorial. En Amazon nadie te promociona, eres tú el que te tienes que mover en las redes sociales, y contar con el apoyo de tus lectores. Pero aún así, en España, donde la venta de libros digitales no llega al 2 %, es casi imposible que lleguemos al nivel de los escritores que se autoeditan en los Estados Unidos, por ejemplo. A eso también tenemos que añadir que en España el IVA para un libro en papel es del 4 %, y para el libro digital es del 21 %. Además, muchas personas compran e-books (NOTA: sería más propio e-readers, que es el nombre del dispositivo) para descargar libros de Internet en páginas webs donde son ofrecidos gratuitamente de manera ilegal.

ENTREVISTADOR ¿Has llegado a encontrar tu novela en una página de descargas?

GIL Desde la primera semana que puse la novela a 90 céntimos de euro. Pero como tenía asumido que esto iba a ocurrir, intento no preocuparme demasiado. Quiero pensar que las personas que se descargan la novela de manera ilegal no la hubieran comprado en ningún caso. La persona que está habituada a leer de verdad paga por la novela.

ENTREVISTADOR ¿Puedes hablarnos de tus próximos trabajos?

GIL Cuando terminé El guerrero a la sombra del cerezo, a raíz del feedback que había recibido de la industria editorial, decidí escribir algo más habitual, un thriller de investigación futurista ambientado en la segunda mitad del siglo XXI titulado Hijos del Dios binario. No tiene nada que ver con mi primera novela, aunque he deslizado elementos de la cultura japonesa y algún personaje japonés. Se publicará en Penguin Random House, que me captó aunque no habían oído hablar de El guerrero a la sombra del cerezo. A raíz de eso, esta editorial también me ha pedido mi primera novela.

Además acabo de comenzar mi tercera novela, en la que vuelvo al Japón feudal. Se ambienta dos décadas antes que El guerrero a la sombra del cerezo, y está protagonizada por un intérprete jesuita que llegó a Japón con la primera misión de Francisco Javier para luego regresar a España. Este jesuita, que es una especie de antropólogo antiguo, será obligado a regresar a Japón para investigar una serie de acontecimientos que suceden en las misiones que llevan a cabo allí los miembros del Sagrado Corazón de Jesús. Habrá personajes españoles, aunque la mayoría de los personajes serán japoneses.

(Elaborado a partir de una entrevista realizada en español el 1 de mayo de 2015. Fotografía del encabezado: David B. Gil en Hama Rikyū. Tomada por Gracia Berg.)

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