Moda japonesa 2012 (especial desde provincias)

[Kojima] Los vaqueros Momotarō levantan pasiones con su excelente calidad

Sociedad Vida

Los pantalones vaqueros son una prenda universal, pero seguro que muchos desconocen que uno de sus mayores lugares de producción se encuentra en el área de Kojima, en la pequeña ciudad de Kurashiki (prefectura de Okayama), en la costa del Mar Interior de Seto. Los tejanos fabricados en Kojima, apreciados incluso en el extranjero por su gran calidad, van camino de convertirse en toda una marca.

Visitando la meca de los pantalones vaqueros de producción nacional

En el barrio tokiota de Aoyama, donde se concentran numerosas marcas de lujo, se podrán adquirir pantalones vaqueros de origen nacional producidos en provincia; concretamente, será en el Edificio AO, uno de los más famosos de la zona en la actualidad por sus tiendas y restaurantes. Son los vaqueros Momotarō, fabricados a la antigua usanza con una tela fuerte y agradable al tacto. El modelo Shutsujin (“ir a la guerra”, en japonés) se vende por unos 23.000 yenes; aunque su precio sea alto para tratarse de unos vaqueros, goza de gran popularidad, principalmente entre hombres de treinta a cuarenta años.

La sede de esta marca se encuentra en el área de Kojima, en la ciudad de Kurashiki, perteneciente a la prefectura de Okayama. Aquí fue precisamente donde se fabricaron los primeros tejanos de origen nipón, de ahí que la zona haya pasado a ser denominada la meca de los vaqueros. Además, Kojima ocupa desde la antigüedad un puesto importante en la industria textil: en el período Edo, se comenzó a cultivar algodón en sus tierras desecadas y a producir el tejido sanadahimo, empleado para hacer los lazos que ataban los samuráis a la empuñadura de la espada. Posteriormente, en la era Meiji, llegaron los tabi (calcetines tradicionales, generalmente de color blanco, que se suelen usar junto con el kimono), y tras la Guerra, la época de oro de la confección de uniformes escolares. En un área con semejante historia textil nacieron los primeros vaqueros japoneses a comienzos de los sesenta de la mano de la empresa Maruo Hifuku, denominada Big John en la actualidad. Surgieron de una combinación de las técnicas de las máquinas de coser gruesas lonas y de las empleadas en la elaboración de los uniformes escolares durante la posguerra.

En Kojima hay también muchos negocios especializados en máquinas de coser. Aquí se exponen numerosos modelos que sirven para dibujar su historia, desde las máquinas empleadas en la confección de tabi hasta las que se usan en la actualidad para hacer los pantalones vaqueros.

Precisamente han sido sus técnicas de alto nivel las que han hecho que tanto las marcas nacionales como las internacionales consideren Kojima como un lugar de referencia en la fabricación de pantalones vaqueros; de ahí que aumenten considerablemente los pedidos. Por otra parte, desde la aparición de los pantalones vaqueros a bajo precio, se intenta fabricar productos que tengan un valor añadido. Las técnicas y el diseño adquiridos de la producción por subcontratación como OEM (Original Equipment Manufacturer en inglés; es decir, aquellos que producen artículos de encargo que luego son comprados por la empresa de origen, que los vende bajo su propia marca) han servido de trampolín para que algunos de ellos hayan decidido crear su propia marca. En la actualidad, esta industria se ha desarrollado hasta tal punto que existen más de treinta empresas que trabajan en la elaboración de tejanos, y más de doscientas dedicadas a negocios relacionados. El 40 por ciento de la producción nacional de esta prenda proviene de Kojima; empresas del sector textil y amantes de los vaqueros de todo el mundo se desplazan hasta allí.

Amor por los pantalones vaqueros

Las veteranas Big John y Johnbull, Betty Smith, pionera en la elaboración de tejanos para mujeres, Dania Japan, popular en las boutiques más famosas, Highrock, experta en modelos inspirados en los pantalones vaqueros de trabajo con múltiples bolsillos, y Kapital, con un diseño único, son algunas de las marcas de pantalones vaqueros originarias de Kojima.

Las fibras del algodón de Zimbabue son largas y los puntos de unión en la tela escasos, así que se trata también de un tejido fuerte.

También están los pantalones Momotarō, de la sociedad limitada Rampuya, cuya elaboración sin concesiones ha cautivado a amantes de este tipo de prenda de todo el mundo. El secreto que reside tras la flexibilidad que uno siente cuando se pone estos pantalones y el bonito color característico de los vaqueros vintage, fruto de la pérdida de color de los hilos de la urdimbre, teñidos de azul índigo, es el empleo de algodón de Zimbabue, producto de la más alta calidad que normalmente se utiliza en la fabricación de camisas de vestir por su brillo y suavidad al tacto. El orillo, indispensable en ambos bordes de todo vaquero vintage que se precie, se teje con un telar antiguo de estilo Shuttle; éste, desaparecido con la difusión de la producción en serie, se sigue usando para darle a la tela una textura desigual. En cuanto al color, además del índigo obtenido por síntesis química, el modelo Gold Label se sirve de un azul original de Japón, tinte natural de cuya elaboración se encargan expertos artesanos. Además, en los remaches del reverso de los bolsillos de la cadera aparece la insignia familiar, y los botones de la bragueta están adornados con un melocotón (momo, en japonés); todo esto atestigua la existencia de un espíritu insaciable de investigación y cierta picardía por los vaqueros. Su alta calidad y diseño se han ganado el apoyo de los consumidores que valoran lo genuino, de ahí que, incluyendo la de Aoyama, cuenten con cinco tiendas propias, y sus productos se puedan adquirir en más de cien establecimientos de todo el país.

El orillo es un elemento imprescindible en los vaqueros vintage. Incluir la insignia familiar en los remaches del reverso denota un gusto por los detalles.

El interés por esta marca en el extranjero también ha aumentado, de ahí que en el año 2010 realizaron una venta especial de sus productos en los grandes almacenes Isetan de Tailandia. Además, desde 2011, participan en la exposición de moda informal Capsule Trade Show, celebrada en París y Nueva York, entre otras ciudades. "Muchas personas me han dicho que el azul de los vaqueros Momotarō es muy bonito", cuenta Tabuchi Tatsushi, responsable de ventas de Momotarō. El año pasado, crearon una nueva marca, Japan Blue, orientada al mercado extranjero. Desde entonces también se comercializa en setenta tiendas de otros países.



Tabuchi Tatsushi, responsable de ventas de Momotarō.
http://www.japanblue.co.jp/momotaro/

"Recientemente, nuestra página de Facebook se ve desbordada por peticiones de información desde el extranjero, así que estamos barajando la posibilidad de enviar directamente a los usuarios la información sobre nuestros eventos y otros aspectos", comenta Tabuchi, orgulloso de que la marca haya tenido tal eco; en su opinión, se debe al espíritu por la elaboración de productos sin concesiones. Los vaqueros Momotarō no pretenden ser una mera marca de moda que ofrezca tendencias, sino una marca de ropa real apreciada por los consumidores por muchos años. Cuentan con la simpatía de amantes de los vaqueros de todo el mundo, que valoran el gusto por los detalles, por sus materiales, tintes y métodos de fabricación.

Técnicas de alta calidad y una original expresividad


Otra de las peculiaridades de Kojima es que el trabajo está dividido sistemáticamente: cada parte del proceso ha ido adquiriendo un alto grado de especialización (los tejidos, los tintes, la confección y el tratamiento de los tejidos) y el nivel de las técnicas empleadas en las distintas tareas va aumentando considerablemente. Entre todas, la alta calidad de las técnicas de tratamiento de los tejidos es la razón por la que el nombre de Kojima se ha dado a conocer a mayor escala. Al principio, los japoneses no estaban acostumbrados a los tiesos vaqueros de fabricación estadounidense, así que los artesanos de Kojima se propusieron crear unos tejanos que fueran fáciles de poner: crearon la técnica del lavado.



Posteriormente, pudieron adoptar diversas técnicas, como el lavado con piedra pómez, originario de Japón. En la década de los noventa y en los años 2000, épocas en las que surgieron el boom de la moda vintage y el de los vaqueros de alta calidad,  respectivamente, aumentó la popularidad de los tejanos con un tratamiento del tejido de alta calidad y precios más altos, y los diseñadores y marcas comenzaron a reconocer la elevada calidad de las técnicas de tratamiento de los tejidos de Kojima; muchos modelos de alta calidad nacieron precisamente allí.


En la actualidad, existen unas veinte empresas dedicadas específicamente al tratamiento de los tejidos; de entre ellas, destaca especialmente por su alta calidad y original expresividad la sociedad limitada Bitō, famosa por haber sido responsable del tratamiento de los tejidos de la nueva marca de origen nacional KURO. Ha recibido una gran acogida por parte de los compradores en las exposiciones celebradas en Italia, Alemania, Francia, etc.



Shintani Jun'ichi, portavoz de Bitō.
http://bitou-impact.co.jp/ (disponible sólo en japonés)

"En términos ortodoxos, realizamos entre ocho y diez procesos de tratamiento de los tejidos diferentes, pero si hacemos una separación más exhaustiva, ascienden a treinta", explica Shintani Jun'ichi, representante de Bitō. Por ejemplo, se puede hacer que a los pantalones les salgan las mismas arrugas que si la persona que los lleva desde hace poco tiempo los hubiera usado con cariño durante años, o quitarles color mediante un chorro de arena a presión; o sea, que se realiza una separación minuciosa de cada parte. "Una de las particularidades de nuestra empresa es la producción en pequeños lotes, así que todas las etapas del proceso las llevan a cabo artesanos de manera analógica. Aunque cuesta trabajo y tiempo, creo que se trata de un tratamiento de los tejidos abundante en expresividad. Tenemos la ventaja de contar con generaciones jóvenes entrenadas que apoyan esa técnica. Nuestra arma es innovar día a día formas de tratamiento de los tejidos que permitan aplicar nuevas técnicas originales que otras empresas no puedan imitar", añade. En los últimos años, han participado en el tratamiento de tejidos de tejanos para cuatrocientas marcas, algunas de ellas famosas en el extranjero.

Marcas de Kojima, técnica y picardía

Los pantalones vaqueros de Kojima nacen de una fuerte técnica de tejidos, tintes, confección y tratamiento de los tejidos, y el gusto por la perfección y la pasión de los artesanos, la textura y cierta picardía. El valor que tienen estos pantalones por tratarse de una prenda original fabricada gracias al trabajo y la destreza de muchas personas es precisamente lo que está haciendo que los tejanos producidos en Kojima estén subiendo como marca. Parece que la cosa no terminará aquí y que seguirán avanzando posiciones.

Texto: Nogami Tomoko
Imágenes: Miyamae Sachiko

 

INFORMACIÓN

Historia del sector textil en Kojima

Período Edo Prospera el cultivo de algodón en el área de Kojima. La industria textil echa raíces en la zona.
Desde el año 1880 Se establecen varias empresas hilanderas. Comienzan a producirse lonas en Kojima.
Era Taishō Prospera la fabricación de tabi
1921 Comienza la producción en serie de uniformes escolares
1958 Maruo Hifuku (Big John en la actualidad) comienza a importar y vender pantalones vaqueros
Años 60 La producción en serie de uniformes escolares alcanza su máximo apogeo. Maruo Hifuku empieza a comercializar pantalones vaqueros de confección propia.
Años 70 Nacen los pantalones vaqueros de Kojima, elaborados con hilos, telas y botones de producción local. Se incorpora la técnica del lavado al proceso de tratamiento de los tejidos.
Años 80 Se añaden el lavado a la piedra y el lavado químico
Años 90 Los vaqueros vintage se ponen de moda
Años 2000 Los vaqueros de alta calidad se ponen de moda

Bibliografía: Nihon jínzu monogatari (Historia de los pantalones vaqueros en Japón), Sugiyama Shinsaku; Editorial Kibito. "Okayama ken no sen'i sangyō" (Industria textil en la prefectura de Okayama), prefectura de Okayama.

 

(Traducción al español del original en japonés)











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