Seguir viviendo en Fukushima - Visita a Fukushima un año después del desastre

Guerra de medios en la zona del desastre: “Lo que queremos decir a Tokio y al mundo”, segunda parte

Sociedad Vida

Hace un año del Gran terremoto del Este de Japón con tsunami. Fukushima ha soportado una enorme carga en la vida desplazada por el accidente nuclear y el daño económico y psicológico causado por la desinformación. Mientras continúa su lucha contra la radiactividad invisible, seis periodistas locales nos hablan con franqueza.

Hayakawa Seiya, periódico Fukushima Minpō (trabaja desde 1984).
Seto Eiji, periódico Fukushima Min’yū (trabaja desde 1983).
Gotō Yoshinori, emisora de televisión Fukushima TV: TFV (trabaja desde 1988).
Murakami Masanobu, emisora de televisión Fukushima Central Television: FCT (trabaja desde 2000).
Hayakawa Gen’ichi, emisora de televisión Fukushima Hōsō: KFB (trabaja desde 1984).
Takano Hiroshi, emisora de televisión TV-U Fukushima: TUF (trabaja desde 2005).

Entrevistador: Harano Jōji, director de Nippon Communications Foundation

El reto a los dos años del desastre: combatir con el trato “especial” hacia Fukushima

Harano: El resto del mundo marca el 11 de marzo como la fecha del desastre, pero se dice que para Fukushima existe una cierta conciencia acerca del 14 de marzo.

Gotō - FTV: Es posible que para los habitantes de la prefectura los días 12 y 14 de marzo, cuando ocurrieron las explosiones de hidrógeno, o el 15, cuando se esparcieron los materiales radiactivos, crearan una impresión más fuerte que el 11 de marzo, el día del terremoto. Nuestra empresa tiene su sede central en la ciudad de Kōriyama o en la de Fukushima; en el caso de la ciudad de Fukushima, dentro de la prefectura se trata de un sitio con niveles de radiactividad relativamente altos. Nosotros también somos ciudadanos, y no nos consideramos simplemente damnificados, sino que también nos sentimos fuertemente implicados. Cuando decimos que la mayoría de los habitantes de Fukushima llevan una vida normal, la gente de otras prefecturas suele preguntarnos: “¿Quieren decir que Fukushima es segura?” Creo que el problema al que tenemos que enfrentarnos en este segundo año consiste en saber cómo luchar contra ese ambiente.

Hayakawa - Minpō: Poco después del terremoto hablé largo y tendido con un compañero del Chūgoku Shimbun, con sede en Hiroshima, y me dijo que había sido lo mismo que en el caso de los periódicos de Fukushima. Me dijo que, tras la Guerra, el Chūgoku Shinbun cargó con el pesado tema de la bomba atómica, y que en el caso de Fukushima nosotros debíamos cargar con el accidente nuclear, que es algo que no se acabaría en cincuenta o cien años. Tenía razón: el accidente nuclear es algo a una escala sin precedentes a nivel mundial, y la ciencia no tiene conocimientos precisos acerca de los efectos a largo plazo de la radiación. De ninguna manera podemos dejar que se vaya olvidando; creo que tenemos la obligación de tomar decisiones e informar. El otro día hablé con un periodista de Kumamoto, donde habían ocurrido casos de la enfermedad de Minamata (un tipo de envenenamiento crónico producido por polución industrial con mercurio) a partir de los años cincuenta, y me contó que habían tenido repercusiones sociales, más allá de los problemas de salud por el mercurio. Me da la impresión de que los periódicos locales y las personas de diversas regions con experiencia en temas parecidos son capaces de comprendernos mucho mejor que los medios de Tokio.

Hayakawa - KFB: Hace ya un año que cubrimos el fenómeno, pero como televisiones locales no hemos podido transmitir suficientemente la información necesaria para los habitantes de la prefectura, las personas que más sufren los efectos del accidente nuclear. Al tratar este tema debemos seguir informando, aunque suframos por ello. Debemos sufrir, aprender, y volver a sufrir, para poder contarlo. Entre los habitantes de Fukushima hay muchos que tienen la impresión de que, por cada paso que avanzamos, damos doscientos hacia atrás. Creo que es necesario, para las televisiones locales, enfrentarse a los problemas con decisión, aunque no podamos solucionarlos.

“Quiero que sepan que seguimos adelante con nuestras vidas”

Takano - TUF: Lo que me gustaría que comprendiera la gente de otras prefecturas y del extranjero es que los habitantes de Fukushima siguen adelante con sus vidas, que los niños siguen naciendo, por supuesto. Ese día a día no es algo que se muestre por televisión. Se ha infiltrado la idea de que existe un género que se debe tratar; es un ambiente extraño que nos hace sentir, por ejemplo, que si se trata de daños causados por la desinformación en productos de Fukushima debemos informar sobre ellos ante todo. ¿Cómo podemos volver a informar sobre la vida cotidiana de los habitantes de Fukushima, como hacíamos en los días anteriores al terremoto? Creo que en cierto sentido ése es otro de nuestros problemas.

Harano: ¿No hubo, justo después del terremoto, una conmoción considerable entre los periodistas jóvenes del lugar? Se sentían inseguros, quizá algunos habían perdido parientes en el desastre, o debían ponerse a trabajar dejando a sus niños... Imagino que debieron de suceder cosas así; ¿cómo sintieron esas dificultades?

Hayakawa - KFB: Quizá como periodistas no tuviéramos tiempo para lamentarnos, o no pudiéramos quedarnos de brazos cruzados, sin informar.

Hayakawa - Minpō: Hay periodistas cuyas casas estaban en la zona de evacuación, y cuyos padres se encuentran desplazados. No son pocos los periodistas que trabajaban soportando ese dolor, incluyendo el problema de la radiación.

Seto - Min’yū: En el caso de nuestra empresa hemos perdido a un periodista. Se encontraba informando cuando llegó el tsunami, el agua lo arrastró y no lo encontraron hasta un mes después. Creo que, al tratarse de un periodista tan joven y lleno de vitalidad, su muerte afectó a todos los de su generación. Y, aunque no lo ponemos en palabras por consideración, el desastre del tsunami ha dejado restos por todas partes. Al ver semejante situación no hay ser humano que pueda quedar impasible. Era un punto que se debía cuidar. Además, cuando llegó el tsunami, por ejemplo, hubo realmente muchos trabajadores que lo vieron venir y lograron escapar, y eso tuvo un gran efecto sobre cómo vimos la situación en lo sucesivo.

Hay unos dos millones de habitantes en la prefectura que tratar con cariño

Harano: ¿Hay algún episodio que sirva como síntoma de alegría? Me gustaría que contaran alguna historia en la que se vea cómo se esfuerza Fukushima.

Takano - TUF: Mientras que hay gente que se está marchando de Fukushima, también hay quienes vienen a vivir aquí. Algunos quieren hacer cosas de cara a la reconstrucción, mientras que otros han venido para establecer organizaciones de voluntarios por sí mismos. Son más de lo que se podría imaginar, crean lazos de amistad, y cada vez consiguen levantar más los ánimos de los habitantes. También existe el problema de la falta de médicos, pero hay algunos que han venido a título personal, para prestar sus servicios en Fukushima. Creo que es algo positivo.

Murakami - FCT: Nuestra intención es introducir esos ejemplos claros, casi cada día, en las noticias. Vamos con la idea de descubrir, buscando temas que sirvan como ejemplos alegres. Si al transmitir esas historias conseguimos aliviar algo el sufrimiento, me alegro por ello, pero en general también ocurren casos negativos, como si trataran de negar esos ejemplos alegres.

Hayakawa - Minpō: En Minpō tenemos una página especial diaria, “Hacia un mañana en el que Fukushima no pierda”, donde presentamos a personas o agrupaciones que han venido esforzándose con alegría, positivamente, desde justo después del terremoto. Creo que en Min’yū están haciendo algo parecido.

Seto - Min’yū: El significado que queremos dar a estos espacios es el de la fuerza que se necesita para seguir adelante, sobre todo en circunstancias tan especiales. Con fotografías bien grandes de gente que mira hacia delante y se esfuerza. Sin embargo, en un principio la gente que aparece en nuestros artículos es gente que lleva su oficio en las manos. Por ejemplo, un peluquero que reconstruye su peluquería aun siendo refugiado, o un panadero que vuelve a abrir. Esa gente tiene trabajo donde quiera que vaya, y por eso pueden comer. Son negocios fáciles de recuperar, y al informar repetidamente sobre ellos los que no tienen trabajo nos dicen que esas historias de éxito no les sirven para nada.

Hayakawa - KFB: Qué bueno es el proyecto de los bebés de FCT...

La motivación al ver la cara sonriente de un bebé

Harano: ¿A qué se refiere?

Murakami - FCT: En el proyecto que yo comencé en un principio, se me ocurrió que el momento en el que se podía ver un ejemplo claro de la vida normal era el instante en que nacía un bebé. Con la noción de motivar a la gente sobre cómo podemos esforzarnos en Fukushima, existe la idea de cuidar entre todos de los bebés que han nacido en Fukushima. Es responsabilidad de los adultos crear un ambiente en el que puedan crecer sanos y convertirse en adultos, y puedan pensar que fue bueno nacer en Fukushima. Al sacar imágenes de los bebés que iban naciendo cada día, empecé a desear que la gente que viera sus sonrisas pensara que también quería esforzarse.

Emisión de enero de 2012 (cortesía de FCT)

Harano: ¿Hay algo que les gustaría hacer saber a la gente del extranjero, en especial?

El detector que siempre lleva Gotō.

Gotō - FTV: Lo primero es que en todas partes del mundo existe radiación. Se habla como si fuera su “especialidad” de Fukushima, pero vayamos donde vayamos, en la naturaleza también existe radiación, y en el transcurso de un día recibimos aproximadamente un microsievert. Nosotros llevamos un medidor de radiación para comprobar en todo momento los niveles a los que estamos expuestos. Yo suelo medir a menudo, y al hacer la media de unos cuatro meses, recibo 3,8 microsieverts al día. No obstante, uno viene de fuentes naturales. La gente cree que al cruzar la frontera de Fukushima los niveles van a subir de golpe, y que en cuanto salgan, volverán a cero, pero eso no es así, y me gustaría que lo supieran. Otro tema es sobre las cerca de 62.000 personas que se encuentran desplazadas a otras prefecturas. Es algo realmente grave y lamentable, pero si lo vemos desde el otro lado quiere decir que hay entre 1.950.000 y 1.960.000 personas viviendo en Fukushima. Es algo que la gente debe comprender. Lo más importante es conseguir que vengan. Creo que lo principal es que prueben a venir, y luego a transmitir a otros lo que han sentido allí, tal y como lo han sentido.

Minpō - Hayakawa: Está claro que los habitantes de Fukushima se encuentran en una terrible situación debido al terremoto y al accidente nuclear. Sin embargo, la difusión de las sustancias radiactivas se encuentra limitada a las zonas adyacentes a la central nuclear, y si las labores de descontaminación en las otras zonas continúan podremos avanzar entre todos. Me gustaría que la gente viera Fukushima con otros ojos más amables, que no pusieran etiquetas como “una zona contaminada” o “una zona peligrosa”, y que cuidaran de los lazos con la gente de Fukushima.

(Traducido al español del original en japonés)

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