Abriendo la puerta al mundo del nōgaku

“Teika”, un retrato de pasiones desatadas

Sociedad Cultura Vida

En esta segunda parte de la serie Abriendo la puerta al mundo del nōgaku, presentamos los encantos de esta forma de teatro analizando una de sus obras más famosas, Teika, una historia de amor prohibido y pasiones desatadas. Matsuoka Shinpei, investigador en la materia, vuelve a dialogar con Kanze Kiyokazu, maestro al frente de la escuela Kanze.

Kanze Kiyokazu KANZE Kiyokazu

Intérprete de nōgaku y profesor de la Facultad de Música de la Universidad de Arte de Tokio nacido en 1959. Es hijo mayor de Kanze Sakon, vigesimoquinto maestro al frente de la escuela Kanze. A los 4 años, se sube al escenario por primera vez, aunque no toma el timón de la escuela hasta 1990, cuando hereda el cargo y se convierte en el vigesimosexto de su familia. Seis años más tarde, recibe el Premio de Bellas Artes del Ministerio de Educación de Japón. También cuenta en su haber con la Medalla de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia desde 1999. Además de Japón, actúa en numerosos países: Francia, Estados Unidos, India, China, etc. Es Custodio de Importantes Propiedades Culturales Intangibles y presidente del Archivo Kanze y de la Asociación Kanze.

Una obra sobre pasiones que data del período Muromachi

MATSUOKA Hablemos de las pasiones.

KANZE Es imposible retratar las alegrías y las penas del ser humano sin tener en cuenta las pasiones. Considero que este es un tema vigente también en la actualidad.

MATSUOKA El tema de las pasiones es recurrente a lo largo de la historia del nōgaku(*1), pero me gustaría utilizar como ejemplo la obra Teika, de Komparu Zenchiku (1405-1470 aprox.)(*2), para analizar de qué manera se abordan estos sentimientos en el teatro nō.

KANZE La actitud de los personajes retratados en Teika es asombrosa. Además, sorprende el propio hecho de que en el período Muromachi (1336-1573) naciera una historia así de dramática.

MATSUOKA Teika cuenta el romance de la princesa Shokushi (1149-1201)(*3), tercera hija del emperador Go-Shirakawa, nombrada suma sacerdotisa del santuario sintoísta Kamo(*4) cuando todavía era una niña, con el poeta de waka más famoso de la época, Fujiwara no Teika (1162-1241)(*5); una historia de amor que continuó incluso después de su muerte. La obra, llena de pasión, relata la relación prohibida del poeta con esta joven cercana a los dioses, desde el punto de vista de la propia princesa, obsesionada con la lujuria. El relato tendría su origen en la tradición oral, de ahí que exista también la creencia de que los hechos que se cuentan no son verídicos, por factores como la diferencia de edad entre los protagonistas.

La lucha de una mujer que sucumbe a sus pasiones

El fantasma de la princesa le pide al monje que la ayude a encontrar el descanso eterno.

MATSUOKA En el centro del escenario tenemos la tumba de Shokushi cubierta por una planta enredadera, un jazmín asiático, que simbolizaría la obsesión del poeta por la princesa incluso después de su muerte. Esto tendría su origen en la denominación japonesa para esta planta, Teika kazura, nombrada en honor al poeta. El fantasma de Shokushi aparece cuando pasa por allí un monje que se encuentra de viaje; entonces, la princesa comienza a contarle su historia de amor y la fijación que sigue teniendo incluso en la otra vida, y le pide que la ayude a encontrar el eterno descanso.

KANZE El actor que interpreta el papel de la princesa debe transmitir el sufrimiento de esta; no se mueve mucho mientras la muchacha permanece bajo el embrujo del poeta, pero representa el rencor de Teika. Y este sentimiento profundo vinculado al karma es la forma en la que se manifiesta la debilidad de una mujer.

Cuando el monje comienza a recitar un sutra por el descanso del alma de la difunta, la princesa empieza a moverse poco a poco y va ganando libertad. Es entonces cuando llega el plato fuerte de la obra, la danza de gratitud. El intérprete no debe ejecutarla como una muestra de lo feliz que se siente Shokushi por su liberación, sino que debe bailar, más bien, con cierta represión.

MATSUOKA La danza debe transmitir a la audiencia el estado anímico de la princesa en ese momento: los recuerdos de la pasión con el poeta, el sufrimiento posterior y el sentimiento de liberación desencadenado por la benevolencia del monje al recitar el sutra. Sin embargo, al final de la danza, Shokushi emprende el camino de vuelta hacia la tumba.

Danza de gratitud de la princesa Shokushi.

KANZE Es un momento de suma importancia en el que se sugiere que la princesa no ha escapado todavía de su infierno personal. Parecía que se había liberado, pero vuelve a caer presa de la obsesión por el poeta.

Izutsu, que también trata el tema de las relaciones pasionales entre un hombre y una mujer, tiene un final diferente. Esta obra de Zeami termina con una hermosa danza que evoca los tiempos de mayor esplendor de la protagonista, que se siente reconfortada y regresa a la otra vida para descansar eternamente. Por el contrario, en Teika, aunque aparece una danza en la que se muestra la felicidad de la princesa tras escapar al embrujo del poeta, al final Shokushi regresa a la tumba y la enredadera acaba cubriéndola.

MATSUOKA La princesa duda, pero finalmente prefiere la obsesión al descanso eterno. El desenlace de su lucha personal deja a la audiencia acongojada: Shokushi renuncia a su libertad por amor.

El descenso hacia el infierno en forma de bella danza

KANZE No creo que la princesa sintiera repulsa al verse envuelta de nuevo en la enredadera, sino que considera que comparte la obsesión con el poeta. Aunque se vio liberada una vez, se da cuenta de que el único lugar en el que puede vivir es la tumba cubierta por la planta Teika kazura; podría decirse que le gusta ese infierno de pasiones.

MATSUOKA Porque no se trata de un amor no correspondido, sino de una obsesión mutua (risas). Debe de ser difícil comprender semejantes sentimientos de una mujer cuando se es joven, ¿verdad?

La princesa regresa a su tumba, cubierta por una enredadera de Teika kazura.

KANZE Todavía recuerdo nítidamente lo que me decía mi padre [Kanze Sakon, vigesimoquinto maestro al frente de la escuela Kanze] cuando yo ensayaba esta obra de joven. “El final debe ser bello y pomposo”, en referencia a la escena en la que la princesa regresa a la tumba mientras se tapa la cara con un abanico y va hundiéndose. Aunque ejecuta una danza de agradecimiento al monje por haber rezado por su alma, vuelve a caer presa de la enredadera. Shokushi elige sufrir eternamente privada de su libertad, a pesar de que podría haber alcanzado el descanso perpetuo si se hubiera alejado de la tumba. Me resultaba paradójico que mi padre dijera que había que interpretarlo de forma bella y pomposa; no entendía por qué.

MATSUOKA Podría decirse que para la princesa el descenso al infierno es algo placentero. Por una parte, estaría la Shokushi que puede servir a los dioses y, por otra, la que se entrega a sus pasiones. Al final, se decanta por sus deseos carnales. Tiene que reprimir sus ansias de mujer, pero sus sentimientos la superan y acaba bailando el camino de vuelta a un mundo sórdido.

KANZE Es un mundo muy oscuro. Sinceramente, no puedo enseñarles a los actores jóvenes cómo interpretar esta obra. Se quedan sin palabras cuando se les pregunta acerca de lo que es la obsesión. Como maestro, considero que todavía no están preparados. (risas)

La obra vanguardista de Zenchiku

KANZE Pienso que Teika era una obra muy vanguardista para la época en la que se estrenó.

MATSUOKA Zenchiku mantenía una relación estrecha con importantes figuras de la poesía y la religión(*6), y lideraba los círculos educativos de la época. Además de obras de teatro, firmó numerosos escritos filosóficos sobre el nō. Creo que pudo escribir una obra tan vanguardista como Teika precisamente por su vasto conocimiento de diversas disciplinas.

KANZE Hay un aspecto curioso en relación a esta obra. El sutra que recita el monje para rezar por el alma de la princesa es el Hokekyō, el sutra del loto, que contiene las enseñanzas máximas del budismo. Sin embargo, Shokushi no se salva, sino que desciende al infierno. En cierto sentido, este hecho representa una negación del sutra, algo inconcebible en la época. De hecho, hay muchas otras obras de nō en las que aparece el Hokekyō y sí se produce esa salvación, como en Michimori(*7). Me parece que si se niega este sutra, el teatro nō no puede constituirse como tal.

MATSUOKA Yo no creo que Zenchiku negase el budismo, sino que creía en otras enseñanzas de esta religión. Era muy devoto de Kangiten(*8). Esta deidad representa un budismo que no obliga a reprimir sus deseos a las personas que no pueden contenerlos, sino que permite que les den rienda suelta y calmen así su espíritu. Consecuentemente, no se rechazan las conductas sexuales; de hecho, se pueden emplear activamente para la energía propia. Estas enseñanzas fueron calificadas de heréticas y negadas en el período Edo, pero en la época de Zenchiku no eran motivo de remordimiento. Tras cumplir los 60 años, acudía a rezar con su mujer, la hija de Zeami, a un templo dedicado a Kangiten, donde pedía recuperar su virilidad; deseaba volver a mantener relaciones sexuales con su esposa. Y esto lo dejó escrito en su diario, algo que dice mucho de su personalidad. Me hace sonreír.  

KANZE Eso denota que no pensaba que el sexo fuera algo impuro.

MATSUOKA Teika era uno de los poetas más importantes de su tiempo y la princesa Shokushi destacaba también por sus dotes poéticas. Por eso, podría decirse que Zenchiku escribió esta obra porque veneraba a ambos personajes como "bodhisattvas de la poesía". Fue su manera de elogiarlos.

KANZE Quizás era por eso por lo que mi padre me decía que debía interpretar magníficamente la escena final en la que la princesa desciende al infierno.

Máscaras empleadas en Teika

A la izquierda, la máscara –de nombre Zō y cuyo creador se desconoce–, utilizada durante la primera parte de la obra para interpretar el papel de la mujer que en realidad es el fantasma de Shokushi. A la derecha, la máscara –de nombre Deigan y creada por el artista Kawachi– empleada durante la segunda parte de la obra para interpretar el papel del propio fantasma de la princesa. Esta última presenta rasgos que denotarían la belleza de antaño de la protagonista a pesar de su aspecto miserable.

Imágenes cortesía de la Asociación Kanze

Retrato: Ōkubo Keizō

(*1) ^ Entre las obras de nō que abordan el tema de las pasiones destacan Itzutsu, que cuenta la relación entre la hija del noble Ki no Aritsune y el poeta Ariwara no Narihira, y Nonomiya, en la que aparece la dama Rokujō no Miyasudokoro, famoso personaje de La novela de Genji.

(*2) ^ Actor y dramaturgo del período Muromachi (1336-1573) yerno de Zeami. Además de escribir afamadas obras de nōgaku como Bashō y Yōhiki, es conocido por su profundo conocimiento de la poesía waka y el budismo, y por haber plasmado sus reflexiones sobre el nō en los escritos teóricos Rokurin ichiro y Myōshukushū, entre otros. Fue una figura destacada en el resurgimiento de la actual escuela Komparu.

(*3) ^ Tercera hija del emperador Go-Shirakawa y de Fujiwara no Shigeko (hija de Fujiwara no Suenari), y hermanastra del emperador Takakura. Uno de sus poemas aparece en la antología Ogura hyakunin isshu, que incluye 100 obras de 100 poetas diferentes.

(*4) ^ La máxima sacerdotisa de Kamo, un santuario sintoísta de Kioto que en la actualidad recibe los nombres de Kamigamo y Shimogamo, era una mujer soltera perteneciente a la familia imperial. Son 35 las mujeres que ejercieron como suma sacerdotisa en Kamo entre los períodos Heian y Kamakura, algunas de las cuales protagonizaron historias de  ‘amor prohibido’ de la literatura del período Heian tales como Ise monogatari.

(*5) ^ Poeta de waka más representativo de Japón entre los períodos Heian y Kamakura, y autor de las antologías poéticas Shin kokin wakashū y Shin chokusenshū. Su estilo destaca por ser sumamente florido y refinado. Además, escribió numerosos tratados sobre poesía y un diario, titulado Meigetsuki. Destacó también como calígrafo.

(*6) ^ Zenchiku conocía, entre otras personalidades, al regente y poeta Ichijō Kaneyoshi (1402-1481), al poeta de renga Yamazaki Sōkan ( -1553), a quien se atribuye la creación de la forma haikai, y al poeta Ikkyū Sōjun (1394-1481), un monje budista zen en el que se basaron los creadores de la serie de dibujos animados Ikkyū-san.

(*7) ^ Obra que cuenta la historia de amor entre Taira no Michimori y su esposa, Kosaishō no Tsubone, basada en el Cantar de Heike. Al final, el fantasma de Michimori, quien falleció en la Guerra Genpei, desaparece tras expresar su alegría por haberse salvado gracias a los rezos de un monje.

(*8) ^ Representación en el budismo japonés de la deidad hindú Ganesh, que tiene cabeza de elefante. En muchas ocasiones, las estatuas de Kangiten presentan a dos de estas deidades, una de sexo masculino y otra de sexo femenino, abrazadas. En Japón, suelen custodiarse en pequeños santuarios, fuera de la vista del público.

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