Festival Internacional de Literatura de Tokio

Festival Internacional de Literatura de Tokio

Cultura

La primera edición del Festival Internacional de Literatura de Tokio se celebró en ocho lugares diferentes de la capital nipona durante los días uno, dos y tres de marzo de 2013. Durante la cita, importantes novelistas, poetas, editores y traductores, entre otros, participaron en diversos actos llenos de inspiración.

Uno de los principales objetivos del festival era fomentar nuevas formas de dialogar sobre libros. Se organizaron charlas y coloquios para que se pudieran reunir personas de diferentes países pertenecientes a diferentes sectores del mundo de las publicaciones. Estos encuentros entre autores, editores y traductores permitieron que salieran a la luz similitudes inesperadas y nuevos puntos de entendimiento, y que se abriera una puerta a ideas frescas y enfoques nuevos.

Coloquio en el Campus Principal de la Universidad de Tokio (izq.) y en Roppongi Academy Hills, en el rascacielos Ropongi Hills (dcha.), el 1 de marzo.

Entre los autores extranjeros que asistieron al festival destacan J.M. Coetzee, ganador del Premio Nobel de 2003, y Junot Díaz, galardonado con el Premio Pulitzer de 2008 por su novela La maravillosa vida breve de Óscar Wao. También se contó con la presencia de otros escritores de renombre, como el inglés Geof Dyer, conocido por atreverse a abordar diversos géneros, y el prodigioso Jonathan Safran Foer. El diseñador de libros Chip Kidd, que ha trabajado en las ediciones estadounidenses de las obras de muchos escritores japoneses, entre ellos Murakami Haruki, habló sobre su labor acompañado por algunos de los editores más influyentes en lengua inglesa, que representaban a revistas como Granta y The New Yorker. Los participantes intercambiaron ideas y opiniones acerca de las cuestiones a las que se enfrentan publicistas, escritores y editores en todo del mundo.

Coloquio en el Café Librería Rainy Day (izq.) y en el Café Genron, en Gotanda (dcha.), el 2 de marzo.

Los escritores japoneses estuvieron representados por Ikezawa Natsuki, Wataya Risa, Hirano Keiichirō y Kawakami Mieko, todos ellos ganadores del Premio Akutagawa, y por Kakuta Mitsuyo y Furukawa Hideo. Shibata Motoyuki y Tokō Kōji, ambos traductores y prestigiosos expertos en literatura extranjera, ejercieron de moderadores en las charlas y coloquios del festival, asegurándose de que todo saliera bien, y de que se crearan vínculos entre los participantes.

Coloquio en la sede de la organización sin ánimo de lucro International House of Japan, en Roppongi (izq.), y en la sala de conciertos Superdeluxe, el 2 de marzo.

A Junot Díaz el festival le brindó la oportunidad de cumplir uno de sus sueños, el de conocer al dibujante de manga Urasawa Naoki, que también participó en el encuentro, y de quien Díaz es un gran admirador confeso. Ambos escritores conversaron animadamente; la química existente entre ellos era palpable mientras dialogaban sobre cómo la ficción es un género único a la hora de abordar temas sociales. J.M. Coetzee hizo de maestro de ceremonias: en la apertura y la clausura leyó algunos pasajes de su última novela, The Childhood of Jesus, que en ese momento todavía no se había publicado. En la inauguración, lo acompañó Tanikawa Shuntarō, uno de los poetas más valorados en Japón, con sesenta años de trabajo a sus espaldas.

El festival se desarrolló en ocho lugares diferentes de la capital nipona: en las prestigiosas universidades de Tokio y Waseda, en el glamuroso rascacielos Roppongi Hills, en acogedores cafés librería y en salas de conciertos con luz tenue, entre otros. El novelista Ishii Shinji ‘sacó a la literatura de paseo’: escribió una historia en tiempo real mientras viajaba en un tren de la línea Toden Arakawa fletado para la ocasión. Esta parte se pudo seguir en directo por vídeo desde la Universidad de Waseda, donde el escritor Jonathan Safran Foer y el diseñador de libros Chip Kidd mantenían un coloquio. Ishii llegó allí cuando la charla estaba a punto de terminar, y se subió al escenario con la historia recién terminada en la mano. A la salida, se repartieron diferentes partes del relato entre los asistentes, y se les animó a que charlaran entre ellos e intercambiaran las páginas que les habían tocado para que pudieran leerlo íntegramente.

La editora de ficción de la revista The New Yorker Deborah Treisman, que intervino en algunos coloquios y también ejerció de moderadora, habló con Nippon.com sobre sus impresiones acerca del festival: "Ha sido maravilloso ver interactuar a escritores japoneses y extranjeros que no se conocían antes del festival, verlos hablar desde diferentes perspectivas acerca de un mismo asunto, y ver cómo poco a poco se iban conociendo, todo ello de manera espontánea."

"Se puede decir que uno dialoga con el autor de un libro cuando lo lee; sin embargo, la conversación se desarrolla en una sola dirección, ya que éste no puede responder. Lo bueno de este tipo de festivales es que se puede interactuar con el escritor. Supongo que esto habrá sido una grata sorpresa para los lectores japoneses", añadió Treisman.

Unas 2.500 personas asistieron al festival durante sus tres días de duración, y se espera poder celebrarlo de nuevo el próximo año.

(Traducido al español del original en inglés. Fotografías de Osawa Hisayoshi, Kawamoto Seiya, Okubo Keizo y Kodera Kei. Agradecimiento a la Fundación Japón)

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