Lugares espirituales de Japón

El peregrinaje de Shikoku se fusiona con el manga

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Ishite-ji es uno de los 88 templos que forman parte de la ruta de peregrinación de Shikoku. Situado en la ciudad de Matsuyama, en la prefectura de Ehime, puede presumir de su condición de lugar de importancia cultural. Recientemente, se está hablando mucho de un establecimiento cercano a este lugar santo: una cafetería-tienda en la que se emplean aspectos de la subcultura japonesa como el manga, el anime y el cosplay para presentar el peregrinaje henro. Reflexionamos sobre los cambios que está experimentando la peregrinación ahora que se cumplen 1.200 años de su nacimiento.

Katō Toshio KATO Shunsho

Se especializa en Budismo en la Universidad de Kioto. En 2004, asume el cargo de monje jefe del templo Ishite-ji. Se dedica a actividades de voluntariado en el extranjero, entre las que figuran programas de asistencia a la educación en Myanmar y a niños huérfanos del sur de Tailandia. Además, ayuda a las víctimas de desastres naturales como el Gran Terremoto del Este de Japón; también apoya a personas sin techo o que manifiestan conductas suicidas, a quienes acoge en el templo y asiste a la hora de encontrar trabajo y recuperar su autosuficiencia. Por todo ello, recibe en 2013 un galardón especial de la emisora Nankai Hōsō, de la prefectura de Ehime.

La regeneración del peregrinaje henro

Según cuenta la leyenda, la peregrinación de Shikoku, el henro, comenzó hace 1.200 años en Ishite-ji(*1), un templo situado en la ciudad de Matsuyama, en la prefectura de Ehime. Este lugar santo se encuentra cerca de Dōgo Onsen, un balneario de aguas termales considerado por muchos como el más antiguo de Japón, de ahí que acudan allí tanto peregrinos como turistas. ¿Cuál es el motivo que desde tiempos antiguos empuja a los japoneses a recorrer durante más de 40 días el camino de peregrinaje por los 88 templos budistas de Shikoku? Katō Toshio, monje jefe de Ishite-ji, cree que se trata de la capacidad de “regeneración” del henro.   

La cafetería-tienda Mohenro chaya, situada a la entrada del camino que lleva al templo, presenta el peregrinaje de Shikoku a través del manga, el anime y el cosplay (moda asociada a los cómics y dibujos animados japoneses). En este establecimiento se exhiben fotografías de los lugares santos de la ruta en las que aparecen dibujados personajes de estética moe –una corriente del manga y el anime en la que determinadas características de los protagonistas, en muchas ocasiones asociadas a cualidades como la ternura, despiertan ciertos fetiches en los aficionados–. Aunque estos personajes atraen la atención del público por su sensualidad y llamativos atuendos, no tienen ningún tipo de relación con el templo.

El cosplay y la grandeza de Ishite-ji, un templo que destaca incluso entre los de Shikoku por su importancia cultural, se fusionan. Katō deja entrever que lo considera un problema; sin embargo, en Ishite-ji uno puede percibir que el henro ha entrado en una nueva época.

El henro como forma definitiva de asistencia social

Katō Toshio, monje jefe de Ishite-ji.

En Ishite-ji, el templo 51 de la ruta de Shikoku, se conservan bienes culturales de importancia tales como su puerta Niōmon, designada Tesoro Nacional de Japón. El camino que conduce a este lugar santo tiene forma de galería y está lleno de tiendas de recuerdos; los turistas también pueden sentirse como peregrinos recorriendo las inmediaciones del templo durante una hora aproximadamente. En 2009, esta zona turística recibió una estrella en la edición japonesa de la Guía Michelín.

A los 42 años, el monje budista Kūkai (774-835) inició la peregrinación por los 88 templos de Shikoku para acabar con las desgracias que afectaban a la gente. Sin embargo, Katō Toshio opina que en el período Edo (1603-1868) existían los peregrinos sin techo, y que el henro sigue siendo a día de hoy “una forma definitiva de asistencia social”.

“Si consideramos como el origen de la peregrinación el momento en el que Kūkai comenzó a vagar por Shikoku, el camino se remonta a hace unos 1.222 años. A los 18 años, el monje se sentía perdido tras haber fracasado en el monte Hiei y se escapó de casa con la intención de morir; comenzó a vagar por Shikoku sin un lugar donde quedarse. Había gente que le tiraba piedras y excrementos de caballo; personas que lo atacaban, pero también otros que lo ayudaban. Todo eso hizo que Kūkai se transformara. El henro tiene la capacidad de regenerar a las personas”, explica Katō.

Peregrino recitando sutras en Ishite-ji, donde lleva alojado tres semanas.

“Se conservan documentos en los que se dice que en el período Edo el número de peregrinos era de 15.000 personas, y que el 10 % de ellos no tenía hogar. Uno no puede escapar de la peregrinación. Por ejemplo, los leprosos, perseguidos por su enfermedad; las personas que no podían trabajar debido a algún tipo de discapacidad; los ancianos. Puede sonar raro, pero yo creo que el henro es una forma definitiva de asistencia social”, prosigue el monje.

“Cuando yo era joven, en la galería del templo se juntaban veteranos de guerra mutilados y mendigos. En aquel entonces, los templos hacían las veces de establecimientos de cuidados y asistencia social; eran como las residencias para la tercera edad de nuestro tiempo. En la actualidad, se hospedan aquí unos 4 o 5 sin techo. Si nos las damos de importantes, podemos decir que solo hemos contratado a una persona; el resto de los trabajadores del templo eran peregrinos, gente sin hogar o que llegó tras apearse del tren en el que se dirigía a otro lugar.

Agradecimiento, terapia y empatía

Uno de los aspectos visibles de este peregrinaje es que realmente tiene la capacidad de hacer que las personas se redescubran. “El henro se ha convertido en un fenómeno turístico. Las provincias de Japón, empobrecidas, quieren sobrevivir gracias al turismo, de ahí que se hayan perdido aspectos esenciales”, afirma Katō en un tono algo crítico. No obstante, el monje hace énfasis en que siguen existiendo personas que conceden importancia a la peregrinación.

“Un peregrino joven me dijo una vez que se había dado cuenta de que las cosas lógicas en realidad no lo son, y que crear algo de la nada es obra del ser humano. En una palabra, ‘agradecimiento’”, revela el monje

“Otra cosa de la que se había dado cuenta era que sus preocupaciones en realidad eran triviales. Además, el camino da la oportunidad de hacer terapia a personas que están pasando por la misma situación. Por ejemplo, existen muchas posibilidades de que durante la peregrinación se encuentren personas que han perdido su trabajo o han tenido que hacer frente al suicidio de un hijo”, explica Katō.

“En tercer lugar está el reconocimiento por parte de personas desconocidas. Resulta muy curioso que la gente se esfuerce cuando es un tercero quien les da ánimos. Esto le ocurrió a un peregrino en Muroto, en la prefectura de Kōchi, un lugar donde muchos comienzan el camino de vuelta. El ser humano es así: el henro permite establecer vínculos con personas con las que no se tenía ningún tipo de relación y sirve para que uno se dé cuenta de la trivialidad de sus preocupaciones; hace que las personas sientan empatía”, asegura Katō.

“Encontrarse a uno mismo”, el motivo más recurrente para peregrinar

¿Cuáles son los motivos que llevan a iniciar el peregrinaje de Shikoku? El monje Katō conserva las hojas en las que 118 personas con edades comprendidas entre los 20 y los 79 años plasmaron sus impresiones tras alojarse gratuitamente en Ishite-ji entre 2011 y 2013.

Según estos datos, el motivo más recurrente fue “encontrarse a uno mismo”. En cuanto a la edad de los peregrinos, aproximadamente el 55 % tenía entre 20 y 39 años, algo que pone de relieve que los jóvenes tienen un gran interés en el henro.

25 personas dijeron que el motivo de su peregrinación era “encontrarse a uno mismo”; 22, “rezar por el alma de un difunto”; 12, “realizar ejercicios espirituales; 10, “viajar”. El sexto lugar del ranking lo ocupó “perder el trabajo”, con 8 personas. Hay quienes respondieron “sin razón alguna”.

Por edades, la franja de 20-29 años fue la de mayor presencia, con 41 personas. En segundo lugar, la de 30-39 años, con 24 personas; ambas representan el 55 % del total. Les siguen la de 60-69 años, con 18 personas; la de 50-59 años, con 15 personas; la de 40-49 años, con 12 personas; y la de 70-79 años, con 8 personas. Cabe destacar que entre los peregrinos con edades comprendidas entre los 60 y los 69 años la razón más recurrente fue, además de “encontrarse a uno mismo”, “sentirse vacío”. 

Motivo de la peregrinación

  20-29 años30-39 años40-49 años50-59 años60-69 años70-79 añosTotal
Encontrarse a uno mismo 9 5 4 1 4 2 25
Rezar por el alma de un difunto 6 5 1 7 3 0 22
Realizar ejercicios espirituales 4 2 1 3 1 1 12
Viajar 5 1 1 1 2 0 10
Tras leer sobre el henro en una guía de viajes 5 1 1 2 0 0 9
Perder el trabajo 2 2 1 1 2 0 8
Sin razón alguna 4 1 1 0 1 1 8
Por recomendación de un amigo 4 3 1 0 0 0 8
Sentirse vacío 0 0 0 0 4 0 4
Por la enfermedad de un familiar 1 1 1 0 0 0 3
Tras jubilarse 0 0 0 0 1 1 2
Mostrar agradecimiento tras superar una enfermedad 0 0 0 0 0 2 2
Interés en el camino en sí 0 1 0 0 0 1 2
10º Para el mundo 0 1 0 0 0 0 1
Deshacerse del odio 0 1 0 0 0 0 1
Por el terremoto y el accidente nuclear 1 0 0 0 0 0 1

Total

41 24 12 15 18 8 118

Peregrinos extranjeros con un mayor interés y percepción de los problemas

Recientemente está aumentando el número de extranjeros que acuden a Shikoku para hacer el camino de peregrinación. El monje Katō comenta sus impresiones a este respecto:

“Los extranjeros tienen una mayor percepción de los problemas. Cuando un peregrino de otro país me hace una pregunta, me da la impresión de que los japoneses son un tanto simples y no tienen una visión religiosa. Podría decirse que vivir dejándose llevar por el paso de las cuatro estaciones es uno de los modos de vida del pueblo nipón.

Vienen muchos extranjeros que residen en Japón. Dominan el idioma y son profundos. Además, los temas de los que hablan son interesantes. Por el contrario, los japoneses son aburridos. He repartido 30.000 libros sobre el henro, pero solo dos japoneses se han interesado por el tema.”

En cuanto al objetivo de los jóvenes de “encontrarse a uno mismo”, Katō opina lo siguiente:

“Encontrarse a uno mismo consiste en tomar como premisa algo en lo que no se hayan realizado avances y quedarse con lo que quede tras llevar a cabo un proceso de eliminación.”

Al preguntarle si no cree que Japón sufre una escasez de ‘líderes sociales’ que hagan esfuerzos para acabar con problemas de la sociedad como el suicidio, el acoso escolar y los sin techo, el religioso responde:

“Bueno, yo sí que me dedico a eso. Uno de mis sueños es fundar una ONG que acabe con la violencia y la pobreza en el sudeste de Asia. Sin embargo, la palabra ‘voluntario’ despierta sospechas; es necesario contar con más líderes sociales. En este sentido, puede decirse que Kūkai era una persona extraordinaria.”

Una nueva cafetería-tienda sobre el henro

Yamaguchi Kyōko, gerente de Mohenro chaya. Lleva un kimono que evoca la estética propia del cosplay.

La cafetería-tienda Mohenro chaya, situada a la entrada del camino que lleva al templo, es un establecimiento cuyo objetivo es presentar el peregrinaje de Shikoku a todas las generaciones a través de elementos de la subcultura japonesa como el manga, el anime y el cosplay. En su interior, inspirado en las casas de té, se respira una sensibilidad propia de los jóvenes por su ambiente de estética moe.

El artífice de esta cafetería-tienda es Yoshimura Takuya, presidente de la empresa local Open Design. Yoshimura ideó el proyecto Oh! my ring –denominación resultante de un juego de palabras con el término omairi, que significa “visitar templos”–, y en octubre de 2013 Mohenro chaya abrió sus puertas. Los empleados de su firma crearon la historia que sirve de base al establecimiento; con la ayuda de 15 estudiantes de la Escuela de Diseño Kawahara, sita también en la ciudad de Matsuyama, están dando vida a los personajes que representan cada uno de los 88 templos.

Según Yamaguchi Kyōko, gerente de Mohenro chaya, hasta la fecha cuentan con personajes para los primeros 19 templos. Antes de dibujarlos, visitan cada lugar santo; posteriormente reflejan en los personajes diferentes aspectos del templo correspondiente.

El peregrinaje se fusiona con personajes sensuales

Yamaguchi nos cuenta que la mayoría de los clientes son peregrinos y residentes de la zona, pero que reciben a muchos turistas extranjeros también. Además, nos enseña unos dibujos realizados por un cliente de origen holandés como recuerdo de su paso por allí. Hay bastantes personajes de estética moe y con poses sensuales. “Algunas personas mayores comentan que los dibujos son demasiado estimulantes”, explica el presidente Yoshimura. No obstante, la acogida del público joven es muy buena, hasta el punto de que un chico se ha desplazado recientemente en bicicleta desde Kobe solo para ver la cafetería-tienda.

Recuerdo de la visita de un cliente de origen holandés.

Cuentan que el sutra budista Hannya Shingyō, que suelen llevar consigo los peregrinos de Shikoku, transmite que las cosas no tienen una naturaleza inherente. “Las cosas van cambiando con el tiempo y los sentimientos de las personas. Nuestro proyecto, una forma innovadora de realizar el henro, ha comenzado su camino en este contexto en el que van surgiendo cosas nuevas”, opina el presidente Yoshimura.

Cuando le contamos que el monje jefe de Ishite-ji se siente un tanto desconcertado ante este proyecto, Yoshimura nos revela que Katō acude a tomar algo a Mohenro chaya de vez en cuando, y que el religioso ha mostrado su entendimiento respecto al establecimiento, afirmando que le parece bien si a los jóvenes les gusta.

Ishite-ji es un templo de peregrinaje donde lo tradicional y lo moderno se fusionan. La cafetería-tienda Mohenro chaya encarna, cuando menos, los valores de coexistencia y simbiosis propios de la cultura de la peregrinación henro, que se diferencia claramente de la manera de vivir competitiva propia del actual mundo globalizado.

Con la colaboración del proyecto Oh! my ring.

(Traducción al español del original en japonés)

 
















(*1) ^ Ishite-ji es un templo de la ciudad de Matsuyama, en la prefectura de Ehime, que pertenece a la secta budista shingon. En él se rinde culto a Bhaisajyaguru, el Buda de la Medicina. Es el templo 51 de la ruta de peregrinaje henro y está relacionado con la figura de Emon Saburō. Su estilo arquitectónico evoca el período Kamakura (1192–1333). Además, es conocido por presentar una distribución tridimensional de estilo mandala. Unas tejas desenterradas en el recinto del templo prueban que el edificio que precedió al Ishite-ji actual fue construido aproximadamente en el año 680, en el período Hakuhō (645-710 aprox.). 

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