Tokio, ciudad fotográfica

La cultura fotográfica de Japón (1): Iizawa Kōtarō, crítico de fotografía

Iizawa Kōtarō es una de las figuras imprescindibles a la hora de hablar acerca de la fotografía en Japón. Dedicado a la crítica fotográfica desde la década de 1980, sus contribuciones a este mundo son destacadas y no se limitan a las publicaciones: también planifica exposiciones y ha fundado la revista trimestral déjà-vu. En esta ocasión, nos habla sobre los vínculos entre la fotografía y Tokio.

Iizawa Kōtarō IIZAWA Kotaro

Crítico de fotografía. Nacido en la prefectura de Miyagi en 1954. Se graduó en el Departamento de Fotografía de la Facultad de Artes de la Universidad Nihon y completó su doctorado en el Departamento de Bellas Artes de la Escuela de Posgrado de la Universidad de Tsukuba. Recibió el Premio Anual de la Asociación de Fotografía de Japón por su obra Geijutsu shashin to sono jidai (La fotografía artística y su época, Chikuma Shobō, 1986) y el Premio Suntory a las Artes por Shashin bijutsukan e yōkoso (Bienvenidos al museo fotográfico, Kodansha Gendai Shinsho, 1996). También trabaja activamente como jurado en exposiciones públicas de fotografía, así como en su planificación. Conocido amante de las setas, también es autor de libros como Kinoko bungaku taizen (Literatura completa sobre setas).

La extraña relación entre Tokio y la fotografía

Iizawa comenzó su andadura como crítico fotográfico a mediados de la década de 1980, antes de terminar sus estudios de posgrado; su labor aumentó marcadamente a finales de este decenio. Esto se debió a que en los últimos años de la década anterior se fundaron diversas galerías dedicadas exclusivamente a la fotografía, y entre 1980 y 1999 también se inauguraron espacios como el Museo de Fotografía de Tokio y el Museo de la Ciudad de Kawasaki. Además, en 1989 se celebró el 150 aniversario de la invención del daguerrotipo, la primera técnica fotográfica de la historia, motivo por el cual ese año aumentaron de golpe las exhibiciones y las revistas especializadas en fotografía. Esa fue la época en la que creció rápidamente en Japón el interés por todo lo relacionado con las instantáneas.

A partir de ese momento, el desarrollo de la cultura fotográfica se centró prácticamente en Tokio o, más bien, puede decirse que quienes tomaron la iniciativa lo hicieron en torno a la ciudad. Si echamos un vistazo a la historia, veremos que los lugares directamente relacionados con el sector como las editoriales y los periódicos –medios de comunicación fotográficos– se concentran también en la capital japonesa. Por lo tanto, la ciudad es el núcleo de la fotografía en Japón y los vínculos entre la ciudad y todo lo relacionado con las imágenes son también profundos.

El crítico considera interesante el género fotográfico cuya temática gira en torno a Tokio, de ahí que lo haya venido siguiendo a lo largo de toda su carrera. Durante sus estudios universitarios, se inició en la investigación centrada en la historia y acabó decantándose por la fotografía modernista de la década de 1930 para su tesis de graduación, esto es, un "nuevo" tipo de fotografía. Esa fue la época del Gran Terremoto de Kantō, un período en el que se cuestionó cómo tienen que ser las ciudades. La respuesta a la cuestión se tradujo en multitud de fotografías que captaban las urbes. Iizawa considera este el punto de partida de sus investigaciones, que también le sirve de inicio cuando escribe sus obras.

Tokio, una ciudad fotográfica

En todo el mundo no existe ciudad alguna como Tokio, donde siempre es posible admirar una cantidad importante de exposiciones fotográficas de una calidad sublime. Así lo considera el experto, que recientemente dedica uno o dos días de la semana a visitar diferentes exhibiciones, si bien antes lo hacía con mayor frecuencia. Aunque su labor consiste principalmente en criticar lo que ve, Iizawa confiesa que le encanta mirar fotografías. Además, cree que lo más importante para seguir la evolución actual de este ámbito es ir a las exposiciones, donde las imágenes son las protagonistas. Su tarea es bastante difícil en la actualidad, dado que las galerías, que antes se concentraban en barrios como Shinjuku y Ginza, se han extendido también a otras zonas de la ciudad y de sus afueras. Antes le bastaba con ir de exposición en exposición almacenando la información en la riñonera que llevaba consigo, pero ahora ya no le da tiempo. Lo cierto es que existen lugares que ya no frecuenta como antes.

Por otra parte, Iizawa afirma que haber abierto el Restaurante de Fotos Megutama le ha permitido darse cuenta, aún más si cabe, de la cantidad de publicaciones especializadas en fotografía que existen. El crítico recibe unos 150 ejemplares de regalo cada año. Esta cifra es solo una pequeña parte de lo que se edita en todo el país; son muchísimas más las publicaciones fotográficas que abundan en Tokio y en Japón en general.

Hasta la década de 1990, resultaba difícil publicar libros de fotografía, ya que se consideraba que las editoriales eran las encargadas hacerlo. Sin embargo, la realidad es bien distinta ahora. El crítico cree que cada vez son más las personas que se dedican activamente a su publicación, si bien es cierto que antes ya existía la autopublicación. Destaca también el hecho de que las galerías se implican más en la publicación. Según Iizawa, estas circunstancias benefician a los particulares. Sin embargo, el problema se presenta después, a la hora de determinar cómo poner la obra en circulación.

Iizawa en el Restaurante de Fotos Megutama.

La relación de Tokio con el extranjero

El crítico cree que en Europa y Norteamérica la fotografía de Japón se percibe de forma diferente a la local. A su juicio, es innegable que la fotografía de esta nación insular en el extremo oriental del planeta tiene exotismo, como el del monte Fuji y las geishas. Por otro lado, la obra de Araki Nobuyoshi se percibe como parte del japonismo, movimiento artístico que se originó en las postrimerías del sogunato de los Tokugawa.

La perspectiva cambia en lugares como China, Corea del Sur y Taiwán, todos ellos situados también en Asia Oriental. En cierto sentido, existen similitudes con la fotografía de Japón y, al mismo tiempo, ciertas diferencias, aspectos que los chinos, los surcoreanos y los taiwaneses no son capaces de expresar. Iizawa cree que Japón es, en cierta medida, un país pionero que se ve como modelo.

El crítico cree que, precisamente por este motivo, la fotografía podría cambiar drásticamente en Asia si en estos tres países se adopta una postura activa. A decir verdad, en los últimos diez años es evidente que el entorno que rodea la fotografía en Asia Oriental está cambiando al compás del desarrollo económico. Iizawa se ríe al afirmar que otras ciudades asiáticas podrían albergar, en un futuro cercano, restaurantes cuyo tema central sea la fotografía.

Por otro lado, manifestaciones artísticas como el realismo mágico han penetrado en la literatura, el arte y la fotografía latinoamericanos. Los autores sudamericanos han investigado exhaustivamente las técnicas artísticas de Europa y Norteamérica y han creado un estilo único a partir de su adaptación. Iizawa cree que esto también puede decirse de la fotografía japonesa. A la hora de presentar esta última al público europeo y norteamericano, es frecuente explicarla a partir del contexto local, si bien es cierto que, a juicio del crítico, la obra de fotógrafos japoneses como Araki Nobuyoshi y Moriyama Daidō no necesariamente guarda relación con las circunstancias de Europa y Norteamérica. En el caso de Tokio, la ciudad ha venido forjándose como campo magnético de la fotografía; en este sentido, la urbe ha sido escenario del nacimiento de un estilo único.

Fotografía conmemorativa que decora una de las estanterías del Restaurante de Fotos Megutama (imagen de la redacción de Nippon.com).

En estos momentos, Iizawa se dedica a recopilar la historia de la fotografía en Japón, pero también ha mostrado interés en realizar una síntesis de la fotografía en Asia en general, específicamente de la región oriental del continente. Aunque la situación difiere en cada país, puede trazarse un marco semejante al que representa la denominada literatura latinoamericana en América del Sur, debido a la existencia de similitudes en las costumbres y la cultura. El crítico cree que a partir de ese concepto se puede observar la fotografía asiática. Además de preguntarse acerca del concepto que marca la unión entre esta disciplina en los distintos lugares de Asia, se mantiene a la espera de un "término que está por llegar". No obstante, es consciente de que se trata de algo imposible de alcanzar por una sola persona, motivo por el cual el Museo de Fotografía de Tokio, que acaba de ser reinaugurado tras una reforma, ha de desempeñar un papel más activo. A su juicio, este enclave debe cumplir lo que se espera no solo de la fotografía en Japón, sino de la disciplina en todo el continente.

Texto: Matsumoto Tomoki (T&M Projects)
Imágenes: Takahashi Munemasa

(Traducción al español del original en japonés)

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