[Video] "Time lapse" del santuario sintoísta de Itsukushima

Cultura

El santuario sintoísta de Itsukushima, construido por Taira no Kiyomori, flota sobre el mar de la isla de Miyajima (prefectura de Hiroshima), considerada uno de los tres paisajes más bonitos de Japón.  Este lugar declarado Patrimonio de la Humanidad cambia de aspecto con el flujo y reflujo de la marea, escena fantástica que hemos captado en un vídeo en time lapse.

La ardiente fe de Taira no Kiyomori

[¿Qué es un time lapse?]
Se denomina time lapse a la técnica fotográfica que consiste en captar imágenes fijas a determinados intervalos de tiempo para reproducirlas posteriormente a una velocidad mayor. Por norma general, un segundo de vídeo se compone de 30 imágenes, así que si se configura el disparador para que se accione una vez cada 20 segundos, se puede realizar un vídeo de 6 segundos de duración que contenga una hora de imágenes. Esta técnica se presenta ideal para mostrar paisajes o situaciones que evolucionan lentamente. Por ello, la hemos elegido para inmortalizar la belleza que reside en los cambios de aspecto del santuario de Itsukushima con el flujo y reflujo de la marea.


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La isla de Miyajima, denominada formalmente isla de Itsukushima, es conocida por constituir uno de los tres paisajes más bonitos de Japón. Con un perímetro de aproximadamente 30 km, está separada de la isla de Honshū, la principal del archipiélago nipón, por tan sólo 500 m en la parte más estrecha, la de Ōno-Seto, en el Mar Interior de Seto. Esta isla, cuyo nombre vendría del verbo itsuku, empleado para referirse al acto de purificar el cuerpo y la mente antes de consagrarse al servicio de los dioses, alberga también el Monte Misen (535 m). Toda ella en su conjunto es considerada tierra santa, y por tanto venerada desde tiempos antiguos.

Se piensa que el santuario, consagrado a varias deidades femeninas encargadas de velar por la seguridad en el mar, fue construido en el año 593 por la emperatriz Suiko. No obstante, no alcanzó fama nacional hasta que Taira no Kiyomori, distinguido miembro del clan Taira y ferviente creyente de Itsukushima, lo reconstruyó alrededor de 1166.

Un santuario reconstruido sobre el mar

Taira no Kiyomori, jefe de la línea del clan Taira de Ise, una de las familias de Kanmu Heishi, cuyo ancestro es un príncipe heredero del emperador Kanmu, se convirtió en el samurái más poderoso tras salir victorioso de las rebeliones de Hōgen y Heiji, en 1156 y 1159, respectivamente. Estas victorias, en las que mostró su apoyo al emperador Go-Shirakawa, le sirvieron para obtener a los cincuenta años el puesto de Daijō-daijin, el cargo de mayor importancia designado por la Corte Imperial. El clan Taira recibió tal fama que se decía: si uno no es Taira, no es persona. El poder del clan fue tal que ha pasado a los anales de la historia, al igual que Heike monogatari (Cantar de Heike), obra que narra las luchas de poder entre los clanes Minamoto y Taira. En ella, Taira no Kiyomori aparece retratado como un dictador engreído, pero en los últimos años se ha vuelto a revalorizar su papel en la consecución de un gobierno de samuráis al mismo nivel que la Corte Imperial. 

La devoción de Taira no Kiyomori por Itsukushima tiene su explicación en sus plegarias budistas contenidas en los rollos Heike Nōkyō que él mismo entregó como ofrenda al santuario en 1164. En ellas, se revelaba que un monje budista a quien éste solía acudir en busca de consejo le había contado que si veneraba el santuario de Itsukushima, ocurriría algo bueno. Por eso, cuando el guerrero se convirtió en el samurái más poderoso y consiguió a la par entrar en la nobleza, tal y como recogía la revelación en la que había creído, decidió reconstruir el lugar santo en señal de agradecimiento alrededor del año 1166, época de auge de sus hazañas. Éste es el origen del actual santuario de Itsukushima.

No se tienen muchos detalles sobre cómo era el santuario antes de esa época: se sabe que la isla de Itsukushima era considerada un lugar sagrado; de ahí que el santuario se levantara sobre el mar. No obstante, existe también la opinión de que originalmente se encontraba en tierra, y que fue idea de Taira no Kiyomori crear una ensenada artificial en la que construirlo. De lo que no hay duda alguna es de que este samurái fue la primera persona en la historia de Japón en edificar un santuario en el mar basándose en la arquitectura aristocrática del período Heian (siglos VIII-XII d.C). Por ello, Itsukushima constituye un ejemplo único.  

A lo largo de su historia, el santuario ha sufrido varios incendios, con sus consecuentes reconstrucciones en los períodos Kamakura (siglos XII-XIV d.C), Muromachi (siglos XIV-XVI d.C) y Edo (siglos XVII-XIX d.C), si bien a día de hoy se conserva el aspecto de la construcción de Taira no Kiyomori. El actual gran pórtico (Ōtorii), convertido en todo un símbolo de Itsukushima, es una reconstrucción de la era Meiji (1868-1912); antes había sido reconstruido por lo menos siete veces.

Diseño contra inundaciones para un santuario sobre el agua

El santuario de Itsukushima se levanta sobre la ensenada de Tamanomiike. En su centro se erigen los cuatro edificios que conforman la parte principal del complejo: Honden (santuario principal), Heiden (pabellón de las ofrendas), Haiden (capilla) y Haraiden (pabellón de purificación). A la izquierda de los mismos se encuentran otras cuatro construcciones pertenecientes al santuario auxiliar de Marōdo, el primero al que llegan los visitantes desde la entrada avanzando por la galería, necesaria para poder acceder desde tierra hasta este santuario situado en el mar. Este punto marca el inicio de la ruta formal de los que acuden para rezar.  

Cuando hay bajamar, el agua retrocede hasta el gran pórtico, a unos 150 m del santuario, mientras que durante la pleamar avanza justo hasta la parte inferior de la galería. Al caminar por ella durante la subida de la marea, se puede observar en la superficie de sus columnas rojas cómo ondea el reflejo de los rayos del sol proyectados sobre el agua. Es como estar en un palacio en el fondo del mar; de ahí que los nobles del período Heian lo denominaran el Palacio del Rey del Dragón.  

El gusto de Taira no Kiyomori se siente en el cambio de paisaje visible al girar por la galería. Además de servir como pasaje, se usaba durante la celebración de los oficios de difuntos a los que asistían mil monjes (sensō kuyō), que recitaban sutras sentados en fila; en ocasiones, hacía las veces de escenario para músicos y bailarines, o de patio de butacas para el público de representaciones de teatro noh.

El suelo está formado por una sucesión de tablas espaciadas para que el edificio no flote cuando sube la marea, ya que en los espacios rebosa el agua y se libera presión. El bonito tejado del Honden (santuario principal), ligeramente inclinado, tiene 23,7 m de fachada frontal y 11,5 m de profundidad; es el más grande de Japón. Este edificio y el Heiden (pabellón de las ofrendas) fueron reconstruidos por el general Mōri Motonari (1497-1571). 

En el interior del santuario principal, que ha sufrido varias inundaciones a causa de tifones y otros desastres, se conservan seis Gyokuden, pequeños santuarios que albergan deidades. El agua nunca los ha alcanzado por estar colocados en altares a 1,50 m de altura, cálculo minucioso que quizás podría atribuírsele también a Taira no Kiyomori.

Un santuario superviviente tras la decadencia del clan Taira

En la otra orilla del gran santuario de Itsukushima construido por Taira no Kiyomori, en la costa de Honshū, existe un templo sintoísta que guarda una estrecha relación con éste, el santuario de Jigozen. Actualmente sólo se conservan su Honden (edificio principal) y su Haiden (capilla), pero en la época de Taira no Kiyomori contaba con 19 edificios y un pórtico, que junto a las 37 construcciones y los cuatro pórticos que tenía el de Itsukushima convirtieron la costa de Ōno-Seto en un gran complejo santo.    

Se piensa que Taira no Kiyomori tenía dos razones para hacer del santuario de Itsukushima algo grandioso. Por una parte, quería que simbolizara el poder de su clan: semejantes familias poderosas que servían a la Corte Imperial tenían deidades tutelares a las que venerar y cuya protección recibir. El santuario de Kasuga Taisha, en Nara, era de los Fujiwara, mientras que el de Iwashimizu Hachimangū, en Kioto, correspondía a los Genji; de ahí que decidiera edificar un templo sintoísta magnífico. Por otra parte, deseaba garantizar la seguridad del tráfico marítimo en el Mar Interior de Seto. 

Taira no Kiyomori consiguió subyugar a los piratas del Mar Interior de Seto, al igual que lo había hecho anteriormente su padre, lo que le garantizó el control de sus aguas y por tanto la seguridad en las mismas. Gracias a esto, muchos barcos comerciales chinos podían navegar por allí desde Hakata, en la actual prefectura de Fukuoka, algo muy importante para el samurái, que tenía en mente desarrollar una nación económica basada en los intercambios comerciales con China (Dinastía Song). Además, se hizo posible ir directamente de Fukuoka a Fukuhara (Kobe, hoy en día), sede de su cuartel general. Por todo esto, se piensa que sentía una fe ardiente por el santuario de Itsukushima, consagrado a varias deidades encargadas de proteger el mar, y que rezaba en él para pedir que las naves circularan libres de problemas.  

Se sabe que Taira no Kiyomori pisó el santuario de Itsukushima unas diez veces. En una de ellas, en marzo de 1174, fue en compañía del emperador Go-Shirakawa, acontecimiento que hizo que visitarlo se pusiera de moda entre los nobles de Kioto. Así, la costumbre se extendió también al centro del mundo político. 

El clan Taira cayó en decadencia cuatro años después de la muerte de Taira no Kiyomori, pero el santuario de Itsukushima no se hundió con él. A pesar de haber sido reconstruido en numerosas ocasiones, sigue conservando la majestuosidad de siempre. Constituye el legado de un héroe sin igual, una obra de arte religioso inmortal.  

Texto: Uchida Kazuhiro

Uchida Kazuhiro
Nace en 1962 en la ciudad de Yokohama, en la prefectura de Kanagawa. Estudia en la Facultad de Letras de la Universidad de Waseda, donde se especializa en Arte Budista. En el año 2002 comienza a desarrollar su actividad como escritor free lance y redactor tras haber trabajado en varias editoriales. En 1995 recibe el accésit en los Premios a Libros de Viajes de la Agencia de Viajes JTB por su obra Siruku rōdo no pen furendo (El amigo por correspondencia de la Ruta de la Seda). Su obra más representativa es Furusato no butsuzō wo miru (Mirando las estatuas de Buda de la tierra natal; Sekai Bunkasha).

 

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