La vida de recluso del líder de la secta Aum, sentenciado a muerte, continúa envuelta en el misterio

Sociedad

Tokio, 24 de enero (Jiji Press)— El estado actual de Matsumoto Chizuo, el líder de la secta de la Verdad Suprema (Aum Shinrikyō) condenado a muerte y también conocido por el nombre de Asahara Shōkō, continúa siendo un misterio después de que dejara de celebrar vis a vis con su familia y abogado en 2008. Actualmente tiene 62 años. Solo se cuenta con algunos detalles de algunos aspectos irregulares de su vida, como que no va al baño y utiliza un pañal.

“Aunque ordené a mis discípulos que parasen, no pude hacer nada para evitarlo”. A pesar de que Matsumoto Chizuo mostró una actitud activa frente al tribunal al comienzo del juicio público contra él, poco después demostró tener una actitud extraña que llamó la atención con varios exabruptos y quedándose dormido en ocasiones durante el proceso. Más tarde se negó a contestar a las preguntas de la acusación y rechazó reunirse con su abogado.

Según el documento que el psiquiatra que examinó al condenado a muerte entregó al Tribunal Superior de Justicia de Tokio, el acusado sufre de incontinencia y por ello desde 2001 utiliza un pañal a diario. Por otra parte, aunque comenzó a celebrar vis a vis con su familia desde 2004, al no poder mantener una conversación inteligible dejó de mantener estas reuniones a partir de 2008.

El abogado defensor de Matsumoto insistió en la apelación que “Al no estar el reo capacitado para enfrentarse a un litigio, es necesario detener el juicio público para que se le pueda someter a tratamiento”. No obstante, el Tribunal Superior decidió que el reo estaba en condiciones de enfrentarse al proceso basándose en el informe del psiquiatra y en una reunión personal de Matsumoto con el magistrado.

En un reciente arbitraje familiar solicitado por la cuarta hija de Matsumoto, de 28 años, el Centro de Detención de Tokio aseguró ante el tribunal familiar que el reo “conserva sus capacidades auditivas y físicas en buen estado, y no sufre problemas psiquiátricos”. Matsumoto hace ejercicio, se baña, y permite que le sometan a análisis médicos, pero muestra una actitud obstinada al rechazar reunirse con cualquier persona.

Aunque la Ley de Procedimientos Penales recoge que en caso de que un condenado a muerte pierda su salud mental debe detenerse el cumplimiento de la sentencia, el Ministerio de Justicia ha asegurado que “no existe ningún obstáculo para su ejecución”.

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