Editorial 4

Política

La revolución del sistema eléctrico exigida

Aunque en japonés se suele traducir normalmente como “dependencia del camino histórico”, si nos fijamos en sus orígenes habría que decir “punto de inflexión histórico”. Este año he pensado en un montón de cosas relacionadas con eso que en inglés se llama path-dependence. Por supuesto, esta última época ha sido el momento del gran terremoto del once de marzo y el accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi. Mikuriya Takashi, politólogo, justo después del desastre inventó la palabra “saigo” (post-desastre), que ahora ya nadie usa pero sonaba convincente. Al enfrentarse a una crisis nacional así, la política se ve obligada a cambiar. En la retorcida situación actual, en la que la cámara alta está controlada por los partidos de la oposición, tanto éstos como el partido en el poder se habrían marcado unos plazos y se habrían decidido por una gran coalición para adoptar una reforma general de los impuestos y la seguridad social, con la que hacer frente a la reconstrucción y restauración tras el desastre, y en cierta medida la gente habría aceptado esta posibilidad debido a lo excepcional de la situación. Sin embargo, lo cierto es que como el ex primer ministro Kan Naoto, se dedicó a utilizar el terremoto y el accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi para la salvaguarda de su poder político, no se pudo salir del punto muerto en el que se encontraba la política japonesa. Y a finales de 2011 se empezó a usar “kanru” (el nombre de Kan Naoto, transformado en verbo), una nueva palabra que ya se ha convertido en neologismo para este año y que conlleva los significados de “pretender quedarse indefinidamente en el puesto”, “ser ineficiente sin hacer nada”, o “insistir sin sentido”.

Por un lado el accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi ha servido como detonante para que la política energética de Japón se encuentre exactamente en el “punto de inflexión histórico” en el que está ahora. En la reunión del 12 de diciembre del Subcomité de Investigación de Problemas Fundamentales del Comité de Asesoramiento sobre Recursos Naturales y Energía (del cual es presidente Mimura Akio, presidente de Nippon Steel Corporation) del Ministerio de Economía, Comercio e Industria se aprobó una propuesta de cara a crear el nuevo boceto para establecer un plan básico de energía, creado por la secretaría del subcomité, que disminuirá en la medida de lo posible la dependencia de la energía nuclear para la generación de electricidad a través del ahorro de energía, la introducción de energías renovables y los máximos avances en antipolución para combustibles fósiles. Además en dicha reunión, el ministro de Economía, Comercio e Industria, Edano Yukio, mostró su intención de organizar una propuesta en relación a la reforma del sistema eléctrico que incluya temas como la separación de los servicios de producción, transmisión y distribución de energía eléctrica, o una revisión de su sistema de estimación de costes y fijación de tarifas, para principios de 2012.

Cuando pienso en el accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, creo que se debe hacer una revisión radical de la política nuclear. Sin embargo, cerca de un 30% del suministro de energía depende de las centrales nucleares (aunque en noviembre el uso se había reducido hasta el 20.1%, debido al paro del reactor afectado por el tsunami, y al hecho de que los reactores de otras centrales nucleares detenidos para sus inspecciones regulares no se han vuelto a poner en marcha); si consideramos la política de seguridad energética de un país con tan pocos recursos naturales como Japón, sobre todo teniendo en cuenta el accidente ocurrido, la necesidad de mejorar la seguridad de la energía nuclear para cumplir con las responsabilidades de Japón tanto nacional como internacionalmente, abandonar por completo la energía nuclear no es una opción. En el caso de que el gobierno tomara la decisión de abandonar la energía nuclear en un plazo lo más corto posible, en realidad la mayoría de las centrales nucleares se mantendrían en funcionamiento varias decenas de años. Y para retirar un reactor se necesita una nueva investigación sobre cómo desecharlo. Si el país decide que no lo hará más, que la industria nuclear de Japón va a carecer por completo de futuro, ¿cuántos jóvenes capaces, investigadores y técnicos, pensarán en apostar su futuro en este campo? No existe una posibilidad real de elegir tal cosa.

Para hacer frente a esto, es necesario hacer una revisión del reglamento del sector eléctrico que incluya la separación entre los servicios de producción, transmisión y distribución de la energía eléctrica, promocionar la competitividad en ese sector de la producción en especial, y reformar el sistema de estimación de costes y fijación de tarifas. Si tenemos en cuenta los gastos ocasionados por el accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, es muy posible que TEPCO (Tokyo Electric Power Company, la compañía que produce, transmite y distribuye electricidad a la región de Kantō) caiga en un exceso de deuda, y el gobierno ya está considerando inyectar fondos públicos en cantidades del orden del billón de yenes. Si esto llega a materializarse, sería esencialmente una nueva nacionalización de TEPCO. Ahora existe una buena oportunidad de realizar reformas radicales al sistema de la energía eléctrica, tales como construir un sistema tarifario que responda a la oferta y la demanda, e incluya cosas como la formación de las smart community (una “comunidad inteligente”, en la que se integra la administración y control de varias infraestructuras, como el agua, la electricidad, los medios de transporte, etc.).

La crisis europea y el estado de la política japonesa

Los días 8 y 9 de diciembre se celebró una cumbre de la Unión Europea. En Europa, después de Grecia, Italia también se está enfrentando a una grave crisis de deuda pública. No obstante, tal y como era de prever, la cumbre terminó con una “alemanización” aún mayor para la Unión Europea. Se pudieron ver una serie de acuerdos en relación a temas como la puesta en marcha de las medidas fiscales de austeridad adicionales para los países que ya habían caído en una crisis de deuda pública, o el establecimiento de un máximo en el balance de deuda pública y en el del déficit fiscal (en el que el Reino Unido no entró), que se pueden considerar el primer paso de cara a la integración financiera paralela a la monetaria, como punto de extrema importancia a largo plazo. Esto no significa que países como Italia o España puedan superar la crisis de deuda pública a la que se enfrentan ahora; la economía europea no podría evitar hundirse, aunque construyera un mecanismo para vencer la crisis lo antes posible, el año que viene, y lograra salvar al euro del colapso.

Por otro lado, el gobierno del Partido Comunista de China, en su reunión de diciembre sobre Economía e Industria, decidió su “política de ajustes”, una política de austeridad financiera que había estado poniendo en práctica durante más de un año, y para el que una de las razones también había sido la crisis de deuda pública europea. Para hacer frente a la crisis financiera mundial de 2008, China comenzó una serie de inversiones públicas a gran escala que causaron problemas en temas como la inflación, el agravamiento de la desigualdad económica, y el deterioro de la deuda pública del banco nacional y de los gobiernos autónomos. Estos “ajustes”, consecuencia de la crisis financiera en Europa, aumentarán de nuevo los desequilibrios económicos, y por tanto sigue siendo muy posible que en un futuro no tan lejano sea necesario un gran ajuste de la economía, aunque no podemos saber cuándo llegará el momento.

Teniendo esto en cuenta lo mejor sería pensar que la economía mundial se encuentra en un estado cada vez peor. En esa situación Japón se va acercando a su temporada política.

En las elecciones para alcalde y gobernador de Osaka del 27 de noviembre salieron elegidos Hashimoto Tōru y Matsui Ichirō, de la Asociación para la Restauración de Osaka. Obtuvieron una victoria aplastante con amplio margen en las elecciones para gobernador sobre el candidato Kurata Kaoru, respaldado por el Partido Democrático de Japón (PDJ) y el Partido Liberal Democrático (PLD), y en las elecciones para alcalde sobre el candidato Hiramatsu Kunio, respaldado incluso por el Partido Comunista, además del PDJ y el PLD. Creo que es correcto interpretar esto como una representación de la frustración que sentía la gente respecto a los dos partidos principales, el PDJ y el PLD, y sobre todo respecto a los docentes, funcionarios y demás que los apoyan. El Partido de Todos (Minna no Tō) que lidera Watanabe Yoshimi, o el Nuevo Partido del Pueblo (Kokumin Shintō) del delegado Kamei Shizuka, ya están intentando llegar a acuerdos de cooperación con Hashimoto para consolidarse como tercera fuerza política. Por una parte, a nivel gubernamental la tarea que urge es una reforma general del sistema tributario y la seguridad social. Tendremos ocasión de tratar sobre estos temas en especial, pero en lo relativo a los planes de reforma general del sistema tributario y la seguridad social, que incluyen un aumento de los impuestos sobre el consumo siguiendo las directrices del gobierno para 2011, en la columna anterior indiqué claramente que el gobierno del PDJ se encuentra dividido entre las facciones de la “productividad” y del “pork barrel” (contribución de dinero público que los miembros del Congreso y el Senado utilizan para financiar proyectos de interés local, y que se suele usar para ganar votos). Por supuesto no sé lo que va a ocurrir de ahora en adelante. Sin embargo, mientras la economía mundial siga empeorando la posibilidad de unas elecciones para la cámara baja japonesa irá en aumento. Éste será el “punto de inflexión histórico” capaz de desbloquear el punto muerto político, que espero de corazón.

(Traducido al español del original en japonés)

Shiraishi Takashi