Editorial 16

Política

 La gira por el Sudeste Asiático del primer ministro Abe Shinzō

Entre los días 16 y 18 de enero de 2013, el primer ministro de Japón, Abe Shinzō, realizó su primer viaje al extranjero desde que asumió el cargo, desplazándose a Vietnam, Tailandia e Indonesia.

En Vietnam, se reunió con su homólogo Nguyen Tan Dung, con quien acordó ampliar la cooperación en materias de comercio e inversión, que abarcan desde proyectos de construcción de centrales nucleares, autopistas y otras infraestructuras, hasta la explotación de yacimientos de tierras raras. Además, ambos líderes coincidieron en que “todos los conflictos y problemas regionales deben resolverse conforme a lo establecido en el derecho internacional y mediante negociaciones pacíficas”, en alusión al problema de las islas Senkaku y de la creciente presión china sobre el Mar de la China Meridional, escenario de disputas territoriales. Sobre este último problema, compartieron su “oposición a cualquier modificación del statu quo por medio de la fuerza” y confirmaron su voluntad de seguir cooperando en temas de política y seguridad. “Para Japón”, manifestó Abe, “la relación con China está entre las relaciones bilaterales más importantes que sostiene. Continuaremos respondiendo con serenidad, manteniendo y reforzando las vías de comunicación con China y controlando con mano firme la relación”.

Un día después, el 17 de enero, Abe se entrevistaba con la primera ministra tailandesa, Yingluck Shinawatra. En una rueda de prensa conjunta, Yingluck dijo que Abe había mostrado su interés por la participación de empresas japonesas en proyectos tailandeses tales como el de acondicionamiento de cauces fluviales, el del tren de alta velocidad, o el de la Zona Económica Especial de Dawei, en Myanmar. Con respecto a este último, se mostró partidaria de iniciar pronto conversaciones a alto nivel entre los tres países.

La siguiente etapa de la gira de Abe fue en Indonesia, donde fue recibido el día 18 por el presidente de la república, Susilo Bambang Yudhoyono. En la rueda de prensa conjunta, Abe afirmó que la relación de Japón con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) es “el eje más importante” de la diplomacia japonesa, y se refirió también a los “cinco nuevos principios” de esta. Estos principios son de extrema importancia para la diplomacia japonesa con respecto a la ASEAN y para el conjunto de las relaciones exteriores de Japón en el área de Asia Oriental. Por ello, aun a riesgo de extenderme demasiado, extraeré a continuación algunas citas del texto del discurso de Abe que, en un principio, estaba previsto para la ocasión. Abe no pudo pronunciarlo ya que debió volver urgentemente a Japón con motivo del ataque terrorista con rehenes ocurrido en Argelia, pero el texto puede consultarse en el sitio web de la Residencia Oficial del Primer Ministro de Japón.

Los cinco nuevos principios rectores de la política exterior japonesa

El primer [principio] es la protección de la libertad de pensamiento, expresión y palabra en esta región donde los dos océanos se encuentran. Son valores universales que la humanidad ha conquistado y cuyo pleno florecimiento debemos favorecer.El segundo es garantizar que los mares, que son nuestros mayores bienes comunales, se rijan por leyes y normas, no por la fuerza.Por lo que se refiere a estas dos metas, aplaudo sin reservas el traslado que está haciendo Estados Unidos de su centro de gravedad hacia la región Asia-Pacífico.El tercero es que la política exterior japonesa debe aspirar a la consecución de una economía libre, abierta, que vincule a las partes. Interrelacionando más aún nuestras economías a través del comercio, la inversión y los movimientos de personas y bienes, debemos ser capaces de aprovechar la fuerza que tiene esta interconexión.La construcción del Corredor Económico Meridional en la región del Mekong y el resto de los esfuerzos y contribuciones que viene haciendo Japón para elevar la conectividad en Asia están comenzando ahora a rendir sus frutos.
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El cuarto es un esfuerzo por fortalecer todavía más los vínculos culturales que unen a Japón con la región.
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Y el quinto, fomentar los intercambios entre las jóvenes generaciones, que representan nuestro futuro.
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Hace ahora 36 años, el entonces primer ministro de Japón Fukuda Takeo formuló tres compromisos con la ASEAN. Estos tres principios son no convertir a Japón en una potencia militar, establecer una relación sincera y cordial con la ASEAN, y llegar a asociarse con ella en pie de igualdad.Las distinguidas personalidades que hoy me escuchan saben perfectamente que mi país ha venido profesando, hasta el momento presente, la mayor fidelidad a esta Doctrina Fukuda.Ha llegado el momento de que Japón y la ASEAN, unidos en una relación que es, literalmente, de igualdad, se den la mano y avancen hacia el mundo para cosechar los mejores resultados.Creo firmemente que Japón y la ASEAN, unidos al resto del mundo por el ancho mar, deben trabajar conjuntamente para hacer que ese mundo sea libre y abierto, y para que no se someta al imperio de la fuerAlta estimación de la cooperación con la ASEAN y Australiaza, sino al de la ley.

Alta estimación de la cooperación con la ASEAN y Australia

Convendrá recordar aquí que, previamente a la gira por el Sudeste Asiático de Abe, el viceprimer ministro Asō Tarō visitó Myanmar el día 3 de enero, donde se entrevistó con su presidente, Thein Sein, a quien confirmó la disposición japonesa a dispensar a Myanmar del pago de una parte de su deuda, que asciende a un total de 500.000 millones de yenes. Asō comunicó también la intención de su país de colaborar en el desarrollo de la Zona Económica Especial de Thilawa.

Además, el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Kishida Fumio, visitó por su parte Filipinas, Singapur, Brunei y Australia entre los días 9 y 14 de enero de 2013. En un artículo dirigido a un periódico filipino, que lo publicó el día 10 de enero, Kishida afirmó que Japón concede una gran importancia al fortalecimiento de sus relaciones con la ASEAN e hizo hincapié también en la importancia de reforzar la cooperación bilateral entre los dos países, manifestando que Japón no escatimará esfuerzos en ayuda y cooperación con aquel país en el campo de la seguridad marítima. En Brunei, que presidirá este año la cumbre anual de la ASEAN, Kishida dijo que Japón se esforzará para que Brunei cumpla satisfactoriamente su función como país presidente y la reunión sea fructífera. El día 13, Kishida se reunió con su homólogo australiano Bob Carr: ambos políticos confirmaron la voluntad de sus respectivos países de reforzar los lazos en materia de seguridad y en otros campos, y convinieron en trabajar para iniciar a corto plazo las negociaciones para el establecimiento de un acuerdo de asociación económica bilateral.

Como se ve, durante el primer mes del nuevo gabinete de Abe, siete países (Vietnam, Tailandia, Indonesia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Brunei) de los diez que integran la ASEAN, así como Australia, han recibido la visita de un alto representante japonés (primer ministro, viceprimer ministro o titular de Asuntos Exteriores), lo que demuestra que Japón concede a su asociación con la ASEAN y con Australia una importancia similar a la que tiene su asociación con Estados Unidos, dando una clara imagen de cuáles son los principios de su política exterior. Esto es tanto más importante cuanto que, especialmente durante los algo más de tres años de gobiernos del Partido Democrático de Japón, la política exterior japonesa había seguido un rumbo errático, y por lo tanto podemos felicitarnos por ello.

Hablar de “bloqueo a China” es señal de miopía

Periódicos como el surcoreano Dong-A Ilbo o el chino Renmin Ribao han calificado estos movimientos de intento japonés de bloquear a China o de reforzar el cerco sobre este país. Sin embargo, explicar las relaciones internacionales en Asia Oriental y la política exterior japonesa en Asia en este siglo XXI observándolas con las distorsionadoras lentes de la “política de fuerza” es señal de una grave miopía. Hoy en día, con el grado de integración que ha obtenido China en la economía mundial y cuando este país es ya principal socio comercial de muchos de los países de las regiones de Asia Oriental y Asia-Pacífico, no cabe pensar que alguien pueda “bloquear” a China, que es algo delo que difícilmente podría beneficiarse nadie. No es ese el reto al que se enfrentan en este momento estas dos regiones.

Con el desarrollo económico alcanzado por países emergentes como China, India, Brasil, Indonesia o Turquía, la distribución de la riqueza y del poder está en un proceso de rápidos cambios, tanto en esas dos regiones como en el conjunto del mundo. El ascenso de China es particularmente notable. Cómo ir construyendo un orden político-económico, y sobre qué principios hacerlo para responder a estos rápidos cambios en la distribución de la riqueza y del poder. Tales son los verdaderos retos de nuestra época.

Probablemente, no habrá muchos países que deseen una situación en la que China se convierta en líder de Asia Oriental y en la que, cada vez que se produce un cambio de gobierno en alguno de los países periféricos, este deba enviar una delegación ad hoc para obtener la bendición de China. Todavía más inaceptable sería que, al considerar las reglas que deben regir en Asia Oriental, estas sean fijadas unilateralmente por China, limitándose el resto de países a aceptarlas, o que en problemas territoriales y otros conflictos surgidos entre China y los países vecinos, aquella imponga su voluntad por la fuerza.

Si, partiendo del principio del imperio de la ley y siempre en consonancia con el derecho internacional, las reglas se fijan sobre un acuerdo de todos los interesados, el estricto cumplimiento de esas reglas por todas las partes implicadas se convierte en algo perfectamente natural. Como lo es también desear que los países de la ASEAN no caigan en el área de influencia de ningún otro país y puedan desarrollarse abriéndose al mundo, lo cual podría conseguirse afianzando el dominio de la ley y de las normas en el mar, considerado como un bien público internacional, y fortaleciendo la unidad entre los miembros de la citada organización.

Para construir un orden en las regiones de Asia Oriental y Asia-Pacífico de nuestro siglo, apelando a los citados principios y sobre el eje de su alianza con Estados Unidos, Japón condecerá una gran importancia a la ASEAN como base para la cooperación en la región y apoyará su unidad, al tiempo que cooperará con cada uno de sus países miembros y con otros países socios como Australia. Y ante China mantendrá una postura que favorezca que este país asuma sus responsabilidades internacionales. Tales son las directrices de política exterior que han puesto de manifiesto las visitas al Sudeste Asiático de Abe y los otros miembros de su gobierno.

(Escrito el 21 de enero de 2013 y traducido al español del original en japonés)

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