Editorial 17

Política

El TPP y liderazgo de Abe

El primer ministro de Japón, Abe Shinzō, se entrevistó en Washington el día 22 de febrero con el presidente norteamericano Barack Obama, con quien, tras firmar una declaración conjunta en la que sostienen que, en el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) todos los artículos comerciales serán objeto de negociación, corroboró tres puntos: la existencia de puntos especialmente sensible, tanto para Japón como para Estados Unidos, en el comercio bilateral; la negociación como medio para obtener los resultados definitivos, y la no exigencia unilateral para iniciarse las negociaciones de un compromiso previo de eliminar todos los aranceles.

Aunque era algo previsible, la visita ha sido una forma de hacer ver que, efectivamente, la participación en las negociaciones del TPP no se asienta sobre la premisa de una “eliminación de aranceles sin santuarios”, una idea que ya se rechazaba en el programa electoral que presentó el Partido Liberal Democrático para los comicios de diciembre de 2012. De esta forma, ahora el gobierno ya está en condiciones de anunciar públicamente que Japón participará en dichas negociaciones. En un momento en que la Ronda de Doha, promovida por la Organización Mundial del Comercio, está estancada, Japón no tiene otra opción que participar en la fijación de las reglas que regirán la construcción de un espacio de libre comercio en la región Asia-Pacífico, por lo que este avance debe ser recibido con satisfacción.

Como queda expresado en la declaración conjunta, es muy posible que, fruto de las negociaciones, algunos artículos comerciales especialmente “sensibles” sean tratados de forma excepcional en el TPP. Pero, aunque se hable de que la eliminación de aranceles sin “santuarios” no es una premisa, esto no quiere decir que se puedan establecer uno tras otro tales “santuarios” durante las negociaciones. El objetivo del TPP no es otro que construir, en la región de Asia-Pacífico, un espacio de libre comercio de alta calidad, con tan pocos artículos excepcionales como sea posible. Para llegar a ello, se espera que el primer ministro Abe sea capaz de ejercer un liderazgo todavía mayor.

Dudas en torno a las fallas activas y las centrales nucleares

El 28 de enero de 2013, un equipo de expertos de la Comisión Reguladora Nuclear se pronunció en relación con el problema de la zona de fractura (falla) D-1, que pasa justo por debajo del segundo reactor de la central nuclear de Tsuruga (en la ciudad homónima de la prefectura de Fukui), operada por la sociedad anónima Japan Atomic Power. Sobre una falla recientemente encontrada en la zona Norte del recinto de la instalación, el equipo sostuvo que “no pudiendo excluirse la posibilidad de que haya tenido alguna actividad durante los últimos 130.000 años, la probabilidad de que se trate de una falla activa es muy alta”, por lo que llegó a la conclusión de que “se teme que entre en actividad al mismo tiempo que la falla de Urazoko [falla activa que cruza el recinto de la instalación] y afecte a importantes instalaciones [del segundo reactor]”.

Algo similar ha ocurrido con la falla que recorre el recinto de la central nuclear de Higashidōri, ubicada en el municipio homónimo de la prefectura de Aomori y operada por la compañía Fuerzas Eléctricas de Tōhoku. El día 18 de febrero de 2013, la Asamblea de Expertos de la citada comisión aprobó en sus puntos básicos un borrador en el que se afirma que “no puede excluirse la posibilidad de que se trate de una falla activa”. Hay crecientes temores de que, a consecuencia de estos informes, la reapertura de estas dos centrales no sea autorizada.

No es mi intención cuestionar los dictámenes de los equipos de expertos de la comisión, cuando afirman que no se puede excluir la posibilidad de que las fallas que cruzan los terrenos de estas instalaciones sean fallas activas. Pero actualmente se están revisando las Directrices para la evalución de los emplazamientos de los reactores nucleares, para hacer que impidan operar a aquellos reactores nucleares que estén “sobre una falla activa”, y esto me parece ya mucho más cuestionable.

¿Es racional vetar los terrenos con fallas activas?

Adelantándome a cualquier malentendido, aclararé que diciendo esto no estoy tratando de negar la necesidad de que las citadas directrices sean revisadas.

Como se hizo constar en una respuesta dada a una pregunta formulada en 2008 por el miembro de la Cámara Alta Kondō Masamichi(*1)sobre las citadas directrices, hasta ahora el gobierno ha mantenido que el hecho de que las instalaciones de un reactor nuclear para generación de electricidad se encuentre sobre una falla activa no es razón suficiente para que su emplazamiento sea considerado inadecuado. La respuesta especificaba también que, en lo que respecta a la seguridad de estas instalaciones frente a terremotos, se juzgará a partir de las nuevas directrices sobre resistencia frente a seísmos y otros estándares qué efectos pueden derivarse para estas instalaciones de las fallas activas y qué diseño antisísmico habrá de adoptarse.

Ahora que ya se tiene la experiencia del accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi, quizás no pueda obtenerse una amplia aprobación de la ciudadanía con estas directrices. En ese sentido, es perfectamente comprensible que en noviembre de 2012 la Comisión Reguladora Nuclear, además de revisar las directrices de inspección de los emplazamientos de los reactores nucleares para equipararlas a los exigentes estándares internacionales, decidiera aplicar estos estándares también a las centrales nucleares ya construidas.

El problema es la revisión de estas directrices que se pretende hacer. Según el borrador de compendio de los Nuevos estándares de seguridad para terremotos y tsunamis, presentado por la Comisión Reguladora Nuclear el día 6 de febrero, entre los requisitos que se formulan en las directrices básicas de diseño antisísmico y anti-tsunami, se ha hecho constar que “las instalaciones que contengan las principales funciones de seguridad serán emplazadas sobre terrenos donde se haya comprobado que no hay afloramientos de fallas u otros elementos geológicos que puedan entrar en actividad en el futuro”. En el detalle de los requisitos, se especifica que se entenderá como “falla u otro elemento geológico con posibilidades de entrar en actividad en el futuro” aquellos de los que “no pueda excluirse la posibilidad de que hayan entrado en actividad entre el Tarantiense (hace 120.000 o 130.000 años) y la actualidad”, añadiendo que “para la determinación de este hecho, en aquellos casos en que, por la ausencia de múltiples superficies geomórficas o de estratos geológicos continuos del Tarantiense u otras circunstancias, no sea posible determinar claramente la actividad durante esa edad geológica, se hará una valoración de su actividad tras haber examinado ampliamente la configuración del terreno su naturaleza y su estructura geológica, así como sus campos de esfuerzos, remontándose hasta el Ioniense (unos 400.000 años atrás)”.

Se le suele asignar al Homo sapiens una antigüedad de entre 140.000 y 200.000 años. La civilización apareció hace cinco o seis mil años (la mesopotámica en torno al 3500 antes de Cristo en las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates y la egipcia en torno al 3000 antes de Cristo en la del Nilo). Himiko, soberana de un antiguo reino japonés que aparece en una sección del libro chino Registros de los Tres Reinos, debió de nacer a mediados del siglo III, es decir, hace unos 1.750 años. Dicho de otra forma, en el borrador de las Directrices para la evaluación de los emplazamientos de las centrales nucleares pergeñado por la Comisión Reguladora Nuclear, no se permite construir centrales nucleares ni reabrir las ya existentes en el caso de que se asienten sobre un estrato del que quepa pensar que hay posibilidades de haber tenido, al menos una vez desde el nacimiento de la humanidad, algún tipo de actividad, al margen de cuál haya sido la magnitud de la misma. ¿Es esto racional como política nacional? Lo dudo mucho.

(Escrito el 25 de febrero de 2013 y traducido al español del original en japonés)

(*1) ^ 169 temporada de sesiones de la Dieta, celebrada entre el 18 de enero y el 21 de junio de 2008.

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