Participación de Japón en las negociaciones para el TPP y visita de Aung San Suu Kyi

Política Economía

En julio Japón estará negociando el TPP

En una reunión preliminar sostenida el día 12 de abril que versó sobre la posible participación de Japón en las negociaciones para el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), el gobierno japonés llegó a un acuerdo oficial con el estadounidense. Se ha dado amplia difusión a un resumen del acuerdo según el cual ambos países, junto al resto de los participantes en las negociaciones, corroboran que irán alcanzando los acuerdos comprehensivos, de alto nivel, señalados en el documento Outlines of the TPP Agreement (Líneas generales del acuerdo del TPP), al tiempo que se comprometen a seguir trabajando para impulsar el crecimiento económico, ampliar el comercio bilateral y fortalecer el imperio de la ley.

Además, para cumplir estos objetivos, paralelamente a las negociaciones para el TPP, ambos países acordaron trabajar también en lo concerniente a las medidas o dispositivos no arancelarios que se aplican en campos como los seguros, o los estándares y criterios de producción; igualmente, se comprometieron a negociar acerca de los criterios aplicados, las formas de distribución y los incentivos ofrecidos al comercio en el campo de la industria automovilística, un tema que quedaba pendiente, así como posponer hasta el último momento las decisiones concernientes a la abolición de los aranceles a los automóviles por parte de Estados Unidos. Japón se sumará a estas negociaciones durante el mes de julio, tras haber conseguido el visto bueno de los once países implicados en las mismas el pasado 20 de abril.

Se prevé que el 20 de abril, una vez conseguido el visto bueno de los once países implicados en las negociaciones, Japón se sume a las mismas durante el mes de julio.

Se activan negociaciones para acuerdos comerciales

Previamente, el 25 de marzo, en la cumbre entre Japón y la Unión Europea (UE), una cumbre que la crisis de Chipre obligó a realizar telefónicamente, ambas partes decidieron dar inicio a las negociaciones para establecer un acuerdo de asociación económica (AAE). Por otra parte, entre los días 26 y 28 de marzo, se llevó a cabo en Seúl la primera reunión para negociar la firma de un tratado de libre comercio (TLC) entre Japón, China y Corea del Sur, en cumplimiento de la declaración emitida el 20 de noviembre de 2012, dentro de la Reunión de Ministros de Economía y Comercio que sostuvieron estos tres países. En la reunión de marzo se establecieron dos grupos de trabajo (comercio de bienes y servicios, e inversiones) y se decidió que a partir de la próxima reunión se negociaría sobre asuntos como la normativa para determinar el origen de los productos, los procedimientos aduaneros y la agilización del comercio internacional, o la competencia. Finalmente, en fecha coincidente con la citada Reunión de Ministros de Economía y Comercio de Japón, China y Corea del Sur, se abrió también la cumbre de ASEAN+6, un grupo en el que participan Japón, China, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda e India, además de los 10 países que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. En esta cumbre se acordó poner en marcha en Asia Oriental la Asociación Económica Regional Integral (RCEP, por sus siglas en inglés), a cuyas negociaciones se pretende poner punto final antes de que finalice el año 2015, para lo cual se han programado dos reuniones: la primera en Brunei, en mayo de 2013, y la segunda en Australia, en septiembre del mismo año.

Paralelamente a estas negociaciones multilaterales para entablar acuerdos de asociación económica o tratados de libre comercio en un ámbito geográfico amplio, han comenzado a activarse también negociaciones similares a nivel bilateral. Las que se vienen sosteniendo con Australia para la firma de un AAE desde abril de 2007, en la época del primer mandato de Abe Shinzō, estaban estancadas por la falta de acuerdo en torno a la eliminación de los aranceles que se imponen al trigo, la carne de vacuno (res), los productos lácteos y el azúcar, pero en una conversación telefónica sostenida el 28 de diciembre pasado ambos dirigentes coincidieron en la necesidad de colaborar para cerrar cuanto antes estas negociaciones.

Esta voluntad se plasmó a principios de abril, cuando ambos países llegaron a un acuerdo para establecer, en lo que respecta a la carne de vacuno y algunos otros productos agropecuarios, un cupo al que se aplicará un arancel bajo, manteniéndose en principio para el resto de las importaciones de esos productos el arancel alto que viene imponiendo Japón. Gracias a ello, si se hacen los ajustes finales en cuanto al tratamiento dado a los aranceles que gravan los automóviles, cabe pensar en un acuerdo final para este mismo verano.

Otros frentes abiertos son los de las negociaciones para establecer acuerdos de asociación económica con Canadá y Mongolia. Las primeras, que comenzaron en noviembre de 2012, recibieron un impulso el 11 de abril de 2013, cuando el ministro japonés de Economía, Comercio e Industria, Motegi Toshimitsu, y el titular canadiense de Comercio Internacional, Edward Fast, decidieron que sus países deberían ponerse a negociar ya en términos concretos. Acerca de las segundas, que se remontan a junio de 2012, con ocasión de la visita de Abe a Mongolia en marzo de este año, ambos países acordaron dirigir todos sus esfuerzos a la pronta conclusión de las negociaciones para obtener un acuerdo similar.

Importancia de los TLC y AAE multinacionales o de marco amplio

Dicho en otros términos, con el inicio del segundo mandato de Abe se ha producido, por fin, una dinamización de las negociaciones para establecer diversos TLC y AAE tanto en el frente multilateral como en el bilateral. En un contexto en que la Ronda de Doha, creada en 2001 por la Organización Mundial de Comercio, está estancada debido a los antagonismos entre Estados Unidos y la UE, por una parte, y países emergentes o en vías de desarrollo como China e India, por la otra, la vertebración del comercio internacional en el siglo XXI se está materializando meditante estas negociaciones multilaterales y bilaterales para la firma de TLC y AAE de las que son buenos ejemplos la TPP, la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) –que ha entrado ya en fase de negociaciones tras la declaración conjunta emitida al final de la cumbre bilateral del 13 de febrero de 2013–, el AAE entre Japón y Estados Unidos, la RCEP y TLC al que aspiran Japón, China y Corea del Sur.

Para comprender hasta qué punto son importantes estas iniciativas, basta con comprobar el número de países implicados en negociaciones para TLC y AAE de amplio marco y bilaterales, y la proporción del comercio mundial que está en manos de estos países. Los participantes en las negociaciones para el TPP, incluyendo a Japón, son 12. Estos 12 países representan el 38% del comercio mundial. La RCEP tiene 28 participantes potenciales, que en total realizan el 28% del comercio mundial. Por su parte, los 34 países que negocian para firmar un AAE entre Japón y Europa representan, precisamente, el 34% del mismo. Si las conversaciones que sostiene Japón con todos estos posibles socios llegan a buen puerto, habrá conseguido algún tipo de asociación económica con la mayoría de las potencias comerciales del mundo, por lo que está en mejor disposición que hasta el momento de gozar los beneficios del libre comercio internacional sin tener que soportar condiciones desfavorables en la competencia con otros países.

Debemos también comprender que todos estos acuerdos, sean bilaterales o multilaterales, pueden dividirse en dos grandes grupos. EL TPP, la TTIP y el AAE nipo-europeo son tratos principalmente entre países desarrollados, cuya principal significación es sentar las bases del comercio internacional para el siglo XXI. Esto es algo que se viene incluyendo desde tiempo atrás entre los propósitos del TPP, pero que es igualmente palpable en el caso, por ejemplo, de la citada declaración conjunta entre la UE y EE.UU., donde se afirma que las negociaciones bilaterales para la TTIP contribuirán al desarrollo de reglas globales para fortalecer no solo el comercio bilateral, sino igualmente los intercambios multinacionales en general.

Por su parte, tanto la RCEP como el TLC entre Japón, China y Corea del Sur –si bien, personalmente, no creo que haya muchas esperanzas de que las negociaciones para este último den fruto a corto plazo– aspiran a sostener la red productiva regional que, de hecho, ha sido durante los últimos 30 años el motor de la integración económica en Asia Oriental, y a fijar las reglas que puedan favorecer futuras ampliaciones. En ese sentido, la clave está en conseguir un AAE en el que las empresas se sientan cómodas. Mediante su participación en la fijación de las reglas que regirán estos TLC y AAE de marco amplio y bilaterales, Japón podrá aprovechar al máximo la ventaja que supone su ubicación en Asia, como centro del desarrollo económico mundial durante el siglo XXI.

La escasa importancia que Suu Kyi concede a Japón

Aung San Suu Kyi, una figura simbólica del movimiento para la democratización de Myanmar, visitó Japón a mediados de abril, donde se le brindó un gran recibimiento. El día 16 intercambió puntos de vista con el ministro de Asuntos Exteriores, Kishida Fumio, y el 18 se reunió con el primer ministro Abe. Por si esto fuera poco, la líder birmana llegó a entrevistarse incluso con el Príncipe Heredero, cita que se materializó también el día 16. Todo esto parece más propio de un jefe de Estado.

Yo siempre he pensado que para Suu Kyi Japón tiene una importancia realmente escasa. No hay más que ver qué países ha visitado desde que se le permitió viajar al extranjero, posteriormente al traspaso de poderes desde la autoridad militar a la civil obrado en su país. Primero visitó Europa, después Estados Unidos, Tailandia, India y Corea del Sur. Solo después de estas visitas ha dirigido sus pasos a Japón. Curiosamente, Tailandia es el único país de la ASEAN donde ha estado, lo cual, teniendo en cuenta la importancia que tendrá esta organización para su país, no es demasiado comprensible.

Además, según he oído indirectamente acerca de las conversaciones que Suu Kyi ha mantenido con personas clave del gobierno japonés, parece ser que la líder tiene una opinión crítica sobre el hecho de que tanto Japón como la ASEAN, si no apoyaron, sí al menos ampararon con su silencio al régimen militar (el Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo) de Myanmar. He llegado a pensar que precisamente por este motivo ella era también sumamente crítica con la política seguida por Japón para condonar la deuda de Myanmar, así como con la ayuda que el gobierno nipón está prestando a su país a partir del traspaso de poderes.

Precisamente por este motivo, la idea que yo tengo es que ella, además, desconoce o quizás no tenga ningún interés en los esfuerzos que han venido realizando el gobierno de Japón y organizaciones privadas japonesas para conseguir la paz entre el gobierno de Myanmar y las minorías étnicas de este país. Es de suponer que el gobierno de Japón le ha dado este recibimiento sabiendo perfectamente todo esto. Y ello porque Myanmar es importante para Japón. Me gustaría pensar que esta visita ha servido, al menos, para que Suu Kyi refuerce su comprensión sobre las relaciones bilaterales y sobre las actividades de cooperación que Japón viene llevando a cabo en aquel país.

(Escrito el 20 de abril de 2013 y traducido al español del original japonés)

Shiraishi Takashi diplomacia Abe Shinzō politica TPP Myanmar ASEAN Aung San Suu Kyi Estados Unidos Economia EPA FTA EU