Falta de visión para las Olimpiadas de Tokio 2020

Sociedad Tokio 2020

El pasado 7 de septiembre el Comité Olímpico Internacional decidió que los Juegos Olímpicos de 2020 se celebrarían en Tokio. En claro contraste con la impopular candidatura anterior, en esta ocasión contó con un fuerte apoyo popular. Esta decisión conlleva una gran responsabilidad para los organizadores hacia Japón, hacia el mundo de los deportes, los contribuyentes, y asimismo hacia la comunidad internacional.

La imagen de Japón en el mundo

Antes y durante los Juegos Olímpicos de 2020 todo el mundo tendrá puesta la vista en Japón. Los organizadores de las Olimpiadas, el gobierno y los medios de comunicación deben ser conscientes de ello y evitar dañar la reputación de Japón con comentarios semejantes a los que realizó el gobernador de Tokio, Inose Naoki, en referencia a los países islámicos, que hicieron peligrar la candidatura de Tokio innecesariamente en la última etapa del proceso de selección.

Los Juegos Olímpicos ejercen una gran influencia en la imagen de una nación en el mundo. La popularidad de Gran Bretaña en todo el mundo aumentó significativamente como resultado de las Olimpiadas de Londres de 2012. Por otra parte, China sufrió un deterioro de su popularidad al inicio de los Juegos Olímpicos de Beijing de 2008. Había grandes expectativas en cuanto a los avances en la democratización de China con motivo de los juegos, pero esas esperanzas no se materializaron. Numerosos comentaristas llegaron a afirmar incluso que fue un error permitir que China albergara unos Juegos Olímpicos. En la puesta a punto de las Olimpiadas de 2020, Japón necesita idear una estrategia que le permita albergar los juegos de tal forma que presenten al país bajo un aura positiva e impresione a la comunidad internacional, fortaleciendo por consiguiente el soft power del país.

Una visión borrosa

Para alcanzar este propósito Japón necesita superar el principal punto débil de su campaña: la falta de una visión. La última presentación de la delegación japonesa ante el Comité Olímpico Internacional fue eminentemente defensiva, y no transmitió de manera clara lo que se supone que deben ser los juegos de Tokio 2020, a excepción del hecho de que Japón será la nación anfitriona. El discurso convincente de la joven atleta paralímpica Satō Mami fue, fundamentalmente, el que ganó el día para Tokio.

No obstante, las figuras más representativas de la delegación no consiguieron presentar una imagen convincente o plantear una visión más profunda. En su lugar, a duras penas destacaron que Tokio es una ciudad segura con buenas infraestructuras. Si bien estos son ingredientes necesarios para el éxito de unos Juegos Olímpicos, la falta de una visión podría aún afectar al efecto que tendrán los juegos de Tokio en la reputación de Japón. Por el momento, el asunto de la “visión” parece que no es de importancia capital para los organizadores. La web oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio, en su versión en inglés, tiene “Vision” como uno de sus elementos en la barra de navegación, reflejando al menos alguna noción sobre la importancia de este término en la comunidad internacional. Sin embargo la web en japonés no alberga una opción similar.

La necesidad de tener una perspectiva global

De todos los Juegos Olímpicos celebrados recientemente, aquellos que han presentado una fuerte orientación internacional y multicultural han recibido sin duda los mayores elogios. Tokio 2020 también debe celebrarse en una atmósfera abiertamente internacional y multicultural. Las protestas contra las minorías y el aumento en los últimos años de las muestras de discursos del odio han demostrado que la xenofobia es aún un grave problema de la sociedad japonesa. La xenofobia no es algo que se pueda tomar a la ligera en los años venideros, dado que miles de atletas y decenas o centenares de miles de aficionados al deporte visitarán Japón durante las Olimpiadas de 2020.

Desafortunadamente los políticos japoneses han pecado de una falta de visión en este aspecto, y han mostrado reservas a la hora de actuar. Es obvio que queda mucho trabajo por hacer en los próximos años. Simplemente repitiendo que la situación está “bajo control” no se resolverán los problemas de Japón ni se reducirá la urgencia de enfrentarse a ellos.

Pero aún más que la clase política, son los medios de comunicación los que tienen la obligación de crear una atmósfera de multiculturalidad cosmopolita. Se espera que las Olimpiadas reunan a atletas de todo el mundo. Los medios de comunicación a menudo fallan a la hora de comprender esto, y presentan los Juegos Olímpicos en un contexto estrechamente nacional. En septiembre de 2013 un informativo de televisión presentó una serie de “memorables escenas (mei-bamen) de la historia de las Olimpiadas”, sin embargo nueve de las diez escenas mostraron a atletas japoneses. Esta clase de cobertura mediática pone en peligro una exitosa acogida de los Juegos Olímpicos como una celebración realmente internacional, y dificultará que las Olimpiadas contribuyan a mejorar la imagen de Japón alrededor del mundo.

(Traducido al español de la version original en inglés escrita el 29 de octubre de 2013)

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