El debate sobre la responsabilidad por la Primera Guerra Mundial continúa

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La participación activa de Japón

En 2014 se cumplen 100 años del estallido de la Primera Guerra Mundial en Europa. La razón de que este conflicto fuese llamado “guerra mundial” fue la participación de Japón en el mismo tras su declaración de guerra a Alemania el 23 de agosto de 1914, con lo que se convertía en el séptimo país participante después de Austria, Serbia, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido. El imperio Otomano participaría a partir de noviembre del mismo año, pero antes de que la guerra se extendiese por el medio y cercano Oriente la entrada de Japón en el conflicto ya había provocado que esta guerra fuese considerada “mundial”.

Aunque el principal escenario de la Primera Guerra Mundial fue Europa, Japón desplegó sus fuerzas o barcos de guerra por China, el Pacífico, el Mediterráneo, el sur de África y Siberia para apoyar a los países Aliados: Reino Unido, Rusia y Francia, entre otros. Japón envió a Rusia quinientos mil rifles en 1915 y apoyó a Francia con 12 destructores en 1917. La producción en masa de armamento fue representativa del aumento de las fuerzas productivas de Japón en ese periodo.

A finales de 1917 el comandante en jefe del ejército francés, Ferdinand Foch (2 de octubre de 1851 – 20 de marzo de 1929) decidió finalmente solicitar el despliegue del ejército japonés en Europa. Esta demanda fue rechazada, pero en su lugar las tropas de Japón entraron en Siberia interfiriendo en la guerra civil rusa que estaba desarrollándose en ese momento. A pesar de que en principio se acordó con los Estados Unidos el despliegue de 7.000 efectivos, finalmente la cúpula militar obró a su antojo y envió 70.000 soldados a Siberia y al norte de Manchuria. En resumen, Japón participó en la Primera Guerra Mundial de manera más activa de lo que se conoce generalmente.

El Tratado de Versalles señala a Alemania como responsable de la guerra

De un tiempo a esta parte están saliendo a la luz resultados de nuevas investigaciones en torno al papel de Japón en la Primera Guerra Mundial y al sentido histórico de esta guerra y de su participación en la misma. Por otra parte, en Europa ha tenido repercusión un intenso debate sobre la situación que condujo al estallido de este conflicto, en el que se ha discutido qué país fue responsable de la guerra. Lo cierto es que al finalizar la guerra toda la responsabilidad sobre su comienzo recayó sobre Alemania, y así quedó reflejado por escrito en el artículo 231 del Tratado de Versalles (1919). Este fue el primer acuerdo de paz que introdujo el concepto de “responsabilidad por la guerra”, un hecho criticado enérgicamente por Alemania.

El debate en torno a la responsabilidad por la Primera Guerra Mundial continuó en Alemania y otros países incluso después de finalizar la Segunda Guerra Mundial. Desde 1945 en adelante también se ha podido oír un argumento que defiende que no es apropiado cargar únicamente a Alemania con la responsabilidad de la Primera Guerra Mundial, y que defiende que la culpa también recae en los sistemas de alianzas que se estaban dando en la Europa de la época. El historiador Fritz Fischer (5 de mayo de 1908 – 1 de diciembre de 1999), sin embargo, insistió en que durante la Primera Guerra Mundial Alemania llevó a cabo una política de agresión. El punto de vista de Fischer, que se popularizó en la década de 1960, fue determinante a partir de entonces para que la visión de que la responsabilidad fundamental por la Primera Guerra Mundial recaía sobre Alemania llegase a ser dominante.

El autor de The Sleepwalkers resucita el debate

En 2013 se publicó un libro que volvió a poner de nuevo en tela de juicio la interpretación arriba mencionada: The Sleepwalkers, escrito por Christopher Clark, historiador de la Universidad de Oxford. Esta obra, que ha recibido mucha atención en Europa, ha tenido un especial impacto en el mundo académico alemán, donde hay opiniones divididas en torno a la tesis de Clark.

Clark argumenta que la Primera Guerra Mundial fue provocada por varias personalidades, sin tener necesariamente conciencia de ello, tal como el presidente francés Raymond Poincaré, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia Sergei Sazonov, y el embajador ruso en Francia Alexander Izvolsky, entre otros. Esto ha despertado reacciones en contra de la obra de Clark al considerar que relativiza la responsabilidad de Alemania por la guerra, y también críticas a sus métodos académicos y un severo rechazo a su tesis con afirmaciones de que no está fundamentada.

Al leer la obra, sin embargo, compruebo que aunque el título puede dar a entender que se relativiza la responsabilidad de Alemania, el contenido del libro curiosamente no muestra en modo alguno indulgencia hacia el país europeo. La palabra Sleepwakers (Sonámbulos) hace que el título sea atractivo, pero al hacer una búsqueda en la edición electrónica del libro compruebo que esta expresión aparece solo una vez, en la última oración de la obra. Obviamente resulta difícil rebatir que la interpretación razonable, que se ha establecido a lo largo de mucho tiempo tras la Primera Guerra Mundial, es la que afirma que Alemania fue el responsable único de la guerra.

(Traducido al español del original en japonés escrito el 10 de julio de 2014)

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