La historia de los Juegos Olímpicos: ¿Por qué triunfaron los juegos de Barcelona 92?

Sociedad Cultura

La historia de la candidatura olímpica de Barcelona(*1)

En la historia de Barcelona se crearon nuevos edificios con motivo de la celebración de las Exposiciones Universales de 1888 y 1929, así como otros grandes eventos deportivos. En 1926 el barón de Coubertin, la persona que impulsó la celebración de los Juegos Olímpicos, elogió durante una visita a Barcelona la estructura que se había creado para acoger este tipo de eventos internacionales. Sin embargo por aquel entonces Barcelona no fue elegida para celebrar unas Olimpiadas.

El alcalde de Barcelona envió una carta al barón de Coubertin con motivo de los Juegos Olímpicos de 1920, lo que resultó en vano, y la candidatura oficial de su ciudad para acoger las Olimpiadas de 1924 fue finalmente rechazada. Barcelona volvió a ser candidata para los juegos de 1936, pero en esta ocasión fue Berlín la que salió elegida en las votaciones. Posteriormente a esta decisión, como oposición a los Juegos Olímpicos celebrados bajo el gobierno nazi, la República española planeó celebrar una Olimpiada Popular, un plan que, como bien se recuerda, fue imposible llevar a cabo por el estallido de la Guerra Civil en España.    

Tras la victoria de Franco en la Guerra Civil llegó la dictadura (1939-1975), durante la que se celebraron los Juegos Olímpicos del Mediterráneo en Barcelona en el año 1955. Antonio Samaranch, que ocuparía posteriormente el cargo de presidente del Comité Olímpico Internacional, era por aquel entonces treintañero, y estos juegos del Mediterráneo harían que soñara con una Barcelona Olímpica. La Ciudad Condal quiso volver a ser candidata en 1972, pero la dictadura franquista bajo la que se encontraba el país decidió cambiar esta ciudad por Madrid, que terminó perdiendo en las votaciones. La ciudad elegida para celebrar los juegos de 1972 fue finalmente Múnich.

Unos Juegos Olímpicos ciudadanos

En este contexto, tras la muerte de Franco en 1975 y con la iniciativa de Samaranch y el entonces alcalde de Barcelona Narcís Serra, se fue asentando de nuevo la idea de que Barcelona fuese presentada una vez más como candidata a ser ciudad Olímpica. Al fin en 1986 Barcelona volvió a ser candidata y resultó ganadora tras las tres votaciones del Comité Olímpico Internacional. Hoy se dice que las Olimpiadas de Barcelona fueron un éxito en muy diversos sentidos. ¿Pero por qué triunfó la candidatura por encima de otras cinco fuertes ciudades candidatas, empezando por París, y los Juegos Olímpicos de Barcelona en sí tuvieron éxito?

En primer lugar, la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona no fue únicamente un sueño de las personas relacionadas con este evento y de la clase política, sino también de los empresarios y ciudadanos de la Ciudad Condal. La burguesía de Barcelona, que entre finales del siglo XIX y comienzos del XX hizo una fortuna en Cuba y otras colonias, se implicó en la planificación urbanística de Barcelona y participó activamente en la misma. Uno de ellos fue el mecenas de Gaudí, Eusebi Güell.

Sin embargo, durante la dictadura franquista no se destinaron recursos públicos suficientes para el desarrollo urbanístico de Barcelona. Con ocasión de los Juegos Olímpicos de 1992 Barcelona optó por la idea de “no construir cosas innecesarias, sino algo que los ciudadanos puedan utilizar inmediatamente”, y para ello se destinó suficiente presupuesto para preparar la ciudad más que para la construcción de instalaciones deportivas, lo que animó asimismo a muchos empresarios de Barcelona a construir hoteles y también viviendas. El hotel en el que me alojé durante mi visita reciente a Barcelona está a 30 minutos de la ciudad en tren, dentro del campus de la Universidad Autónoma de Barcelona. Casualmente, en este mismo hotel se alojaron los oficiales de policía encargados de la seguridad durante los Juegos Olímpicos.

Además, los ciudadanos tenían el orgullo y la conciencia participativa en este evento que se estaban celebrando en su propia ciudad sin necesidad de emplear voluntarios para ahorrar costes como en los previos juegos.

Una gran apuesta para renovar la imagen

En segundo lugar, se llevó a cabo un plan para lanzar al exterior una imagen específica. Durante la dictadura de Franco se puso de moda el lema “Spain is different” para atraer al turismo con el atractivo de los complejos turísticos baratos bajo el sol del sur. Después de la Transición Democrática los ciudadanos de Barcelona se esforzaron por cambiar la imagen negativa de “latinos poco trabajadores” que se había extendido en el exterior.

En 1972 un arqueólogo descubrió que en el siglo II, cuando Barcelona estaba bajo el dominio del Imperio Romano, un hombre del lugar llamado Lucio Minucio fue participante en unas Olimpiadas. Este hecho se utilizó en la candidatura para los Juegos Olímpicos de 1992 para destacar el atractivo de celebrar unas Olimpiadas en el Mediterráneo, mostrando al mismo tiempo el debido respeto ante Grecia, la cuna de esta tradición deportiva. Era la tercera vez que se celebrarían unos Juegos Olímpicos en el Mediterráneo, después de los primeros juegos de Atenas 1896 y los de Roma de 1960. La antorcha olímpica llegó a Ampurias en Cataluña, donde aún se conservan ruinas de la época grecorromana, y en la ceremonia de apertura de los juegos destacaron las características mediterraneas, e incluso hizo su aparición una enorme figura del semidiós griego Hércules.

Estadio Olímpico de Barcelona

Antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 la imagen que se tenía de España en Japón se limitaba prácticamente a los toros y al flamenco. De hecho, en la ceremonia de apertura no faltaron unos cuernos de toro enormes y una referencia al flamenco. En la actualidad, no obstante, encuentro a muchos estudiantes cuya motivación para estudiar español es el fútbol (por el F. C. Barcelona, entre otros equipos) y la gastronomía. Este cambio en la imagen de España se está introduciendo poco a poco en Japón.

Una reconciliación política paralela a los Juegos Olímpicos

En tercer lugar, hubo una reconciliación política que tuvo lugar al mismo tiempo que la celebración de los Juegos Olímpicos. En esta ocasión Samaranch, que había estado involucrado en los Juegos Olímpicos del Mediterráneo de 1955, pudo hacer gala de su gran talento. Durante el Gobierno del dictador Franco España fue enemiga del comunismo y no entabló relaciones diplomáticas con ningún país de la órbita comunista. Pero tras la muerte de Franco y el comienzo de la Transición Democrática, Samaranch fue nombrado primer embajador del país en la Unión Soviética en 1977. Allí no sólo logró establecer lazos con los miembros del Comité Olímpico Internacional, sino también con personalidades de los países del Bloque del Este y con el Partido Comunista de España. Esta reconciliación con el Bloque del Este y con el comunismo dentro de España fue fundamental para la España democrática.

Además, él era catalán y empresario. Gracias a esto se pudieron evitar las disputas internas que ya se vivieron en la candidatura olímpica de 1972 entre Cataluña y el Gobierno central bajo la dictadura de Franco. Al no ser un político al uso, todo el proceso se realizó sin percances gracias además a que Samaranch se había convertido en presidente del COI en 1980. El catalán y el español se convirtieron en los idiomas oficiales de estos Juegos Olímpicos.  

Por otra parte, podemos decir que los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 fueron las olimpiadas de la conciliación tras la Guerra Fría. Además, Sudáfrica, a la que se le había negado la participación por el apartheid, regresó tras haberlo abolido el año anterior. Entre los asistentes en el estadio olímpico también se pudo ver a Nelson Mandela, que posteriormente habría sido elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica. También participaron la primera delegación de la Alemania unificada, un equipo unificado de las repúblicas de la desaparecida Unión Soviética y los atletas individuales de Yugoslavia, país al que se le había prohibido la participación por encontrarse sancionado por la ONU.

La comprensión del deporte y una visión de futuro

Fue igualmente importante que los políticos y miembros de la familia real que eran deportistas o los tenían en su familia se involucraran en el evento teniendo una comprensión de lo que significaba el deporte. El actual rey, que era príncipe heredero en aquel entonces, se encargó del abanderado en la ceremonia de apertura y participó en la competición de veleros. El Gobierno central, el Gobierno autonómico de Cataluña y el ayuntamiento de Barcelona se unieron al Comité Olímpico Español en el Comité Organizador para trabajar juntos bajo el lema de “Hacer que las Olimpiadas triunfen”.

Hoy Barcelona quiere volver a ser candidata para unos Juegos Olímpicos de Invierno. Con motivo de esta entrevista e investigación conocí que el Museo de los Juegos Olímpicos y el Centro de Estudios Olímpicos de la Universidad Autónoma de Barcelona están reuniendo un gran volumen de documentos históricos, artículos de prensa y artículos de investigación relacionados con los Juegos de Barcelona 92. Estos Juegos Olímpicos llegaron con una historia de largos años de preparación de la candidatura y fueron planeados con una visión a largo plazo. Tokio también espera sus Juegos Olímpicos de 2020. Me gustaría que Tokio pudiera aprender de esta historia de éxito, y planear, llevar a cabo y hacer un seguimiento con una visión a largo plazo.

Fotografía del encabezado: estadio olímpico de Montjuic.

(*1) ^ Agradezco su colaboración con esta investigación a la hija del anterior presidente del Comité Olímpico Internacional María Teresa Samaranch, el jefe de prensa de los Juegos Olímpicos de Barcelona Pedro Palacios, el director del Museo de los Juegos Olímpicos de Barcelona Juli Pernás, a María Teresa Agulló, a Alberto Aragón Pérez, a la jefa del Centro de Estudios Olímpicos de la Universidad Autónoma de Barcelona Berta Cerezuela, a Elia Romani, a la directora del Archivo Montserrat Tarradellas y Maciá del Monasterio de Poblet Montserrat Catalán, al profesor de la Universidad Rovira i Virgili Joan María Thomàs, al profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Manuel Aznar, y a Olga Glondys.

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