Empleados del hogar extranjeros: ¿una solución a los problemas de la mujer trabajadora en Japón?

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El Gobierno del primer ministro Abe Shinzō tiene previsto levantar la prohibición que pesa sobre la contratación de empleados del hogar de nacionalidad extranjera, una medida que entrará en efecto en las denominadas zonas estratégicas especiales como parte de las iniciativas encaminadas a aumentar el papel de la mujer en la sociedad japonesa. El servicio estará disponible a partir de la primavera de 2016 en la prefectura de Kanagawa y en Osaka. Varias firmas especializadas en este sector, entre las cuales figuran Pasona, Bears, Poppins Duskin y Chez Vous, participarán en este experimento, que dará comienzo en marzo y se realizará aprovechando la relajación de las normas pertinentes en las zonas estratégicas.

La ley japonesa solo permite la contratación de mano de obra extranjera altamente cualificada cuyos ingresos anuales superen los 10 millones de yenes y de empleados del hogar procedentes de otros países para atender al personal diplomático de las embajadas. Se trata, pues, de una excepción a la regla. Además, en la actualidad, el personal extranjero que trabaja de forma legal en las empresas dedicadas a la limpieza del hogar se limita a mujeres foráneas casadas con japoneses.

La intención de relajar las medidas en esta ocasión pone de relieve que la Administración es consciente de que, si se quiere fomentar una participación más activa de la mujer en la sociedad, es necesario aliviar la carga que suponen para las japonesas las tareas domésticas y la crianza y el cuidado de los hijos. La externalización se presenta como una opción más que hay que tener en cuenta a la hora de solucionar el problema.

El alto coste del servicio, una de las razones que impide su generalización

Sin embargo, existen ciertas reservas respecto a la prueba que se llevará a cabo en la prefectura de Kanagawa y en Osaka. Según una encuesta que el Instituto de Investigación Nomura llevó a cabo en 2014 entre aproximadamente 40.000 internautas, la proporción de personas que contratan servicios de limpieza del hogar se sitúa cerca del 3 %. Algunos de los motivos que dieron quienes respondieron al sondeo, realizado en Internet, para explicar por qué no recurren a ellos fueron la preocupación que les causaría dejar entrar a un desconocido en su casa, la reticencia a encargar las tareas domésticas a una tercera parte y el alto coste del servicio. A día de hoy, el precio por hora ronda los 3.000 yenes cuando al empleado del hogar se lo contrata a través de una empresa especializada. Las tarifas subirán incluso con la relajación de las normas.

La contratación no la realiza directamente cada familia que necesite un empleado, sino que una empresa especializada se encarga de enviar a los trabajadores; estos tendrán un contrato cuya duración máxima será de tres años. Además, se garantizará que perciban un salario igual o superior al de los japoneses. Uno de los requisitos para acceder a estos puestos es recibir formación en el país de origen. A este respecto, además de clases de lengua japonesa, será necesario que los aspirantes aprendan a preparar platos típicos de la gastronomía nipona como la sopa de miso.

Para explotar el mercado en el futuro será necesario establecer unas tarifas más altas que las convencionales, o que las empresas asuman los gastos extra, lo cual supondría un déficit para ellas. Aunque resulta interesante probar este sistema, si se fijan precios relativamente caros, se corre el riesgo de que haya quienes no quieran recurrir al servicio precisamente por su elevado coste, y, por consiguiente, la escasez de usuarios en el experimento podría percibirse que la demanda no es tanta como se creía.

Encomendar las tareas domésticas a otra persona: una inversión para las mujeres trabajadoras

En lo que respecta a los usuarios potenciales de este servicio, el perfil se limitaría a trabajadoras de alguna especialidad con altos ingresos y mujeres que ocupan puestos ejecutivos. Entre aquellos que lo quieren probar existen, por ejemplo, quienes consideran que contar con un empleado del hogar de origen filipino que se maneje con soltura en inglés sirve para matar dos pájaros de un tiro, ya que puede ayudar a los niños de la casa en sus estudios. Por otra parte, hay quienes consideran que si se contrata a un japonés, con quien se compartiría la lengua materna, este podría tener acceso a información privada de la familia, de ahí que se esté más tranquilo si es alguien de nacionalidad extranjera.

Por lo general, no se trata de una ayuda para todas las mujeres, sino que se limita a aquellas con una carrera profesional. No obstante, a día de hoy, sigue habiendo mujeres trabajadoras en puestos de especialidad y ejecutivos que se muestran reticentes a encomendar las tareas domésticas a otros, de ahí que esto se presente también como una oportunidad para cambiar esa mentalidad.

Mientras que en otros países son muchas las mujeres trabajadoras que encargan el trabajo del hogar a un tercero, en Japón existe todavía un sentimiento de culpabilidad al respecto, ya que asumir la responsabilidad de las tareas domésticas y de la crianza y el cuidado de los hijos se considera una manifestación del amor por la familia. Además, las japonesas no suelen querer que un extraño entre en su casa. En un mundo cada vez más globalizado, nos encontramos en una época en la que las mujeres de Japón deben competir con sus congéneres extranjeras, pero parece que las niponas son las únicas que disputan la carrera portando una pesada carga. Sería deseable que consideraran los gastos derivados de externalizar esa carga como una inversión en ellas mismas.

Ventajas y riesgos del modelo hongkonés de trabajadores domésticos internos

Hong Kong es un país pionero en el continente asiático a la hora de aceptar la contratación de empleados del hogar de origen extranjero, algo que comenzó a hacerse en 1973. A pesar de que en todo este tiempo han ido surgiendo numerosos problemas, la experiencia en el sector es muy amplia. Una gran diferencia con Japón es que, por norma general, los empleados viven bajo el mismo techo que la familia para la que trabajan. El Gobierno hongkonés afirma que este principio tiene su explicación en la escasez de viviendas, entre otras razones, si bien hay quienes piensan que podría ser en realidad una manera de ofrecer salarios más bajos. La ley estipula que el salario mensual mínimo de los empleados del hogar foráneos que trabajan en Hong Kong es de aproximadamente 60.000 yenes, según datos de abril de 2015. Si se calcula el sueldo por hora partiendo de la base de que trabajan unas 16 horas al día, la cifra resultante representa un cuarto del salario mínimo legal que perciben los hongkoneses. Originalmente no deberían existir diferencias en el salario mínimo en función de la nacionalidad de los trabajadores, pero el Ministerio de Trabajo de Hong Kong hace hincapié en que los gastos de alojamiento, manutención y sanidad están cubiertos como si fuera un paquete, de ahí que las condiciones sean las mismas que para los empleados del hogar locales. Que estos trabajadores convivan con las personas para las que realizan su labor facilita que incluso la clase media pueda permitirse contar con un empleado del hogar de origen extranjero sin pagar tanto.

Sin embargo, la convivencia se presenta también como uno de los mayores factores de riesgo para ambas partes. El acoso por parte de los empleadores puede convertirse en un problema, y en las familias con niños hay quienes se muestran muy preocupados por dejar a los menores a cargo de un empleado del hogar de origen extranjero. Incluso en Japón, donde está prohibido que estos trabajadores vivan bajo el mismo techo que aquellos para quienes realizan su labor y lo normal es que solo pasen el día en la casa, existen riesgos para ambas partes, ya que las viviendas de particulares, un espacio privado de por sí, se convierten en lugares de trabajo.

A las firmas japonesas que se encargan de contratar a los empleados del hogar de origen extranjero se les exige, por lo tanto, que tomen medidas para hacer frente a posibles casos de acoso y garanticen una vivienda y unos horarios de trabajo adecuados, de modo que no haya explotación laboral. A día de hoy, Japón no ha ratificado el Convenio 189 sobre el Trabajo Decente para los Trabajadores y las Trabajadoras Domésticos de la Organización Internacional del Trabajo. Si el país decide aceptar este tipo de mano de obra, deberá ratificarlo a la mayor brevedad posible.

Contratar a alguien que realice las tareas domésticas y cuide a los hijos, un gasto necesario de los trabajadores

Las firmas que participarán en el experimento en las zonas estratégicas especiales buscan adquirir experiencia en la coordinación y el envío de trabajadores extranjeros que realicen tareas domésticas. Si colaboran con las empresas encargadas de la formación en los países de origen y, una vez terminado el período de aprendizaje, traen a estas personas a Japón, adquirirán también conocimientos del sector. Además, el hecho de que se recurra más a esta mano de obra podría conllevar la creación de entidades encargadas de la formación dentro de las propias compañías japonesas. Sin embargo, no cabe duda alguna de que el coste podría convertirse en un obstáculo, de ahí que haya empresas que han pedido al Ministerio de Economía, entidad encargada de regular el sector, que considere eliminar la norma según la cual el sueldo de los empleados extranjeros sería el mismo que el de los japoneses.

En este contexto, diversas firmas japonesas están realizando esfuerzos para facilitar a sus trabajadores la conciliación de las vidas laboral y familiar. Entre las medidas que están tomando se incluye la de subvencionar los servicios de empleados del hogar como parte de las prestaciones en materia de bienestar social. En lugar de paquetes cerrados, los asalariados pueden elegir aquellos beneficios que más se adecuen a sus necesidades.

En el plano impositivo, que el Estado auspicie la externalización de las tareas domésticas de sus ciudadanos tendrá un gran impacto. En la reforma tributaria para el año fiscal 2016 se había barajado la posibilidad de que los costes de las niñeras o canguros estuvieran sujetos a deducciones fiscales, pero finalmente se decidió prorrogar la medida; es un asunto sobre el que será necesario continuar deliberando. Si el dinero destinado a encomendar a una tercera parte las tareas domésticas y el cuidado de los hijos se considera un gasto derivado de que las mujeres continúen trabajando, es posible que se produzcan cambios en el concepto que se tiene respecto a la externalización de estas labores; se presenta una oportunidad para erradicar la reticencia y el sentimiento de culpa.

Por ejemplo, en el año 2000, cuando se aprobó la Ley de Asistencia Pública a la Tercera Edad, hubo mucha reticencia por parte de la ciudadanía a recurrir a servicios de cuidados y atención a ancianos, sobre todo en las provincias, ya que suele pensarse que es una labor que corresponde a las nueras. Sin embargo, a día de hoy, el uso del seguro de asistencia para la tercera edad está muy extendido, y deberían de ser pocos los que consideran que contratar a un cuidador es algo vergonzoso.

La calidad de las guarderías de Japón en comparación con el cuidado individual de una niñera o canguro

En lo que respecta al cuidado de los hijos, a pesar del problema que plantean las listas de espera de las guarderías en Japón, la calidad de estos centros en su conjunto es magnífica. Sin embargo, en Hong Kong, donde la contratación de asistentes extranjeros está muy extendida, apenas existen. El Gobierno no aumenta el número de guarderías, y las personas de clase media o alta tienden a contratar a alguien que realice la misma labor. Sin embargo, personalmente prefiero que los niños se críen en un ambiente como el de la guardería a que se queden en casa con alguien que los cuide individualmente, por mucho que se trate de una persona amable y maravillosa.

Japón está realizando esfuerzos para acabar con el problema de las listas de espera. Para ello, se está aumentando el número de centros que son una combinación de guardería y jardín de infancia, y se ofrecen también alternativas como las guarderías de pequeño tamaño. Si se encomienda el cuidado infantil a estas instituciones y a un asistente las tareas domésticas, así como el llevar e ir a buscar a los niños a las mismas, es posible aliviar la carga que suponen las labores del hogar y la atención a los hijos.

La aceptación de trabajadores extranjeros en el sector de los cuidados a la tercera edad

El levantamiento de la prohibición que pesa sobre la contratación de empleados del hogar de origen extranjero no contempla, en esta ocasión, los cuidados a la tercera edad. Sin embargo, la falta de personal en este sector se irá agravando de ahora en adelante. La prueba que se realizará en las zonas estratégicas especiales tiene por objetivo aliviar la carga que representan las tareas domésticas para las mujeres trabajadoras. Aunque la atención a los ancianos queda excluida del experimento, es posible que el Gobierno se esté planteando también aceptar a trabajadores extranjeros en este sector.

En países del sur de Europa como Italia y España y en naciones del este de Asia como Taiwán y Singapur existe la creencia arraigada de que la familia ha de encargarse del cuidado de los hijos y de los ancianos. No obstante, está aumentando en ellos la cantidad de empleados del hogar de origen extranjero; esto se debe a que ante la escasez de instituciones de atención a la tercera edad, la contratación de trabajadores de otra nacionalidad se presenta como un mecanismo para ampliar el acceso de la mujer al mercado laboral sin aumentar la carga que tiene que asumir la ciudadanía. En Japón estas instituciones también escasean por la mentalidad de que la familia es el núcleo. Sin embargo, se trata de un país que destaca precisamente por la poca cantidad de trabajadores de extranjeros que habitan en él.

Está claro que no se puede aumentar el número de centros de atención a la tercera edad hasta que sea suficiente como para hacerse cargo de todas las personas que necesitan este tipo de servicio, y que no hay personal suficiente incluso si el sector se enfoca hacia los cuidados a domicilio. Ha llegado el momento de debatir sobre la posibilidad de aceptar, de forma adecuada, a mano de obra extranjera que pueda asistir en estas labores en los hogares. Al mismo tiempo, no se puede olvidar que es prioritario proteger el empleo de los trabajadores nacionales. Si se acepta la llegada de empleados domésticos y del sector de los cuidados a la tercera edad procedentes de otros países, será necesario prestar atención a que esto no motive una bajada salarial entre los trabajadores japoneses. En este contexto, es probable que se comiencen a realizar esfuerzos para diseñar un sistema que permita que los trabajadores japoneses y extranjeros convivan sin que esto desencadene una reducción de los sueldos en Japón.

(Artículo traducido al español del original en japonés, redactado a partir de una entrevista del 21 de enero de 2016)

Imágenes de la cabecera cortesía de Nomura Hiroko y de la firma Chez Vous: Una empleada del hogar de origen filipino trabajando en la casa de una familia japonesa en Hong Kong (izq.).

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