Fukushima, cinco años después

Sociedad

Suspendido acto de promoción en Corea del Sur: falsos rumores que no cesan

En febrero de 2016, poco antes de que se cumplieran los cinco años del terremoto con tsunami que asoló el Este de Japón en marzo de 2011, ocurrió un triste hecho. Un evento programado en Seúl (Corea del Sur) para los días 20 y 21 de ese mes, cuya finalidad era dar a conocer los avances en la reconstrucción de Fukushima y otras zonas afectadas, fue suspendido precisamente el día en que debía haberse inaugurado, al no poder obtenerse el permiso de utilización del local debido a la oposición de grupos ciudadanos. La razón alegada fue que no resultaba correcto repartir o vender en dicho local alimentos procedentes de una región afectada por un accidente nuclear.

Desconozco si hubo, además, otras razones políticas, pero cuando pienso en los productores de Fukushima que primero tuvieron que luchar contra el accidente y ahora siguen siendo víctimas de los rumores, me embarga una pena insoportable. Para la gente de Fukushima, lo ocurrido en Seúl, cuando productores, distribuidores unen fuerzas con la Administración pública para luchar contra los rumores negativos, ha sido un hecho realmente lamentable que expone, una vez más, lo difícil que resulta acabar con ciertos malentendidos.

100.000 personas siguen evacuadas mientras avanza la descontaminación

Todavía hoy, cerca de 100.000 personas de Fukushima se ven obligadas a llevar una vida de evacuados dentro y fuera de la prefectura. Las viviendas provisionales construidas hace cinco años empiezan ya a deteriorarse. Cada desplazado es un caso diferente y las circunstancias no son las mismas, pero algunos se preguntan si “provisional” es el adjetivo más adecuado para una vivienda en la que uno tiene que vivir durante un periodo tan largo.

Entretanto, las labores de descontaminación siguen su curso y gracias a ello los niveles de radiación ambiental en la prefectura de Fukushima han descendido notablemente, si exceptuamos ciertas zonas que reciben la calificación oficial de “zonas de difícil regreso” y algunos puntos o áreas aisladas de alta concentración radiactiva.

Después del accidente y durante un cierto tiempo, la población vivía pendiente de los medidores de radiactividad distribuidos por la región, pero hoy en día esos datos ya no se miran con tanta preocupación. Según la Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO), desde este mes de marzo, aproximadamente en el 90 % de la extensión ocupada por las instalaciones de la central nuclear siniestrada, Fukushima Daiichi, los operarios pueden hacer sus labores sin necesidad de vestir trajes protectores. Gracias a los avances realizados en la descontaminación de las instalaciones y en el control de las partículas radiactivas esparcidas por el viento, se espera que, en adelante, la carga para los operarios se aligere y que el entorno laboral mejore notablemente.

Por cierto, inmediatamente después del accidente, en periódicos, en la televisión y en otros medios de comunicación veíamos a veces la palabra Fukushima escrita en el silabario katakana(*1). Es algo que apenas ocurre ahora, pero la grafía causó extrañeza a muchos de sus habitantes. Se oía decir que la gente se sentía víctima de algún tipo de discriminación. Recuerdo bien que en nuestro canal también recibimos muchas llamadas de protesta, en las que se nos decía que no podía consentirse que escribiésemos el topónimo de esa forma. Pero el interés por estas cuestiones, pasados ya cinco años, parece haberse difuminado. Al menos, ya casi no se oyen esas voces.

Avances en infraestructuras, pero la situación en la central sigue siendo grave

Poco a poco, van cuajando los esfuerzos por hacer renacer a Fukushima. El flujo de vehículos en la autopista Jōban, que atraviesa las zonas evacuadas, quedó restablecido en marzo del año pasado y esto ha sido un gran impulso para la reconstrucción de prefecturas como Fukushima o Miyagi. El servicio de la línea ferroviaria Jōban, de la compañía Japan Railways, se espera que quede restablecido en toda su extensión para 2020, año en que Tokio celebrará sus segundos Juegos Olímpicos. En las zonas costeras azotadas por el tsunami la construcción de grandes diques de protección sigue también su curso, al igual que la habilitación de grandes zonas verdes a esos mismos efectos preventivos. Aunque en la dotación de infraestructuras sociales y de transporte se advierte un cierto retraso, en líneas generales se está avanzando paso a paso.

Frente a todos estos avances hacia el renacer de la región, en la central nuclear siniestrada, Fukushima Daiichi, la situación sigue siendo igual de dura. En los reactores 1, 2 y 3, que sufrieron una fusión de núcleo, sigue sin saberse cuál es el estado en el que se encuentra el combustible nuclear fundido y sin tenerse noticias detalladas del interior de la instalación. El problema del agua contaminada, cuyo volumen sigue creciendo, es igualmente grave. Se están utilizando técnicas como la congelación del subsuelo o el drenaje complementario para responder a la situación, pero evitar que el agua siga contaminándose no parece fácil.

Enormes cisternas de agua contaminada, cada una de las cuales tiene una capacidad máxima de 1.000 toneladas, copan gran parte de la superficie de la central. Su número se acerca al millar. Una cisterna se llena de agua en tres días, de modo que podría ocurrir que, en el futuro, los terrenos de la central resultasen insuficientes.

Uno de los grandes desafíos para proceder al desmantelamiento definitivo de los reactores es evitar que las aguas subterráneas acaben fluyendo hacia el subsuelo de los reactores y contaminándose. Hay, además, otros problemas, como las difíciles y lentas negociaciones para conseguir terrenos que puedan servir de almacenes provisionales, o la también problemática formación de operarios especializados, capaces de lidiar con las labores de desmantelamiento de los reactores, que podrían durar, según se dice, 40 años.

La difícil tarea de transmitir una realidad: percepciones divergentes

Algo que se aprecia ahora, cinco años después, es que se está abriendo una brecha entre Fukushima y el resto de Japón en la forma de sentir el problema. Cuando hablo con personas de otras regiones, casi sin excepción, oigo exclamar: “¡Qué mal lo estarán pasando en Fukushima con el accidente nuclear!”. Es de agradecer que todavía se acuerden de nosotros, pero muchos parecen seguir guiándose por las imágenes difundidas justo después del accidente, en las que veíamos los edificios de los reactores destrozados por la explosión de hidrógeno y los operarios desescombrando o descontaminando las instalaciones con sus trajes de seguridad.

Es cierto que muchas personas que fueron evacuadas siguen viviendo en duras condiciones, pero no lo es menos que se están haciendo grandes esfuerzos por hacer renacer la región. Y esta otra cara del problema no se está divulgando correctamente. Casi todos los habitantes de la prefectura han vuelto a las vidas que llevaban antes del accidente, han recuperado la normalidad. Como informador del canal de televisión local de la zona afectada, siento impotencia al comprobar lo difícil que resulta difundir este otro aspecto.

Ocurre lo mismo con la reapertura de las centrales nucleares. Cuando ocurrió el accidente, mucha gente lo sintió como un problema propio y no ajeno. Por eso se alzaron voces a favor del cierre de todas las centrales del país. Pero el ambiente ha cambiado en estos cinco años. Se han reabierto las de Sendai (prefectura de Kagoshima) y Takahama (Fukui), sin que se haya registrado en Japón una fuerte oposición popular. Cada vez está más difundida la idea de que, aunque existan dudas sobre la seguridad de estas instalaciones, su reapertura es inevitable si tomamos en consideración todas las circunstancias. En el futuro, la brecha a la que me refería entre el sentir de la gente de Fukushima y del resto del país podría seguir ampliándose.

La decisión de desmantelar la central de Fukushima Daiichi es ya definitiva. ¿Qué función debería desempeñar a partir de ahora Fukushima, como foco de concienciación mundial sobre la importancia de promover las energías renovables y dejar de depender de la nuclear? El año pasado quedó listo, en el mar de Fukushima, un gran parque eólico flotante. En la ciudad de Kōriyama, situada en la misma prefectura, se ha creado un instituto científico de energías renovables. Fukushima, que conoce mejor que nadie lo terrible que es un accidente nuclear, debe seguir emitiendo hacia el mundo un mensaje en favor de una sociedad sostenida por las energías renovables.

Tepco: siguen los escándalos cinco años después

Y en este momento en que, si bien lentamente, se está avanzando hacia el renacer de nuestra tierra, la compañía TEPCO ha hecho un anuncio que nos cuesta creer. Se nos ha dicho que, si bien existía un manual que establecía los criterios a la hora de juzgar cuándo se había producido una fusión de núcleo, tal manual había sido ignorado durante todo este lustro. A pesar de que poco después del accidente ocurrieron fusiones de núcleo en los reactores 1, 2 y 3, la compañía consideró en ese momento que el grado de daño causado a las instalaciones era de un nivel inferior al que se derivaría de una fusión de núcleo.

El reconocimiento de la fusión de núcleo por parte de la compañía llegó solo un mes y medio después del accidente. TEPCO niega que estuviera ocultando información, pero la gente en Fukushima no puede entender que, cinco años después de lo ocurrido, la empresa salga con estas. Si no se dan las explicaciones pertinentes, esto va a suponer un gran desaliento en el camino hacia la reconstrucción.

Asistencia a los desplazados, un deber urgente

El proceso de reconstrucción tras el Gran Terremoto del Este de Japón se dispone a salir de la fase de reconstrucción intensiva para entrar en la que se denomina de “reconstrucción y creación”. El Gobierno está concentrando su ayuda en los campos en que la regeneración o la restauración estaban más retrasadas, y un problema especialmente acuciante es el de las personas que siguen evacuadas. La idea del Gobierno es que para marzo de 2017 se pueda favorecer el regreso a sus localidades de todos los pobladores de la región, exceptuando aquellos que residían en las “zonas de difícil regreso”. Pero, ¿será posible avanzar en ese frente? Se espera que el regreso sea posible, hasta cierto punto, en Minamisōma y otros municipios con categoría de ciudad, pero en los municipios rurales será más complicado conseguirlo. Las ayudas seguirán siendo necesarias tanto para quienes regresen como para quienes no lo hagan.

Viviendo en Fukushima, el avance en la reconstrucción no se siente tanto como puede sentirse en Iwate o Miyagi. El número de desplazados ha bajado con respecto al máximo alcanzado, pero todavía sigue cerca de los 100.000. Si en esas dos prefecturas muchas de las muertes estuvieron directamente causadas por el terremoto o el tsunami, en Fukushima se han dado muchas muertes indirectas, que nos hablan de lo dura que ha sido aquí la vida después del accidente nuclear.

Para luchar contra los rumores, Fukushima pide que su realidad se conozca

Mucha gente que nos visita desde otras prefecturas dice haberse sorprendido al comprobar que la gente hace sus vidas con normalidad. Todavía se cree que, debido a la radiación, en Fukushima la gente anda por la calle con mascarilla y que apenas se ven niños jugando en los parques o en los patios de las escuelas. Si desean saber qué está pasando en Fukushima, les recomendaría que nos visitasen y que se acercasen a nuestra realidad.

Para terminar con los falsos rumores será necesario algún tiempo más. El de Corea del Sur no deja de ser un ejemplo, pero lo cierto es que se oye decir que los productos agrícolas y marinos de Fukushima están contaminados y son peligrosos. En los productores, no son pocos lo que señalan que cuanto más se trata el tema en los medios, mayor es el daño. Que mejor es no tocar más el asunto.

Para acabar con los falsos rumores, además de mucho tiempo, será necesario hacer una labor informativa minuciosa y constante, explicando una y otra vez las cosas con esmero. Nuestro deber como canal de televisión es seguir ofreciendo esmeradamente, ahora más que nunca, una imagen fidedigna de Fukushima.

Fotografía del titular
Acto de promoción de las labores de reconstrucción, celebrado en el municipio de Naraha (Fukushima) el día 4 de septiembre de 2015, previamente al levantamiento de la orden de desalojo. (Jiji Press)

(*1) ^ Escribiendo en el silabario katakana un topónimo japonés como Fukushima es posible resaltar gráficamente su aspecto más curioso, gracioso, grotesco o llamativo, así como su fama internacional, no siempre positiva.

energia nuclear Fukushima Fukushima Daiichi radiactividad radiacion energías renovables