La educación en las aulas de Japón

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Desde el curso escolar 2011, se han incorporado las nuevas directrices gubernamentales sobre enseñanza para mejorar el rendimiento académico. Shirota Akihisa, director de la Escuela Secundaria Wada del distrito de Suginami, reconocida por sus iniciativas de vanguardia, nos describe en qué consisten las directrices anteriores de la “educación relajada”, las nuevas directrices y las circunstancias que rodean la esfera educativa japonesa.

“La educación relajada” (yutori kyōiku) se ha llevado a cabo para reducir la carga de estudio de los niños y así asegurarles cierta tranquilidad mental y hacerles cultivar ideas más libres. Por ejemplo, se introdujeron actividades complementarias y actividades comunitarias como parte del horario de aprendizaje integral, se redujo el total de horas lectivas anual y se introdujo por completo la semana escolar de cinco días.

Sin embargo, posteriormente, investigaciones internacionales sobre el rendimiento académico revelaron que había un pronunciado descenso del rendimiento académico de los niños japoneses. A partir de abril de 2012 se aplicarán las nuevas directrices escolares con el fin de acabar con “el relajamiento”. El número de horas de clase para cada asignatura aumentará en un 10% (en los tres cursos de la escuela secundaria y en los seis cursos de la escuela primaria) y se reforzarán las habilidades de pensamiento crítico, discernimiento y la capacidad de expresión, además de haberse especificado de nuevo los conocimientos y habilidades básicos que deben ser adquiridos.

La filosofía de la “educación relajada” no estaba equivocada

Creo que el objetivo de la filosofía de la “educación relajada” que perseguía desarrollar “la capacidad de pensar por uno mismo” no era malo. El problema estriba en que dicho ideal no penetró suficientemente entre los profesores y los padres, y también en que no se tomaron medidas concretas para hacer realidad dicha filosofía en las aulas.

En la educación del Japón de la posguerra se hizo hincapié en la “educación condensada”, un sitema educativo basado en la memorización, que se concentró en comprimir los conocimientos y no fue capaz de cultivar suficientemente el deseo de aprender por uno mismo ni tampoco la capacidad de juicio independiente de los niños. Por ello se cambió de rumbo y se pasó de la “educación condensada” a la “educación relajada”. Se redujeron las horas lectivas, se autorizó a cada escuela a diseñar y establecer en base a su creatividad una variedad de aprendizajes integrales en los que se respetaba la iniciativa y personalidad de los niños y se les ofrecían clases optativas para desarrollar su aprendizaje.

Sin embargo, para poder aplicar adecuadamente los horarios del aprendizaje integral en el que los contenidos de las clases se pudieran diseñar libremente, se requería más energía de lo que se había previsto. Además, las cualidades y capacidades personales de los profesores ejercían una influencia muy grande, lo que hacía que existiesen unas diferencias muy grandes entre las iniciativas de unas escuelas y otras. En muchos casos en esas clases se han acabado utilizando los horarios del aprendizaje integral de manera improvisada para preparar las competiciones deportivas, los viajes escolares y otros tipos de eventos de la escuela. Hubo también problemas con las clases optativas, a causa de las preferencias de los niños, y por las limitaciones en los edificios e instalaciones disponibles. Los niños no siempre podían elegir las opciones que ellos querían, y en muchos casos los miembros del personal no contaban con la suficiente capacidad docente como para organizar un plan de estudios progresivo. Había pues, una enorme distancia entre el ideal de la yutori kyōiku y la realidad en el aula. Es evidente que muchos maestros y escuelas sentían que se les había cargado con una labor a la que no podían hacer frente.

Otro problema importante fue que la yutori kyōiku fue demasiado lejos en la reducción de horas de clase. Es necesario garantizar un número determinado de horas de clase para asegurar que los niños aprenden los conceptos básicos. Por otro lado, la reducción radical de las horas de clase ha provocado que más clases de refuerzo sean necesarias, lo que ha supuesto una carga aún mayor para los docentes. Este fracaso en enseñar los fundamentos adecuadamente también parece explicar por qué la yutori kyōiku no alcanzó su objetivo principal de desarrollar la capacidad de los niños de pensar por sí mismos.

No cabe duda de que la educación escolar de la posguerra jugó un papel vital en el rápido crecimiento económico de Japón. La educación basada en comprimir conocimientos ha funcionado bien durante los años en que la economía japonesa iba viento en popa. Pero, inevitablemente, el crecimiento alcanzó una meseta en que la economía maduró. En una sociedad rápidamente cambiante donde coexisten valores diversos, la automotivación y la capacidad de juicio independiente son absolutamente vitales. En este sentido, la decisión de reformar el sistema educativo fue un acto digno de elogio. Lo diré una vez más: el ideal al que aspiraba la yutori kyōiku no era malo.

Las nuevas directrices educativas que ya están en vigor en las escuelas primarias del país (y que serán aplicadas a las escuelas secundarias desde el inicio del nuevo año académico en abril de 2012) mantienen el ideal de la yutori kyōiku a la vez que incorporan medidas concretas para resolver los problemas que surgieron a partir de ella. Creo que esto representa un progreso real. Las nuevas directrices demuestran una conciencia de la importancia de garantizar tanto el número necesario de horas de clase a los niños como las aptitudes y conocimientos básicos en todas las materias para que las puedan aplicar y cultivar así las habilidades de pensamiento crítico, discernimiento y la capacidad de expresión y mantener un sano equilibrio entre las dos partes.

Otra idea de la yutori kyōiku defiende que las habilidades lingüísticas de los estudiantes deben ser mejoradas a través de todo el currículo, en vez de limitarse únicamente a las clases de japonés. Los cambios en la familia nuclear, el debilitamiento de los lazos comunitarios, y la propagación de los mensajes de texto para teléfonos móviles, privan a los niños de las oportunidades de perfeccionar sus habilidades lingüísticas. Diseñar un plan de estudios de lengua que use una variedad de actividades para restaurar estas habilidades es un aspecto importante para las escuelas que contribuirá positivamente al futuro de los niños.

El nuevo plan de estudios probablemente se asegurará la mejora del rendimiento académico, al menos hasta cierto punto; sin embargo habrá que ver si es capaz de desarrollar en los niños “fuerza para la vida”. Para conseguir este objetivo, será necesario contar con los esfuerzos tanto de los profesores como de los padres, tutores y de todos los involucrados con la escuela para comprender el ideal que persigue “la fuerza para la vida” y ser capaces de ponerlos en práctica con éxito en el aula.

Fomento de jóvenes independientes que puedan contribuir a la sociedad

A continuación me gustaría presentar algunas de las medidas concretas que hemos introducido en la Escuela Secundaria Wada.

En 2003, la Escuela Secundaria Wada se convirtió en la primera escuela de Tokio que reclutaba a un director del sector privado. Desde entonces, la escuela ha puesto en marcha una serie de reformas ambiciosas y de largo alcance. En 2008, me convertí en el segundo director de la escuela procedente del sector privado. Cuatro años han pasado desde entonces, y este año se cumple una década desde que la escuela comenzó su amplio programa de reformas. Hay muchas diferencias entre mi predecesor, Fujiwara Kazuhiro y yo: nuestra edad, nuestras carreras profesionales y nuestros métodos de gestión son todos muy diferentes. Pero tenemos una cosa en común, y es un fuerte deseo de utilizar nuestra experiencia en el mundo de los negocios para educar a los niños para que sean autosuficientes en la sociedad.

El lema de la escuela cuelga en la oficina del director.

El objetivo de la gestión escolar de la Escuela Secundaria Wada, lo que podríamos llamar nuestra visión educativa, se resume en el lema de la escuela: “Autonomía y contribución: lucha por tus sueños y conviértete en una persona capaz de contribuir a la sociedad”.

Teniendo en cuenta los tiempos difíciles que estamos viviendo ahora, tener esperanzas y sueños no es fácil para muchos niños. Pero a pesar de que pueden experimentar el sabor de la derrota o de la decepción, queremos que se aferren a sus sueños y esperanzas y se conviertan en los optimistas abanderados de una nueva sociedad, capaces de pensar y actuar por sí mismos. Este objetivo se encuentra en el corazón de todos nuestros esfuerzos. Por supuesto, nuestros estudiantes de secundaria tienen que trabajar duro para pasar sus exámenes de ingreso del instituto. Pero lo más importante es que cuando lleguen a los 13 años, el umbral a la edad adulta, comiencen a pensar poco a poco en el tipo de vida que llevarán cuando salgan de la escuela y que sus acciones no se rijan únicamente por su propio interés, sino que consideren también su papel como miembros de la sociedad. Creemos que es necesario enseñar a los niños a ser considerados con los demás y a desarrollar una conciencia, no de autosacrificio exactamente, sino una que les haga ver la importancia de contribuir al bien común.

En la Escuela Secundaria Wada siempre hemos tenido una visión clara de la clase de estudiantes que queremos formar. Creo que esta es la razón por la que hemos tenido éxito en la implementación de tantas reformas. Hemos trabajado duro para encapsular la visión de la escuela en el lema “Autonomía y contribución”, y hacerlo familiar no sólo a estudiantes y profesores, sino también a los padres y otras personas de la comunidad local. Conseguir la comprensión y el apoyo a nuestros objetivos es un factor crucial para asegurar que todo el mundo se mueva en la misma dirección. Gracias a esto hemos conseguido llevar a cabo nuestro programa de reforma.

Aprender sobre el mundo en general con clases sin respuestas

Una de las actividades educativas que encarnan los ideales de la autonomía y la contribución es una clase llamada “El mundo en general”. Esta es una clase en la que no hay respuestas correctas o incorrectas. En la sociedad contemporánea hay muchos problemas que no tienen soluciones simples. Cuando los niños de hoy crezcan se tendrán que enfrentar a estos problemas y encontrar soluciones propias. Por eso creemos que es tan importante para ellos desarrollar el hábito de pensar en este tipo de problemas con sus profesores y compañeros durante sus años de secundaria.
¿Necesitan los estudiantes de secundaria teléfonos móviles? ¿Es necesario que Tokio sea sede de los Juegos Olímpicos? ¿Es apropiado informar a los estudiantes de secundaria sobre el cáncer? ¿Qué pasaría si trasladaran una base militar a Wada? ¿Es aceptable la clonación humana? Estas son sólo algunas de las cuestiones discutidas recientemente en la clase. Una amplia gama de conferenciantes invitados también visitaron la escuela para ayudar a los estudiantes a explorar estos temas en profundidad, incluidos médicos, abogados, deportistas profesionales, políticos, artesanos del tatami (estera japonesa de paja cubierta con una urdimbre de juncos) y funcionarios del ayuntamiento.

Por ejemplo, en 2010, Renhō Murata, la Ministra de Reforma Administrativa de aquel entonces, fue profesora invitada para debatir el tema: “Programa de revisión de servicios y obras públicas del Gobierno de Wada: ¿Es la prestación por hijo necesaria?”.

Renhō Murata da una conferencia a los estudiantes de la Escuela Secundaria Wada.

Algunos estudiantes hablaron de sus propias experiencias: “En nuestra familia, el subsidio no se usa para los gastos de la educación - y en muchas de las familias, el dinero termina siendo utilizado para cubrir los gastos cotidianos”. Otro sostuvo: “No tiene sentido recoger el dinero y simplemente redistribuirlo de nuevo como dinero. En cambio, el gobierno debería proporcionar un valor añadido que sólo el gobierno puede proporcionar”. Me sentí orgulloso de ver a nuestros estudiantes hablar y dar sus opiniones con valentía frente a una ministra del gobierno de entonces. Estas clases no sólo permiten a los estudiantes profundizar su comprensión de la materia en cuestión, sino que también ponen de relieve la verdad básica de que existe una diversidad de opiniones en la sociedad, además de permitirles pensar acerca de estos temas más profundamente.
Sin embargo, dos o tres clases al año con instructores externos apenas son suficientes para cambiar la conciencia de un niño. Por sí solas, estas clases serían de poca importancia. Son sólo una parte de lo que hacemos; yo mismo dirijo una serie de clases bajo el título “El mundo en general: NEXT”. Se trata de un bloque de 45 minutos al mes para los alumnos de primer y segundo año, con un total de diez veces al año; para los estudiantes de tercer año dos bloques (90 minutos) cada dos semanas, con un total aproximado de 20 veces al año. Además, está “ El mundo en general: NEWS”, una de clase en la que los estudiantes deben escribir un ensayo corto sobre la base de un artículo de noticias, que también se lleva a cabo una vez al mes, junto con un curso para cada grado titulado “El mundo en general: FUTURE”, que invita a los profesionales de diferentes campos a hablar como instructores invitados. La idea es que al graduarse, los estudiantes hayan entrado en contacto con al menos 50 personas que sean líderes en sus campos. La continuidad es esencial.

El director Shirota emplea el iPad en sus clases.

Desde 2010 hemos estado utilizando iPads en las clases de “El mundo en general”. Hemos desarrollado una aplicación que permite a los estudiantes compartir sus opiniones con todo el grupo en tiempo real, lo que permite un animado intercambio de opiniones durante la clase. Creo que los estudiantes pueden aprender de esa diversidad de opiniones.

Como resultado de estos esfuerzos, ha habido un claro aumento en tres años en áreas como “comprensión de las razones y enfoques”, “motivación por el estudio de aquello en lo que se tiene interés”, “respeto a opiniones diferentes”. (Fig. 1)

Desarrollo de habilidades de comunicación diversas aprovechando el poder de la comunidad

Establecer conexiones más estrechas entre la escuela, las familias y la comunidad seguirá siendo una prioridad. Creemos que una comunidad fuerte ayuda a crear una escuela fuerte, y que el trabajo que hacemos para crear una buena escuela, a su vez, fortalecerá a la comunidad. Hace ocho años, siguiendo este concepto, la Escuela Secundaria Wada puso en marcha la ”sede de la comunidad local” para ayudar a la comunidad a estar más implicada en el apoyo a las actividades escolares. En los últimos años los lazos con la comunidad se han venido debilitando, por eso la escuela ha hecho un esfuerzo concertado para organizar actividades que permitan a los miembros de la comunidad local apoyar a la escuela e incorporar los ricos recursos de la comunidad en la gestión de la escuela. En aquel momento, iniciamos esta iniciativa mediante la incorporación de la población local para que trabajase en la escuela, bien como personal de la biblioteca para abrir la biblioteca escolar al público, o en el cuidado de los campos de juego de la escuela. El alcance de estas actividades se ha ido ampliando progresivamente. Hoy en día, las actividades incluyen el “Sábado terakoya(*1)”, programa de apoyo al estudio, dirigido en su mayoría por estudiantes universitarios locales que desean trabajar de docentes, y un curso de inglés que prepara a los estudiantes que se examinarán de la prueba oficial de inglés. La sede de la comunidad local también es responsable de las clases nocturnas especiales que se realizan en colaboración con empresas del sector privado. Estas clases nocturnas han recibido una destacable cobertura en los medios de comunicación. En la actualidad, alrededor de 200 estudiantes vienen a la escuela los sábados para tomar parte en una variedad de clases dirigidas por la sede de la comunidad local.

Gracias a estas innovaciones, en los últimos siete años la Escuela Secundaria Wada ha pasado de estar en una posición cercana a la parte inferior de las veintitrés escuelas secundarias del distrito Suginami de Tokio, a convertirse en una de las mejor posicionadas en términos de resultados académicos hoy en día, lo que nos sitúa entre las escuelas de mayor éxito en Tokio. (Fig. 2)

 

Yo prefiero evaluar los resultados de las evaluaciones del rendimiento académico con cierta prudencia; siempre es difícil determinar las razones exactas de una mejora en ese rendimiento. Estoy seguro de que nuestras innovaciones han tenido un efecto. Pero en realidad nuestro éxito se reduce a una combinación de factores: la reforma del plan de estudios, un estilo educativo en el que prima la cortesía y la disciplina, la cooperación con las familias para garantizar un estilo de vida saludable (acostarse y levantarse temprano, un buen desayuno), el establecimiento de diversos canales de comunicación con la comunidad, es decir, que fue una detallada programación educativa lo que posibilitó la mejora del rendimiento académico.

Lo que el terremoto ha revelado acerca de la educación japonesa

A raíz del desastre del 11 de marzo del pasado 2011, el espíritu comunitario del pueblo japonés y su sentido de servicio fueron muy elogiados por los medios de comunicación de todo el mundo. En ese sentido, es justo decir que el sistema educativo japonés ha producido algunos resultados positivos.

Pero ¿qué pasa con la confusión de los líderes de la nación, incluyendo ciertos elementos de nuestra gestión empresarial? El problema no se limita a sólo una pequeña parte de los directivos de Japón. En última instancia, creo, se debe a un fallo en el sistema educativo que no enseñó a muchos ciudadanos a pensar seriamente en cuestiones como la forma ideal que debería tener la sociedad y en la dirección en la que va encaminada.

La política yutori kyōiku no funciona correctamente debido a una brecha entre el ideal del gobierno nacional y la realidad de la vida en el aula. Es esencial que esas diferencias no vuelvan a ocurrir bajo las nuevas directrices. Si no queremos repetir los mismos errores, es esencial para todos los involucrados establecer qué habilidades necesitan los niños para ser independientes en la sociedad del futuro, pues tanto a los estadistas como a la comunidad escolar se les demanda la capacidad de poder pensar por sí mismos.

(Traducido al español del original en japonés)

(*1) ^  Instalaciones educativas para la gente común durante el período Edo donde se enseñaba la lectura, la escritura y el manejo del ábaco.

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