El opaco destino de la Casa Imperial de Japón

Política Sociedad

En Japón, los miembros femeninos de la Familia Imperial no tienen derecho a la sucesión del trono y después de su matrimonio pierden su estatus de realeza. A pesar de que muchos miembros jóvenes de la Familia son féminas, no se ha llegado a implantar una reforma de ley que posibilitase su participación en las actividades de la Casa Imperial después de su matrimonio. Además, hay que sumar a todo esto que las relaciones entre la pareja del Príncipe Heredero y su esposa con el Emperador y la Emperatriz son casi inexistentes.

La reforma de ley de la Casa Imperial en la que estaba trabajando el gabinete del primer ministro Noda Yoshihiko del Partido Democrático de Japón (PDJ) ha seguido la deriva de la situación política y se ha quedado en el aire. La falta de sucesores de la Casa Imperial avanza de año en año y, a pesar de que la situación continúa empeorando, aún no está nada clara la manera de salir de este impasse.

A principios de este año, el gabinete de Noda empezó a trabajar en la reforma de la ley para hacer posible que los miembros femeninos de la Familia Imperial que contraigan matrimonio no se vean obligados a abandonarla (como sucede ahora), y que se puedan quedar para apoyar al Emperador.

Los miembros femeninos deben abandonar la Casa Imperial después de casarse

La Casa Imperial de Japón sólo admite la sucesión en el trono de manera hereditaria y exclusivamente dentro del linaje imperial por línea masculina; los descendientes femeninos del Emperador, al contraer matrimonio, se ven obligados a abandonar la Casa. Sin embargo, desde el nacimiento de la hija mayor del actual Emperador, en 1969, nacieron consecutivamente nueve mujeres. El Emperador (78 años) sólo tiene un nieto, el príncipe Hisahito (6 años) que es el hijo mayor de su segundo hijo Akishino (46 años). De seguir así, el primer puesto en el orden sucesorio corresponde al Príncipe Heredero, el segundo al príncipe Akishino, su hermano menor; el tercero al hijo de éste, el príncipe Hisahito. El aislamiento del príncipe Hisahito, al no tener otros miembros masculinos en su misma generación, hace augurar una situación crítica si ascendiese al trono, ya que lo haría como “emperador solitario”.

Ante esta situación, el gabinete del primer ministro Noda Yoshihiko, empezó a trabajar en un proyecto para reformar la ley de la Casa Imperial que permitiese que la princesa Mako (21 años), hermana mayor del príncipe Hisahito, la princesa Kako y (17 años) y su prima la princesa Aiko (10 años), la hija mayor del Príncipe Heredero (52 años), se puedan quedar en la Casa Imperial después de su matrimonio.

En 2005, antes del nacimiento del príncipe Hisahito, el gabinete de Koizumi Jun’ichirō, del Partido Liberal Democrático (PLD), quiso presentar un proyecto de ley para reformar la ley de la Casa Imperial con el objeto de posibilitar la igualdad de género en el derecho de sucesión al trono, teniendo en mente la sucesión directa a través de la princesa Aiko, hija del Príncipe Heredero. Con todo, esto provocó una vehemente oposición y dividió la opinión pública en dos grupos. El proyecto de reforma fue archivado justo antes de ser entregado a la Dieta a causa del nacimiento del príncipe Hisahito; era la primera vez que nacía un varón en la Familia Imperial desde que, cuarenta y un años antes, naciera su padre, el príncipe Akishino.

Dadas estas circunstancias, el gabinete de Noda dejó intacta la base de la ley de sucesión por línea masculina y trató de reformar, en un principio, la ley de la Casa Imperial para que permanecieran en ella los miembros femeninos después de su matrimonio, como una propuesta “puente” para dejar en manos de las generaciones futuras otros asuntos pendientes, como el derecho de sucesión al trono. Las cinco nietas del principe Mikasa, hermano del Emperador Shōwa y tío del actual Emperador, ya son adultas y están en edad de contraer matrimonio. Las tres nietas del Emperador también se están acercando a la edad casadera, de modo que queda muy poco tiempo para actuar.

Insistencia por la sucesión por línea masculina

Sin embargo, esta propuesta "puente" que implica a su vez la posibilidad de incorporar a la Familia Imperial a los maridos e hijos de los miembros femeninos de la Casa ha alertado al sector conservador de la peligrosa posibilidad de afectar la futura línea de sucesión masculina; la aprobación de este proyecto de ley se hace cada vez más difícil. Los conservadores insisten en reintegrar en la Familia Imperial las once ramas de descendientes masculinos por línea igualmente masculina, que a instancias de la Comandancia Suprema de las Fuerzas Aliadas (cuartel general de ocupación) tuvieron que abandonar su estatus tras la Segunda Guerra Mundial.

También el ex primer ministro Abe Shinzō, quien asumió el cargo de presidente del PLD a finales de septiembre de 2012, no ha dejado de reclamar la reintegración de los antiguos miembros de la Familia Imperial. Si se produjese en este punto un cambio de gobierno, todo el trabajo para reformar la ley de la Casa Imperial realizado por el gabinete de Noda habría sido en balde.

En las familias reales europeas se está avanzando hacia la igualdad de género en el derecho de sucesión al trono; y visto desde la perspectiva de otros países, es difícil de comprender la obsesiva fijación que mantiene el Japón del siglo XXI con esta anticuada sucesión por línea masculina. No obstante, el Emperador de Japón ha sido durante más de mil años el centro espiritual de la unificación nacional, e históricamente se ha creído que existe una legitimidad sagrada por haber mantenido sin excepción alguna el linaje por línea masculina. Los antiguos mausoleos imperiales repartidos por todo Japón y los rituales religiosos tradicionales celebrados en honor de los antepasados de la Familia Imperial, considerados como dioses, muestran el porqué del ritualismo del Emperador. Y es justamente esta atmósfera religiosa la que legitima la ortodoxia que defiende persistentemente al Emperador como una figura simbólica. Incluso hay académicos que defienden que el Emperador es una figura más similar a la que encarna el Dalái Lama que al papel que encarnan los reyes y reinas de Europa.

La crisis familiar del Principe Heredero y la sucesión del trono

Un problema que está en estrecha relación con los problemas que rodean a la sucesión del trono es la crisis familiar del Príncipe Heredero.

La Princesa Heredera Masako (48 años) estudió en las universidades de Harvard y Oxford y trabajó como funcionaria del Ministerio de Asuntos Exteriores. Tras ocho años de matrimonio con el Príncipe Heredero, dio a luz a la princesa Aiko, pero no ha tenido varones. La princesa Masako ha sido acosada por los medios de comunicación desde la época en la que era candidata para ser la próxima Princesa Heredera. Después de casarse ha estado sometida a la presión de tener que dar a luz a un varón y estar rodeada por el antiguo protocolo de la Familia Imperial; finalmente, a causa de todo esto se le diagnosticó un “trastorno de adaptación".

El médico de la princesa Masako recomendó que diese preferencia a sus actividades personales. Desde entonces, se ausenta prácticamente de casi todos los compromisos oficiales y religiosos como Princesa Heredera, tales como actos dentro de la Casa Imperial, viajes a las provincias, etc., y combina su retiro de descanso con actividades de esparcimiento privadas. Al enterarse que su hija, la princesa Aiko, fue “asustada por unos compañeros un tanto bruscos en la escuela” (la Escuela Primaria Gakushuin es el alma mater donde se han formado las sucesivas generaciones de emperadores y los miembros de la Familia Imperial), decidió acompañarla personalmente hasta su aula durante un año y medio. Esta actuación provocó que la princesa Masako fuese criticada por tener "un comportamiento errático”.

Un asunto más serio es el cese de las relaciones del Príncipe Heredero y su esposa con el Emperador y la Emperatriz. La princesa Masako apenas se acerca al Emperador y la Emperatriz, y es notable que pasa su tiempo con los familiares de su propia sangre. Inevitablemente, el Príncipe Heredero y la princesa Aiko tienden a estar cada vez más separados del Emperador y la Emperatriz. Por el contrario, la familia Akishino, además de contar con el príncipe Akishino, que va segundo por detrás del Príncipe Heredero en la línea de sucesión al trono, y con el príncipe Hisahito, el único heredero al trono de la siguiente generación, mantiene una estrecha relación con el Emperador y la Emperatriz; el matrimonio apoya activamente a la Familia Imperial y participa en compromisos oficiales y religiosos, a la vez que continúa con su formación académica con diligencia.

En junio de 2013, el Príncipe Heredero y su esposa celebrarán sus veinte años de matrimonio, y a finales de 2012 también hará diez años que la princesa Masako quedó al margen de los compromisos oficiales bajo el pretexto de su lucha contra el estrés psicológico, por lo que se puede decir que sus logros como futura emperatriz son más bien escasos. Al principio, la opinión pública simpatizaba con ella: "Tendrá que ser muy duro acostumbrarse a la Familia Imperial y a un protocolo tan antiguo”. Pero posteriormente, a pesar de no aparecer en ningún evento público ni religioso, se ha dedicado activamente a su esparcimiento privado, hecho que está fortaleciendo la ola de críticas, especialmente desde la prensa escrita, hacia el Príncipe Heredero y su esposa. Algunos intelectuales han empezado a opinar que es mejor que se divorcien o que el Príncipe Heredero desista de sentarse en el trono.

La medida del gabinete de Noda para que los miembros femeninos permanezcan en la Familia Imperial tiene dos facetas: por un lado, conservar a las mujeres y la rama matrilineal del Emperador como posibles candidatas para la sucesión del trono, y por el otro, que las hermanas del futuro Emperador Hisahito puedan ayudarle en calidad de miembros de la Familia Imperial. Esto a su vez desemboca en un delicado problema, ya que el futuro de la Casa Imperial puede decantarse o bien hacia el lado de la familia del Príncipe Heredero, o hacia el de la familia Akishino.

El destino de la Casa Imperial como estabilizador del país

Ahora Japón está sufriendo a causa del prolongado estancamiento económico y su déficit presupuestario; además del Gran Terremoto del Este de Japón y del accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi, hay que sumarle las crecientes tensiones a causa de las disputas territoriales con China, Rusia y Corea del Sur. Estamos ante lo que bien podría denominarse como una crisis nacional.

El PDJ -que hace tres años logró un cambio de gobierno y derrotó al PDL, que había estado gobernando durante largo tiempo-, al confrontar esta crisis nacional, perdió el rumbo y el gabinete de Noda se vio obligado a disolver la Cámara Baja. A partir de la propagación de la desconfianza en los partidos establecidos, ha cobrado prominencia la llamada "tercera fuerza política" (en su mayoría grupos conservadores), y se están apreciando signos visibles de reestructuración política. Después de ser derrotado en la Segunda Guerra Mundial, Japón se convirtió, dentro del marco de una constitución pacifista, en una potencia económica. Ahora su trayectoria se acerca a un punto de inflexión importante.

La Casa Imperial está bien arraigada en la tradición y sabe desenvolverse equilibradamente a nivel internacional, y además de ser un soporte emocional para los ciudadanos, se espera que juegue el papel de estabilizador del estado. A pesar de todas estas cualidades, la ansiedad de que pueda perder su rumbo y acabe yendo a la deriva se hace cada vez más patente.

 

Nota: Las edades que aparecen en el texto están fechadas a noviembre de 2012.

(Traducido al español del original en japonés)

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