Atavismo entre una juventud rodeada de incertidumbre

Sociedad

Según una encuesta realizada por la Oficina del Gabinete en octubre de 2012, el número de personas a favor de que la mujer se quede al cuidado de la casa mientras el marido trabaja fuera ha aumentado. Además, se ha registrado una marcada subida de los partidarios de esta idea entre los veinteañeros. ¿Qué se puede interpretar de estos resultados?

La Oficina del Gabinete lleva a cabo cada varios años una encuesta a cerca de la igualdad de género en la sociedad. En la misma, la proporción de personas a favor de que la mujer se quede al cuidado de la casa mientras el marido trabaja fuera había registrado una tendencia a la baja desde 1992 hasta 2009. Sin embargo, en su última edición, realizada en octubre de 2012, esta tendencia se invirtió: la proporción de partidarios a favor de esta idea aumentó un 10%, superando la mitad, algo que ha dado mucho que hablar.

Se puede decir que el envejecimiento de la sociedad se refleja en los resultados de la encuesta, ya que la proporción de personas de la tercera edad, que generalmente responden afirmativamente a la pregunta respecto a estos roles del hombre y de la mujer, ha aumentado. Sin embargo, lo que ha acaparado más atención es la gran subida, cercana a un 20%, en la cantidad de veinteañeros que comparten esta idea.

¿Por qué ansían las mujeres ser amas de casa?

Los resultados de esta encuesta permiten hacer diversas lecturas. Un artículo publicado por el periódico Nikkei el 15 de diciembre de 2012 recogía que los responsables de la Oficina del Gabinete analizaban estos resultados como un reflejo de la tendencia a conceder mayor importancia a los lazos familiares tras el desastre del 11 de marzo de 2011. Ese mismo día, el diario Asahi, por su parte, publicaba los comentarios del analista Harada Yōhei, de la empresa Hakuhodo Inc., especializado en la investigación de cuestiones relacionadas con la vida de la juventud: “Tras la quiebra de Lehman Brothers, la situación laboral de los jóvenes empeoró; la realidad se volvió más cruda, lo que normalmente se traduce en la idea de que la mujer también ha de trabajar. Se podría decir también que hay un mayor anhelo de ese estilo de vida precisamente porque ahora es más difícil llevar a la práctica la idea de que la mujer se quede en casa mientras el marido trabaja fuera”.

El 28 de diciembre, el diario Mainichi se hizo eco de comentarios en relación a la encuesta; según Yamada Masahiro, profesor de la Universidad Chuo, “Es indudable que las ínfimas condiciones laborales de los jóvenes son el trasfondo de esto. Un estudiante universitario extenuado de buscar empleo se lamentaba diciendo que le gustaría ser amo de casa si pudiera. (...) Las empresas japonesas tienen como estándar una dinámica de trabajo que presupone que los empleados tienen a un ama de casa esperando en el hogar. Por muy interesante que sea el puesto de uno, en un entorno laboral en el que negarse a realizar horas extra o a trabajar los fines de semana y días festivos es difícil, es irremediable que aumente el número de hombres que piensan que no pueden hacer frente a la situación sin una ama de casa que los ayude, y el de mujeres que creen que es imposible seguir trabajando después de casarse y tener hijos. Por otra parte, son cada vez más las féminas que no tienen motivación de trabajar a tiempo parcial por un sueldo bajo y en condiciones irregulares (con contrato temporal), por lo que prefieren no hacerlo si pueden. Hay un gran engaño en esta aspiración a convertirse en ama de casa; en la actualidad, la situación laboral de los hombres jóvenes también es inestable”.

Cuestionando la importancia de los lazos familiares

La Oficina del Gabinete sólo publica un recuento aproximado de los resultados de la encuesta, por lo que lo único que se puede hacer para saber hasta qué punto es correcta su lectura es conjeturar tras relacionarlos con otras pruebas acreditativas. En cualquier caso, lo intentaremos en lo posible.

En primer lugar, es cuestionable que se le conceda importancia a los lazos familiares tras el desastre del 11 de marzo de 2011, ya que existen datos que corroboran el aumento del apoyo, en particular entre los jóvenes, a la idea de que la mujer se quede al cuidado de la casa mientras el marido trabaja fuera que datan de antes del terremoto y el tsunami. En la Encuesta Nacional sobre la Familia realizada entre mujeres casadas por el Instituto Nacional de Investigación sobre Población y Seguridad Social en 2008, se reflejó una subida en el número de mujeres a favor de que la mujer se quede al cuidado de la casa mientras el marido trabaja fuera; entre ellas, la proporción de veinteañeras también aumentó notablemente. Desde 1993, primera vez que se llevó a cabo el estudio, hasta su penúltima edición, en 2003, la tendencia se había mantenido a la baja.

A continuación, examinemos a grandes rasgos la hipótesis planteada por los señores Harada y Yamada respecto al empeoramiento de la situación laboral.

Para empezar, no se puede aseverar, como hace Harada, que la caída de Lehman Brothers fuera un gran detonante para el cambio de mentalidad de los jóvenes. El empeoramiento de la situación laboral de los jóvenes tuvo su pico entre los años 2000 y 2004, pero entonces el número de personas a favor de que la mujer tuviera que quedarse al cuidado de la casa mientras el marido trabajaba fuera todavía mantenía una tendencia a la baja. Por otra parte, en sus comentarios, Yamada mezcla los temas relacionados con la organización en la vida de los hombres y mujeres casados con la percepción de los solteros sobre el matrimonio, y el punto de vista de los hombres y las mujeres respecto a ello, así que es necesario separar los diferentes factores antes de verificar su hipótesis.

Jóvenes en busca de estabilidad y madres preocupadas

Según el Censo de 2010, el porcentaje de hombres solteros de entre 25 y 29 años se sitúa aproximadamente en el 70%, mientras que el de mujeres es del 60%. Por consiguiente, se puede suponer que la mayoría de veinteañeros que han respondido a la encuesta de la Oficina del Gabinete también están solteros. En los resultados aproximados que se han dado a conocer, los datos se separan por sexo, edad y estado civil, pero no hay información acerca de la edad y el estado civil combinados (ver gráfico). No obstante, la proporción de solteros considerados parte de la población joven que están de acuerdo con esta idea de que la mujer se quede en casa es alta. ¿A qué se debe esto?

Entre los veinteañeros solteros también hay estudiantes, si bien una gran parte son graduados que ya están trabajando. Según la Encuesta Anual sobre la Mano de Obra de 2011, entre los jóvenes de 25 a 34 años, franja de edad cercana a la de la encuesta de la Oficina del Gabinete, el número de trabajadores en situación irregular (con contrato temporal) asciende al 15,2% entre los hombres, y al 41% entre las mujeres, mientras que el resto se encuentra en situación regular (empleo con contrato fijo).

Por otra parte, según la tercera Encuesta sobre Empleo entre los Jóvenes realizada por el Instituto Japonés de Políticas Laborales y Formación en 2011 entre veinteañeros de Tokio, en la época de recuperación económica que Japón vivió desde 2004 hasta 2008, aproximadamente, los jóvenes en la veintena gozaban de mejores oportunidades laborales; esto es, tenían un empleo nada más graduarse y podían cambiar de trabajo pronto. Por consiguiente, en comparación con la segunda Encuesta, elaborada en 2006, la proporción de empleados y empleadas con contrato fijo, iba en aumento. Al cotejar los datos con la primera, de 2001, se registra un descenso en el interés por un estilo de vida más libre con trabajos de carácter temporal y un alza en el deseo de estabilidad con un empleo fijo.

Veamos qué ocurre con las personas casadas. Si analizamos los resultados relativos a la conciencia de las mujeres casadas según su ocupación (sin distinción de edad) recogidos en la Encuesta Nacional sobre la Familia, la proporción de partidarios de que la mujer se quede al cuidado de la casa mientras el marido trabaja fuera apenas cambia entre la tercera y la cuarta edición del estudio en lo que respecta a las amas de casa y las autónomas o empleadas de un negocio familiar. Sin embargo, entre las que trabajan en situación regular (con contrato fijo) o a tiempo parcial, se registra un aumento del 12% y el 8%, respectivamente. Por otra parte, en el mismo estudio se pregunta acerca de si el marido y la mujer deben dar prioridad a los hijos aunque eso signifique realizar ciertos sacrificios. A este respecto, la proporción de personas a favor en la cuarta edición de la encuesta es mayor entre las veinteañeras y las trabajadoras en situación regular o las que trabajan por horas.

Según la Encuesta sobre el Cuidado de los Niños que desde 1997 realiza el Centro de Investigación y el Desarrollo Educativos de la corporación Benesse entre padres con hijos en primaria y secundaria obligatoria (última edición en 2011), en los últimos años está aumentando la proporción de progenitores que afirman que son ellos los que deciden lo que han de hacer sus hijos o los ayudan a decidir, que se mantienen al día respecto a aspectos de la educación de sus hijos para no quedarse desfasados, y que se sienten inseguros acerca del futuro de estos si no los mandan a una academia preparatoria o con un profesor particular después de sus clases.

Proporción de personas a favor de que la mujer se quede al cuidado de la casa mientras el marido trabaja

(Gráfico elaborado a partir de la Encuesta acerca de la Igualdad de Género en la Sociedad de la Oficina del Gabinete)

 Encuesta de octubre de 2012Comparación con la encuesta anterior (octubre de 2009)
 A favorMás bien a favorAumento de puntos de las respuestas “A favor”"Aumento de puntos de las respuestas “Más bien a favor”Total del aumento de puntos de ambas respuestas
Total 12.9 38.7 2.3 8.0 10.3
Mujeres 12.4 36.0 2.9 8.2 11.1
Hombres 13.3 41.8 1.4 7.8 9.2
Por edad (mujeres en la fila superior)
20-29 años 5.6 38.1 2.2 13.7 15.9
9.3 46.4 6.5 14.9 21.4
30-39 años 6.6 35.0 1.0 4.5 5.5
10.7 41.5 5.8 1.3 7.1
40-49 años 7.1 33.8 4.5 3.1 7.6
10.3 40.6 4.5 4.3 8.8
50-59 años 6.2 34.2 1.5 9.0 10.5
8.7 38.5 -1.7 4.9 3.2
60-69 años 11.9 40.3 -2.6 13.8 11.2
12.7 43.1 -2.6 15.0 12.4
70 años o más 27.0 35.2 4.3 6.1 10.4
22.9 42.1 -0.7 6.0 5.3
Por ocupación (mujeres en la fila superior)
Empleado/a 4.9 30.0 1.4 7.0 8.4
9.2 43.0 2.6 7.6 10.2
Autónomo/a 11.6 37.9 7.0 14.9 21.9
16.5 36.9 1.0 3.4 4.4
Empleado/a de negocio familiar 12.7 38.0 0.3 9.1 9.4
14.3 28.6 10.0 -19.2 -9.2
Amo/a de casa 16.7 43.6 3.4 10.5 13.9
17.2 37.9 -2.8 8.8 6.0
Desempleado/a 24.4 34.2 4.7 3.9 8.6
20.0 42.9 -1.7 12.3 10.6
Por estado civil (mujeres en la fila superior)
Casado/a (parejas de hecho incluidas) 11.9 36.2 2.9 7.7 10.6
13.5 42.1 1.2 7.2 8.4
Divorciado/a o viudo/a 21.6 34.5 3.9 5.5 9.4
22.9 42.2 -6.4 16.1 9.7
Soltero/a 4.7 36.3 0.8 14.6 15.4
10.0 40.6 5.7 7.6 13.3

Hipótesis para explicar los resultados de la encuesta de la Oficina del Gabinete

Tras sintetizar todo, se pueden plantear dos hipótesis que permiten interpretar la reacción de los veinteañeros en la encuesta de la Oficina del Gabinete:

1. El atavismo propiciado por una recuperación pasajera de la economía

Entre los trabajadores en la veintena, solteros principalmente, el aumento y la mejora de las oportunidades laborales propiciados por el restablecimiento temporal de la economía han traído de vuelta parcialmente el concepto japonés previo al estallido de la burbuja económica según el cual el hombre es el encargado de sustentar a la familia.

2. Preocupación por el cuidado de los hijos

Las mujeres casadas que trabajan sienten lo difícil que es compaginar el empleo con las tareas domésticas, en particular con el cuidado de los hijos. Esto está relacionado con idea de que es deseable que la mujer se dedique exclusivamente al hogar para que los hijos sean su principal prioridad; se entiende como una deuda de la esposa.

Se puede predecir que el atavismo seguirá estando presente, en mayor o menor medida, en función de los cambios en la economía. Si reflexionamos sobre la magnitud de la responsabilidad con la que se carga en Japón a los hogares respecto al cuidado de los hijos y el incierto futuro de la sociedad, es posible prever que la preocupación por el cuidado de los hijos seguirá arraigada en lo sucesivo.

La inquebrantable división del trabajo en Japón

Japón es, entre las naciones desarrolladas, un país donde la división de los roles y el trabajo en función del género es particularmente sólida. Según el Índice de Disparidad entre Géneros publicado por el Foro Económico Mundial en octubre del año pasado, Japón ocupa el puesto 101 de 135 países en igualdad de género, el más bajo de los miembros del G8.

Por otra parte, el descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población avanzan rápidamente, por lo que también se observa una tendencia hacia las políticas de promoción de la inserción laboral de la mujer para compensar la falta de mano de obra. Sin embargo, si la sociedad japonesa, hasta ahora asediada por el modelo de división de los roles y el trabajo en función del género, y por la incertidumbre respecto al futuro de los niños, no toma medidas drásticas para reformar el estilo de trabajo y transferir la responsabilidad del cuidado de los hijos de los hogares a toda la sociedad en su conjunto, no será posible encontrar un equilibrio entre la vida privada y la profesional, ni lograr el desarrollo personal, independientemente del sexo de uno. 

Las mujeres no deben trabajar solo para mantener la economía familiar pensando que no les queda otro remedio y que han de sacrificar a sus hijos; es necesario diseñar lo más pronto posible un sistema que permita una sociedad en la que tanto hombres como mujeres puedan decidir con flexibilidad, desahogo y libertad el camino que quieren seguir.

(Escrito el 17 de febrero de 2013 y traducido al español del original japonés)

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