Esterilizaciones forzosas, el triste legado de Ley de Protección Eugenésica

Sociedad

Bajo la ya abolida Ley de Protección Eugenésica, se realizaron en Japón más de 16.000 esterilizaciones forzosas de personas que sufrían enfermedades mentales o discapacidades. No puede decirse que se estén tomando medidas efectivas para socorrer a las víctimas de esta política. Lo que está en cuestión es la actitud de toda una sociedad frente a un problema que afecta a la justicia social y a los derechos humanos.

El día 30 de enero de 2018, por primera vez en la historia de Japón, se presentó una demanda contra el Estado por la aplicación de la ya abolida Ley de Protección Eugenésica. La demanda, en la que se pedían 11 millones de yenes como indemnización por daños y perjuicios, así como disculpas oficiales, fue cursada ante el Tribunal de Distrito de Sendai por una sexagenaria que fue obligada a someterse a una operación de esterilización.

A raíz de esta demanda, han surgido iniciativas similares en Hokkaidō y Tokio, y se ha informado de que se están preparando otras. Pero dado que se trata de hechos acaecidos hace ya más de medio siglo sobre los que, en muchos casos, solo existen pruebas poco concluyentes, podría resultar muy difícil llevar a buen puerto estos procesos judiciales.

El problema de las indemnizaciones estatales a las personas que fueron sometidas a esterilización por razones eugenésicas ha sido abordado ya en países como Alemania o Suecia. Pero el caso japonés, si lo comparamos con los de estos países, presenta características preocupantes. Nos referimos al carácter anticuado u obsoleto de las propias leyes de protección eugenésica japonesas y a la escasa movilización que se ha realizado posteriormente para socorrer a las víctimas.

375.000 operaciones de esterilización durante el nazismo

La eugenesia es un pensamiento que tuvo notable éxito en muchos países desarrollados entre finales del siglo XIX y mediados del XX. Sirvió de fundamento teórico a políticas de elevación de la “calidad genética” del grupo o de evitación de su degradación, aplicando al ser humano ciertos principios extraídos de la teoría de la evolución y de la ciencia genética.

En aquella época había obtenido una gran difusión la idea de que la capacidad de los seres humanos, tal como indicaban los últimos hallazgos de la genética, venía determinada por los genes. Además, la eugenesia de la época se centraba en la idea de que, para prevenir la difusión de los genes inferiores o degradados, un método efectivo era la esterilización eugenésica. Y para poner este método en práctica, era necesario legislar.

Se tiende a pensar que la eugenesia es patrimonio exclusivo de la Alemania nazi, pero nada más lejos de la realidad. Fue Estados Unidos el primer país del mundo que se dotó de leyes de esterilización. De hecho, cuando los nazis establecieron su Ley de Prevención de Enfermedades Hereditarias en 1933, justo después de hacerse con el poder, se basaron en la ley de esterilización californiana.

Estas prácticas se llevaban a cabo, por lo general, en personas que padecían enfermedades mentales que entonces se consideraban hereditarias. Las medidas eugenésicas se implementaban muchas veces como parte de programas más amplios de bienestar social, y se justificaban por la necesidad de impedir la proliferación de dichas enfermedades que afectaban negativamente al rendimiento o a la eficiencia social. Con respecto a las enfermedades mentales se seguía el razonamiento de que eran hereditarias y se procedía a esterilizar quirúrgicamente, pero en aquella época la consideración de “hereditaria” era muy vaga y se esgrimieron argumentos e interpretaciones que terminaron en la aplicación de dichas medidas a otros muchos colectivos, como las personas con alguna discapacidad intelectual o los alcohólicos.

En el caso alemán, formalmente, eran los propios afectados quienes hacían la solicitud, pero médicos y máximos responsables de hospicios y prisiones podían solicitar al Tribunal de Salud Genética una operación de esterilización y, una vez decidida esta, se realizaba forzosamente. Los nazis utilizaron este esquema a toda escala y realizaron así un total de 375.000 operaciones de esterilización. Cerca del 0,5 % de la población alemana pasó por el quirófano por razones eugenésicas.

“Eugenesia científica” y aborto, dos caras de la ley

Es importante recordar que después de la Segunda Guerra Mundial se continuó con estas prácticas. Entre las acusaciones formuladas durante los Juicios de Núremberg, en los que fueron juzgados los líderes nazis, no constaba la política eugenésica. Y entre los sistemas que fueron desmontados por el Comité de Desnazificación creado por las fuerzas aliadas tampoco estaba esta legislación. Lo único que se hizo fue abolir el Tribunal de Salud Genética. La consecuencia de enterrar de esta forma la tan denostada política eugenésica nazi fue que después de la guerra se abrió, en algunos países, una época en que la eugenesia se aplicaba, supuestamente, con criterios propiamente científicos. Y el caso más paradigmático es el de Japón.

Japón estableció en 1940, a imitación de la Ley de Prevención de Enfermedades Hereditarias de los nazis, la llamada Ley de Eugenesia Nacional. En su esencia, la ley permitía, en aras del interés público, someter a esterilización forzosa a quienes padecían enfermedades mentales, consideradas hereditarias. Sin embargo, debido al importante papel asignado a la familia en la mentalidad tradicional japonesa, las operaciones de esterilización que implicaban poner fin a la descendencia encontraron una fuerte resistencia, y esta resistencia se vio reforzada por las políticas de promoción de las familias numerosas adoptadas durante la guerra. Estas dos circunstancias actuaron como un freno en la ejecución de la Ley de Eugenesia Nacional. La ley solo pudo ser aprobada gracias a que la cláusula que preveía la interrupción del embarazo por razones eugenésicas, presente en el borrador de la ley, fue eliminada, y a que el ministro competente se comprometía a diferir la entrada en vigor la disposición que permitía esterilizaciones forzosas en razón del interés público. Por eso, las operaciones de esterilización realizadas bajo esta ley se quedaron en 538.

Sin embargo, la derrota en la guerra trajo importantes cambios. Japón perdió gran parte de su territorio, los soldados desmovilizados afluyeron al país y además se produjo un baby boom, con lo cual la presión demográfica se convirtió en un grave problema. Ocurrían entonces muchas violaciones de mujeres en las confusas circunstancias sociales creadas por el regreso al país de millones de colonos y la ocupación militar aliada, y esto creó un clima muy diferente al existente hasta aquel momento, con muchas voces elevándose a favor de la desregulación del aborto. Este clima fue el que motivó la promulgación de la Ley de Protección Eugenésica.

Esta nueva ley apuntaba a dos objetivos. Por una parte, se pretendía reeditar la Ley de Eugenesia Nacional que no había llegado a entrar en funcionamiento durante la guerra, dándole una nueva fachada, la de hacer posible una política eugenésica propiamente científica, al mismo tiempo que se reconocía el derecho al aborto. Tras una serie de reformas, se reconoció el aborto por razones económicas y poco después se eliminó también la exigencia de pasar inspección. Así, a partir de la década de 1950, comenzó a realizarse anualmente más de un millón de operaciones de aborto, incluyendo solo las oficialmente registradas. El delito de aborto quedó así vaciado de contenido y Japón se anticipó al resto de los países del mundo en el reconocimiento del derecho al aborto libre, hasta el punto de ser tildado de “paraíso de los abortistas”.

A solicitud de un médico y sin el asentimiento del interesado

En este clima social creado después del fin de la guerra, ciertos miembros de la Dieta (legislativo nacional) creyeron ver el peligro de que se produjera una degradación de la calidad demográfica o una “antiselección”. Esto explica que la Ley de Protección Eugenésica fuese acompañada de medidas eugenésicas incluso más poderosas que las tomadas por los nazis mediante su ley de esterilización. En concreto, si un médico cursaba una solicitud y esta era aceptada por la Comisión de Protección Eugenésica prefectural correspondiente, además de los pacientes de enfermedades claramente hereditarias, era posible someter a cualquier enfermo mental, aunque su enfermedad no fuera claramente hereditaria, a una operación de esterilización, tanto si el interesado se prestaba a ello como si se oponía. En fechas tan tardías como los años 70, una parte de los médicos y responsables de ciertas instituciones creían que esterilizar quirúrgicamente a los enfermos mentales y personas con discapacidad era algo conveniente y acorde tanto al interés público como al de los propios interesados, y así lo proclamaban de la forma más entusiasta. Debido a esto, no fueron pocos los casos en que menores de edad, pacientes de enfermedades mentales, personas con discapacidad o niños en situación de pobreza extrema fueron esterilizados sin mediar explicación.

De este modo, a finales de los años 50 se realizaron más de 1.000 esterilizaciones forzosas cada año, cifra que fue descendiendo poco a poco en años posteriores, hasta desaparecer prácticamente al entrar los años 80. Contabilizando todas las operaciones realizadas bajo la Ley de Protección Eugenésica durante los 48 años transcurridos hasta que, en 1996, repentinamente todo el articulado relativo a la política eugenésica fue eliminado y la ley renació como Ley de Protección de la Salud Materna, la cifra es de 16.250 casos.

Evolución de la política eugenésica japonesa

1940 Aprobación de la Ley de Eugenesia Nacional.
1948 Aprobación y entrada en vigor de la Ley de Protección Eugenésica.
Alrededor de 1955 Las esterilizaciones forzosas alcanzan su máximo histórico, con más de 1.000 operaciones al año.
Años 70 Rechazado un proyecto gubernamental para reformar la ley de forma que se prohibiera el aborto por razones económicas y se reconociera por malformaciones en el feto.
1996 Se elimina de la Ley de Protección Eugenésica todo el articulado basado en el pensamiento eugenésico. La ley pasa a llamarse de Protección de la Salud Materna.
2015 Una septuagenaria que había sido sometida a una operación solicita socorro humanitario a la Federación de Abogados de Japón.
2016 El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas exhorta a Japón a que allane el camino para que las víctimas reciban reparación legal.
2017 La Federación de Abogados de Japón presenta un escrito en el que insta al Gobierno a ofrecer disculpas y compensar rápidamente a las víctimas.
Enero de 2018 Una sexagenaria presenta una demanda contra el Estado en la que pide indemnización por daños y perjuicios.

(Tabla elaborada por la redacción de nippon.com)

La experiencia sueca, una buena referencia para Japón


El problema de las compensaciones y disculpas públicas por las operaciones de esterilización forzosa cuenta con los antecedentes alemán y sueco. En Alemania, se comenzó a ofrecer compensación a las víctimas de los planes nazis de eugenesia y eutanasia en 1980. Pero, debido a que en Alemania estas compensaciones se encuadran en un marco muy específico, el de las compensaciones de posguerra por los crímenes nazis, para Japón la experiencia sueca es un referente más adecuado.En Suecia, las cosas comenzaron a moverse a raíz de una serie de artículos publicados en agosto de 1997 por el influyente periódico Dagens Nyheter. El Gobierno reaccionó rápidamente creando una comisión especial de investigación, que en enero de 1999 hizo público un primer informe parcial, que reveló que las operaciones de esterilización realizadas entre 1937 y 1975 no contaron con el consentimiento pleno de los interesados, y que a cada uno de ellos debería ofrecérsele una compensación de 175.000 coronas (unos dos millones de yenes), además de la correspondiente disculpa oficial. Luego se aprobó una ley conforme a las recomendaciones de la comisión, y con base en dicha ley se han otorgado compensaciones a más de 1.600 personas hasta el momento.La democracia da margen al error, pero también a la revisión o corrección de ese error. Los valores y patrones sociales van cambiando con el tiempo y es muy posible que medidas tomadas hace algunos lustros o decenios resulten equivocadas a la luz de los nuevos valores o patrones. Cuando topamos con casos así, lo que corresponde a un país maduro y avanzado es investigar, compensar y ofrecer disculpas con sinceridad.

Un país insensible a los derechos de las personas con discapacidad


Si comparamos Japón con Suecia, tenemos que decir que nuestro país, hasta fechas muy recientes, ha sido tremendamente insensible ante un derecho humano tan básico que asiste a las personas con discapacidad como el de tener una familia. Y no solo eso: ha quedado de manifiesto el carácter despiadado de una sociedad incapaz de desarrollar una conciencia sobre la necesidad de socorrer a las personas que en el pasado vieron sus derechos conculcados.Que el problema radicaba en el concepto de lo hereditario expresado en la ley o en su carácter coactivo son ideas que se han venido expresando intermitentemente a lo largo del tiempo, pero que nunca han surtido el menor efecto. Sin embargo, cuando en reuniones internacionales como la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de 1994 o la Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 se denunció la obsolescencia de las leyes de protección eugenésica, inmediatamente todas las cláusulas relativas a la cuestión eugenésica fueron eliminadas. Últimamente se ha informado de que el Gobierno o los partidos que lo forman han puesto manos a la obra para preparar leyes especiales que permitan socorrer a las víctimas sin esperar el resultado de las demandas presentadas. Las víctimas son ya personas mayores y además las pruebas y registros que pueden aportar muchas veces son dudosos, y el problema exige una decisión política de alto nivel e idear nuevas formas de compensación.En vista de cómo han sido sistemáticamente violados los derechos de los enfermos mentales y las personas con discapacidad, y de cómo se ha silenciado durante tanto tiempo a las víctimas, no cabe sino decir que la sociedad japonesa tiene en algún lugar una importante falla. Parte de la culpa es atribuible a los políticos, los burócratas, los medios de comunicación y los círculos académicos, que han producido un desgaste de la imaginación intelectual y un embotamiento de la sensibilidad frente a los problemas relacionados con la justicia social. Y es haciendo propósito de enmienda como pongo fin a estas líneas.Fotografía del encabezado: grupo de abogados se dirigen al Tribunal de Distrito de Sapporo, ante el cual se presentó una demanda contra el Estado por las esterilizaciones forzosas (Chūō-ku, Sapporo, 28 de junio de 2018). (Fotografía: Jiji Press)

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