Empresas originales

350 años al servicio de la cultura del té

Economía

Okamaya es una empresa que viene fabricando calderos y teteras de hierro desde principios del periodo Edo, hace cerca de 350 años. Su actual propietario, Koizumi Nizaemon, propietario de décima generación, lleva las riendas de esta centenaria empresa familiar con el orgullo que supone haber sido suministradores del señor feudal de Nanbu.

La ceremonia del té, una cultura que traspasa fronteras

¿Hasta qué punto se conoce en otros países la cultura urdida en torno a la ceremonia del té, tan propiamente japonesa? Una posible respuesta la encontramos en el Festival Internacional de Cine de Montreal (Canadá), cuya última edición se celebró a principios de septiembre de 2013. En ella, obtuvo el Premio al Mérito Artístico la película Rikyū ni tazuneyo, dirigida por Tanaka Mitsutoshi, que se estrenó en diciembre del mismo año. El film recoge la trayectoria vital del gran maestro del té Sen-no-Rikyū (1522-1592), un personaje que se sitúa a caballo entre los periodos Sengoku (Países Beligerantes) y Azuchi-Momoyama, y que fue quien llevó la ceremonia a su máximo esplendor. La película se basa en una novela de Yamamoto Ken´ichi que obtuvo el Premio Naoki, uno de los galardones literarios más prestigiosos del país.

La ceremonia del té. Algo más que preparar una infusión y bebérsela siguiendo determinados preceptos. Su núcleo es la comunión espiritual entre anfitrión y huéspedes, pero en la composición de conjunto entran otros muchos elementos, como la cerámica y el resto de los útiles que intervienen en la preparación y servicio del té, o los cuadros enrollables y otros objetos que decoran el tokonoma (espacio sagrado de la típica habitación japonesa). El propio tiempo de duración esa parte integrante de esta amalgama artística que es la ceremonia del té. Fue a inicios del periodo Edo (1603-1867) cuando comenzó a denominarse chadō o sadō (“camino del té”) a esta tradición.

Trayectoria histórica de los hervidores de hierro para el té

Koizumi Nizaemon atiende a nippon.com en su domicilio de Morioka.

Uno de los útiles indispensables en la ceremonia del té era el pequeño caldero metálico en que se hierve el agua, llamado yugama. En el feudo norteño de Nambu, con capital en Morioka (actual prefectura de Iwate) se vienen fabricando desde inicios del periodo Edo, hace ya más de 350 años. Una de las empresas fabricantes, Okamaya, fue fundada en 1659 y su actual regente, Koizumi Nizaemon (78 años) pertenece a la décima generación. En su tarjeta de presentación se lee “Fundidores Suministradores de la Casa del Daimio de Nambu”.

En el domicilio de Koizumi, en un barrio residencial situado a poco más de 20 minutos a pie desde la estación de Morioka (compañía Japan Railways, JR) encontramos el letrero que anuncia la empresa. Para llegar hasta la fábrica tenemos todavía un camino de otros 20 minutos en automóvil. Es un taller de apenas 33 metros cuadrados, en el que Nizaemon trabaja codo con codo con su hijo Takehiro.

Letrero que anuncia el nombre de la empresa en el domicilio de su propietario.

Nanbu-gama o Nanbu-tetsubin son las denominaciones generales de todos los calderos y teteras fabricados en el antiguo feudo de Nanbu. Nizaemon nos explica su origen.

“Tras la creación del shogunato de los Tokugawa llegó la pacificación del país en la época del cuarto shogun, Ietsuna, que gobernó entre 1651 y 1680. Fue entonces cuando el señor feudal de Nambu, Shigenao, de la vigésima octava generación, un gran entendido en la ceremonia del té, se propuso dar impulso a la fabricación de teteras, aprovechando la alta calidad del hierro que se extraía en su feudo. En 1659 llamó a sus dominios al famoso fundidor de Kioto Koizumi Nizaemon, antepasado del actual regente de la empresa Okamaya, que fue el iniciador de los calderos Nanbu-gama. Posteriormente, hacia 1750, el descendiente homónimo de tercera generación mejoró la manejabilidad de los calderos con las nuevas teteras Nanbu-tetsubin.

Los artículos de hierro de Nanbu, que contaron siempre con el apoyo de los sucesivos señores feudales, vienen siendo producidos por otras familias, además de la cita de los Koizumi: los Arisaka, los Suzuki y los Fujita. Pero los Koizumi han tenido siempre una posición central.

Un buen ejemplo de los calderos Nizaemongama, producidos por la empresa Okamaya. (Fotografía: Cortesía de Okamaya)

A partir de la era Meiji estos artículos comenzaron a darse a conocer en ferias internacionales y otros actos, obteniendo una alta valoración. Pronto se convirtieron en un orgullo para la recién creada prefectura de Iwate, considerándose también, en el ámbito nacional, como los primeros entre todos los objetos de artesanía representativos del país. A los calderos y teteras siguieron otros muchos objetos que quedan englobados en la denominación general de Nanbu-tekki.

Pero la historia de estos bellos cacharros no siempre fue fácil. Durante la Segunda Guerra Mundial se prohibió la utilización de metales para artículos de uso no bélico, a consecuencia de lo cual solo 16 de los 150 artesanos que se dedicaban a estos trabajos de fundición en la zona de Nanbu pudieron continuar con su labor tradicional. Después de la guerra, los calderos y teteras siguieron siendo utilizados en muchos hogares, pero a partir del decenio de 1960 los vientos volvieron a soplar en contra, con la difusión de los hornillos de gas propano, la introducción del aluminio y los cambios en la forma de vida, con lo que los pucheros de hierro fueron desapareciendo de los hogares.

Pero los tiempos cambian y ahora los vientos son mucho más propicios. Los pucheros de hierro han vuelto a obtener el favor del usuario como artículos de artesanía tradicional y como útiles de cocina, y en el extranjero continúa creciendo el número de quienes saben apreciar el alto valor artístico de estos objetos, de modo que los esfuerzos de algunos fabricantes se están dirigiendo también hacia la exportación.

Teteras bellas y saludables

El décimo portador del nombre Nizaemon explica así las excelencias de los calderos y teteras de hierro.

Estos objetos son, en primer lugar, beneficiosos para la salud. Hoy en día se dice que uno de cada cinco japoneses padece anemia o se halla próximo a padecerla. Pues bien: las investigaciones dicen que el agua hervida en estos pucheros hace un aporte de hierro muy considerable. En segundo lugar, el sabor que se obtiene es muy satisfactorio, tanto cuando se usa para té, café y otras infusiones, como cuando se emplea con otros alimentos. Además, estas bellas creaciones hacen posible también un goce estético. En una época en que la occidentalización de las costumbres sigue su curso, existe una preferencia por objetos que exhalen esa peculiar atmósfera de quietud y recogimiento plasmadas en palabras como wabi o sabi, y muchos encuentran una gran tranquilidad de espíritu en la compañía de estas artesanales piezas.

Según explica Nizaemon, el sector de la artesanía del hierro de Nambu atraviesa una época de gran auge debido a la gran demanda procedente de China, donde se ha producido un verdadero boom. “Después del Gran Terremoto del Este de Japón de marzo de 2011, hubo un parón en los pedidos que duró cerca de medio año”, explica, “pero poco después cuatro o cinco empresas chinas se pusieron en contacto con nosotros, a través de una comercializadora japonesa, para pedirnos que les sirviésemos entre cinco y diez unidades al mes para cada una de esas empresas. Desafortunadamente, quedaba fuera de nuestra capacidad productiva, así que tuvimos que excusarnos”.

Koizumi Takehiro, hijo y sucesor del actual propietario, trabaja con destreza una de las piezas.

Actualmente, padre e hijo sostienen la producción de Okamaya. Las piezas son puramente artesanales, pero el resultado final es fruto de un largo proceso que, si incluimos todas las operaciones, consta de más de cien pasos. No es nada fácil completar exitosamente el proceso cuando hay que facturar al mismo tiempo piezas en diferentes fases de producción.

74 talleres en la prefectura de Iwate

Según la Tohoku Keizai Sangyokyoku, existen actualmente en la prefectura de Iwate 74 fábricas de Nanbu-tekki, incluyendo las de Okamaya, que dan empleo a un total estimado en 730 personas. El sector tiene una facturación anual conjunta de unos 9.200 millones de yenes. Entre estas fábricas hay algunas con más de 100 artesanos, pero la producción de Okamaya es muy limitada.

Moldes metálicos en el taller

En el caso de esta empresa, los contactos se hacen por teléfono o internet y el primer paso es enviar el catálogo de productos. Una vez recibido el pedido, se comprueban las existencias y, en caso de no ser suficientes, se obtiene un plazo de unos 30 días. En ocasiones se tarda medio año e incluso un año en hacer la entrega. Los precios varían mucho, ya que el fabricante se pliega a las exigencias del cliente. El material puede ser sentetsu (arrabio) o satetsu (arena ferrosa), que es más costoso. En el caso de las teteras de sentetsu, los precios oscilan entre los 50.000 y los 300.000 yenes por unidad. Además de las teteras y calderos que se ponen al fuego, se fabrican pequeños servidores de té donde se hace la infusión (kyūsu), diversos pucheros, floreros e incluso ceniceros.

Una de las consecuencias del gran interés que está despertando esta industria tradicional en el ámbito internacional, es que la empresa Okamaya recibe a veces mensajes de correo electrónico desde países como Francia, lo que supone un nuevo desafío para la empresa, que en su situación actual solo está en condiciones de atender en japonés o el inglés.

La artesanía que mejor representa a Iwate

Obras de Okamaya en el domicilio del propietario.

En alguna ocasión se ha planteado, en cada una de las 47 prefecturas del país, cuál sería el producto más representativo de cada una de ellas. En el caso de Iwate, que cuenta con otros muchos productos locales, el debate se resolvió finalmente a favor del Nanbu-tekki.

“Si miramos lo que representa nuestro sector industrial en términos de facturación, es ciertamente poco”, comenta Nizaemon con resignación, “pero en cuanto a representatividad, somos líderes”, se consuela.

Pero como depositarias de una larga historia, estas empresas afrontan también muchos y difíciles problemas. Deben asegurarse una correcta transmisión de las técnicas, mantener un nivel, formar a la siguiente generación, encontrar la estabilidad como negocio... En respuesta a un programa de formación de personal para la industria artesanal organizado por el gobierno prefectural de Iwate, Okamaya ha mostrado su disposición a acoger a jóvenes artesanos. A mediados de septiembre de 2013 se decidió comenzar con un primer joven, que comenzó a formarse en la empresa. Se dice que hacen falta 10 años para dominar el trabajo, pero Nizaemon espera poder hacer de este joven un experto fundidor en un plazo de tres años.

Trabajando para dar a conocer la artesanía del hierro de Nanbu

Nizaemon comparte las responsabilidades de dirigir su empresa con su hijo Takehiro, que algún día se convertirá en su sucesor, pero parece dispuesto a continuar trabajando hasta el fin de sus días. A menudo recibe visitas de grupos de alumnos de escuelas de primaria de su prefectura y de institutos de bachilleratos de Tokio. Nizaemon suele aprovechar estas visitas para charlar con los niños y jóvenes, que representan el futuro del país. También se presta a dar conferencias cuando así se lo solicitan, para contribuir a la difusión de la artesanía del hierro de Nanbu. Pese a su avanzada edad, todavía es mucho lo que tiene que decir este artesano enamorado de su trabajo.

Ficha de la empresa
Okamaya
Shimizu-cho 11-18, Morioka, Iwate 020-0875
Presidente : Koizumi Nizaemon, maestro calderero de la décima generación
Objeto social : Fabricación y venta de artesanía del hierro de Nanbu
Tel/Fax : 019-622-2355
Sitio web : http://www.nanbutetsubin.com

Texto y fotografías: Harada Kazuyoshi (Editor senior de Nippon.com)

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