El mundo islámico en Japón

Tokyo Camii, la mezquita más grande de Japón

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En todo Japón hay alrededor de ochenta mezquitas incluyendo las más pequeñas. De todas, la más importante es la Tokyo Camii, que congrega hasta a mil doscientos fieles en un mismo día. Presentamos esta bella mezquita de estilo otomano.

El minarete, característico de la mezquita, se eleva hacia lo alto. Desde su balcón se realiza el adhan, el llamamiento a la oración. (A la derecha, imagen cortesía del Tokyo Camii)

En el distrito de Shibuya, en Tokio, entre las lujosas residencias cercanas a la estación de Yoyogi Uehara, se alza un edificio diferente a los que lo rodean. Un edificio con una magnífica torre y forma de cúpula, algo poco común en Japón.

Se trata de una mezquita de estilo turco otomano, llamada Tokyo Camii. La palabra “mezquita” viene del árabe masyid (lugar de culto), una capilla donde se reúnen los musulmanes, aunque en japonés se adaptó desde el inglés mosque. Pese a existir en muchas partes del país, probablemente sean pocos los japoneses que sepan de su existencia.

Camii es un vocablo que designa a las grandes mezquitas donde se lleva a cabo la adoración en masa de los viernes y otros días sagrados. El diseño del Tokyo Camii, que puede enorgullecerse de ser la mezquita más grande de todo Japón, se asemeja a la mezquita azul de Estambul (conocida oficialmente como la Mezquita del Sultán Ahmed).

Salvo el agua, el cemento y el hierro de los refuerzos, los materiales de construcción y el mobiliario se han traído en su totalidad de Turquía, y unos cien trabajadores turcos han participado durante un año en la primera planta, dedicada a la adoración, y la planta baja, un centro cultural, con ornamentos tan espléndidos que el lugar se puede admirar simplemente como obra de arte.

Por la mañana o a primeras horas de la tarde, cuando la luz atraviesa las vidrieras, el recinto de adoración parece hallarse en otro mundo (derecha). En los templos del islam, una religión que prohíbe el uso de imágenes para la adoración, se utilizan la caligrafía y los arabescos, con una gran variedad de patrones. La gran cúpula representa el universo divino (izquierda).

Caligrafía con un verso del Corán, libro sagrado del islam, sobre hermosos azulejos.

En las mezquitas turcas el techo de la cúpula lleva escritos en árabe los nombres de Alá, el profeta Mahoma y sus cuatro sucesores. Mahoma mostró en forma de Hadiz (dichos) y Sunnah (prácticas) las enseñanzas de Alá indicadas en el Corán.

En árabe existen 99 formas de referirse a Alá. Nombres como “Dador de vida”, “Creador”, “Confiable”, “Rey Puro de la grandeza”, etc. En las paredes que conforman el interior de la mezquita se hallan escritos dichos nombres con caligrafía árabe. Al frente, el minbar, el púlpito donde el imán se coloca para dar sus sermones en la adoración de los viernes.

La adoración diaria se lleva a cabo cinco veces al día. Un gran número de fieles se reúne cada viernes tras el mediodía, y realizan postraciones en dirección a la Meca. Ese acto contiene un significado especial: trasciende el color de la piel, las diferencias étnicas y la disparidad de riqueza; es común a todas las personas. En la imagen aparece el piso superior, pero existe otro habilitado para que las mujeres puedan rendir culto también.

Los refugiados de la Revolución Rusa que llegaron a Japón

El imán del Tokyo Camii, su líder espiritual, es Nurullah Ayaz. Estudió japonés en una universidad de Turquía durante cinco años, y en verano de 2012 vino a Japón. “Existen muchas similitudes entre el carácter nacional japonés y la forma en que debe comportarse un musulmán”, dice.

El Tokyo Camii tiene sus raíces en Asia central.

“En la historia de Japón, por desgracia, durante mucho tiempo no hubo contacto con el mundo islámico. La primera vez que una delegación de creyentes musulmanes entró en Japón fue ya entrado el siglo XX.(*1) La primera mezquita de Tokio también fue construida en el siglo XX, por un grupo de tártaros que se exiliaron tras la revolución rusa (1917). Se trataba de un pueblo de Asia Central emparentado con los turcos que, atravesando Siberia y China, llegó hasta Japón. Estos musulmanes construyeron una escuela para niños y una mezquita en Japón. En 1928 recibieron el permiso del gobierno japonés para construir la escuela, que abrió sus puertas en 1935. La mezquita (la Casa de Adoración del Kaikyō de Tokio)(*2) se inauguró tres años después de que se abriera la escuela, en 1938”, nos relata el imán del Tokyo Camii, Nurullah Ayaz.

Escuela inaugurada en 1935. Con el tiempo comenzó a deteriorarse, y se decidió construir un centro cultural en su lugar, tras su demolición (izquierda). El antecesor del Tokyo Camii, construido en 1938. En 1986 fue demolido para reconstruirlo. El Tokyo Camii actual se completó en el año 2000 (derecha).

Ya no se trata de una “religión del otro lado del desierto”

La mayoría de los extranjeros que visitan el Tokyo Camii lo hacen para rezar. En estos últimos años ha aumentado el número de musulmanes que acuden del Sudeste Asiático, y dado que son pocos los creyentes que vienen de la región árabe, se ha adecuado a sus necesidades presentando el sermón (khutba)(*3) de la oración en masa de los viernes no en árabe, sino en tres idiomas (turco, japonés e inglés).

Si consideramos la población mundial de musulmanes según su país, veremos que el lugar del mundo donde son más numerosos es Indonesia, con más de doscientos cincuenta millones; después vienen Pakistán, India, Bangladesh, Egipto y Nigeria. Hasta después del cuarto puesto no aparece un solo país de la región árabe. Pese a tratarse de una religión que se suele considerar “del otro lado del desierto”, son muchos los creyentes del Sur y el Sudeste asiáticos. Considerando este punto, no será una exageración decir que el islam es una religión que ha llegado hasta las puertas mismas de Japón.

Nurullah dice que le gustaría ver a más japoneses visitando la mezquita de forma casual.

“Explicamos temas del islam de manera fácil de entender a los que vienen. Como también les hablamos sobre las normas de etiqueta en la zona de oración no hay problemas. Por ejemplo, el hecho de que las mujeres deben ponerse un hiyab antes de entrar a la mezquita. A aquellas personas que no cuentan con uno, en la entrada se les proporciona una tela con la que cubrir su cabello y las zonas más expuestas de piel, por lo que no deben preocuparse. Los hombres también tienen prohibido acudir con pantalones cortos o prendas de vestir que dejen al descubierto demasiada piel. En el interior del edificio se debe hablar susurrando. No se pueden sacar fotografías sin permiso. Por lo demás, no existen otras normas especiales de comportamiento.

Lo único adicional que deseo que los visitantes respeten es la prohibición de cruzarse con una persona que está rezando. La regla general consiste en que cuando alguien ora no puede existir nada entre él y Alá. Cruzar ese espacio significa romper ese vínculo divino.”

Recepción de estilo turco en la entrada de la planta baja. En el centro hay una fuente, y en la pared una impresionante chimenea de azulejos con tulipanes de estilo turco.

Sala multiusos de la planta baja, donde se realizan todo tipo de eventos, charlas y exposiciones sobre el islam.

Antes de rezar, los fieles del islam se lavan las manos, los pies y la cara.

Personas que conocimos en el Tokyo Camii

En el Tokyo Camii tuvimos ocasión de escuchar las historias de viajeros de otros países y visitantes japoneses.

Okabe Yoshiko, profesional de la aromaterapia (arriba a la izquierda) dice que desde hace mucho le llamaba la atención la mezquita, cuando paseaba por delante. Por algún motivo las voces de los fieles que rezaban dentro la atraían, y en esta ocasión se decidió a entrar sin razón aparente. “El Japón de hoy día está separado del universo, y esto me preocupa. En este lugar que llamamos mezquita se puede hallar equilibrio para el alma, calmar el corazón y sentirse unido al universo.”

Nasser, que vino a Japón desde Francia (arriba en el centro). Actualmente trabaja en Dubái. “Conocí el Tokyo Camii buscando en Internet. Además de Tokio ya había visitado Kioto y Hiroshima, y todos los lugares me parecían fantásticos. Sobre todo me impresionó mucho el Monumento de la Paz de Hiroshima. Japón es un país realmente espiritual; sus habitantes son amables, y respetan los valores de otros pueblos. Me dan la impresión de que podemos comunicarnos naturalmente con el corazón.”

Sagawa Nobuko, experta en caligrafía árabe (arriba a la derecha). Siendo joven se sintió impresionada por las letras árabes que aparecen bordadas en la bandera de Arabia Saudita, y decidió embarcarse en la aventura de aprender caligrafía árabe.

Estudiantes de la Universidad Atomi que visitaron el Tokyo Camii para experimentar una cultura totalmente distinta. “Creo que en el islam Dios no tiene forma, ni existen imágenes o iconos; es una religión donde existe una conversación directa entre Dios y yo. La experiencia de hoy me ha dejado una fuerte impresión en ese sentido.”

Colaboración para el texto: Tokyo Camii, Centro Cultural Turco
Imágenes: Kodera Kei















(*1) ^ En 1951 se implementó la Ley de Personas Jurídicas Religiosas, y en 1952 se fundó la Asociación de Musulmanes de Japón. En junio de 1968 fue aprobada como persona jurídica religiosa.

(*2) ^ En aquella época, en lugares como China y Japón, el islam se denominaba kaikyō.

(*3) ^ Khutba es el nombre de los sermones que imparten los imanes a los fieles para transmitir las enseñanzas de Alá, registradas en el corán, en términos fáciles de comprender.

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