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Ejima, un negocio de té y papel con 350 años de historia

Economía

Ejima es un negocio de té y papel japonés situado en la ciudad fortificada de Odawara cuyas raíces se remontan hasta el período Edo. Este establecimiento histórico ha logrado superar crisis como el Gran Terremoto de Kantō de 1923 y la Segunda Guerra Mundial diversificando su oferta, pero sin dejar nunca de lado la tradición.

Una tienda a la vieja usanza en una de las ciudades fortificadas más emblemáticas de Japón

La ciudad de Odawara, en la prefectura de Kanagawa, gozó de gran prosperidad en el siglo XVI, sirviendo como base estratégica a los poderosos señores del clan Go-Hōjō del período Sengoku. Situada a solo una hora y media en tren desde el centro de Tokio, en la actualidad es un popular destino turístico gracias al castillo que preside su casco antiguo. La tienda de té y papel Ejima, con su ambiente que transpira la esencia de lo japonés, se encuentra a solo cinco minutos a pie de la estación de Odawara.

Al llegar a la tienda Ejima Ken, de 50 años de edad y decimoséptimo gerente de Ejima, nos recibe sonriente. “Hace treinta años íbamos a derribar el edificio, pero en el último momento decidimos conservarlo. Gracias a eso logramos mantener su aspecto tal y como era antes de la guerra”, explica.

El edificio actual se completó en 1928. En la segunda mitad de los ochenta, cuando Japón estaba en plena burbuja económica y se puso en marcha un plan de reconstrucción urbanística en la zona, se pactó la construcción de un edificio de pisos y un aparcamiento en el solar de la tienda. Sin embargo, al poco de trasladar la tienda provisionalmente a un edificio cercano, la burbuja estalló y el plan se fue al agua. Rápidamente los Ejima regresaron a su antigua propiedad y continuaron allí con el negocio.

Ejima se encuentra en el centro de la ciudad de Odawara. Llama la atención su edificio de estilo japonés tradicional, testigo de sus añejas raíces.

El origen de Ejima se remonta hasta 1661, principios del período Edo. El fundador Ejima Gonbei, funcionario encargado del puesto de control de la vecina Hakone, se trasladó a Odawara, que era un pueblo de posta en la ruta Tōkaidō, y estableció allí su negocio.

“Dicen que al principio Gonbei se dedicó a la producción de sal en la costa de Odawara. Abandonó la vida de oficinista por la de comerciante. En el siglo XVIII, a mediados del período Edo, los Ejima se introdujeron en el negocio del papel washi para puertas corredizas (sōji y fusuma) y del té y sus productos, y a partir de ahí fueron ampliando la empresa.”

Según nos cuenta Ejima Ken, el dueño de la tienda de entonces visitó Suruga y Tōtōmi (actual prefectura de Shizuoka) para vender su mercancía, y trajo de allí un té famoso de la zona que resultó un éxito de ventas en su tienda. Aunque el papel japonés y el té en principio no guardan ninguna relación, la prematura decisión de introducirse en el sector del té de Shizuoka, que a día de hoy sigue considerándose el mejor del país, fue un gran acierto. Y así Ejima se fue labrando una historia que llega hasta la actualidad, vendiendo dos tipos de productos abanderados en Japón como son el té y el papel washi.

Dos tarros verdes para el té de estilo antiguo con la etiqueta Ejima-en.

La devastación del Gran Terremoto de Kantō

La mayor crisis a la que se ha enfrentado Ejima es el Gran Terremoto de Kantō de 1923, un sismo que afectó principalmente las prefecturas de Tokio y Kanagawa provocando más de 100.000 víctimas entre fallecidos y desaparecidos. Odawara, supuesto epicentro del temblor, sufrió daños catastróficos que incluyeron la destrucción total de la tienda Ejima.

“Parece ser que parte del edificio se quemó en los incendios que siguieron al terremoto. También se perdió el almacén, donde se conservaban numerosos artículos del período Edo. No hubo más remedio que trasladar el negocio temporalmente a una tienda provisional al otro lado de la calle”, comenta Ken.

A pesar de las dificultades, al poco tiempo del desastre Ejima Taisuke, decimoquinto dueño del negocio y abuelo de Ken, inició la reconstrucción del edificio. El nuevo edificio, construido con materiales robustos y resistentes a los terremotos traídos de distintas partes del país, se completó en cinco años. La construcción es una casa de madera de dos plantas y 195 metros cuadrados de superficie, caracterizada por un tejadillo o hisashi que sobresale en la planta baja. El proyecto costó la friolera de 21.000 yenes, en una época en que 3.000 bastaban para levantar una casa corriente.

Odawara tuvo la suerte de librarse de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, y Ejima superó dicho conflicto y el fin de la burbuja económica sin interrumpir su funcionamiento. En el año 2002 el establecimiento se incluyó en la lista del Machikado Hakubutsukan, una iniciativa para reconocer las tiendas y fábricas en funcionamiento que atestiguan la cultura y la historia industrial de Odawara.

En un rincón del establecimiento, Ejima cuenta con una pequeña exposición de artículos históricos que permiten apreciar fragmentos de la prolongada historia del negocio. La selección, dispuesta en un expositor de cristal, incluye artículos que datan desde la segunda mitad del período Edo hasta la era Shōwa: libros de contabilidad, monedas, utensilios para el té, fotografías de la tienda y hasta la chaqueta happi que el dueño regaló a los 7 artesanos —yeseros, carpinteros y jardineros— que trabajaron en la construcción del edificio como muestra de agradecimiento al terminar las obras.

Ejima Ken, decimoséptimo gerente de Ejima, habla de los 350 años de historia del negocio familiar delante del rincón de exposición del interior de la tienda.

El rincón de exposición incluye libros de contabilidad que recogen las transacciones desde el período del Bakumatsu (1853–1868) hasta el período Meiji (1868–1912). Los artículos se encuentran en excelente estado de conservación y representan un valioso testimonio de la historia.

El negocio familiar de Ejima pasó por un punto de inflexión decisivo tras la Segunda Guerra Mundial. Ejima Taisuke se introdujo en la venta de gas propano (gas licuado de petróleo) por invitación de un familiar. “En aquel tiempo el combustible principal era el carbón, pero poco después de la guerra el gas propano empezó a entrar en Japón. Mis abuelos fueron los primeros que lo comercializaron en Odawara”, explica Ken.

La escasez de combustible de aquel tiempo hizo que el negocio del propano creciera vertiginosamente. Tal como lo hicieran con la sal y el papel en el período Edo, y más tarde con el té de Suruga, los Ejima fueron diversificando su negocio atrapando al vuelo las oportunidades comerciales que se les presentaban en cada momento. En estos días el negocio del gas se gestiona desde la empresa Marue, también de la familia y con sede en Odawara, y Ejima —la “empresa madre” original— funciona como uno de sus departamentos. Ken heredó el negocio hace veinticinco años tras fallecer el decimosexto gerente de la tienda, Ejima Yasushi, y ahora es director de Marue y gerente del Departamento de Ejima.

Tras las oportunidades de las Olimpiadas de Tokio 2020

Actualmente el 70 % de las ventas de Ejima corresponden al té y el 30 % restante al papel. La facturación ronda los 200 millones de yenes anuales, un 20 % menos que hace diez años. Aun así las cifras se han recuperado respecto a los 150 o 160 millones a los que se redujeron con la caída del consumo que siguió al Gran Terremoto del Este de Japón de marzo de 2011.

El producto estrella en la sección del té es el té verde de gama alta que les suministra una empresa de Kakegawa, en la prefectura de Shizuoka. En la tienda se puede encontrar un surtido de tés de la marca Ejima-en como el sencha, el hōjicha y el genmaicha, además de una fornida selección de utensilios para el té, con objetos tradicionales como los tarros de cerámica y las cajas de madera para conservar el té, así como balanzas para vender el té a peso. Ken insiste en la necesidad de desarrollar nuevos reclamos de venta porque “en los últimos años el sector de las bebidas se ha diversificado mucho y la gente consume cada vez menos té”.

El té verde, producto estrella. Ejima-en se ha convertido en una marca célebre en la región.

La balanza que se usa para la venta a peso está rodeada de cajas de té de madera con la tradicional marca “エ” de Ejima.

“En julio de este año lanzamos un té verde en bolsitas para infusión que llevábamos un año desarrollando junto con el productor de Shizuoka, y se está vendiendo de maravilla. Su formato fácil de preparar tiene una buena acogida especialmente entre los jóvenes, que ya no usan la tetera. No ahorramos ningún esfuerzo para mantenernos al día con las nuevas tendencias”.

Sumiko, de 44 años y esposa de Ejima, es la encargada principal del sector del papel en el negocio, y gestiona la venta de productos que adquieren de proveedores de todo el país. Últimamente lo que más se vende son los papeles de alta gama de colores variados para la artesanía y para envolver regalos, como el Yūzen de Kioto.

Ejima Sumiko, responsable de las ventas de papel, comenta que el papel que ofrecen se caracteriza por tener una textura y un colorido suaves, con un aire “artesanal”.

Ejima Ken visualiza las excelentes oportunidades que pueden ofrecerle la celebración de la Copa Mundial de Rugby de 2019, que tendrá Odawara como base para los entrenamientos de la selección nacional, y posteriormente las Olimpiadas de Tokio 2020.

“En estos últimos años han aumentado ostensiblemente los turistas chinos y occidentales. Planeamos dar respuesta a esta tendencia ofreciendo los carteles y etiquetado de los productos en inglés y chino, además de negociar con la Oficina Tributaria regional para poder realizar ventas libres de impuestos para los turistas extranjeros. Quiero dar a conocer a las personas de otros países las bondades del papel tradicional y del té verde japonés, imprescindible en nuestra gastronomía y conocido por contribuir a conservar la salud y a disfrutar de una larga vida”.

Otras de las perspectivas del negocio son lanzarse a la venta por internet para aumentar los pedidos y abrir una tienda en Hawái para promocionar su popular “té verde frío” internacionalmente. La empresa aspira también a montar una sucursal en Tokio, donde ya operó temporalmente treinta años atrás. Estos son algunos de los proyectos del propietario de Ejima para afianzar el valor de la marca local y buscar nuevas oportunidades de negocio que le permitan expandir sus operaciones.

Fotografías de Kikuchi Masanori

Fotografía del titular: Utensilios para el té que se venden en Ejima, una tienda histórica en el casco antiguo de la ciudad fortificada de Odawara.

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