GO Journal entrevista a atletas con discapacidad

Yamada Takurō, a por los quintos juegos paralímpicos

Cultura Tokio 2020 Deporte Sociedad

Yamada Takurō ha competido en cuatro ediciones consecutivas de los juegos paralímpicos y logró una ansiada medalla de bronce en Río 2016. Las expectativas para que alcance el pico de su carrera están puestas en Tokio 2020, pero el nadador mantiene la cabeza fría y la objetividad para encarar la recta final hasta la competición, cada vez más cercana.

Yamada Takurō Yamada Takurô

Nacido en 1991, en la prefectura de Hyōgo. Miembro de NTT Docomo. Nació sin el antebrazo izquierdo por una carencia congénita de extremidad. Compite en las clasificaciones paralímpicas S9, SB8 y SM9. Se inició en la natación a los 3 años. En primaria y secundaria ya obtenía marcas del nivel de nadadores sin discapacidad y empezó a prepararse para las olimpiadas. Se estrenó en el panorama paralímpico en Atenas 2004, con 13 años, y luego compitió también en Pekín, Londres y Río. En Río 2016 se hizo con el bronce en los 50 metros libres (clasificación S9). Espera participar en sus quintos juegos en Tokio 2020 para ganar un oro.

La ambición no se puede perder

Como nadador con una considerable experiencia en competición, ¿tienes la sensación de que el deporte paralímpico está obteniendo más atención que nunca?

Más bien me parece que hasta ahora pasaba demasiado desapercibido, pero a la vez me pregunto si la atención actual es positiva.

¿Qué aspectos te suscitan dudas?

Si bien es cierto que el deporte paralímpico está más en el punto de mira que antes, creo que en realidad los niveles de reconocimiento e interés que suscita no han variado significativamente. Pero, ya que acoger unos juegos olímpicos y paralímpicos en este país no es algo que suceda a menudo, me gustaría que nos vieran cuantas más personas mejor. Hay cierta emoción en el deporte que solo puede captarse al verlo en directo. Como deportista, creo que lo más importante que puedo hacer es lograr buenas marcas.

Desde tu punto de vista, ¿cómo ha cambiado la conciencia de los deportistas?

Si he de ser sincero, no creo que haya cambiado especialmente. Más bien tengo la impresión de que el espíritu competitivo de los deportistas paralímpicos ha menguado.

Es una opinión sorprendente.

Me refiero especialmente a los deportistas japoneses. El hecho de que los juegos vayan a celebrarse en Tokio aumenta el deseo de participar de los deportistas con discapacidad. La elección de Tokio como sede para los juegos de 2020 viene transformando su entorno a gran velocidad: mientras que hasta ahora tenían que luchar con sus propios recursos por tener un entorno adecuado para entrenar e incluso por la presencia mediática, ahora todo les viene dado por el mero hecho de ser candidatos para representar a Japón en los juegos. Me da la sensación de que hay menos deportistas que conserven la tensión. Sin embargo, lo cierto es que el nivel competitivo del panorama paralímpico se eleva año tras año. Ahora bien, representar Japón no nos califica automáticamente para competir a nivel mundial. Todo lo contrario: me parece que cada vez estamos más lejos del resto del mundo.

Así que, al disminuir la ambición y la avidez competitiva, el nivel de los deportistas también ha bajado.

Francamente, creo que en Japón no es muy difícil ser el número uno porque hay pocos competidores. Pero ser el mejor de Japón y competir en los paralímpicos son cosas completamente distintas. Me parece que la mayoría de los deportistas no son conscientes de su nivel real y entrenan con la vista puesta en un nivel bajo.

La presencia mediática de los deportistas paralímpicos aumenta independientemente de su rendimiento. Cualquier persona entendida se da cuenta solo con ver las imágenes que se proyectan. Existe una fuerte presión para ensalzar a los deportistas por el solo hecho de participar en los paralímpicos, pero todo espectador tiene un criterio que le permite distinguir entre los que valen y los que no, al margen de su discapacidad. Eso tiene una relación directa con la imagen que se alberga de los paralímpicos. Ese es el motivo por el que creo que la atención mediática no solo conlleva efectos positivos a largo plazo.

¿Compartes estos puntos de vista con tus compañeros más jóvenes?

Alguna vez les comento algo, pero noto ciertas diferencias generacionales. Son muchos los deportistas que representan a Japón en los paralímpicos y no llegan a las finales. No es posible competir con el resto del mundo a menos que se tenga una visión amplia de todas las diferencias, incluidas la edad y la procedencia, y una conciencia adecuada sobre la situación propia. No puedo evitar pensar que no es bueno ofrecer oportunidades a la ligera a deportistas jóvenes.

Curtido junto a nadadores sin discapacidad

Desde que empezaste a nadar, a los tres años, pasaste mucho tiempo entrenando con deportistas sin discapacidad de alto nivel que aspiraban a competir en las olimpiadas júnior. Creo que son pocos los deportistas paralímpicos que se desarrollan en un entorno de esas características.

Fue una experiencia importantísima. En secundaria aspiraba seriamente a las olimpiadas. Cuando estudiaba el primer curso participé en mis primeros juegos paralímpicos; me pareció un mundo distinto del de la natación corriente. En bachillerato mantuve las marcas de los nadadores sin discapacidad como referencia hasta que la diferencia se agrandó demasiado.

En el mundo de los deportistas sin discapacidad existe una competencia claramente más dura que en el nuestro para llegar a destacar. Moverme en ese ambiente me proporcionó muchos estímulos. En el panorama paralímpico japonés suele haber pocos deportistas en cualquier categoría. A escala mundial, en cambio, las clasificaciones de discapacidad leve como la mía tienen muchos competidores de alto nivel que, en lugar de someterse a entrenamientos especiales, adoptan las técnicas de mejora de los nadadores sin discapacidad y empiezan a destacar cuando logran dominarlas.

¿Qué oportunidades tienen los nadadores con discapacidad de entrenar con nadadores sin discapacidad en el mundo de la natación competitiva de Japón?

Ahora mismo, pocas. La elección de Tokio como sede paralímpica ha conllevado un aumento paulatino de esas oportunidades, y ahora hay bastantes universidades que admiten deportistas paralímpicos. Sin embargo, no se trata exactamente de entrenar juntos, ya que la diferencia de capacidades no permite seguir el mismo entrenamiento. Lo del entreno conjunto es en realidad una forma de hablar.

¿Tu principal motivo para elegir la Universidad de Tsukuba fue poder entrenar con nadadores sin discapacidad?

Así es. Decidí seguir el mismo entrenamiento que el resto de los miembros del club. Seguramente fui el primer nadador paralímpico que entrenaba como los nadadores sin discapacidad en un club universitario. Echando la vista atrás, me doy cuenta de que tuvo una parte positiva y otra negativa, pero no podía haberlo sabido sin intentarlo. Considero que fue una buena decisión.

¿Cuál fue la parte positiva y cuál la negativa?

La parte positiva fue que aprendí muchísimo estando entre nadadores que aspiraban a lo más alto del arduo panorama competitivo mundial, aspectos mentales incluidos. Entrenábamos muchísimo; era un ritmo para que los nadadores que en su día habían llegado hasta la final de los campeonatos nacionales de bachillerato siguieran avanzando. Teniendo en cuenta que yo tenía que ejecutar esos entrenamientos con un solo brazo, pude entrenar a un nivel bastante alto comparado con lo que se hace en otros países.

La parte negativa fue que entrené demasiado; sobreentrené. Logré acumular bastante entrenamiento a pesar de las lesiones, pero no pude dar lo mejor de mí. Fueron cuatro años de ensayo y error que culminaron con mi mejor marca en Londres, así que algo sí mejoré, pero no fue exactamente lo que tenía en mente. Aun así, esa experiencia influyó en mi estilo de entrenamiento cuando terminé la universidad, así que lo considero una buena época.

No existe una forma correcta de entrenar

Tu declaración de que en la natación paralímpica no existe una forma correcta de entrenar fue muy impactante. Creo que te referías a que cada nadador debe desarrollar su propia forma de nadar y a la enorme dificultad de encontrar el entrenamiento que más se adecúa a uno mismo y a saber qué puntos debe reforzar.

Solo con que te falte un brazo, como es mi caso, ya se crea un desequilibrio. En un medio tan particular como el agua, hay que reducir al máximo la resistencia y crear una resistencia que se convierta en propulsión. Nadie sabe qué hay que hacer para nadar lo más rápido posible, así que todos andamos buscándolo. Eso era en parte lo que perseguía cuando me sometí a los mismos métodos y la misma intensidad de entrenamiento que los nadadores sin discapacidad

¿Mantienes una buena relación con tu entrenador actual? ¿Tus entrenamientos van en la dirección que deseas?

Tengo a Takashiro Naoki como entrenador personal desde otoño de 2015. En los Juegos Olímpicos de Londres entrenó a Tateishi Ryō, que ganó el bronce en los 200 metros braza. Sigo convencido de que los deportistas con discapacidades leves no necesitan entrenadores con formación específica para la discapacidad. Como lo que yo buscaba era un entrenador que tuviera la experiencia y el conocimiento necesarios para mejorar los resultados de un nadador sin discapacidad, decidí entrenar con Takashiro. Él no había tenido ningún contacto con nadadores paralímpicos hasta entonces pero, como ya esperaba, no supuso ningún problema.

Creo que la mejor forma de entrenar para un deportista paralímpico debe combinar lo siguiente: que el deportista comunique bien lo que tiene en mente a su entrenador y que este le ofrezca los conocimientos y la información necesarios. En ese sentido, actualmente estoy satisfecho porque entreno a un nivel muy alto.

Fotografía: Ninagawa Mika
Entrevista y redacción: Zoshigaya Sen’ichi
Colaboración: Traducido a partir de un resumen de un artículo de GO Journal.

Juegos Paralimpicos GO Journal