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La cerveza y otras bebidas parecidas, las preferidas de los japoneses

Sociedad

El consumo de cerveza llegó a su máximo histórico en 1994 y desde entonces ha venido descendiendo para ceder parte de su mercado al happōshu y la “tercera cerveza”. El gusto de los japoneses por las bebidas que, como la cerveza, cuentan con ese color dorado, la espuma y el ácido carbónico, es inquebrantable.

La frase toriaezu, bīru! (¡Empecemos con una cerveza!) es representativa del amor que sienten los japoneses por esta bebida. Lo primero que se pide es siempre cerveza. En el asfixiante verano japonés, en especial, la cerveza refresca de forma estupenda la garganta.

Al comprobar las tendencias de consumo de alcohol, nos daremos cuenta de que el consumo de cerveza llegó a un máximo histórico en 1994, con 7.057.000 kilolitros. Posteriormente ha ido decreciendo poco a poco cada año, hasta que en 2009 bajó al mismo nivel de consumo de 1970. Y sin embargo, a los japoneses les encantan las bebidas parecidas a la cerveza.

El descenso en el consumo de cerveza comenzó a raíz de la aparición del happōshu (bebida espumosa de bajo contenido en malta) en 1994. La ley define la cerveza como una bebida alcohólica con un contenido de malta del 67 % o más, de modo que Suntory desarrolló una bebida para la que usaba menos malta, con lo que pagaría menos impuestos por ella. Pese a ser similar a la cerveza en sabor y aroma era mucho más barata, con lo que se convirtió en un éxito entre los consumidores. Tras Suntory otras marcas comenzaron a lanzar productos similares.

Con la intención de evitar la creación de productos que buscaran el alivio fiscal, el Ministerio del Tesoro (desde 2001, Ministerio de Finanzas) reformó la ley en 1996 para que el happōshu con un 50 % o más de malta recibiera el mismo tratamiento fiscal que la cerveza. Sin embargo, los fabricantes contraatacaron lanzando al mercado happōshu con menos de un 25 % de malta. También desarrollaron nuevos productos con otros alicientes, como la categoría “sin calorías”, con lo que pudieron aumentar el alcance de ese nuevo mercado.

En 2003, cuando el mercado del happōshu había alcanzado su momento álgido, el Ministerio de Finanzas subió por segunda vez los impuestos sobre bebidas de bajo contenido en malta. Sapporo Beer desarrolló como respuesta un producto que no contenía nada de malta, y así nació un nuevo tipo de bebidas con sabor a cerveza, que se denominó “tercera cerveza”.

La etiqueta “tercera cerveza” comprende dos categorías: “bebidas fermentadas”, creadas a partir de guisantes, maíz y otras materias primas similares, y “licores”, en los que se añaden espirituosos a happōshu de menos de 50 % de malta. La tasa de impuestos para la “tercera cerveza” es aún menor que la del happōshu, con lo que una lata de 350 ml cuesta unos 100 yenes, más o menos la mitad que una lata de cerveza. Se venden como bebidas que disfrutar con facilidad en casa, y su mercado ha crecido tanto que ha superado al del happōshu.

Si nos fijamos en las tendencias de bebidas diferentes a la cerveza veremos que el mercado del seishu (sake refinado) ha descendido a un tercio de lo que representaba en 1970. Se dice que el vino está de moda ahora, pero el volumen total de venta de vino, incluyendo los vinos afrutados, es de apenas 360.000 kilolitros, ni siquiera un 5 % de las ventas totales de alcohol. Está claro que los japoneses aman la cerveza y las bebidas parecidas.

En la actualidad, los impuestos de una lata de 350 ml de este tipo de bebidas es de 77 yenes para la cerveza normal, 46,99 para el happōshu y 28 para la “tercera cerveza”. En la Propuesta de Reforma de la Ley Fiscal de 2017 se decidió reducir los impuestos sobre la cerveza normal en tres fases, de modo que para 2026 los impuestos de todas las bebidas tipo cerveza quedarán unificados en unos 54 yenes. La definición de cerveza también se cambiará para incluir a todas las bebidas con un 50 % o más de malta, pueden contener fruta o especias como ingredientes.

Hasta ahora los fabricantes han utilizado los rincones más favorables de la ley fiscal para desarrollar productos parecidos a la cerveza, y cuando el mercado comenzaba a expandirse el Ministerio de Finanzas cambiaba la ley fiscal sobre las bebidas alcohólicas. Pero si se unifican las tasas de impuestos los fabricantes podrán dedicar sus esfuerzos a desarrollar cerveza de verdad, algo que recibirán con alegría todos los amantes de ese producto.

Imagen del encabezado: PIXTA

(Traducido al español del original en japonés)

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