El auge del dinero electrónico estanca la producción de monedas de un yen

Cada vez más personas utilizan dinero electrónico en Japón. Poder hacer un pago solo con pasar una tarjeta libera a los consumidores en las tiendas de conveniencia y los quioscos de tener que buscar pequeñas monedas o esperar a recibir el cambio. Además, esto ayuda a reducir las colas en las cajas de los establecimientos.

En consecuencia, el uso de monedas de un yen se ha venido reduciendo de forma paulatina. En 1989 se predijo que la introducción del impuesto al consumo del 3 % aumentaría la demanda de monedas de menor valor, por lo que el Gobierno acuñó anualmente 2.000 millones de yenes en monedas de un yen durante tres años. En el siguiente gráfico se puede ver el aumento de su circulación.

Cuando el impuesto al consumo aumentó hasta el 5 % en 1997, la producción de monedas de un yen se desplomó. El valor total de las monedas de un yen en circulación, que superó los 40.000 millones de yenes entre 1997 y 2009, comenzó a reducirse en adelante, y para 2017 se situó en 37.700 millones de yenes.

A pesar de que el posterior incremento del impuesto al consumo al 8 % en 2014 provocó una tendencia por la que los precios volvieron a ser menos redondos, la producción de monedas de un yen continuó siendo baja. A excepción de las monedas producidas para colecciones, su producción finalizó en 2016. Solo se acuñaron 448.000 monedas de un yen en 2018 (una cifra tan cercana a cero que ni siquiera se muestra en la gráfica superior).

Los precios que requieren el uso de monedas de un yen se verán menos cuando el impuesto al consumo suba al 10 % en octubre de 2019. Estas monedas tendrán cada día menos presencia además a medida que avance el objetivo del Gobierno de aumentar las transacciones sin efectivo hasta el 40 % del total para 2025, de forma que se puedan reducir los costes de operaciones como el transporte y almacenaje de monedas y billetes.